Se fustiga Novak Djokovic tras su última derrota, en primera ronda de Indian Wells, ante Botic Van de Zandschulp (6-2, 3-6 y 6-1). «He tenido opciones al principio del tercer set, pero he cometido errores horrorosos. Botic lo ha hecho muy bien, pero yo no debería haberme puesto en esa situación. No he encontrado el ritmo. Al haber sido tan regular durante tantos años, las expectativas son grandes, pero estos dos últimos cursos las cosas han sido diferentes. Me ha costado jugar al nivel que deseo. Es un reto». Uno que le costó no sumar ningún título en 2024, centrado como estaba en ese oro olímpico que sí conquistó como broche a su excelente carrera, el objetivo de toda su vida, y que también le está llevando a firmar un inicio de 2025 no acorde a lo que suele ser lo habitual con él. Las expectativas, sobre todo propias, también pesan en el campeón de 24 Grand Slams, sin un trofeo ATP desde la Copa de Maestros en noviembre de 2023 y con intentos fallidos por recuperar aquella versión de sí mismo que doblegaba a los rivales casi antes de salir a la pista.Encadena tres derrotas el serbio, algo que no pasaba desde 2018. Una lesión en el Abierto de Australia, donde ha ganado en diez ocasiones y que no levanta desde 2021; Matteo Berrettini en Doha; Van de Zandschulp en Indian Wells, donde ha levantado cinco trofeos y buscaba desempatar con Roger Federer. Los rivales no tienen demasiado pedigrí: Berrettini es un hueso duro pero mermado por las lesiones está en el puesto 29, y el neerlandés, a pesar de vencer a Carlos Alcaraz en el US Open y a Rafael Nadal en la Copa Davis, entró en el cuadro final repescado tras caer en la previa, y es 85 del mundo. Ninguno entró asustado ante este Djokovic. Noticias relacionadas estandar No Tenis Alcaraz y Badosa recuperan su ambición en Miami: así son sus caminos hacia el título Laura Marta estandar Si Tenis Conchita Martínez, la reina Midas Laura MartaNo puso excusas el de Belgrado, un ‘mal día en la oficina’ y ni siquiera que lo incomodara la nueva superficie de Indian Wells, donde el bote de la pelota fuera más alto que en tierra batida, como confesó, consuela, porque además de los resultados en la pista es la sensación que desprende en ella: sin agresividad, más dudoso que nunca, sin la fluidez de movimientos e ideas de antaño. «Las cosas han sido distintas para mí en los últimos dos años. Ha sido un mal día para mí. Y lo lamento por el nivel de tenis considerando cómo he entrenado. Pero si pongo las cosas en perspectiva, he tenido una carrera increíble», parecía ir despidiéndose de todo, y no solo de Indian Wells tras el adiós demasiado precipitado.Solo él sabe qué ocurre por dentro de su cuerpo y su cabeza, y se pueden establecer muchos motivos desde fuera de este apagón alargado en el tiempo. Uno que cualquiera firmaría, por otro lado, pero no estamos hablando de cualquiera. El psicólogo Juan Carlos Campillo intenta aportar un motivo, tan natural como la vida misma: «Un factor clave para competir bien es tener un rival de nivel, porque te hace superarte y tener un motivo para entrenar más duro. Ahora que Djokovic tiene todos los récords, dos Grand Slams más que Nadal y que este ya no puede superarlo, puede influir en que no tenga esa presión de seguir peleando tanto». Es decir, a Djokovic le falta Nadal, y Roger Federer. Una situación que se ha repetido en la historia del deporte, de todos los deportes: Sampras y Agassi, Borg y McEnroe, Leo Messi y Cristiano Ronaldo, Fernando Alonso y Lewis Hamilton, Chris Evert y Martina Navratilova…«Djokovic tiene todos los récords y nadie puede superarlo. Puede influir en que no tenga esa presión de seguir peleando tanto» Juan Carlos Campillo Psicólogo«Cuando tienes enfrente a un rival de tu altura, tienes una motivación mayor de la habitual, y no solo de ganar. Si eres superior, no