Estar lejos de casa es complicado en Navidad, pero Sebas Saiz (Madrid, 1994) tampoco tiene otro remedio. «La paso en Nagoya, porque tenemos partido en Nochebuena (anotó 35 puntos). Después vuelta al hotel y a hablar con mi familia desde allí por teléfono. Al día siguiente volvemos a Tokio», cuenta el baloncestista, campeón de Europa en 2022 con España, que cumple su séptima temporada en Japón, un país en el que la Navidad puede llegar a ser chocante. «Aquí no se celebra porque no son cristianos, es un día más, pero tienen una tradición muy curiosa, y es que el 24 van al KFC y se toman con sus parejas una bandeja de pollo frito. Todo vino porque hace años hicieron una campaña de publicidad en KFC justo para Navidad. Salió tan bien que ahora lo siguen haciendo así. Hasta reservan con antelación, porque es imposible encontrar sitio», explica Saiz. En el Año Nuevo la cosa cambia: «Es más familiar, esa noche van al templo y hacen una limpieza de la casa para sacar los espíritus malos y tener aires nuevos». En todo caso, la liga no para y solo retrasan un par de días la jornada. El show debe continuar.«Firmé un contrato en el Madrid por el que iba a estar dos años cedido y luego Felipe se iba a retirar, pero no se retiró y me quedé sin espacio»Saiz habla como un experto porque hoy conoce casi todos los resquicios de la cultura japonesa, y en parte se lo debe a Felipe Reyes : «Firmé un contrato en el Madrid por el que iba a estar dos años cedido y luego Felipe se iba a retirar, pero no se retiró y me quedé sin espacio. Decidí ampliar horizontes y me gustó Asia para probar y ganar algo de dinero».Noticias relacionadas estandar No Todo el deporte que se juega en Navidad Javier Asprón estandar Si DEPORTES Del colegio al podio: los jóvenes que la rompieron en 2025 Sergi Font Por esa carambola se convirtió en uno de los poquísimos jugadores españoles en disputar la liga japonesa. Hoy es ya una leyenda en el baloncesto en el país, alguien reconocido que se cuela tanto en las listas de máximos anotadores y reboteadores del campeonato como en las fiestas más exclusivas de moda de Japón.«Soy una persona conocida, no sé si diría celebridad, aquí la gente es muy respetuosa y te tratan con mucho respeto, nadie te atosiga. Es una buena vida, aunque es complicado, porque no tienes a tu gente querida, pero como son tan estructurados puedes desarrollar tu vida sin problemas», explica Sebas.Un español en Nagoya Imágenes de la aventura japonesa del campeón Sebastián Saiz Colección personal de Sebastián SaizHay miles de kilómetros hasta su ciudad natal y un abismo cultural de por medio. «Por ejemplo, la burocracia, o incluso ir al banco, es todo un mundo. Quizá lo que más echo de menos, más allá de la gente, es estar familiarizado con lo que hay a mi alrededor, porque aquí vives sin saber lo que son la mitad de las cosas por el idioma», dice con humor el jugador del Alvark Tokio.Porque no, en todo este tiempo no ha conseguido dominar un idioma tan complicado. «Es muy difícil, sé decir cosas básicas y me entero de cosas, pero hablarlo no sé. Y es curioso, porque cuando venían jugadores de fuera y llevaban años jugando sin hablar español me preguntaba ‘ ¿pero cómo no saben ya hablarlo? ‘ Ahora soy yo uno de esos jugadores que lleva siete años fuera y no hablan el idioma», dice entre risas.«Cuando jugadores de fuera llevaban años jugando sin hablar español me preguntaba ‘¿pero cómo no saben ya hablarlo?’ Ahora soy yo uno de esos jugadores que lleva siete años fuera y no hablan el idioma»,Eso no le impide haber hecho una buena red de contactos y amistades para moverse por algunos de los más exclusivos eventos de la ciudad: «Son contactos, como en todas partes. La moda siempre ha estado presente en mi familia, porque mis padres eran modelos y aquí, en Tokio, que es una de las capitales de la moda y la cultura, también he conocido a personas de ese mundo. Siempre me ha gustado pinchar música y una cosa ha llevado a la otra, si tengo un rato libre me gusta poner música en eventos divertidos». En su instagram se le puede ver en saraos de primeras marcas como Fendi o Cartier.En su día a día, es una de las estrellas de un campeonato donde hay buen nivel y mucha cultura deportiva. «Es una buena liga, aunque hay que saber con qué la comparas. En España casi no hay jugadores nacionales, está llena de extranjeros top; aquí solo hay tres por equipo y eso hace que el público japonés lo aprecie, los pabellones están llenos, hay una afición espectacular porque van a ver a los equipos y jugadores de su ciudad», relata.En el futuro se ve volviendo a España para vivir, aunque probablemente moviéndose mucho, como ha hecho durante su carrera. Antes de pensar en retirarse, eso sí, busca destino. Su peculiar historia en Japón tiene fecha de caducidad.«Este va a ser mi último año jugando aquí, porque a partir de la temporada que viene hay un límite salarial y todos los equipos bajarán el presupuesto»«Este va a ser mi último año jugando aquí, porque a partir de la temporada que viene hay un límite salarial y todos los equipos bajarán el presupuesto. Lo que me hacía estar en Japón ya no va a estar. No sé dónde, si será vuelta a España o ir a otros países, en ligas potentes o complicadas, pero el cambio está asegurado». Sebas Saiz se irá con la música a otra parte, pero allá donde esté, cuando vea un KFC , le vendrá a la cabeza un recuerdo de la Navidad. Y eso tampoco lo pueden decir muchos. Estar lejos de casa es complicado en Navidad, pero Sebas Saiz (Madrid, 1994) tampoco tiene otro remedio. «La paso en Nagoya, porque tenemos partido en Nochebuena (anotó 35 puntos). Después vuelta al hotel y a hablar con mi familia desde allí por teléfono. Al día siguiente volvemos a Tokio», cuenta el baloncestista, campeón de Europa en 2022 con España, que cumple su séptima temporada en Japón, un país en el que la Navidad puede llegar a ser chocante. «Aquí no se celebra porque no son cristianos, es un día más, pero tienen una tradición muy curiosa, y es que el 24 van al KFC y se toman con sus parejas una bandeja de pollo frito. Todo vino porque hace años hicieron una campaña de publicidad en KFC justo para Navidad. Salió tan bien que ahora lo siguen haciendo así. Hasta reservan con antelación, porque es imposible encontrar sitio», explica Saiz. En el Año Nuevo la cosa cambia: «Es más familiar, esa noche van al templo y hacen una limpieza de la casa para sacar los espíritus malos y tener aires nuevos». En todo caso, la liga no para y solo retrasan un par de días la jornada. El show debe continuar.«Firmé un contrato en el Madrid por el que iba a estar dos años cedido y luego Felipe se iba a retirar, pero no se retiró y me quedé sin espacio»Saiz habla como un experto porque hoy conoce casi todos los resquicios de la cultura japonesa, y en parte se lo debe a Felipe Reyes : «Firmé un contrato en el Madrid por el que iba a estar dos años cedido y luego Felipe se iba a retirar, pero no se retiró y me quedé sin espacio. Decidí ampliar horizontes y me gustó Asia para probar y ganar algo de dinero».Noticias relacionadas estandar No Todo el deporte que se juega en Navidad Javier Asprón estandar Si DEPORTES Del colegio al podio: los jóvenes que la rompieron en 2025 Sergi Font Por esa carambola se convirtió en uno de los poquísimos jugadores españoles en disputar la liga japonesa. Hoy es ya una leyenda en el baloncesto en el país, alguien reconocido que se cuela tanto en las listas de máximos anotadores y reboteadores del campeonato como en las fiestas más exclusivas de moda de Japón.