Isaac Viciosa, rey de la San Silvestre y padre de familia muy muy numerosa

Hace algunos años, cuando la familia Viciosa Villa se desplazaba –imaginamos que en un minibús– a alguna de las múltiples carreras que cada fin de semana se celebran en Castilla y León, la broma era generalizada: «Ya está bien». Porque al podio de las diferentes categorías iban subiendo un hermano tras otro en un encadenado que parecía no tener fin. Dice Isaac que aquello «era muy llamativo» y, riéndose, añade que se nota que sus ocho hijos han salido con sus genes y los de su mujer, Teresa, voluntaria en los Juegos Olímpicos de Barcelona . No le vamos a pedir que lo jure. Isaac Viciosa Plaza (Cervatos de la Cueza, Palencia, 1969) fue uno de los grandes atletas españoles de la década de los 90 y principios del siglo XXI. Jalonan su palmarés una medalla de oro en los 5.000 metros del Europeo de Budapest de 1998 (por delante de Manuel Pancorbo) y una de plata en el de Helsinki de 1994 ( por detrás de Fermín Cacho ), además del récord de Europa de 3.000 metros ( hizo 7:29.34 en los Bislett Games de Oslo de 1998 ) y cuatro victorias en la San Silvestre Vallecana (en 1996, 2000, 2001 y 2002) que nadie ha igualado. Hubo años en los que Viciosa ampliaba de nuevo el libro de familia y el 31 de diciembre se ponía la capa de Superman para volar por las abarrotadas calles de Madrid. «Con la San Silvestre lo que ganabas era popularidad. Es la última carrera del año, el resultado sale en el telediario de la noche y mucha gente está en casa preparando la cena y ve al vencedor; en Valladolid o en Palencia todo el mundo sabía que había ganado», cuenta a ABC. Entonces la carrera no arrancaba de los aledaños del estadio Santiago Bernabéu, sino de la calle Serrano y luego, ya sí, paseo del Prado, Atocha y Vallecas. Sin embargo, daba lo mismo: «Los primeros kilómetros se pasaban a un ritmo rapidísimo y pensabas: ¿podré aguantar en cabeza? No había ningún descanso . Había una gran ambición por parte de los atletas invitados, todos aspirábamos a subir a lo más alto». Los 10 kilómetros de la San Silvestre siempre han favorecido que se aliste «una combinación» de corredores de ruta, que hacen maratón o media, y mediofondistas de 1.500 o 3.000 metros. «Los fondistas trataban de marcar un ritmo rápido desde el principio para anular la velocidad final de los mediofondistas. Yo, por supuesto, prefería una carrera lenta para conservar fuerzas, y nunca fue así. Conseguí cuatro victorias, pero participé once veces y me pasó de todo; alguna carrera fue un desastre y llegué muerto a los últimos kilómetros», confiesa. «Yo prefería una San Silvestre lenta para conservar fuerzas, y nunca fue así; conseguí cuatro victorias, pero participé 11 veces y me pasó de todo» Isaac Viciosa Atleta y padreAl contrario de lo que ocurre hoy, donde los atletas africanos dominan la Vallecana sin que nadie les tosa, en el palmarés de la época de Viciosa aparecen también Martín Fiz , Enrique Molina, Alberto García, Fabián Roncero y Chema Martínez. «Coincidió una etapa con corredores muy buenos y con mucho carisma y prestigio, y la organización optó por contratarnos a nosotros. Los españoles nos llevábamos una parte importante de la tarta, aunque sí que había extranjeros de nivel y no era fácil ganar», explica quien más veces ha pisado el primer cajón del podio. Viciosa, lleno de espuma, en la San Silvestre de 2002, la última que ganó EFEY por encima de cualquier avatar de la prueba, Viciosa recuerda «la espuma que nos tiraban, que creo que en la actualidad está prohibido. Cada año iba a más. Se había convertido en una tradición y la gente se preparaba: hacía tiro al blanco con los corredores . Era un fastidio, pero lo veíamos como parte de la fiesta y nunca me quejé». Hijo de la España ruralNacido en Cervatos de la Cueza, pequeño pueblo palentino con 241 habitantes censados en 2025, Viciosa es, como tantos atletas –desde José Luis González, Abel Antón y Fermín Cacho a los actuales María Pérez, Álvaro Martín o Mariano García, la retahíla de nombres es interminable–, hijo de esa España rural menguante a pasos agigantados. Allí residió hasta que se fue a estudiar a Valladolid, y «sigo yendo con regularidad». «La espuma se había convertido en una tradición y la gente se preparada, hacía tiro al blanco con los corredores; era un fastidio, pero lo veíamos como parte de la fiesta» De su memoria brota esta reflexión: «En mi caso, con cuatro o cinco años ya íbamos solos al colegio corriendo, salías al recreo y no parabas de jugar, por la tarde en el río lo mismo; todo era actividad física. No había otro entretenimiento. Después, la