Observan, por primera vez, un enorme agujero negro vagando solo entre galaxias a una velocidad imposible

Es difícil, pero trate de imaginar esto. En medio del negro y vasto espacio intergaláctico, un enorme agujero negro supermasivo huye en solitario a casi mil kilómetros por segundo. No está en el centro de una galaxia, sino que viaja solo, deambulando sin rumbo y dispuesto a tragarse cualquier cosa que se cruce en su camino. Un enorme arco de choque le precede, y una estela de formación estelar de más de 200.000 años luz le sigue por detrás como una cola, una brillante cicatriz que delata su rápida huida. Es la primera vez que se observa algo parecido, y sus descubridores, liderados por la Universidad de Yale, lo acaban de contar en un artículo que ya puede consultarse en el servidor de prepublicaciones ‘ arXiv ‘.Hasta ahora, los astrónomos se habían limitado a observar ‘ estrellas hiperveloces ‘, soles a toda velocidad expulsados violentamente de nuestra Vía Láctea por fuertes ‘patadas gravitatorias’, propinadas quizá por la colisión con otras estrellas o por el estallido de alguna supernova cercana. ¿Pero qué tipo de ‘patada’ hace falta para que algo como esto salga disparado a 954 km/s? Porque estamos hablando de una ‘bestia’ con una masa equivalente a diez millones de soles, más del doble que Sagitario A*, el agujero negro que reima en el centro de nuestra propia galaxia. Y, a esa velocidad, el objeto podría cubrir la distancia entre la Tierra y la Luna en menos de siete minutos.En su huida, el agujero negro está comprimiendo el gas y creando una ‘estela’ de nuevas estrellas de 200.000 años luz de largoEl hallazgo, realizado gracias a la extraordinaria visión infrarroja del Telescopio Espacial James Webb, confirma lo que hasta ahora era solo una sospecha, reportada por primera vez por los mismos investigadores en 2023, cuando vieron el objeto por primera vez. Bautizado oficialmente como RBH-1 (siglas en inglés de Runaway Black Hole 1), este enorme agujero negro errante se encuentra a una distancia de 7.500 millones de años luz. Un destino poco comúnNormalmente, los agujeros negros supermasivos están asociados a galaxias , que crecen y evolucionan alrededor de ellos dominadas por su inmenso poder gravitatorio. Por eso, la simple idea de que uno de estos ‘gigantes oscuros’ pueda ‘hacer las maletas’ e irse por su cuenta va en contra tanto de la física como de nuestra experiencia observacional de décadas.Y a pesar de ello, la teoría lleva ya más de medio siglo avisándonos de que esto podía pasar. «Estos resultados -escriben los investigadores- confirman que la estela está impulsada por un agujero negro supermasivo fugitivo supersónico, una consecuencia largamente predicha del retroceso de las ondas gravitacionales o de la eyección de múltiples cuerpos de los núcleos galácticos». Pero una cosa es predecirlo en un papel y otra muy distinta verlo con tus propios ojos.Hasta ahora, los astrónomos habían recopilado indicios dispersos. Se habían detectado estrellas ‘hiperveloces’ expulsadas de la Vía Láctea, e incluso candidatos a agujeros negros errantes o galaxias que parecían tener un ‘hueco’ en su centro, como si su ‘motor principal hubiera sido arrancado. Pero faltaba la prueba definitiva, el ‘cuerpo del delito’ que demostrara que algo así puede suceder en la realidad. Y eso es exactamente lo que RBH-1 representa.Confirmando el hallazgoPara confirmar que RBH-1 era realmente lo que parecía, el astrofísico Pieter van Dokkum y su equipo utilizaron el instrumento NIRSpec del James Webb. Su objetivo era analizar la velocidad del gas alrededor del objeto. Y lo que encontraron fue una estructura de ‘arco de choque’ (bow shock) en la parte frontal del agujero negro. Algo similar al agua que se acumula y se comprime formando una ola delante de la proa de un barco que navega a toda máquina. Solo que, en el espacio, el ‘agua’ es el medio circungaláctico, el gas tenue y el polvo que existe en el aparente vacío entre galaxias, y el ‘barco’ es el agujero negro a toda velocidad.El objeto, bautizado como RBH-1, se mueve tan rápido que podría cubrir la distancia entre la Tierra y la Luna en menos de siete minutosGracias a una afortunada coincidencia, toda la estructura está ligeramente inclinada hacia nosotros, lo que permitió a los investigadores medir el efecto Doppler de la luz emitida por el gas calentado por el choque. Recordemos que, del mismo modo en que la sirena de una ambulancia