Sonríe Trump , sonríe Netanyahu y, sobre todo, sonríe Oriente Próximo. El acuerdo de paz sobre la guerra entre Israel y Hamás en la franja de Gaza y Cisjordania, alcanzado el pasado lunes, ha supuesto una ola de estabilidad tras dos años de cruento conflicto. Sin embargo, mientras la comunidad internacional celebra el pacto y mira hacia el futuro con esperanza, ahora el deporte, tras años de neutralidad y de ponerse de perfil, parece dispuesto a meter el bisturí en sus competiciones y llevar a la cancha una fricción que ya pertenece a los libros de historia. Sin ir más lejos, este mismo martes, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) rechazó los recursos de Israel y confirmó la no participación de su equipo de gimnasia artística en los Mundiales que se disputarán del 19 al 25 de octubre. El embrollo se inició hace semanas cuando Indonesia , país que organiza la cita internacional, se había negado a dar visados a los atletas israelíes debido a que es un país mayoritariamente musulmán (más del 85% de sus ciudadanos practican la religión) y que, por lo tanto, siempre se ha opuesto a la guerra en territorio palestino. Los órganos federativos israelíes solicitaron un cambio de sede alegando que su ausencia suponía una discriminación, mientras que la Federación Internacional declaró que no tiene competencias en la emisión de visas de entrada en el país asiático. Tras toneladas de burocracia, la decisión ha sido inevitable y, ahora, amenaza con convertirse en un precursor que se expanda a otras disciplinas. Todos los caminos conducen ahora al fútbol, por tratarse del deporte rey y porque en menos de ocho meses tendrá lugar su cita más importante, el Mundial , que será acogido por Estados Unidos, Canadá y México en junio del año que viene. Como es costumbre, Israel busca entre conjuntos europeos su clasificación para una cita que no disputan desde 1970. Sin embargo, son muchos los países que no aceptan su presencia. El pasado sábado, el equipo hebreo se enfrentó a Noruega en Oslo, 5-0 para los nórdicos, doblete de Haaland , y aunque el encuentro transcurrió con relativa normalidad (un espontáneo saltó al césped con una proclama en favor de Palestina), fueron abundantes los altercados en las inmediaciones del estadio, así como los ataques dialécticos contra Israel en las gradas, cúmulo de acciones que puede exponer a la federación escandinava a diversas sanciones. Un escenario muy similar al vivido ayer en el duelo ante Italia en Údine , donde miles de personas tomaron las calles a modo de protesta. Incluso varios francotiradores de la policía transalpina estuvieron apostados en el hotel de concentración de los visitantes. Lo que está muy claro es que la FIFA y la UEFA no tomarán cartas en el asunto. Los dos choques que le quedan a Israel en esta fase de clasificación mundialista, ante Lituania y Moldavia , se disputarán con total normalidad, con público en las gradas y con un amplio dispositivo de seguridad que correrá a cuenta del equipo anfitrión. Pero no todos poseen el poderío del fútbol y ya son varios los deportes que han dado en las últimas horas un paso más allá. El baloncesto, por ejemplo, es el caso más particular. La FIBA y la Euroliga siempre han dicho que seguirán la estela de otras disciplinas en lo que a la participación de equipos israelíes se refiere. La primera no puso ningún impedimento en que la selección hebrea disputase el pasado Eurobasket , mientras que la segunda, además de contar con el Maccabi de Tel Aviv como uno de sus miembros fundadores, ha cedido una licencia al Hapoel de Tel Aviv para que pueda estrenarse en la máxima competición continental. Una permisividad que no ha gustado a diversos grupos de aficionados ni a los movimientos propalestina. Sin ir más lejos, esta semana se disputarán tres encuentros en territorio español con escudos israelíes. El Tenerife recibió ayer en la Champions League al Bnei Penlink Herzliya en medio de un ambiente crispado, con diversas manifestaciones contra Israel en la previa del duelo y con las gradas vacías por motivos de seguridad. Una fórmula que, salvo sorpresa, será idéntica a la que se vivirá hoy en Valencia y Manresa , que serán visitadas por el ya mencionado