alimentación era cien por cien natural. Mis padres tenían ovejas. Era una vida muy sana no porque quisiéramos, sino porque no había otra cosa. Sin darnos cuenta, hacíamos lo que hacen ahora los keniatas: una rutina sencilla, austera… y supongo que eso te hacer ser duro, te curte, y cuando encuentras una oportunidad en la que destacas pues te vuelcas». A una trayectoria de enorme éxito le faltó la guinda de los Juegos Olímpicos. Viciosa pudo haber acudido a tres, pero la anemia lo machacó antes de los de Barcelona y una mononucleosis fue la causa de que no acudiera a los de Sídney. Así que le quedó la única bala de Atlanta. «Tenía 26 años, una edad muy buena, y la referencia era Fermín Cacho, que había sido campeón en Barcelona. Estaba cerca y alguna vez lo había ganado. Debería haber estado entre los cinco o seis primeros, pero no pudo ser y ya está. Cuando había carreras cada dos o tres días no me recuperaba bien e iba perdiendo fuelle», reconoce. Noticias relacionadas estandar Si Atletismo El mito Kiptum devora a Jacob Kiplimo en Chicago Javier Asprón estandar Si Juegos Olímpicos De 18 a 28: España se sacude el mal sabor de París 2024 Javier AsprónEn cambio, conquistó la Milla de Nueva York cuatro años consecutivos (de 1995 a 1998), que no era cualquier cosa. «Tenía 3:30 en 1.500, es decir, que estaba entre los mejores del mundo por marcas pese a que mi puesto más alto en un campeonato del mundo fue el undécimo», contextualiza.La parte femenina de la familia Viciosa: María, Ángela, Carmen, Teresa madre y MicaelaUn don de DiosA punto de retirarse, Viciosa montó una escuela de atletismo junto con Teodoro Cuñado, también olímpico, para «transmitir lo que había aprendido» y un centro de masaje y fisioterapia en Valladolid. Dos décadas después continúa fiel a lo mismo, liderando a su vez el club Vicky Foods-Oysho con excelentes resultados. Así los ve el padre 1. Miguel (13 años, estudiante). «Se mueve a nivel local; corre bien, pero todavía está jugando». 2. Carmen (26 años, enfermera). «Campeona de España de 3.000 metros obstáculos e internacional sub-23, una lesión en el tobillo le ha impedido tener continuidad». 3. Vicente (25 años, magisterio en Educación Física). «Internacional sub-20 y sexto en 3.000 obstáculos en un Europeo. Ha tenido muchas lesiones».. 4. Ángela (24 años, enfermera). «Destacó desde benjamín, ha sido campeona de España e internacional; la última, en el campeonato de Europa de cross en categoría absoluta». 5. María (19 años, auxiliar de enfermería). «Promete mucho, ha sido campeona de España en repetidas ocasiones e internacional». 6. Pedro (21 años, estudia Fisioterapia). «Campeón de España de 1.500 metros en categoría sub-23». 7. Isaac (16 años, estudiante de primero de Bachillerato). «Bronce en 1.500 obstáculos en un campeonato de España. Cualidades tiene». 8. Micaela (28 años, trabaja en integración social). «Quedó en el puesto 25 en un campeonato de cross».Y sus hijos, los ocho, han corrido o corren. «Son un don que Dios nos da y fueron viniendo…», declara antes de hablar de cada uno de ellos, de la más mayor al más pequeño. Micaela (28 años, trabaja en integración social) «quedó en el puesto 25 en un campeonato de cross y hace atletismo a nivel popular». Carmen (26 años, enfermera), «campeona de España de 3.000 metros obstáculos e internacional sub-23, una lesión en el tobillo le ha impedido tener continuidad».   Vicente (25 años, magisterio de Educación Física), «internacional sub-20 y sexto en un campeonato de Europa de 3.000 metros obstáculos. Ha tenido muchas lesiones». Ángela (24 años, enfermera) «destacó desde benjamín, ha sido campeona de España e internacional; la última, en el campeonato de Europa de cross en categoría absoluta». Palmarés de Isaac Viciosa – Medalla de oro en los 5.000 metros del Europeo de Budapest de 1998 – Medalla de plata en los 1.500 metros del Europeo de Helsinki de 1994 – Récord europeo de 3.000 metros en los Bislett Games de Oslo de 1998 (7:29.34) – Cuatro victorias en la San Silvestre Vallecana (1996, 2000, 2001 y 2002) – Cuatro victorias en la Milla de Nueva York (1995, 1996, 1997 y 1998)Pedro (21 años, estudia Fisioterapia), «campeón de España de 1.500 metros en categoría sub-23». María (19 años, auxiliar de enfermería) «promete mucho, ha sido campeona de España en repetidas ocasiones e internacional».La parte masculina de los Viciosa: Miguel, Vicente, Isaac padre, Pedro e Isaac junior  Isaac (16 años, estudiante de primero de Bachillerato) «bronce en 1.500 obstáculos en un campeonato de España. Cualidades tiene». Y Miguel (13 años, estudiante) «se mueve a nivel local; corre