parece más aguda a medida que se acerca (por la compresión de las ondas sonoras) y más grave cuando se aleja (por su ‘estiramiento’), cuando un objeto luminoso mueve hacia la Tierra, las ondas de luz que emite se comprimen y se vuelven más azules (desplazamiento al azul) mientras que cuando se aleja se estiran se vuelven más rojas (desplazamiento al rojo).Así, al medir este efecto delante y detrás del arco de choque, el equipo se topó con una diferencia de velocidad abrupta y significativa. El material detrás del frente de choque, en efecto, se mueve 600 kilómetros por segundo más rápido que el material de delante, a pesar de que hay una distancia mínima entre ellos. Además, el gas en los bordes exteriores se aleja, mostrando un desplazamiento al rojo. Según el estudio, esta firma de velocidad es inequívoca: «RBH-1 -reza el artículo- es la validación empírica de la predicción de hace 50 años de que los agujeros negros supermasivos pueden escapar de sus galaxias anfitrionas».Una fuerza descomunalLo cual nos lleva directamente a la gran pregunta: ¿Qué clase de fuerza se necesita para mover una masa de 10 millones de soles a 954 km/s? En su artículo de 2023, los investigadores barajaron la posibilidad de una interacción de tres cuerpos. Es decir, tres agujeros negros interactuando caóticamente hasta que uno es expulsado, una versión espacial del célebre juego de las sillas en el que todos menos uno consiguen sentarse cuando la música cesa, pero con consecuencias cataclísmicas. Sin embargo, con los nuevos datos de precisión del Webb en la mano, la hipótesis ha cambiado hacia un escenario, si cabe, aún más espectacular: la fusión binaria.Según el nuevo estudio, la explicación más probable es que dos galaxias chocaran en el pasado, lo que llevó a que sus respectivos agujeros negros centrales se acercaran mucho el uno al otro. De forma que los dos titanes comenzaron a orbitarse mutuamente, cada vez más cerca hasta que se fundieron en uno solo . Según la relatividad general de Einstein, cuando dos agujeros negros de masas desiguales o con rotaciones diferentes se fusionan, emiten ondas gravitacionales (ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo). Pero dicha emisión no es simétrica, es decir, que no es igual en todas direcciones. Es más bien como el disparo de un cañón: si la energía sale disparada con más fuerza en una dirección, el objeto experimenta un retroceso, un ‘culatazo’ justo en la dirección opuesta. Y en el caso de RBH-1, ese culatazo fue tan monstruoso que superó la velocidad de escape de la propia galaxia resultante. De modo que agujero negro recién formado salió disparado, condenado a vagar para siempre por el vacío intergaláctico.Creador de estrellasResulta paradójico que, en su huida, durante la que probablemente la galaxia que tenía alrededor quedó destruida, este agujero negro está creando incontables estrellas. Y es que la inmensa presión que ejerce al abrirse paso a través del medio intergaláctico está provocando, en su ‘cola’, auténticos ‘remolinos’ de gas, que colapsan y encienden nuevos soles. Una ‘estela’ brillante de 200.000 años luz de largo convertida en un auténtico vivero de estrellas, hijas huérfanas de un padre que nunca se detendrá a conocerlas.El hallazgo no solo resuelve un misterio de medio siglo, sino que abre una nueva era en la arqueología galácticaLas simulaciones por ordenador sugieren que el Universo podría estar lleno de estos vagabundos invisibles. Porque si, como sabemos, las fusiones entre galaxias son, y han sido, algo muy común en la historia del Universo, entonces debería haber un número considerable de agujeros negros supermasivos errantes’ acechando en la oscuridad, lejos del calor de cualquier galaxia, totalmente invisibles a nuestros telescopios hasta que, como RBH-1, interactúan con una nube de gas lo suficientemente densa.MÁS INFORMACIÓN noticia Si De inyectar orina a ranas al test de embarazo doméstico que nació en la cocina de una publicista noticia Si Así esa verdadera ‘piel’ del Sol: cambiante, ‘espumosa’ y llena de púasEl hallazgo, por tanto, no solo resuelve un misterio de medio siglo, sino que abre una nueva era en la arqueología galáctica. Ahora sabemos qué buscar. El telescopio James Webb nos ha enseñado que, después de todo, el espacio entre galaxias no está tan vacío como creíamos, y que incluso monstruos como RBH-1 pueden, a veces, acechar desde la oscuridad… Es difícil, pero trate de imaginar esto. En medio