Bronca monumental en el Congreso mientras Sánchez y Feijóo se echan sus corrupciones a la cabeza

La primera sesión de control tras el escándalo de Santos Cerdán, y la última de la temporada, se ha convertido en una bronca monumental con los diputados del PP golpeando sus escaños al grito de “¡dimisión, dimisión!” y una escena preparada por Santiago Abascal, líder de Vox, en la que ha abandonado el hemiciclo sin escuchar la respuesta de Pedro Sánchez y mirándole fijamente a la cara con desprecio cuando ha pasado a su lado. El presidente ha optado rápidamente por la estrategia del “y tú más”, echándole a Alberto Núñez Feijóo los casos de corrupción del PP a la cara. Ahí la bancada popular ha estallado y la presidenta, Francina Armengol, ha tenido muchos problemas para controlar la sesión, mientras los dos grandes grupos aplaudían en pie a sus líderes. Frente al PP, Sánchez y otros ministros han optado claramente por un contrataque con el caso Gürtel, el caso Kitchen y tantos otros, en una estrategia coordinada para hacer frente al momento más difícil del Ejecutivo en siete años.

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Sesión de control al Gobierno

Rufián desconcierta a Sánchez al pedirle que “jure y perjure que esto no es la Gürtel del PSOE”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso durante la sesión de control.
Carlos E. Cué

La primera sesión de control tras el escándalo de Santos Cerdán, y la última de la temporada, se ha convertido en una bronca monumental con los diputados del PP golpeando sus escaños al grito de “¡dimisión, dimisión!” y una escena preparada por Santiago Abascal, líder de Vox, en la que ha abandonado el hemiciclo sin escuchar la respuesta de Pedro Sánchez y mirándole fijamente a la cara con desprecio cuando ha pasado a su lado. El presidente ha optado rápidamente por la estrategia del “y tú más”, echándole a Alberto Núñez Feijóo los casos de corrupción del PP a la cara, y ahí la bancada popular ha estallado y la presidenta, Francina Armengol, ha tenido muchos problemas para controlar la sesión. Frente al PP, Sánchez y otros ministros han optado claramente por un contrataque con el caso Gürtel, el caso Kitcheny tantos otros.

“Usted es un presidente profundamente atrapado en una trama de corrupción. Por mucho que se maquille, usted no es la víctima. La víctima somos los españoles”, ha arrancado Feijóo. “Usted ha venido a decir que no convoca elecciones porque las perdería. No tiene que salvar los españoles de sí mismos, los españoles tienen que salvarse de usted y esperan su carta de dimisión”. Sánchez ha dicho entonces que lo único que se va a adelantar son “los casos de corrupción del PP que se van a juzgar en los próximos meses”. “Los españoles pagan impuestos muy elevados para que algunos los gasten en putas”, le ha espetado Abascal antes de marcharse. “Se ha ido a desayunar y les ha dejado aquí colgados”, se burló Rufián mirando a los diputados de Vox, que se quedaron.

Sánchez ha cambiado por completo el tono, y ha pasado de la petición de disculpas de la semana pasada a una ofensiva contra la oposición de PP y Vox, porque cree que no están legitimados para hablar de corrupción al tener casos graves en su seno. La diferencia, explica el presidente, es que el PSOE actúa en cuanto hay indicios y el PP y Vox tapan la corrupción. Sánchez ha intentado volver a los datos de gestión económica, pero era inútil, porque la sesión estaba protagonizada por la corrupción que pone en cuestión incluso la supervivencia política del Gobierno.

Por eso era muy relevante escuchar a los socios. Y ahí se ha producido un cruce muy tenso entre Gabriel Rufián, líder de ERC, y Sánchez, que en algún momento se ha visto totalmente descolocado por las críticas del independentista, tanto que ha lanzado frases claramente no preparadas como calificar de “anécdota” los casos que está teniendo el PSOE, algo que ha sido rápidamente aprovechado por otros portavoces de la oposición. Con Feijóo, Sánchez fue a la ofensiva con la corrupción del PP y el “y tú más”; con Abascal, con los casos de Vox y su posible financiación ilegal o sus préstamos de un banco húngaro; pero con Rufián ha parecido mucho más descolocado.

Rufián fue muy directo. “Ustedes dicen que actúan cuando detectan la corrupción. No, cuando la detecta la UCO. Usted quiere que nosotros nos creamos que usted supo antes de ayer quienes eran Ábalos y Cerdán, con los que compartió miles de horas en viajes por todo el país en un coche. Jure y perjure que no estamos frente a la Gürtel del PSOE. La izquierda no puede robar, esta gente sí. No nos hagan escoger entre corruptos cutres y corruptos premium. No nos responsabilicen con lo que va a pasar con este Gobierno. La culpa será del PSOE”, le espetó. Sánchez cambió el tono por completo, desconcertado. “Lo que voy a hacer es lo que estoy haciendo: actuar cuando hay un caso de corrupción. Tolerancia cero y defender la acción de este Gobierno de coalición progresista”. “No acepto que haga usted de la anécdota una categoría. La izquierda no es corrupta”, clamó el presidente, visiblemente afectado por una situación política muy difícil de controlar, en la que hoy tiene una decisiva ronda de partidos que incluye al propio Rufián, que ha pedido incluso que no haya fotografía, o a Bildu.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué

Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.

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