bien, pero todavía está jugando». Hace algunos años, cuando la familia Viciosa Villa se desplazaba –imaginamos que en un minibús– a alguna de las múltiples carreras que cada fin de semana se celebran en Castilla y León, la broma era generalizada: «Ya está bien». Porque al podio de las diferentes categorías iban subiendo un hermano tras otro en un encadenado que parecía no tener fin. Dice Isaac que aquello «era muy llamativo» y, riéndose, añade que se nota que sus ocho hijos han salido con sus genes y los de su mujer, Teresa, voluntaria en los Juegos Olímpicos de Barcelona . No le vamos a pedir que lo jure. Isaac Viciosa Plaza (Cervatos de la Cueza, Palencia, 1969) fue uno de los grandes atletas españoles de la década de los 90 y principios del siglo XXI. Jalonan su palmarés una medalla de oro en los 5.000 metros del Europeo de Budapest de 1998 (por delante de Manuel Pancorbo) y una de plata en el de Helsinki de 1994 ( por detrás de Fermín Cacho ), además del récord de Europa de 3.000 metros ( hizo 7:29.34 en los Bislett Games de Oslo de 1998 ) y cuatro victorias en la San Silvestre Vallecana (en 1996, 2000, 2001 y 2002) que nadie ha igualado. Hubo años en los que Viciosa ampliaba de nuevo el libro de familia y el 31 de diciembre se ponía la capa de Superman para volar por las abarrotadas calles de Madrid. «Con la San Silvestre lo que ganabas era popularidad. Es la última carrera del año, el resultado sale en el telediario de la noche y mucha gente está en casa preparando la cena y ve al vencedor; en Valladolid o en Palencia todo el mundo sabía que había ganado», cuenta a ABC. Entonces la carrera no arrancaba de los aledaños del estadio Santiago Bernabéu, sino de la calle Serrano y luego, ya sí, paseo del Prado, Atocha y Vallecas. Sin embargo, daba lo mismo: «Los primeros kilómetros se pasaban a un ritmo rapidísimo y pensabas: ¿podré aguantar en cabeza? No había ningún descanso . Había una gran ambición por parte de los atletas invitados, todos aspirábamos a subir a lo más alto». Los 10 kilómetros de la San Silvestre siempre han favorecido que se aliste «una combinación» de corredores de ruta, que hacen maratón o media, y mediofondistas de 1.500 o 3.000 metros. «Los fondistas trataban de marcar un ritmo rápido desde el principio para anular la velocidad final de los mediofondistas. Yo, por supuesto, prefería una carrera lenta para conservar fuerzas, y nunca fue así. Conseguí cuatro victorias, pero participé once veces y me pasó de todo; alguna carrera fue un desastre y llegué muerto a los últimos kilómetros», confiesa. «Yo prefería una San Silvestre lenta para conservar fuerzas, y nunca fue así; conseguí cuatro victorias, pero participé 11 veces y me pasó de todo» Isaac Viciosa Atleta y padreAl contrario de lo que ocurre hoy, donde los atletas africanos dominan la Vallecana sin que nadie les tosa, en el palmarés de la época de Viciosa aparecen también Martín Fiz , Enrique Molina, Alberto García, Fabián Roncero y Chema Martínez. «Coincidió una etapa con corredores muy buenos y con mucho carisma y prestigio, y la organización optó por contratarnos a nosotros. Los españoles nos llevábamos una parte importante de la tarta, aunque sí que había extranjeros de nivel y no era fácil ganar», explica quien más veces ha pisado el primer cajón del podio. Viciosa, lleno de espuma, en la San Silvestre de 2002, la última que ganó EFEY por encima de cualquier avatar de la prueba, Viciosa recuerda «la espuma que nos tiraban, que creo que en la actualidad está prohibido. Cada año iba a más. Se había convertido en una tradición y la gente se preparaba: hacía tiro al blanco con los corredores . Era un fastidio, pero lo veíamos como parte de la fiesta y nunca me quejé». Hijo de la España ruralNacido en Cervatos de la Cueza, pequeño pueblo palentino con 241 habitantes censados en 2025, Viciosa es, como tantos atletas –desde José Luis González, Abel Antón y Fermín Cacho a los actuales María Pérez, Álvaro Martín o Mariano García, la retahíla de nombres es interminable–, hijo de esa España rural menguante a pasos agigantados. Allí residió hasta que se fue a estudiar a Valladolid, y «sigo yendo con regularidad». «La espuma se había convertido en una tradición y la gente se preparada, hacía tiro al blanco con los corredores; era un fastidio, pero lo veíamos como parte de la fiesta» De su memoria brota esta reflexión: «En mi caso, con cuatro o cinco años ya íbamos solos al colegio corriendo, salías al recreo y no parabas de jugar, por la tarde en el río lo mismo; todo era actividad física. No había otro entretenimiento. Después, la alimentación era cien por cien