Barcelona ilumina el mundo con una ceremonia brillante

A las diez y treinta y cinco en punto, Su Majestad el Rey proclamó inaugurados los Juegos de la XXV Olimpiada. Era un momento histórico para Barcelona, Cataluña y España. Una ilusión esperada desde hace mucho se convertía en realidad. La Ciudad Condal alumbraba un acontecimiento de excepción, del que todo el Mundo se sentirá satisfecho.Ahora mismo, al margen de las marcas deportivas, se ha conseguido el principal objetivo con un trabajo perseverante y sin desmayos que ha provocado un ¡oh! de rendida admiración en los cinco continentes. Con la ceremonia de inauguración, Barcelona cumplió uno de sus grandes deseos. Fue una fiesta deportiva y popular, con constantes ovaciones y que transcurrió con plena normalidad, como tenía que ser. No hubo el menor incidente, como prueba del excelente trabajo realizado por cuantos intervinieron en un acto que se desarrolló así:Puesta en marchaEl Estadio Olímpico está prácticamente repleto de público. Empiezan a salir los figurantes vestidos de azul que colaborarán en el primer número. Detrás, los que llevan vestidos como flores. De inmediato, los que portan una especie de muñecos articulados. Cada cual cumple su papel sin equivocarse. Las autoridades se sitúan en el palco.OberturaUn ramo de flores da la bienvenida mientras ochenta músicos hacen sonar la fanfarria olímpica y las tenoras llaman a la fiesta. Más de ochocientas personas, vestidas por Peter Minshall y con apariencia de pingüinos amarillos, se convierten en el logotipo de los Juegos.Llegan los ReyesSe anuncia la entrada de Sus Majestades los Reyes. Suena el himno de Cataluña y el de España, que se oyen respetuosamente de pie y son acogidos con aplausos. Los Reyes reciben una clamorosa y unánime ovación. Aviones surcan el cielo del estadio.Baile de la sardanaMontserrat Caballé y Josep Carreras cantan ‘Sed bienvenidos’, mientras seiscientos bailarines vestidos de blanco bailan la sardana. Vuelven a producirse los aplausos.Tierra de pasiónTrescientos sesenta tambores del Bajo Aragón descienden por las gradas, con estruendo. Trescientos músicos de Valencia y Cataluña hacen sonar sus instrumentos. Doscientas bailaoras sevillanas forman un semicírculo. Plácido Domingo canta una canción de amor y Cristina Hoyos, sobre un caballo, baila sólo con sus brazos. Alfredo Kraus aparece para despedir cantando el mosaico musical dedicado a España.Mar MediterráneoImpresionante montaje del grupo teatral ‘La Fura dels Baus», con música de Ryuichi Sakamoto, de aire mediterráneo, en el que de forma simbólica un barco parte de los Juegos de Atenas, 700 años antes de Jesucristo, para surcar el Mar y, después de toparse con distintos monstruos durante veintisiete siglos, llega a la universalidad de Barcelona’92. Una muestra de ingenio, maravillosamente realizada. El momento más llamativo, la presencia de un barco sobre el estadio.El desfileUnas pequeñas gimnastas abren camino a las delegaciones. Grecia, cumpliendo la tradición desfila en primer lugar. Delante de cada país, una modelo, con un diseño de Antoni Miró con los colores de las correspondientes banderas. Hay modelos para todos los gustos, desde desbordantes de color hasta trajes típicos de cada región. A las 20’55 sale Suráfrica, que vuelve al movimiento olímpico después de muchos años de ausencia. El abanderado es negro, todo un símbolo. Hay ovaciones para casi todas las delegaciones. Checos y eslovacos desfilan juntos.Aparece EspañaEncabeza la delegación, como abanderado el Príncipe de Asturias, componente del equipo de vela. Hay entusiasmo sin límites entre los aficionados. Las chicas visten falda amarilla, con flecos rojos y chaqueta de este último color. Los hombres, chaqueta azul y pantalón blanco. El estadio es un horno de entusiasmo. DiscursosLlega el momento de los discursos. El alcalde de Barcelona, presidente del Comité Organizador, se dirige al estadio en las cuatro lenguas oficiales del COI, por este orden: catalán, inglés, castellano y francés. Luego, le toca el turno al presidente del COI. Samaranch también utiliza las cuatro lenguas, en este orden: catalán, francés, inglés y castellano. Cede la palabra al Rey y el estadio vuelve a estallar en aplausos.InauguraciónSu Majestad el Rey declara inaugurados los Juegos de la XXV Olimpiada. Un minuto después entra la bandera olímpica, portada por Dolores Buch, voluntaria olímpica; Blanca Fernández Ochoa, José Manuel Abascal, José Luis Doreste y Jordi Llopart, todos ellos medallas olímpicas en distintos Juegos.El estadio de Montjuic, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 ABCLlega la antorchaEl gran momento de la ceremonia. Herminio Menéndez entra con la antorcha en el estadio. Da media vuelta y se la entrega a Epi, último relevista. El baloncestista es acogido con entusiasmo.El arquero no fallaEpi entrega el fuego al arquero, Antonio Rebollo, que no falla. La flecha prende el fuego en el gran pebetero donde lucirá hasta el día de la clausura. Es el momento de los juramentos. Luis Doreste pronuncia el de los atletas. Torre humanaLe llega el turno a los ‘castellets’, que forman doce torres humanas en homenaje a los doce países de la Comunidad Europea. Participan 2.174 hombres y mujeres, encaramados unos sobre otros.La óperaEntran en escena los grandes divos de la ópera. Jaume Aragall, Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Josep Carreras, Plácido Domingo y Joan Pons rivalizan con sus voces en el ‘Vuelve vencedor’ de Aída de Verdi. Los espectadores lanzan las bengalas que se les han entregado hacia la pista. Peligran las cabezas de los que están en las primeras filas.Fuegos de artificioMientras suenan las últimas notas del Himno de la Alegría, el cielo se puebla de cohetes. Son los fuegos de artificio que cierran un acto espectacular, magistralmente realizado, ejemplo de lo que puede hacer un pueblo cuando de forma unánime está con lo que se celebra. Los Juegos de Barcelona, los mejores de