del negro y vasto espacio intergaláctico, un enorme agujero negro supermasivo huye en solitario a casi mil kilómetros por segundo. No está en el centro de una galaxia, sino que viaja solo, deambulando sin rumbo y dispuesto a tragarse cualquier cosa que se cruce en su camino. Un enorme arco de choque le precede, y una estela de formación estelar de más de 200.000 años luz le sigue por detrás como una cola, una brillante cicatriz que delata su rápida huida. Es la primera vez que se observa algo parecido, y sus descubridores, liderados por la Universidad de Yale, lo acaban de contar en un artículo que ya puede consultarse en el servidor de prepublicaciones ‘ arXiv ‘.Hasta ahora, los astrónomos se habían limitado a observar ‘ estrellas hiperveloces ‘, soles a toda velocidad expulsados violentamente de nuestra Vía Láctea por fuertes ‘patadas gravitatorias’, propinadas quizá por la colisión con otras estrellas o por el estallido de alguna supernova cercana. ¿Pero qué tipo de ‘patada’ hace falta para que algo como esto salga disparado a 954 km/s? Porque estamos hablando de una ‘bestia’ con una masa equivalente a diez millones de soles, más del doble que Sagitario A*, el agujero negro que reima en el centro de nuestra propia galaxia. Y, a esa velocidad, el objeto podría cubrir la distancia entre la Tierra y la Luna en menos de siete minutos.En su huida, el agujero negro está comprimiendo el gas y creando una ‘estela’ de nuevas estrellas de 200.000 años luz de largoEl hallazgo, realizado gracias a la extraordinaria visión infrarroja del Telescopio Espacial James Webb, confirma lo que hasta ahora era solo una sospecha, reportada por primera vez por los mismos investigadores en 2023, cuando vieron el objeto por primera vez. Bautizado oficialmente como RBH-1 (siglas en inglés de Runaway Black Hole 1), este enorme agujero negro errante se encuentra a una distancia de 7.500 millones de años luz. Un destino poco comúnNormalmente, los agujeros negros supermasivos están asociados a galaxias , que crecen y evolucionan alrededor de ellos dominadas por su inmenso poder gravitatorio. Por eso, la simple idea de que uno de estos ‘gigantes oscuros’ pueda ‘hacer las maletas’ e irse por su cuenta va en contra tanto de la física como de nuestra experiencia observacional de décadas.Y a pesar de ello, la teoría lleva ya más de medio siglo avisándonos de que esto podía pasar. «Estos resultados -escriben los investigadores- confirman que la estela está impulsada por un agujero negro supermasivo fugitivo supersónico, una consecuencia largamente predicha del retroceso de las ondas gravitacionales o de la eyección de múltiples cuerpos de los núcleos galácticos». Pero una cosa es predecirlo en un papel y otra muy distinta verlo con tus propios ojos.Hasta ahora, los astrónomos habían recopilado indicios dispersos. Se habían detectado estrellas ‘hiperveloces’ expulsadas de la Vía Láctea, e incluso candidatos a agujeros negros errantes o galaxias que parecían tener un ‘hueco’ en su centro, como si su ‘motor principal hubiera sido arrancado. Pero faltaba la prueba definitiva, el ‘cuerpo del delito’ que demostrara que algo así puede suceder en la realidad. Y eso es exactamente lo que RBH-1 representa.Confirmando el hallazgoPara confirmar que RBH-1 era realmente lo que parecía, el astrofísico Pieter van Dokkum y su equipo utilizaron el instrumento NIRSpec del James Webb. Su objetivo era analizar la velocidad del gas alrededor del objeto. Y lo que encontraron fue una estructura de ‘arco de choque’ (bow shock) en la parte frontal del agujero negro. Algo similar al agua que se acumula y se comprime formando una ola delante de la proa de un barco que navega a toda máquina. Solo que, en el espacio, el ‘agua’ es el medio circungaláctico, el gas tenue y el polvo que existe en el aparente vacío entre galaxias, y el ‘barco’ es el agujero negro a toda velocidad.El objeto, bautizado como RBH-1, se mueve tan rápido que podría cubrir la distancia entre la Tierra y la Luna en menos de siete minutosGracias a una afortunada coincidencia, toda la estructura está ligeramente inclinada hacia nosotros, lo que permitió a los investigadores medir el efecto Doppler de la luz emitida por el gas calentado por el choque. Recordemos que, del mismo modo en que la sirena de una ambulancia parece más aguda a medida que se acerca (por la compresión de las ondas sonoras) y más grave cuando se aleja (por su ‘estiramiento’), cuando un objeto luminoso