Hapoel de Tel Aviv y por el Hapoel Bank Yahav respectivamente. Clamor popularEsta corriente, esa que pretende aplicar presión a Israel a través del deporte pese a que la paz en Gaza y Cisjordania es ya una realidad, tiene su origen en la pasada Vuelta a España de ciclismo. Allí, desde País Vasco a Madrid, pasando por Galicia o Asturias, fueron miles las personas que protestaron contra la presencia del equipo israelí en el pelotón. La sartén se calentó en demasía con el paso de las etapas y, en la capital española, en la última jornada, la situación saltó por los aires. Los grupos de violentos se impusieron a las protestas pacíficas y fueron tantas las emboscadas y el descontrol que los ciclistas nunca llegaron a meta .Noticia Relacionada estandar No Los rostros de los 20 últimos rehenes israelíes vivos liberados por Hamás A. S. El más joven de ellos tiene 20 años, mientras que el más mayor, 48. Sus familias han luchado incansablemente por su regreso desde que fueron secuestradosEse éxito, detener uno de los eventos deportivos más importantes del planeta, supuso una victoria impensable para los movimientos propalestinos, tan voraces que parecen dispuestos a replicar sus triunfos pese al aterrizaje de la paz en Palestina . Sin ir más lejos, asociaciones como Prou complicitat amb Israel, Boicot ICL y Comunitat Palestina de Catalunya han anunciado que su intención es que no se dispute el ya mencionado encuentro entre Manresa y Hapoel Bank Yahav. La paz parece haber llegado a Palestina, pero el deporte no perdona. Sonríe Trump , sonríe Netanyahu y, sobre todo, sonríe Oriente Próximo. El acuerdo de paz sobre la guerra entre Israel y Hamás en la franja de Gaza y Cisjordania, alcanzado el pasado lunes, ha supuesto una ola de estabilidad tras dos años de cruento conflicto. Sin embargo, mientras la comunidad internacional celebra el pacto y mira hacia el futuro con esperanza, ahora el deporte, tras años de neutralidad y de ponerse de perfil, parece dispuesto a meter el bisturí en sus competiciones y llevar a la cancha una fricción que ya pertenece a los libros de historia. Sin ir más lejos, este mismo martes, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) rechazó los recursos de Israel y confirmó la no participación de su equipo de gimnasia artística en los Mundiales que se disputarán del 19 al 25 de octubre. El embrollo se inició hace semanas cuando Indonesia , país que organiza la cita internacional, se había negado a dar visados a los atletas israelíes debido a que es un país mayoritariamente musulmán (más del 85% de sus ciudadanos practican la religión) y que, por lo tanto, siempre se ha opuesto a la guerra en territorio palestino. Los órganos federativos israelíes solicitaron un cambio de sede alegando que su ausencia suponía una discriminación, mientras que la Federación Internacional declaró que no tiene competencias en la emisión de visas de entrada en el país asiático. Tras toneladas de burocracia, la decisión ha sido inevitable y, ahora, amenaza con convertirse en un precursor que se expanda a otras disciplinas. Todos los caminos conducen ahora al fútbol, por tratarse del deporte rey y porque en menos de ocho meses tendrá lugar su cita más importante, el Mundial , que será acogido por Estados Unidos, Canadá y México en junio del año que viene. Como es costumbre, Israel busca entre conjuntos europeos su clasificación para una cita que no disputan desde 1970. Sin embargo, son muchos los países que no aceptan su presencia. El pasado sábado, el equipo hebreo se enfrentó a Noruega en Oslo, 5-0 para los nórdicos, doblete de Haaland , y aunque el encuentro transcurrió con relativa normalidad (un espontáneo saltó al césped con una proclama en favor de Palestina), fueron abundantes los altercados en las inmediaciones del estadio, así como los ataques dialécticos contra Israel en las gradas, cúmulo de acciones que puede exponer a la federación escandinava a diversas sanciones. Un escenario muy similar al vivido ayer en el duelo ante Italia en Údine , donde miles de personas tomaron las calles a modo de protesta. Incluso varios francotiradores de la policía transalpina estuvieron apostados en el hotel de concentración de los visitantes. Lo