tienes tanta motivación porque lo normal es que ganes; pero si compites con alguien que te iguala en muchas cosas, lo que quieres es superarlo en todo», prosigue Campillo, quien fuera entrenador mental de Carolina Marín. Y lo asemeja a un equipo de fútbol donde los suplentes se pelean más por el puesto que los que siempre aparecen en el once inicial. «Lo mental no es magia. Lo mental produce esos pensamientos, y esas conexiones neuronales aportan las sustancias químicas que dan ese extra de energía, de vitalidad, de fuerza», incide.Objetivos y obligacionesDjokovic había vivido el abismo de encontrarse sin retos en 2016. Tras toda una vida profesional, pudo por fin completar el círculo con su primer Roland Garros. Había sufrido mucho para alcanzar esa cota, como antes le había pasado a Federer, con un Nadal que le arrebataba toda esperanza. Tantas ganas de levantar la Copa de los Mosqueteros, que incluso cuando venció al balear, en 2015, pensó que lo había hecho todo, pero en el precipicio de la final, contra Wawrinka, le entró el vértigo y perdió. Una vez completado el puzle al curso siguiente, Djokovic se quedó vacío, decía. Le siguieron problemas en el codo y cierta apatía, primeras y segundas rondas, incapaz de entender que había dos colosos por encima hasta que se dio la vuelta y los vio. Ahí encontró la motivación, en ese Nadal, en ese Federer. La gasolina que lo convirtió en quien hoy es: el mejor de todos los tiempos.«De vez en cuando tengo un par de buenos torneos, pero el resto, desde hace un par de años, es una lucha» Novak Djokovic TenistaPero los tiempos también ha pasado para él y, con casi 38 años (en mayo) se encuentra sin los dos que lo habían impulsado hasta aquí. Retirados Federer y Nadal, se ha quedado solo en un tenis que tiene en Alcaraz, Sinner y otros veinteañeros a sus líderes. Otra rivalidad de la que ya no es parte principal. «Los jóvenes tiene un extra de motivación, porque para ellos ganar a la leyenda, al número 1, a los mejores, los empuja. Pero para Djokovic es casi una penuria, tener unas rondas anteriores con estos jóvenes que están como locos, que no duermen, que no tienen familia, que hacen lo que sea, que es lo que hacía él antes, pero ya no está en ese lugar», continúa Campillo.Así expresaba John McEnroe la falta de su archienemigo sueco: «La retirada de Bjorn Borg me afectó mucho durante casi dos años. No rendí al nivel que habría esperado. La ambición siempre es sentir que puedes mejorar tu juego al máximo, pero no puedes hace nada en un momento dado. Mentalmente, solo esperaba que él volviera y me empujara a ser mejor».Aun así, el serbio ha introducido cambios en este otoño de su carrera para añadir mecha, nueva energía, otro punto de vista. Ahí está Andy Murray, quien fuera uno de sus enemigos, convertido en técnico y ‘coach’ para aportar experiencia y ánimos al de Belgrado, a quien nunca hay que dar por acabado, como dice su excelso palmarés, como dice todas las veces que se ha revuelto cuando parecía herido.Porque Djokovic todavía se enciende, qué duda cabe, pero selecciona más que nunca sus batallas, pendiente de un cuerpo que le ha dado más quebraderos de cabeza en estos últimos tiempos. Al otro lado de la red tiene a Sinner y a Alcaraz como sus principales contrincantes. Al español lo superó en la pelea por el oro olímpico con una lección soberbia de tenis y mentalidad: al italiano, unos meses antes con otra exhibición de poderío en la Copa de Maestros. Ha entendido que en esos duelos él empieza a tener las de perder: unos van creciendo y él ha hecho más que todos ellos juntos; obligado además a exprimir aún más su cuerpo, ya desgastado, con este tenis de pura potencia.