mueve hacia la Tierra, las ondas de luz que emite se comprimen y se vuelven más azules (desplazamiento al azul) mientras que cuando se aleja se estiran se vuelven más rojas (desplazamiento al rojo).Así, al medir este efecto delante y detrás del arco de choque, el equipo se topó con una diferencia de velocidad abrupta y significativa. El material detrás del frente de choque, en efecto, se mueve 600 kilómetros por segundo más rápido que el material de delante, a pesar de que hay una distancia mínima entre ellos. Además, el gas en los bordes exteriores se aleja, mostrando un desplazamiento al rojo. Según el estudio, esta firma de velocidad es inequívoca: «RBH-1 -reza el artículo- es la validación empírica de la predicción de hace 50 años de que los agujeros negros supermasivos pueden escapar de sus galaxias anfitrionas».Una fuerza descomunalLo cual nos lleva directamente a la gran pregunta: ¿Qué clase de fuerza se necesita para mover una masa de 10 millones de soles a 954 km/s? En su artículo de 2023, los investigadores barajaron la posibilidad de una interacción de tres cuerpos. Es decir, tres agujeros negros interactuando caóticamente hasta que uno es expulsado, una versión espacial del célebre juego de las sillas en el que todos menos uno consiguen sentarse cuando la música cesa, pero con consecuencias cataclísmicas. Sin embargo, con los nuevos datos de precisión del Webb en la mano, la hipótesis ha cambiado hacia un escenario, si cabe, aún más espectacular: la fusión binaria.Según el nuevo estudio, la explicación más probable es que dos galaxias chocaran en el pasado, lo que llevó a que sus respectivos agujeros negros centrales se acercaran mucho el uno al otro. De forma que los dos titanes comenzaron a orbitarse mutuamente, cada vez más cerca hasta que se fundieron en uno solo . Según la relatividad general de Einstein, cuando dos agujeros negros de masas desiguales o con rotaciones diferentes se fusionan, emiten ondas gravitacionales (ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo). Pero dicha emisión no es simétrica, es decir, que no es igual en todas direcciones. Es más bien como el disparo de un cañón: si la energía sale disparada con más fuerza en una dirección, el objeto experimenta un retroceso, un ‘culatazo’ justo en la dirección opuesta. Y en el caso de RBH-1, ese culatazo fue tan monstruoso que superó la velocidad de escape de la propia galaxia resultante. De modo que agujero negro recién formado salió disparado, condenado a vagar para siempre por el vacío intergaláctico.Creador de estrellasResulta paradójico que, en su huida, durante la que probablemente la galaxia que tenía alrededor quedó destruida, este agujero negro está creando incontables estrellas. Y es que la inmensa presión que ejerce al abrirse paso a través del medio intergaláctico está provocando, en su ‘cola’, auténticos ‘remolinos’ de gas, que colapsan y encienden nuevos soles. Una ‘estela’ brillante de 200.000 años luz de largo convertida en un auténtico vivero de estrellas, hijas huérfanas de un padre que nunca se detendrá a conocerlas.El hallazgo no solo resuelve un misterio de medio siglo, sino que abre una nueva era en la arqueología galácticaLas simulaciones por ordenador sugieren que el Universo podría estar lleno de estos vagabundos invisibles. Porque si, como sabemos, las fusiones entre galaxias son, y han sido, algo muy común en la historia del Universo, entonces debería haber un número considerable de agujeros negros supermasivos errantes’ acechando en la oscuridad, lejos del calor de cualquier galaxia, totalmente invisibles a nuestros telescopios hasta que, como RBH-1, interactúan con una nube de gas lo suficientemente densa.MÁS INFORMACIÓN noticia Si De inyectar orina a ranas al test de embarazo doméstico que nació en la cocina de una publicista noticia Si Así esa verdadera ‘piel’ del Sol: cambiante, ‘espumosa’ y llena de púasEl hallazgo, por tanto, no solo resuelve un misterio de medio siglo, sino que abre una nueva era en la arqueología galáctica. Ahora sabemos qué buscar. El telescopio James Webb nos ha enseñado que, después de todo, el espacio entre galaxias no está tan vacío como creíamos, y que incluso monstruos como RBH-1 pueden, a veces, acechar desde la oscuridad…  En su huida, el agujero negro está comprimiendo el gas y creando una ‘estela’ de nuevas estrellas de 200.000 años luz de largo RSS de noticias de ciencia

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