que está muy claro es que la FIFA y la UEFA no tomarán cartas en el asunto. Los dos choques que le quedan a Israel en esta fase de clasificación mundialista, ante Lituania y Moldavia , se disputarán con total normalidad, con público en las gradas y con un amplio dispositivo de seguridad que correrá a cuenta del equipo anfitrión. Pero no todos poseen el poderío del fútbol y ya son varios los deportes que han dado en las últimas horas un paso más allá. El baloncesto, por ejemplo, es el caso más particular. La FIBA y la Euroliga siempre han dicho que seguirán la estela de otras disciplinas en lo que a la participación de equipos israelíes se refiere. La primera no puso ningún impedimento en que la selección hebrea disputase el pasado Eurobasket , mientras que la segunda, además de contar con el Maccabi de Tel Aviv como uno de sus miembros fundadores, ha cedido una licencia al Hapoel de Tel Aviv para que pueda estrenarse en la máxima competición continental. Una permisividad que no ha gustado a diversos grupos de aficionados ni a los movimientos propalestina. Sin ir más lejos, esta semana se disputarán tres encuentros en territorio español con escudos israelíes. El Tenerife recibió ayer en la Champions League al Bnei Penlink Herzliya en medio de un ambiente crispado, con diversas manifestaciones contra Israel en la previa del duelo y con las gradas vacías por motivos de seguridad. Una fórmula que, salvo sorpresa, será idéntica a la que se vivirá hoy en Valencia y Manresa , que serán visitadas por el ya mencionado Hapoel de Tel Aviv y por el Hapoel Bank Yahav respectivamente. Clamor popularEsta corriente, esa que pretende aplicar presión a Israel a través del deporte pese a que la paz en Gaza y Cisjordania es ya una realidad, tiene su origen en la pasada Vuelta a España de ciclismo. Allí, desde País Vasco a Madrid, pasando por Galicia o Asturias, fueron miles las personas que protestaron contra la presencia del equipo israelí en el pelotón. La sartén se calentó en demasía con el paso de las etapas y, en la capital española, en la última jornada, la situación saltó por los aires. Los grupos de violentos se impusieron a las protestas pacíficas y fueron tantas las emboscadas y el descontrol que los ciclistas nunca llegaron a meta .Noticia Relacionada estandar No Los rostros de los 20 últimos rehenes israelíes vivos liberados por Hamás A. S. El más joven de ellos tiene 20 años, mientras que el más mayor, 48. Sus familias han luchado incansablemente por su regreso desde que fueron secuestradosEse éxito, detener uno de los eventos deportivos más importantes del planeta, supuso una victoria impensable para los movimientos propalestinos, tan voraces que parecen dispuestos a replicar sus triunfos pese al aterrizaje de la paz en Palestina . Sin ir más lejos, asociaciones como Prou complicitat amb Israel, Boicot ICL y Comunitat Palestina de Catalunya han anunciado que su intención es que no se dispute el ya mencionado encuentro entre Manresa y Hapoel Bank Yahav. La paz parece haber llegado a Palestina, pero el deporte no perdona.
Sonríe Trump, sonríe Netanyahu y, sobre todo, sonríe Oriente Próximo. El acuerdo de paz sobre la guerra entre Israel y Hamás en la franja de Gaza y Cisjordania, alcanzado el pasado lunes, ha supuesto una ola de estabilidad tras dos … años de cruento conflicto. Sin embargo, mientras la comunidad internacional celebra el pacto y mira hacia el futuro con esperanza, ahora el deporte, tras años de neutralidad y de ponerse de perfil, parece dispuesto a meter el bisturí en sus competiciones y llevar a la cancha una fricción que ya pertenece a los libros de historia.
Sin ir más lejos, este mismo martes, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) rechazó los recursos de Israel y confirmó la no participación de su equipo de gimnasia artística en los Mundiales que se disputarán del 19 al 25 de octubre. El embrollo se inició hace semanas cuando Indonesia, país que organiza la cita internacional, se había negado a dar visados a los atletas israelíes debido a que es un país mayoritariamente musulmán (más del 85% de sus ciudadanos practican la religión) y que, por lo tanto, siempre se ha opuesto a la guerra en territorio palestino.