«Buen ejemplo fue 2024: perdió en semifinales de Australia contra Sinner; abandonó Roland Garros en cuartos para operarse con urgencia un problema en la rodilla, y sacó su gen competitivo, porque compareció en Wimbledon solo un mes después y llegó a la final, donde Alcaraz fue más fuerte. Se desquitó en París 2024, enorme oro conquistado ante el español; y se quedó sin fuerzas en tercera ronda del US Open. Aun así, peleó por el título de Shanghái. «Con la edad dosificas el esfuerzo y los partidos. Pero es un arma de doble filo: si no corres a por esa pelota, a lo mejor es clave para esta ronda; si no vas a ese torneo, a lo mejor no estás preparado para el que tú quieres conseguir, que para Djokovic está claro que son los Grand Slams», indica el psicólogo. Pero hay que pasar otros peajes antes, otros Masters 1.000, como el de Miami donde Djokovic quiere resarcirse, y está el serbio en la tesitura de los grandes campeones: preguntarse si hay retos posibles que todavía lo esperan a él; buscarlos, identificarlos y aceptar de nuevo el sacrificio de ir a por ellos tras todo lo conseguido. «De vez en cuando tengo un par de buenos torneos, pero sobre todo es una lucha. Nadie te prepara para este momento, tienes que experimentarlo y afrontarlo de la mejor manera posible», corroboró Djokovic. El mejor de todos los tiempos busca encender de nuevo la chispa para alargar los minutos. Los puede encontrar en Miami, donde ha sido campeón en seis ocasiones y a donde regresa por primera vez desde 2019. Debuta contra Hijikata o Medjedovic, y podría cruzarse con Alcaraz en semifinales. El mayor estímulo para el mayor de los retos. Se fustiga Novak Djokovic tras su última derrota, en primera ronda de Indian Wells, ante Botic Van de Zandschulp (6-2, 3-6 y 6-1). «He tenido opciones al principio del tercer set, pero he cometido errores horrorosos. Botic lo ha hecho muy bien, pero yo no debería haberme puesto en esa situación. No he encontrado el ritmo. Al haber sido tan regular durante tantos años, las expectativas son grandes, pero estos dos últimos cursos las cosas han sido diferentes. Me ha costado jugar al nivel que deseo. Es un reto». Uno que le costó no sumar ningún título en 2024, centrado como estaba en ese oro olímpico que sí conquistó como broche a su excelente carrera, el objetivo de toda su vida, y que también le está llevando a firmar un inicio de 2025 no acorde a lo que suele ser lo habitual con él. Las expectativas, sobre todo propias, también pesan en el campeón de 24 Grand Slams, sin un trofeo ATP desde la Copa de Maestros en noviembre de 2023 y con intentos fallidos por recuperar aquella versión de sí mismo que doblegaba a los rivales casi antes de salir a la pista.Encadena tres derrotas el serbio, algo que no pasaba desde 2018. Una lesión en el Abierto de Australia, donde ha ganado en diez ocasiones y que no levanta desde 2021; Matteo Berrettini en Doha; Van de Zandschulp en Indian Wells, donde ha levantado cinco trofeos y buscaba desempatar con Roger Federer. Los rivales no tienen demasiado pedigrí: Berrettini es un hueso duro pero mermado por las lesiones está en el puesto 29, y el neerlandés, a pesar de vencer a Carlos Alcaraz en el US Open y a Rafael Nadal en la Copa Davis, entró en el cuadro final repescado tras caer en la previa, y es 85 del mundo. Ninguno entró asustado ante este Djokovic. Noticias relacionadas estandar No Tenis Alcaraz y Badosa recuperan su ambición en Miami: así son sus caminos hacia el título Laura Marta estandar Si Tenis Conchita Martínez, la reina Midas Laura MartaNo puso excusas el de Belgrado, un ‘mal día en la oficina’ y ni siquiera que lo incomodara la nueva superficie de Indian Wells, donde el bote de la pelota fuera más alto que en tierra batida, como confesó, consuela, porque además de los resultados en la pista es la sensación que desprende en ella: sin agresividad, más dudoso que nunca, sin la fluidez de movimientos e ideas de antaño. «Las cosas han sido distintas para