«Soy una persona conocida, no sé si diría celebridad, aquí la gente es muy respetuosa y te tratan con mucho respeto, nadie te atosiga. Es una buena vida, aunque es complicado, porque no tienes a tu gente querida, pero como son tan estructurados puedes desarrollar tu vida sin problemas», explica Sebas.Un español en Nagoya Imágenes de la aventura japonesa del campeón Sebastián Saiz Colección personal de Sebastián SaizHay miles de kilómetros hasta su ciudad natal y un abismo cultural de por medio. «Por ejemplo, la burocracia, o incluso ir al banco, es todo un mundo. Quizá lo que más echo de menos, más allá de la gente, es estar familiarizado con lo que hay a mi alrededor, porque aquí vives sin saber lo que son la mitad de las cosas por el idioma», dice con humor el jugador del Alvark Tokio.Porque no, en todo este tiempo no ha conseguido dominar un idioma tan complicado. «Es muy difícil, sé decir cosas básicas y me entero de cosas, pero hablarlo no sé. Y es curioso, porque cuando venían jugadores de fuera y llevaban años jugando sin hablar español me preguntaba ‘ ¿pero cómo no saben ya hablarlo? ‘ Ahora soy yo uno de esos jugadores que lleva siete años fuera y no hablan el idioma», dice entre risas.«Cuando jugadores de fuera llevaban años jugando sin hablar español me preguntaba ‘¿pero cómo no saben ya hablarlo?’ Ahora soy yo uno de esos jugadores que lleva siete años fuera y no hablan el idioma»,Eso no le impide haber hecho una buena red de contactos y amistades para moverse por algunos de los más exclusivos eventos de la ciudad: «Son contactos, como en todas partes. La moda siempre ha estado presente en mi familia, porque mis padres eran modelos y aquí, en Tokio, que es una de las capitales de la moda y la cultura, también he conocido a personas de ese mundo. Siempre me ha gustado pinchar música y una cosa ha llevado a la otra, si tengo un rato libre me gusta poner música en eventos divertidos». En su instagram se le puede ver en saraos de primeras marcas como Fendi o Cartier.En su día a día, es una de las estrellas de un campeonato donde hay buen nivel y mucha cultura deportiva. «Es una buena liga, aunque hay que saber con qué la comparas. En España casi no hay jugadores nacionales, está llena de extranjeros top; aquí solo hay tres por equipo y eso hace que el público japonés lo aprecie, los pabellones están llenos, hay una afición espectacular porque van a ver a los equipos y jugadores de su ciudad», relata.En el futuro se ve volviendo a España para vivir, aunque probablemente moviéndose mucho, como ha hecho durante su carrera. Antes de pensar en retirarse, eso sí, busca destino. Su peculiar historia en Japón tiene fecha de caducidad.«Este va a ser mi último año jugando aquí, porque a partir de la temporada que viene hay un límite salarial y todos los equipos bajarán el presupuesto»«Este va a ser mi último año jugando aquí, porque a partir de la temporada que viene hay un límite salarial y todos los equipos bajarán el presupuesto. Lo que me hacía estar en Japón ya no va a estar. No sé dónde, si será vuelta a España o ir a otros países, en ligas potentes o complicadas, pero el cambio está asegurado». Sebas Saiz se irá con la música a otra parte, pero allá donde esté, cuando vea un KFC , le vendrá a la cabeza un recuerdo de la Navidad. Y eso tampoco lo pueden decir muchos.
Estar lejos de casa es complicado en Navidad, pero Sebas Saiz (Madrid, 1994) tampoco tiene otro remedio. «La paso en Nagoya, porque tenemos partido en Nochebuena (anotó 35 puntos). Después vuelta al hotel y a hablar con mi familia desde allí por teléfono. Al … día siguiente volvemos a Tokio», cuenta el baloncestista, campeón de Europa en 2022 con España, que cumple su séptima temporada en Japón, un país en el que la Navidad puede llegar a ser chocante.
«Aquí no se celebra porque no son cristianos, es un día más, pero tienen una tradición muy curiosa, y es que el 24 van al KFC y se toman con sus parejas una bandeja de pollo frito. Todo vino porque hace años hicieron una campaña de publicidad en KFC justo para Navidad. Salió tan bien que ahora lo siguen haciendo así. Hasta reservan con antelación, porque es imposible encontrar sitio», explica Saiz.
En el Año Nuevo la cosa cambia: «Es más familiar, esa noche van al templo y hacen una limpieza de la casa para sacar los espíritus malos y tener aires nuevos». En todo caso, la liga no para y solo retrasan un par de días la jornada. El show debe continuar.
