Joana Mascarenhas, una ‘influencer’ portuguesa de 36 años, tendrá que indemnizar a su hija de cuatro años con mil euros, como parte de la condena que le ha impuesto un tribunal penal de Lisboa por un delito de violencia doméstica, consistente en sumergir a la niña en agua fría para combatir sus berrinches. La sentencia también le impone una pena de dos años de prisión, que será suspendida dado que la mujer carece de antecedentes penales, y la obligación de realizar un plan de resinserción social. Su abogado defensor ha anunciado que recurrirán el fallo.
La Fiscalía abrió una investigación después de que la madre se vanagloriase en redes sociales de la eficacia de su método
Joana Mascarenhas, una ‘influencer’ portuguesa de 36 años, tendrá que indemnizar a su hija de cuatro años con mil euros, como parte de la condena que le ha impuesto un tribunal penal de Lisboa por un delito de violencia doméstica, consistente en sumergir a la niña en agua fría para combatir sus berrinches. La sentencia también le impone una pena de dos años de prisión, que será suspendida dado que la mujer carece de antecedentes penales, y la obligación de realizar un plan de resinserción social. Su abogado defensor ha anunciado que recurrirán el fallo.
El caso llegó a los tribunales tras la apertura de una investigación de la Fiscalía, a raíz del revuelo que causó la divulgación en julio de 2023 de un vídeo de Mascarenhas donde presumía de la eficacia del método que empleaba para cortar las rabietas de la menor. En él, subido a su Instagram, la influencer contaba lo siguiente: “Estábamos en la piscina, se sentó en el suelo a llorar y decir que no podía caminar, lloró y lloró, gritó y yo pensé que tenía dos opciones: dejarla que se hartase de llorar y que descubriese que no conseguía nada o, si yo me cansaba de escucharla, meterla en la piscina, ella odia el agua fría. Estaba todavía con el uniforme escolar y lloró otros quince minutos. Yo no le dije nada ni la amenacé, la cogí y la sumergí en la piscina hasta aquí [en el vídeo señala el cuello]. Aquello la desconcentró, el cerebro fue para otro asunto: ahora estaba con frío. Al cambiar el foco de la rabieta, que ella intentaba ganar, comprendió que tal vez perdería siempre. Ella ya no tiene berrinches en la piscina desde hace más de tres semanas. Sabe que si hay rabieta, va al agua”.
En el mismo vídeo relata otro momento, que se produjo durante la madrugada en el domicilio familiar, en un edificio del centro de Lisboa. Después de varios episodios de terrores nocturnos en los que la niña se agitaba mucho, la influencer concluyó que la pequeña desarrolló “como táctica” despertar de noche llorando a gritos. “A partir de cierto momento ella ya no tenía terrores nocturnos, ya solo se despertaba y montaba rabietas porque quería que fuésemos a estar con ella o porque decía que estaba sola (…) nosotros le dejamos que si despierta de noche pueda venir a nuestra cama, pero ella adquirió el hábito de pedir que la fuéramos a buscar porque tenía miedo. Día sí, día no, nosotros sabíamos que era una táctica porque ella no tiene miedo de la oscuridad y dejamos la puerta abierta para que entre (…) pensé que estaba creando una reina y que teníamos que cortar aquello de raíz”.
Mascarenhas recordó lo ocurrido en la piscina y decidió repetirlo una madrugada para combatir los chillidos de la niña. Vestida con el pijama, la metió en la bañera y la mojó con agua fría. “Fue un super remedio. Le quité la ropa mojada, la envolví en una toalla, la acosté y durmió unas tres horas. Fue maravilloso, ella se relajó y se dio cuenta de que no puede tener rabietas en la piscina o en casa porque puede perder”, presume la madre en el vídeo.
El tribunal que ha condenado ahora a la madre considera que su reacción atentó contra “la integridad física y emocional” de la pequeña. “Aunque no presente en este momento miedo o recelo del agua, eso no significa que este comportamiento, dada la tierna edad de la niña, no pueda provocar un impacto en su desarrollo emocional”, sostiene la jueza. “La acusada sabía que estaba molestando física y psíquicamente a su hija, sometiéndola a un trato indigno, susceptible de atemorizarla, causarle frío, choque térmico, incomodidad y angustia”, añade el fallo
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