la historia, están marcha. A las diez y treinta y cinco en punto, Su Majestad el Rey proclamó inaugurados los Juegos de la XXV Olimpiada. Era un momento histórico para Barcelona, Cataluña y España. Una ilusión esperada desde hace mucho se convertía en realidad. La Ciudad Condal alumbraba un acontecimiento de excepción, del que todo el Mundo se sentirá satisfecho.Ahora mismo, al margen de las marcas deportivas, se ha conseguido el principal objetivo con un trabajo perseverante y sin desmayos que ha provocado un ¡oh! de rendida admiración en los cinco continentes. Con la ceremonia de inauguración, Barcelona cumplió uno de sus grandes deseos. Fue una fiesta deportiva y popular, con constantes ovaciones y que transcurrió con plena normalidad, como tenía que ser. No hubo el menor incidente, como prueba del excelente trabajo realizado por cuantos intervinieron en un acto que se desarrolló así:Puesta en marchaEl Estadio Olímpico está prácticamente repleto de público. Empiezan a salir los figurantes vestidos de azul que colaborarán en el primer número. Detrás, los que llevan vestidos como flores. De inmediato, los que portan una especie de muñecos articulados. Cada cual cumple su papel sin equivocarse. Las autoridades se sitúan en el palco.OberturaUn ramo de flores da la bienvenida mientras ochenta músicos hacen sonar la fanfarria olímpica y las tenoras llaman a la fiesta. Más de ochocientas personas, vestidas por Peter Minshall y con apariencia de pingüinos amarillos, se convierten en el logotipo de los Juegos.Llegan los ReyesSe anuncia la entrada de Sus Majestades los Reyes. Suena el himno de Cataluña y el de España, que se oyen respetuosamente de pie y son acogidos con aplausos. Los Reyes reciben una clamorosa y unánime ovación. Aviones surcan el cielo del estadio.Baile de la sardanaMontserrat Caballé y Josep Carreras cantan ‘Sed bienvenidos’, mientras seiscientos bailarines vestidos de blanco bailan la sardana. Vuelven a producirse los aplausos.Tierra de pasiónTrescientos sesenta tambores del Bajo Aragón descienden por las gradas, con estruendo. Trescientos músicos de Valencia y Cataluña hacen sonar sus instrumentos. Doscientas bailaoras sevillanas forman un semicírculo. Plácido Domingo canta una canción de amor y Cristina Hoyos, sobre un caballo, baila sólo con sus brazos. Alfredo Kraus aparece para despedir cantando el mosaico musical dedicado a España.Mar MediterráneoImpresionante montaje del grupo teatral ‘La Fura dels Baus», con música de Ryuichi Sakamoto, de aire mediterráneo, en el que de forma simbólica un barco parte de los Juegos de Atenas, 700 años antes de Jesucristo, para surcar el Mar y, después de toparse con distintos monstruos durante veintisiete siglos, llega a la universalidad de Barcelona’92. Una muestra de ingenio, maravillosamente realizada. El momento más llamativo, la presencia de un barco sobre el estadio.El desfileUnas pequeñas gimnastas abren camino a las delegaciones. Grecia, cumpliendo la tradición desfila en primer lugar. Delante de cada país, una modelo, con un diseño de Antoni Miró con los colores de las correspondientes banderas. Hay modelos para todos los gustos, desde desbordantes de color hasta trajes típicos de cada región. A las 20’55 sale Suráfrica, que vuelve al movimiento olímpico después de muchos años de ausencia. El abanderado es negro, todo un símbolo. Hay ovaciones para casi todas las delegaciones. Checos y eslovacos desfilan juntos.Aparece EspañaEncabeza la delegación, como abanderado el Príncipe de Asturias, componente del equipo de vela. Hay entusiasmo sin límites entre los aficionados. Las chicas visten falda amarilla, con flecos rojos y chaqueta de este último color. Los hombres, chaqueta azul y pantalón blanco. El estadio es un horno de entusiasmo. DiscursosLlega el momento de los discursos. El alcalde de Barcelona, presidente del Comité Organizador, se dirige al estadio en las cuatro lenguas oficiales del COI, por este orden: catalán, inglés, castellano y francés. Luego, le toca el turno al presidente del COI. Samaranch también utiliza las cuatro lenguas, en este orden: catalán, francés, inglés y castellano. Cede la palabra al Rey y el estadio vuelve a estallar en aplausos.InauguraciónSu Majestad el Rey declara inaugurados los Juegos de la XXV Olimpiada. Un minuto después entra la bandera olímpica, portada por Dolores Buch, voluntaria olímpica; Blanca Fernández Ochoa, José Manuel Abascal, José Luis Doreste y Jordi Llopart, todos ellos medallas olímpicas en distintos Juegos.El estadio de Montjuic, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 ABCLlega la antorchaEl gran momento de la ceremonia. Herminio Menéndez entra con la antorcha en el estadio. Da media vuelta y se la entrega a Epi, último relevista. El baloncestista es acogido con entusiasmo.El arquero no fallaEpi entrega el fuego al arquero, Antonio Rebollo, que no falla. La flecha prende el fuego en el gran pebetero donde lucirá hasta el día de la clausura. Es el momento de los juramentos. Luis Doreste pronuncia el de los atletas. Torre humanaLe llega el turno a los ‘castellets’, que forman doce torres humanas en homenaje a los doce países de la Comunidad Europea. Participan 2.174 hombres y mujeres, encaramados unos sobre otros.La óperaEntran en escena los grandes divos de la ópera. Jaume Aragall, Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Josep Carreras, Plácido Domingo y Joan Pons rivalizan con sus voces en el ‘Vuelve vencedor’ de Aída de Verdi. Los espectadores lanzan las bengalas que se les han entregado hacia la pista. Peligran las cabezas de los que están en las primeras filas.Fuegos de artificioMientras suenan las últimas notas del Himno de la Alegría, el cielo se puebla de cohetes. Son los fuegos de artificio que cierran un acto espectacular, magistralmente realizado, ejemplo de lo que puede hacer un pueblo cuando de forma unánime está con lo que se celebra. Los Juegos de Barcelona, los mejores de la historia, están marcha.  