natural. Mis padres tenían ovejas. Era una vida muy sana no porque quisiéramos, sino porque no había otra cosa. Sin darnos cuenta, hacíamos lo que hacen ahora los keniatas: una rutina sencilla, austera… y supongo que eso te hacer ser duro, te curte, y cuando encuentras una oportunidad en la que destacas pues te vuelcas». A una trayectoria de enorme éxito le faltó la guinda de los Juegos Olímpicos. Viciosa pudo haber acudido a tres, pero la anemia lo machacó antes de los de Barcelona y una mononucleosis fue la causa de que no acudiera a los de Sídney. Así que le quedó la única bala de Atlanta. «Tenía 26 años, una edad muy buena, y la referencia era Fermín Cacho, que había sido campeón en Barcelona. Estaba cerca y alguna vez lo había ganado. Debería haber estado entre los cinco o seis primeros, pero no pudo ser y ya está. Cuando había carreras cada dos o tres días no me recuperaba bien e iba perdiendo fuelle», reconoce. Noticias relacionadas estandar Si Atletismo El mito Kiptum devora a Jacob Kiplimo en Chicago Javier Asprón estandar Si Juegos Olímpicos De 18 a 28: España se sacude el mal sabor de París 2024 Javier AsprónEn cambio, conquistó la Milla de Nueva York cuatro años consecutivos (de 1995 a 1998), que no era cualquier cosa. «Tenía 3:30 en 1.500, es decir, que estaba entre los mejores del mundo por marcas pese a que mi puesto más alto en un campeonato del mundo fue el undécimo», contextualiza.La parte femenina de la familia Viciosa: María, Ángela, Carmen, Teresa madre y MicaelaUn don de DiosA punto de retirarse, Viciosa montó una escuela de atletismo junto con Teodoro Cuñado, también olímpico, para «transmitir lo que había aprendido» y un centro de masaje y fisioterapia en Valladolid. Dos décadas después continúa fiel a lo mismo, liderando a su vez el club Vicky Foods-Oysho con excelentes resultados. Así los ve el padre 1. Miguel (13 años, estudiante). «Se mueve a nivel local; corre bien, pero todavía está jugando». 2. Carmen (26 años, enfermera). «Campeona de España de 3.000 metros obstáculos e internacional sub-23, una lesión en el tobillo le ha impedido tener continuidad». 3. Vicente (25 años, magisterio en Educación Física). «Internacional sub-20 y sexto en 3.000 obstáculos en un Europeo. Ha tenido muchas lesiones».. 4. Ángela (24 años, enfermera). «Destacó desde benjamín, ha sido campeona de España e internacional; la última, en el campeonato de Europa de cross en categoría absoluta». 5. María (19 años, auxiliar de enfermería). «Promete mucho, ha sido campeona de España en repetidas ocasiones e internacional». 6. Pedro (21 años, estudia Fisioterapia). «Campeón de España de 1.500 metros en categoría sub-23». 7. Isaac (16 años, estudiante de primero de Bachillerato). «Bronce en 1.500 obstáculos en un campeonato de España. Cualidades tiene». 8. Micaela (28 años, trabaja en integración social). «Quedó en el puesto 25 en un campeonato de cross».Y sus hijos, los ocho, han corrido o corren. «Son un don que Dios nos da y fueron viniendo…», declara antes de hablar de cada uno de ellos, de la más mayor al más pequeño. Micaela (28 años, trabaja en integración social) «quedó en el puesto 25 en un campeonato de cross y hace atletismo a nivel popular». Carmen (26 años, enfermera), «campeona de España de 3.000 metros obstáculos e internacional sub-23, una lesión en el tobillo le ha impedido tener continuidad».   Vicente (25 años, magisterio de Educación Física), «internacional sub-20 y sexto en un campeonato de Europa de 3.000 metros obstáculos. Ha tenido muchas lesiones». Ángela (24 años, enfermera) «destacó desde benjamín, ha sido campeona de España e internacional; la última, en el campeonato de Europa de cross en categoría absoluta». Palmarés de Isaac Viciosa – Medalla de oro en los 5.000 metros del Europeo de Budapest de 1998 – Medalla de plata en los 1.500 metros del Europeo de Helsinki de 1994 – Récord europeo de 3.000 metros en los Bislett Games de Oslo de 1998 (7:29.34) – Cuatro victorias en la San Silvestre Vallecana (1996, 2000, 2001 y 2002) – Cuatro victorias en la Milla de Nueva York (1995, 1996, 1997 y 1998)Pedro (21 años, estudia Fisioterapia), «campeón de España de 1.500 metros en categoría sub-23». María (19 años, auxiliar de enfermería) «promete mucho, ha sido campeona de España en repetidas ocasiones e internacional».La parte masculina de los Viciosa: Miguel, Vicente, Isaac padre, Pedro e Isaac junior  Isaac (16 años, estudiante de primero de Bachillerato) «bronce en 1.500 obstáculos en un campeonato de España. Cualidades tiene». Y Miguel (13 años, estudiante) «se mueve a nivel local; corre bien, pero todavía está jugando».  