mí en los últimos dos años. Ha sido un mal día para mí. Y lo lamento por el nivel de tenis considerando cómo he entrenado. Pero si pongo las cosas en perspectiva, he tenido una carrera increíble», parecía ir despidiéndose de todo, y no solo de Indian Wells tras el adiós demasiado precipitado.Solo él sabe qué ocurre por dentro de su cuerpo y su cabeza, y se pueden establecer muchos motivos desde fuera de este apagón alargado en el tiempo. Uno que cualquiera firmaría, por otro lado, pero no estamos hablando de cualquiera. El psicólogo Juan Carlos Campillo intenta aportar un motivo, tan natural como la vida misma: «Un factor clave para competir bien es tener un rival de nivel, porque te hace superarte y tener un motivo para entrenar más duro. Ahora que Djokovic tiene todos los récords, dos Grand Slams más que Nadal y que este ya no puede superarlo, puede influir en que no tenga esa presión de seguir peleando tanto». Es decir, a Djokovic le falta Nadal, y Roger Federer. Una situación que se ha repetido en la historia del deporte, de todos los deportes: Sampras y Agassi, Borg y McEnroe, Leo Messi y Cristiano Ronaldo, Fernando Alonso y Lewis Hamilton, Chris Evert y Martina Navratilova…«Djokovic tiene todos los récords y nadie puede superarlo. Puede influir en que no tenga esa presión de seguir peleando tanto» Juan Carlos Campillo Psicólogo«Cuando tienes enfrente a un rival de tu altura, tienes una motivación mayor de la habitual, y no solo de ganar. Si eres superior, no tienes tanta motivación porque lo normal es que ganes; pero si compites con alguien que te iguala en muchas cosas, lo que quieres es superarlo en todo», prosigue Campillo, quien fuera entrenador mental de Carolina Marín. Y lo asemeja a un equipo de fútbol donde los suplentes se pelean más por el puesto que los que siempre aparecen en el once inicial. «Lo mental no es magia. Lo mental produce esos pensamientos, y esas conexiones neuronales aportan las sustancias químicas que dan ese extra de energía, de vitalidad, de fuerza», incide.Objetivos y obligacionesDjokovic había vivido el abismo de encontrarse sin retos en 2016. Tras toda una vida profesional, pudo por fin completar el círculo con su primer Roland Garros. Había sufrido mucho para alcanzar esa cota, como antes le había pasado a Federer, con un Nadal que le arrebataba toda esperanza. Tantas ganas de levantar la Copa de los Mosqueteros, que incluso cuando venció al balear, en 2015, pensó que lo había hecho todo, pero en el precipicio de la final, contra Wawrinka, le entró el vértigo y perdió. Una vez completado el puzle al curso siguiente, Djokovic se quedó vacío, decía. Le siguieron problemas en el codo y cierta apatía, primeras y segundas rondas, incapaz de entender que había dos colosos por encima hasta que se dio la vuelta y los vio. Ahí encontró la motivación, en ese Nadal, en ese Federer. La gasolina que lo convirtió en quien hoy es: el mejor de todos los tiempos.«De vez en cuando tengo un par de buenos torneos, pero el resto, desde hace un par de años, es una lucha» Novak Djokovic TenistaPero los tiempos también ha pasado para él y, con casi 38 años (en mayo) se encuentra sin los dos que lo habían impulsado hasta aquí. Retirados Federer y Nadal, se ha quedado solo en un tenis que tiene en Alcaraz, Sinner y otros veinteañeros a sus líderes. Otra rivalidad de la que ya no es parte principal. «Los jóvenes tiene un extra de motivación, porque para ellos ganar a la leyenda, al número 1, a los mejores, los empuja. Pero para Djokovic es casi una penuria, tener unas rondas anteriores con estos jóvenes que están como locos, que no duermen, que no tienen familia, que hacen lo que sea, que es lo que hacía él antes, pero ya no está en ese lugar», continúa Campillo.Así expresaba John McEnroe la falta de su archienemigo sueco: «La retirada de Bjorn