«Firmé un contrato en el Madrid por el que iba a estar dos años cedido y luego Felipe se iba a retirar, pero no se retiró y me quedé sin espacio»
Saiz habla como un experto porque hoy conoce casi todos los resquicios de la cultura japonesa, y en parte se lo debe a Felipe Reyes: «Firmé un contrato en el Madrid por el que iba a estar dos años cedido y luego Felipe se iba a retirar, pero no se retiró y me quedé sin espacio. Decidí ampliar horizontes y me gustó Asia para probar y ganar algo de dinero».
Por esa carambola se convirtió en uno de los poquísimos jugadores españoles en disputar la liga japonesa. Hoy es ya una leyenda en el baloncesto en el país, alguien reconocido que se cuela tanto en las listas de máximos anotadores y reboteadores del campeonato como en las fiestas más exclusivas de moda de Japón.
«Soy una persona conocida, no sé si diría celebridad, aquí la gente es muy respetuosa y te tratan con mucho respeto, nadie te atosiga. Es una buena vida, aunque es complicado, porque no tienes a tu gente querida, pero como son tan estructurados puedes desarrollar tu vida sin problemas», explica Sebas.



Imágenes de la aventura japonesa del campeón Sebastián Saiz
Colección personal de Sebastián Saiz
Hay miles de kilómetros hasta su ciudad natal y un abismo cultural de por medio. «Por ejemplo, la burocracia, o incluso ir al banco, es todo un mundo. Quizá lo que más echo de menos, más allá de la gente, es estar familiarizado con lo que hay a mi alrededor, porque aquí vives sin saber lo que son la mitad de las cosas por el idioma», dice con humor el jugador del Alvark Tokio.
Porque no, en todo este tiempo no ha conseguido dominar un idioma tan complicado. «Es muy difícil, sé decir cosas básicas y me entero de cosas, pero hablarlo no sé. Y es curioso, porque cuando venían jugadores de fuera y llevaban años jugando sin hablar español me preguntaba ‘¿pero cómo no saben ya hablarlo?‘ Ahora soy yo uno de esos jugadores que lleva siete años fuera y no hablan el idioma», dice entre risas.
«Cuando jugadores de fuera llevaban años jugando sin hablar español me preguntaba ‘¿pero cómo no saben ya hablarlo?’ Ahora soy yo uno de esos jugadores que lleva siete años fuera y no hablan el idioma»,
Eso no le impide haber hecho una buena red de contactos y amistades para moverse por algunos de los más exclusivos eventos de la ciudad: «Son contactos, como en todas partes. La moda siempre ha estado presente en mi familia, porque mis padres eran modelos y aquí, en Tokio, que es una de las capitales de la moda y la cultura, también he conocido a personas de ese mundo. Siempre me ha gustado pinchar música y una cosa ha llevado a la otra, si tengo un rato libre me gusta poner música en eventos divertidos». En su instagram se le puede ver en saraos de primeras marcas como Fendi o Cartier.
En su día a día, es una de las estrellas de un campeonato donde hay buen nivel y mucha cultura deportiva. «Es una buena liga, aunque hay que saber con qué la comparas. En España casi no hay jugadores nacionales, está llena de extranjeros top; aquí solo hay tres por equipo y eso hace que el público japonés lo aprecie, los pabellones están llenos, hay una afición espectacular porque van a ver a los equipos y jugadores de su ciudad», relata.
En el futuro se ve volviendo a España para vivir, aunque probablemente moviéndose mucho, como ha hecho durante su carrera. Antes de pensar en retirarse, eso sí, busca destino. Su peculiar historia en Japón tiene fecha de caducidad.
«Este va a ser mi último año jugando aquí, porque a partir de la temporada que viene hay un límite salarial y todos los equipos bajarán el presupuesto»
«Este va a ser mi último año jugando aquí, porque a partir de la temporada que viene hay un límite salarial y todos los equipos bajarán el presupuesto. Lo que me hacía estar en Japón ya no va a estar. No sé dónde, si será vuelta a España o ir a otros países, en ligas potentes o complicadas, pero el cambio está asegurado».
Sebas Saiz se irá con la música a otra parte, pero allá donde esté, cuando vea un KFC, le vendrá a la cabeza un recuerdo de la Navidad. Y eso tampoco lo pueden decir muchos.
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