Hace algunos años, cuando la familia Viciosa Villa se desplazaba –imaginamos que en un minibús– a alguna de las múltiples carreras que cada fin de semana se celebran en Castilla y León, la broma era generalizada: «Ya está bien». Porque al podio de las … diferentes categorías iban subiendo un hermano tras otro en un encadenado que parecía no tener fin. Dice Isaac que aquello «era muy llamativo» y, riéndose, añade que se nota que sus ocho hijos han salido con sus genes y los de su mujer, Teresa, voluntaria en los Juegos Olímpicos de Barcelona. No le vamos a pedir que lo jure.

Isaac Viciosa Plaza (Cervatos de la Cueza, Palencia, 1969) fue uno de los grandes atletas españoles de la década de los 90 y principios del siglo XXI. Jalonan su palmarés una medalla de oro en los 5.000 metros del Europeo de Budapest de 1998 (por delante de Manuel Pancorbo) y una de plata en el de Helsinki de 1994 (por detrás de Fermín Cacho), además del récord de Europa de 3.000 metros (hizo 7:29.34 en los Bislett Games de Oslo de 1998) y cuatro victorias en la San Silvestre Vallecana (en 1996, 2000, 2001 y 2002) que nadie ha igualado. Hubo años en los que Viciosa ampliaba de nuevo el libro de familia y el 31 de diciembre se ponía la capa de Superman para volar por las abarrotadas calles de Madrid.