A las diez y treinta y cinco en punto, Su Majestad el Rey proclamó inaugurados los Juegos de la XXV Olimpiada. Era un momento histórico para Barcelona, Cataluña y España. Una ilusión esperada desde hace mucho se convertía en realidad. La Ciudad Condal alumbraba un acontecimiento de excepción, del que todo el Mundo se sentirá satisfecho.

Ahora mismo, al margen de las marcas deportivas, se ha conseguido el principal objetivo con un trabajo perseverante y sin desmayos que ha provocado un ¡oh! de rendida admiración en los cinco continentes. Con la ceremonia de inauguración, Barcelona cumplió uno de sus grandes deseos. Fue una fiesta deportiva y popular, con constantes ovaciones y que transcurrió con plena normalidad, como tenía que ser. No hubo el menor incidente, como prueba del excelente trabajo realizado por cuantos intervinieron en un acto que se desarrolló así:

Puesta en marcha

El Estadio Olímpico está prácticamente repleto de público. Empiezan a salir los figurantes vestidos de azul que colaborarán en el primer número. Detrás, los que llevan vestidos como flores. De inmediato, los que portan una especie de muñecos articulados. Cada cual cumple su papel sin equivocarse. Las autoridades se sitúan en el palco.

Obertura

Un ramo de flores da la bienvenida mientras ochenta músicos hacen sonar la fanfarria olímpica y las tenoras llaman a la fiesta. Más de ochocientas personas, vestidas por Peter Minshall y con apariencia de pingüinos amarillos, se convierten en el logotipo de los Juegos.

