Así puede jugar a tu favor el cortisol, la hormona con peor fama

Necesitamos los ‘chutes’ de esta hormona, «que no es la del estrés, sino la de la vida», corrigen los endocrinólogos Necesitamos los ‘chutes’ de esta hormona, «que no es la del estrés, sino la de la vida», corrigen los endocrinólogos  

César Llaguno

Necesitamos los ‘chutes’ de esta hormona, «que no es la del estrés, sino la de la vida», corrigen los endocrinólogos

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Lunes, 14 de octubre 2024, 19:05

| Actualizado 19:57h.

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Oímos cortisol y es como si nos mentasen al mismísimo diablo. Un montón de gurús del ‘universo mindfulness’ nos dirán que hay que emprender una lucha a muerte contra este… ¿enemigo terrible? Pues, ojo, que la mala prensa del cortisol, cuyo alias inseparable es ‘la hormona del estrés’, es totalmente injustificada, según los endocrinólogos…, que son los expertos (no la señora de la tienda de dietética de la esquina ni ese influencer de la meditación que la señala como el origen de todo mal). «No hacen más que llamarla la ‘hormona del estrés’, pero habría que llamarla la ‘hormona de la vida’… Es que, sin ella, te mueres: tiene un papel protagonista en procesos que hacen que el cuerpo funcione», indica Ignacio Díez, especialista en Endocrinología Infanto-Juvenil del Hospital Vithas de Vitoria. ¿A que ya nos cae mejor el cortisol?

Aspectos tan importantes como el metabolismo, el sueño o el sistema inmunitario se rigen gracias a esta hormona.Así que más vale ‘cuidarla’ y no querer acabar con ella o rebajarla al mínimo, como proponen algunos ‘entendidos’.

El experto cuenta una anécdota que da la medida de la importancia del cortisol y de por qué debemos llamarlo ‘la hormona de la vida’: «La segregación de cortisol tiene sus ritmos y el pico máximo se produce de 4 a 7 de la mañana, ya que nos prepara para afrontar un nuevo día. Y se da la circunstancia de que, cuando alguien está muy muy enfermo, se pierde el ritmo de la segregación de cortisol… y, al no efectuarse ese pico, se suele morir a esas horas. Es algo estadístico». Otra curiosidad: cuando una persona tiene que someterse a quimioterapia, se produce un auténtico tsunami en el cuerpo, que empieza a ‘ahorrar’ en aspectos biológicos que no considera de primera necesidad en esos momentos de emergencia.«Lo primero que se pierde con la ‘quimio’ es la capacidad reproductiva, luego van cosas como el pelo, etc. Pero, como el organismo es muy sabio, lo último que pierde es el ritmo de cortisol», desvela el endocrinólogo.

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¿Más razones por las que debería gustarnos más? Una relacionada con la ingesta y el engorde. El cortisol es muy importante para el metabolismo y para la regulación de los ritmos circadianos (nuestros ciclos biológicos durante 24 horas). «Por eso, por norma general, lo que comemos cuando todavía hay luz solar nos engorda menos».De ahí la costumbre de cenar ligero, de no hacerlo o de efectuar esta última comida muy temprano. En las últimas horas del día, el metabolismo no sabe qué hacer con la energía que proviene de los alimentos y opta por almacenarla.

En busca de ‘chutes’ buenos

Tan importante es para la vida que, tal y como destaca Díez, el cortisol es una hormona antiquísima, «que está presente desde hace millones de años en la mayor parte de organismos complejos». Es decir, apareció muy pronto porque ha sido clave en la evolución de las especies, también en la humana. Y es porque una de sus funciones es mantenernos alerta. Y aquí viene su mala fama.Como todos sabemos, hay un nivel de estrés –en pequeñas dosis– que es bueno, ya que nos activa cada día y nos hace afrontar retos (es el instinto ancestral de huir ante un peligro o evitar el daño). Esto se logra con un nivel sano de cortisol en sangre (el ‘chute’ de un pico de cortisol dura entre una hora y una hora y media). «El problema viene cuando vamos con el cortisol a tope todo el tiempo», indica el endocrinólogo. Si está alto de forma crónica, permanecemos ‘hiperactivados’ y esto nos produce agotamiento y daña el organismo a la larga.

Llegados a este punto, todos estaremos pensando qué podemos hacer para que el cortisol juegue a nuestro favor y no nos haga la puñeta. ¿Es eso posible? ¿Podemos intentar ‘controlar’ nuestras hormonas –sin química– hasta el punto de beneficiarnos de ellas y evitar sus estragos? Díez, a grandes rasgos, recomienda controlar el estrés, regirnos por los ciclos de luz y oscuridad en la medida de lo posible y dormir las horas adecuadas.

Otro experto en el tema, el sueco David JP Phillips –autor de ‘Las 6 hormonas que van a revolucionar tu vida’ (ed. Planeta)– indica que hay algunas maneras de obtener ‘chutes’ de cortisol bueno. «Deberías disfrutar todos los días introduciendo actividades nuevas en tu vida, buscando emociones que te salgan de tu zona de confort», aconseja. Así el cortisol, lejos de ser el diablo, se convierte en un buen amigo.

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