Los futbolistas aseguran que las usan para protegerse de la luz azul que emiten las pantallas de los dispositivos electrónicos Los futbolistas aseguran que las usan para protegerse de la luz azul que emiten las pantallas de los dispositivos electrónicos
Varios jugadores de la selección española de fútbol, encabezados por el polémico Marcos Llorente, han vuelto a poner de moda las gafas con cristales amarillos. … Las llevan puestas en las ruedas de prensa, en entrevistas, en el aeropuerto, en los paseos por el hotel, en las charlas con el técnico… Se trata de un accesorio que ha llamado la atención no solo por su estética –y porque llevar gafas tintadas en interiores es algo excéntrico–, sino también por la justificación que está detrás de su uso: utilizan este tipo de lentes porque, supuestamente, protegen sus ojos de la «nociva» luz azul que emiten las pantallas. Y, claro, las llevan ellos y, automáticamente, se multiplican las ventas de gafas con cristales amarillos: unos las comprarán por parecerse a sus ídolos y otros porque les ‘compran’ el discurso de que son buenas para la salud visual.
Pero, ¿existe realmente evidencia científica alguna que respalde el uso de esos cristales o estamos ante una moda alimentada a base de bulos? Pues bien, la comunidad científica se muestra un tanto escéptica ante los beneficios atribuidos a las lentes amarillas, sobre todo en lo que se refiere a su supuesta capacidad para bloquear la luz azul emitida por las pantallas de ordenadores, teléfonos móviles, tabletas o videojuegos.
«Alarma infundada»
La propia Sociedad Española de Oftalmología (SEO) no ha dejado pasar la oportunidad de pronunciarse al respecto para arrojar un poco de luz sobre una polémica que resurge con fuerza cada vez que un famoso se pone este tipo de gafas. «En los últimos años se han publicado algunos estudios de dudoso rigor científico que han creado una alarma infundada en la opinión pública, puesto que hasta el momento no existe ninguna investigación que demuestre que la luz azul que se desprende del uso cotidiano de las pantallas sea perjudicial para la salud de nuestros ojos. Los resultados alarmistas de esos estudios no pueden ser tomados en consideración a día de hoy», insisten en la SEO.
En un mundo saturado de aparatos electrónicos, no es de extrañar que puedan surgir soluciones comerciales que prometan protegernos de los hipotéticos efectos nocivos que una exposición prolongada a las pantallas pueda tener sobre nuestros ojos. Y las gafas amarillas se han ‘vendido’ precisamente como una barrera de protección entre nuestros ojos y ese ‘enemigo invisible’ que se supone que es la luz azul. «El efecto de una lente de color ámbar en términos de agudeza visual corregida es escaso o nulo en comparación con unas gafas sin ningún tipo de filtro», coinciden los expertos.
Prohibidas para el sol
En este sentido, el portavoz de la Academia Americana de Oftalmología y especialista en retina, el doctor Rahul Khurana, insiste en que «la mayor fuente de luz azul a la que estamos expuestos es la solar. De hecho, la procedente de ordenadores y teléfonos móviles por la que todo el mundo está tan preocupado es mucho menor que la que recibimos del sol. Las molestias que algunas personas experimentan después de estar mirando demasiado tiempo un dispositivo electrónico se debe casi siempre al cansancio ocular digital y no a la emisión de luz azul. Uno de los problemas que originan las pantallas es que parpadeamos menos y eso se traduce en cansancio y sequedad de los ojos», argumenta el especialista.
Lente marrón para los miopes y verde para los hipermétropes
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Verde:
para hipermétropes porque altera poco los colores. -
Marrón:
perfecto para miopes y operados de cataratas, ya que aumenta el contraste. -
Gris:
es el que más respeta los colores naturales porque filtra todas las longitudes de onda de forma más uniforme. -
Amarillo y naranja:
especiales para condiciones de baja luminosidad. Se desaconsejan para uso solar.
Aunque los cristales amarillos no presentan graves riesgos para la salud ocular en general, se debe tener cuidado con su uso. «Se pueden utilizar, por ejemplo, en condiciones de poca luminosidad e incluso pueden ser adecuadas para algunas enfermedades de la retina, pero se desaconseja absolutamente como lente solar porque no protege lo suficiente de la luz del sol». Los especialistas consideran que el confort que reportan algunos usuarios de cristales de este color tan de moda puede deberse más a un efecto placebo o al cambio en la percepción de la luz que a un efecto fisiológico real. «El tinte amarillo puede reducir el deslumbramiento o mejorar el contraste en determinados entornos, pero esto no implica necesariamente una mejora objetiva de la visión ni una protección frente a daños oculares», recuerdan.
Los oftalmólogos subrayan la necesidad de que los consumidores sean especialmente críticos con los productos, en este caso de salud visual, recomendados o avalados por personajes públicos sin ninguna formación científica porque «ofrecen una falsa sensación de seguridad que puede desviar la atención de lo verdaderamente importante: adoptar hábitos de higiene visual saludables».
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