Llegan los Reyes

Se anuncia la entrada de Sus Majestades los Reyes. Suena el himno de Cataluña y el de España, que se oyen respetuosamente de pie y son acogidos con aplausos. Los Reyes reciben una clamorosa y unánime ovación. Aviones surcan el cielo del estadio.

Baile de la sardana

Montserrat Caballé y Josep Carreras cantan ‘Sed bienvenidos’, mientras seiscientos bailarines vestidos de blanco bailan la sardana. Vuelven a producirse los aplausos.

Tierra de pasión

Trescientos sesenta tambores del Bajo Aragón descienden por las gradas, con estruendo. Trescientos músicos de Valencia y Cataluña hacen sonar sus instrumentos. Doscientas bailaoras sevillanas forman un semicírculo. Plácido Domingo canta una canción de amor y Cristina Hoyos, sobre un caballo, baila sólo con sus brazos. Alfredo Kraus aparece para despedir cantando el mosaico musical dedicado a España.

Mar Mediterráneo

Impresionante montaje del grupo teatral ‘La Fura dels Baus», con música de Ryuichi Sakamoto, de aire mediterráneo, en el que de forma simbólica un barco parte de los Juegos de Atenas, 700 años antes de Jesucristo, para surcar el Mar y, después de toparse con distintos monstruos durante veintisiete siglos, llega a la universalidad de Barcelona’92. Una muestra de ingenio, maravillosamente realizada. El momento más llamativo, la presencia de un barco sobre el estadio.

El desfile

Unas pequeñas gimnastas abren camino a las delegaciones. Grecia, cumpliendo la tradición desfila en primer lugar. Delante de cada país, una modelo, con un diseño de Antoni Miró con los colores de las correspondientes banderas. Hay modelos para todos los gustos, desde desbordantes de color hasta trajes típicos de cada región. A las 20’55 sale Suráfrica, que vuelve al movimiento olímpico después de muchos años de ausencia. El abanderado es negro, todo un símbolo. Hay ovaciones para casi todas las delegaciones. Checos y eslovacos desfilan juntos.

Aparece España

Encabeza la delegación, como abanderado el Príncipe de Asturias, componente del equipo de vela. Hay entusiasmo sin límites entre los aficionados. Las chicas visten falda amarilla, con flecos rojos y chaqueta de este último color. Los hombres, chaqueta azul y pantalón blanco. El estadio es un horno de entusiasmo.

Discursos

Llega el momento de los discursos. El alcalde de Barcelona, presidente del Comité Organizador, se dirige al estadio en las cuatro lenguas oficiales del COI, por este orden: catalán, inglés, castellano y francés. Luego, le toca el turno al presidente del COI. Samaranch también utiliza las cuatro lenguas, en este orden: catalán, francés, inglés y castellano. Cede la palabra al Rey y el estadio vuelve a estallar en aplausos.

Inauguración

Su Majestad el Rey declara inaugurados los Juegos de la XXV Olimpiada. Un minuto después entra la bandera olímpica, portada por Dolores Buch, voluntaria olímpica; Blanca Fernández Ochoa, José Manuel Abascal, José Luis Doreste y Jordi Llopart, todos ellos medallas olímpicas en distintos Juegos.

El estadio de Montjuic, en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92
ABC

Llega la antorcha

El gran momento de la ceremonia. Herminio Menéndez entra con la antorcha en el estadio. Da media vuelta y se la entrega a Epi, último relevista. El baloncestista es acogido con entusiasmo.

El arquero no falla

Epi entrega el fuego al arquero, Antonio Rebollo, que no falla. La flecha prende el fuego en el gran pebetero donde lucirá hasta el día de la clausura. Es el momento de los juramentos. Luis Doreste pronuncia el de los atletas.

Torre humana

Le llega el turno a los ‘castellets’, que forman doce torres humanas en homenaje a los doce países de la Comunidad Europea. Participan 2.174 hombres y mujeres, encaramados unos sobre otros.

La ópera

Entran en escena los grandes divos de la ópera. Jaume Aragall, Teresa Berganza, Montserrat Caballé, Josep Carreras, Plácido Domingo y Joan Pons rivalizan con sus voces en el ‘Vuelve vencedor’ de Aída de Verdi. Los espectadores lanzan las bengalas que se les han entregado hacia la pista. Peligran las cabezas de los que están en las primeras filas.

Fuegos de artificio

Mientras suenan las últimas notas del Himno de la Alegría, el cielo se puebla de cohetes. Son los fuegos de artificio que cierran un acto espectacular, magistralmente realizado, ejemplo de lo que puede hacer un pueblo cuando de forma unánime está con lo que se celebra. Los Juegos de Barcelona, los mejores de la historia, están marcha.

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