Alemania: ahora o nunca

La AfD, el partido de extrema derecha apoyado por Musk, consiguió el 21% de los votos. Uno de cada cinco alemanes votó por un partido neonazi Leer La AfD, el partido de extrema derecha apoyado por Musk, consiguió el 21% de los votos. Uno de cada cinco alemanes votó por un partido neonazi Leer  

Esta vez las encuestas han acertado. Alternativa por Alemania, el partido de extrema derecha apoyado por Elon Musk, ha conseguido casi el 21% de los votos. Es decir, uno de cada cinco alemanes ha votado por un partido reaccionario y neonazi. Esto en cualquier otro momento sería un shock dramático para el sistema político alemán, pero la noticia positiva de estas elecciones es que los dos partidos de centro: la democristiana CDU/CSU y los socialdemócratas del SPD tienen suficientes votos para gobernar en coalición, sin necesidad de depender de Los Verdes. Una coalición a tres sería complicada, como se ha visto en la pasada legislatura.

La presión para que lleguen a un acuerdo y hagan las cosas bien no podría ser más alta. Si esta gran coalición vuelve a fracasar o comete demasiados errores, es muy probable que el cordón sanitario no aguante en las próximas elecciones y la AfD se convierta en una alternativa real de gobierno. Esperemos que no sea el caso. En principio, el acuerdo de gobierno entre democristianos y socialdemócratas debería ser factible. El contexto es favorable. No porque las cosas vayan bien. Al contrario. Más bien, porque la situación es crítica. Alemania lleva dos años en recesión, y este año el crecimiento va a ser muy bajo. Trump amenaza con más aranceles y la revolución digital está sacando los colores a un país que se ha quedado estancado en el pasado y ha dejado de invertir en el futuro. Solo hace falta experimentar las conexiones ferroviarias o de internet del país.

Las grandes coaliciones, impensables en España, no son ajenas al electorado teutón. Durante el largo mandato de Angela Merkel (de 2005 a 2021) se produjeron hasta tres de ellas, pero en esta ocasión no se deberían cometer los errores del pasado. No se puede gobernar desde el centro para el centro y sin grandes cambios. El país necesita reformas estructurales (eso que tantas veces los alemanes pidieron de sus vecinos) para afrontar los grandes desafíos que tiene por delante. Y para eso parece imprescindible que se haga una reforma de la Constitución para poder eliminar el freno a la deuda. Alemania debe invertir para modernizarse y defenderse. Y este debería ser el punto de encuentro entre las diferentes fuerzas políticas, incluidos Los Verdes y la Izquierda radical.

Muchos piensan que la reforma de la Constitución será imposible porque se necesitan dos tercios de los votos en el Bundestag y Die Linke (La Izquierda) nunca va a votar a favor de rearmar el país. Pero eso está por verse. Todo es negociable. Si consigue más gasto social e inversión pública puede que ponga sobre la mesa sus votos. Sin embargo, si el acuerdo se hace imposible entonces, quizás, Friedrich Merz, se abra a la idea de que se necesita otro fondo de inversión paneuropeo como el acordado durante la pandemia. Si realmente va en serio lo de ser más «independientes» de EEUU, no quedará otro remedio.

Durante muchas décadas siempre se decía que Alemania era una potencia reticente. Su pasado le hacía ser muy cauta a la hora de desarrollar de nuevo una cultura estratégica. Ahora la sensación es que, si no lo hace ahora, ¿cuándo lo va a hacer? Rusia puede llevarse el 20% del territorio ucraniano o incluso llegar hasta Kiev si Trump le deja (hasta los más pacifistas de La Izquierda se asustarían con esto). Washington mira para otro lado y parece que solo le interesan las tierras raras para competir con China. China, por su parte, es cada vez un competidor industrial más potente. Y a nivel interno la economía está estancada y la extrema derecha ya tiene un quinto de los votos. Es decir, si Alemania no despierta ahora: ¿cuándo lo va a hacer?

Decía el entonces ministro de exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, allá por 2011, que temía más a la inacción de Alemania que su poder. Hoy esa frase es todavía más candente. Esperemos que Friedrich Merz esté a la altura. Alemania necesita ser más audaz en su europeísmo. Quizás le pueda ayudar Boris Pistorius, el actual ministro de Defensa, bastante popular, y posiblemente el próximo ministro de Exteriores o de Defensa de la nueva coalición.

Ojalá puedan entenderse fácilmente con Macron en París y Tusk en Varsovia. Y ojalá Sánchez pueda unirse a ese trío. Sería un entendimiento entre líderes democristianos, liberales y socialistas de Alemania, Francia, España y Polonia que arrastraría a la Italia de Meloni y al Reino Unido de Starmer. El formato habría que verlo, posiblemente sería intergubernamental, pero podría ser un primer paso, de verdad, y no solo declarativo, hacia una unión de la defensa europea autónoma de los Estados Unidos. Palabras mayores.

*Miguel Otero es investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor en la IE University.

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