«Con la San Silvestre lo que ganabas era popularidad. Es la última carrera del año, el resultado sale en el telediario de la noche y mucha gente está en casa preparando la cena y ve al vencedor; en Valladolid o en Palencia todo el mundo sabía que había ganado», cuenta a ABC. Entonces la carrera no arrancaba de los aledaños del estadio Santiago Bernabéu, sino de la calle Serrano y luego, ya sí, paseo del Prado, Atocha y Vallecas. Sin embargo, daba lo mismo: «Los primeros kilómetros se pasaban a un ritmo rapidísimo y pensabas: ¿podré aguantar en cabeza? No había ningún descanso. Había una gran ambición por parte de los atletas invitados, todos aspirábamos a subir a lo más alto».

Los 10 kilómetros de la San Silvestre siempre han favorecido que se aliste «una combinación» de corredores de ruta, que hacen maratón o media, y mediofondistas de 1.500 o 3.000 metros. «Los fondistas trataban de marcar un ritmo rápido desde el principio para anular la velocidad final de los mediofondistas. Yo, por supuesto, prefería una carrera lenta para conservar fuerzas, y nunca fue así. Conseguí cuatro victorias, pero participé once veces y me pasó de todo; alguna carrera fue un desastre y llegué muerto a los últimos kilómetros», confiesa.

«Yo prefería una San Silvestre lenta para conservar fuerzas, y nunca fue así; conseguí cuatro victorias, pero participé 11 veces y me pasó de todo»

Isaac Viciosa

Atleta y padre

Al contrario de lo que ocurre hoy, donde los atletas africanos dominan la Vallecana sin que nadie les tosa, en el palmarés de la época de Viciosa aparecen también Martín Fiz, Enrique Molina, Alberto García, Fabián Roncero y Chema Martínez. «Coincidió una etapa con corredores muy buenos y con mucho carisma y prestigio, y la organización optó por contratarnos a nosotros. Los españoles nos llevábamos una parte importante de la tarta, aunque sí que había extranjeros de nivel y no era fácil ganar», explica quien más veces ha pisado el primer cajón del podio.

Viciosa, lleno de espuma, en la San Silvestre de 2002, la última que ganó
EFE

Y por encima de cualquier avatar de la prueba, Viciosa recuerda «la espuma que nos tiraban, que creo que en la actualidad está prohibido. Cada año iba a más. Se había convertido en una tradición y la gente se preparaba: hacía tiro al blanco con los corredores. Era un fastidio, pero lo veíamos como parte de la fiesta y nunca me quejé».