Los órganos federativos israelíes solicitaron un cambio de sede alegando que su ausencia suponía una discriminación, mientras que la Federación Internacional declaró que no tiene competencias en la emisión de visas de entrada en el país asiático. Tras toneladas de burocracia, la decisión ha sido inevitable y, ahora, amenaza con convertirse en un precursor que se expanda a otras disciplinas.
Todos los caminos conducen ahora al fútbol, por tratarse del deporte rey y porque en menos de ocho meses tendrá lugar su cita más importante, el Mundial, que será acogido por Estados Unidos, Canadá y México en junio del año que viene. Como es costumbre, Israel busca entre conjuntos europeos su clasificación para una cita que no disputan desde 1970. Sin embargo, son muchos los países que no aceptan su presencia.
El pasado sábado, el equipo hebreo se enfrentó a Noruega en Oslo, 5-0 para los nórdicos, doblete de Haaland, y aunque el encuentro transcurrió con relativa normalidad (un espontáneo saltó al césped con una proclama en favor de Palestina), fueron abundantes los altercados en las inmediaciones del estadio, así como los ataques dialécticos contra Israel en las gradas, cúmulo de acciones que puede exponer a la federación escandinava a diversas sanciones. Un escenario muy similar al vivido ayer en el duelo ante Italia en Údine, donde miles de personas tomaron las calles a modo de protesta. Incluso varios francotiradores de la policía transalpina estuvieron apostados en el hotel de concentración de los visitantes.
Lo que está muy claro es que la FIFA y la UEFA no tomarán cartas en el asunto. Los dos choques que le quedan a Israel en esta fase de clasificación mundialista, ante Lituania y Moldavia, se disputarán con total normalidad, con público en las gradas y con un amplio dispositivo de seguridad que correrá a cuenta del equipo anfitrión. Pero no todos poseen el poderío del fútbol y ya son varios los deportes que han dado en las últimas horas un paso más allá.
El baloncesto, por ejemplo, es el caso más particular. La FIBA y la Euroliga siempre han dicho que seguirán la estela de otras disciplinas en lo que a la participación de equipos israelíes se refiere. La primera no puso ningún impedimento en que la selección hebrea disputase el pasado Eurobasket, mientras que la segunda, además de contar con el Maccabi de Tel Aviv como uno de sus miembros fundadores, ha cedido una licencia al Hapoel de Tel Aviv para que pueda estrenarse en la máxima competición continental.
Una permisividad que no ha gustado a diversos grupos de aficionados ni a los movimientos propalestina. Sin ir más lejos, esta semana se disputarán tres encuentros en territorio español con escudos israelíes. El Tenerife recibió ayer en la Champions League al Bnei Penlink Herzliya en medio de un ambiente crispado, con diversas manifestaciones contra Israel en la previa del duelo y con las gradas vacías por motivos de seguridad. Una fórmula que, salvo sorpresa, será idéntica a la que se vivirá hoy en Valencia y Manresa, que serán visitadas por el ya mencionado Hapoel de Tel Aviv y por el Hapoel Bank Yahav respectivamente.
Clamor popular
Esta corriente, esa que pretende aplicar presión a Israel a través del deporte pese a que la paz en Gaza y Cisjordania es ya una realidad, tiene su origen en la pasada Vuelta a España de ciclismo. Allí, desde País Vasco a Madrid, pasando por Galicia o Asturias, fueron miles las personas que protestaron contra la presencia del equipo israelí en el pelotón. La sartén se calentó en demasía con el paso de las etapas y, en la capital española, en la última jornada, la situación saltó por los aires. Los grupos de violentos se impusieron a las protestas pacíficas y fueron tantas las emboscadas y el descontrol que los ciclistas nunca llegaron a meta.
Ese éxito, detener uno de los eventos deportivos más importantes del planeta, supuso una victoria impensable para los movimientos propalestinos, tan voraces que parecen dispuestos a replicar sus triunfos pese al aterrizaje de la paz en Palestina. Sin ir más lejos, asociaciones como Prou complicitat amb Israel, Boicot ICL y Comunitat Palestina de Catalunya han anunciado que su intención es que no se dispute el ya mencionado encuentro entre Manresa y Hapoel Bank Yahav. La paz parece haber llegado a Palestina, pero el deporte no perdona.
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