Hijo de la España rural

Nacido en Cervatos de la Cueza, pequeño pueblo palentino con 241 habitantes censados en 2025, Viciosa es, como tantos atletas –desde José Luis González, Abel Antón y Fermín Cacho a los actuales María Pérez, Álvaro Martín o Mariano García, la retahíla de nombres es interminable–, hijo de esa España rural menguante a pasos agigantados. Allí residió hasta que se fue a estudiar a Valladolid, y «sigo yendo con regularidad».

«La espuma se había convertido en una tradición y la gente se preparada, hacía tiro al blanco con los corredores; era un fastidio, pero lo veíamos como parte de la fiesta»

De su memoria brota esta reflexión: «En mi caso, con cuatro o cinco años ya íbamos solos al colegio corriendo, salías al recreo y no parabas de jugar, por la tarde en el río lo mismo; todo era actividad física. No había otro entretenimiento. Después, la alimentación era cien por cien natural. Mis padres tenían ovejas. Era una vida muy sana no porque quisiéramos, sino porque no había otra cosa. Sin darnos cuenta, hacíamos lo que hacen ahora los keniatas: una rutina sencilla, austera… y supongo que eso te hacer ser duro, te curte, y cuando encuentras una oportunidad en la que destacas pues te vuelcas».

A una trayectoria de enorme éxito le faltó la guinda de los Juegos Olímpicos. Viciosa pudo haber acudido a tres, pero la anemia lo machacó antes de los de Barcelona y una mononucleosis fue la causa de que no acudiera a los de Sídney. Así que le quedó la única bala de Atlanta. «Tenía 26 años, una edad muy buena, y la referencia era Fermín Cacho, que había sido campeón en Barcelona. Estaba cerca y alguna vez lo había ganado. Debería haber estado entre los cinco o seis primeros, pero no pudo ser y ya está. Cuando había carreras cada dos o tres días no me recuperaba bien e iba perdiendo fuelle», reconoce.

En cambio, conquistó la Milla de Nueva York cuatro años consecutivos (de 1995 a 1998), que no era cualquier cosa. «Tenía 3:30 en 1.500, es decir, que estaba entre los mejores del mundo por marcas pese a que mi puesto más alto en un campeonato del mundo fue el undécimo», contextualiza.

La parte femenina de la familia Viciosa: María, Ángela, Carmen, Teresa madre y Micaela

Un don de Dios

A punto de retirarse, Viciosa montó una escuela de atletismo junto con Teodoro Cuñado, también olímpico, para «transmitir lo que había aprendido» y un centro de masaje y fisioterapia en Valladolid. Dos décadas después continúa fiel a lo mismo, liderando a su vez el club Vicky Foods-Oysho con excelentes resultados.

Y sus hijos, los ocho, han corrido o corren. «Son un don que Dios nos da y fueron viniendo…», declara antes de hablar de cada uno de ellos, de la más mayor al más pequeño. Micaela (28 años, trabaja en integración social) «quedó en el puesto 25 en un campeonato de cross y hace atletismo a nivel popular». Carmen (26 años, enfermera), «campeona de España de 3.000 metros obstáculos e internacional sub-23, una lesión en el tobillo le ha impedido tener continuidad».

 Vicente (25 años, magisterio de Educación Física), «internacional sub-20 y sexto en un campeonato de Europa de 3.000 metros obstáculos. Ha tenido muchas lesiones». Ángela (24 años, enfermera) «destacó desde benjamín, ha sido campeona de España e internacional; la última, en el campeonato de Europa de cross en categoría absoluta».

Pedro (21 años, estudia Fisioterapia), «campeón de España de 1.500 metros en categoría sub-23». María (19 años, auxiliar de enfermería) «promete mucho, ha sido campeona de España en repetidas ocasiones e internacional».

La parte masculina de los Viciosa: Miguel, Vicente, Isaac padre, Pedro e Isaac junior

 Isaac (16 años, estudiante de primero de Bachillerato) «bronce en 1.500 obstáculos en un campeonato de España. Cualidades tiene». Y Miguel (13 años, estudiante) «se mueve a nivel local; corre bien, pero todavía está jugando».

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