Borg me afectó mucho durante casi dos años. No rendí al nivel que habría esperado. La ambición siempre es sentir que puedes mejorar tu juego al máximo, pero no puedes hace nada en un momento dado. Mentalmente, solo esperaba que él volviera y me empujara a ser mejor».Aun así, el serbio ha introducido cambios en este otoño de su carrera para añadir mecha, nueva energía, otro punto de vista. Ahí está Andy Murray, quien fuera uno de sus enemigos, convertido en técnico y ‘coach’ para aportar experiencia y ánimos al de Belgrado, a quien nunca hay que dar por acabado, como dice su excelso palmarés, como dice todas las veces que se ha revuelto cuando parecía herido.Porque Djokovic todavía se enciende, qué duda cabe, pero selecciona más que nunca sus batallas, pendiente de un cuerpo que le ha dado más quebraderos de cabeza en estos últimos tiempos. Al otro lado de la red tiene a Sinner y a Alcaraz como sus principales contrincantes. Al español lo superó en la pelea por el oro olímpico con una lección soberbia de tenis y mentalidad: al italiano, unos meses antes con otra exhibición de poderío en la Copa de Maestros. Ha entendido que en esos duelos él empieza a tener las de perder: unos van creciendo y él ha hecho más que todos ellos juntos; obligado además a exprimir aún más su cuerpo, ya desgastado, con este tenis de pura potencia.«Buen ejemplo fue 2024: perdió en semifinales de Australia contra Sinner; abandonó Roland Garros en cuartos para operarse con urgencia un problema en la rodilla, y sacó su gen competitivo, porque compareció en Wimbledon solo un mes después y llegó a la final, donde Alcaraz fue más fuerte. Se desquitó en París 2024, enorme oro conquistado ante el español; y se quedó sin fuerzas en tercera ronda del US Open. Aun así, peleó por el título de Shanghái. «Con la edad dosificas el esfuerzo y los partidos. Pero es un arma de doble filo: si no corres a por esa pelota, a lo mejor es clave para esta ronda; si no vas a ese torneo, a lo mejor no estás preparado para el que tú quieres conseguir, que para Djokovic está claro que son los Grand Slams», indica el psicólogo. Pero hay que pasar otros peajes antes, otros Masters 1.000, como el de Miami donde Djokovic quiere resarcirse, y está el serbio en la tesitura de los grandes campeones: preguntarse si hay retos posibles que todavía lo esperan a él; buscarlos, identificarlos y aceptar de nuevo el sacrificio de ir a por ellos tras todo lo conseguido. «De vez en cuando tengo un par de buenos torneos, pero sobre todo es una lucha. Nadie te prepara para este momento, tienes que experimentarlo y afrontarlo de la mejor manera posible», corroboró Djokovic. El mejor de todos los tiempos busca encender de nuevo la chispa para alargar los minutos. Los puede encontrar en Miami, donde ha sido campeón en seis ocasiones y a donde regresa por primera vez desde 2019. Debuta contra Hijikata o Medjedovic, y podría cruzarse con Alcaraz en semifinales. El mayor estímulo para el mayor de los retos.
Se fustiga Novak Djokovic tras su última derrota, en primera ronda de Indian Wells, ante Botic Van de Zandschulp (6-2, 3-6 y 6-1). «He tenido opciones al principio del tercer set, pero he cometido errores horrorosos. Botic lo ha hecho muy … bien, pero yo no debería haberme puesto en esa situación. No he encontrado el ritmo. Al haber sido tan regular durante tantos años, las expectativas son grandes, pero estos dos últimos cursos las cosas han sido diferentes. Me ha costado jugar al nivel que deseo. Es un reto».
Uno que le costó no sumar ningún título en 2024, centrado como estaba en ese oro olímpico que sí conquistó como broche a su excelente carrera, el objetivo de toda su vida, y que también le está llevando a firmar un inicio de 2025 no acorde a lo que suele ser lo habitual con él. Las expectativas, sobre todo propias, también pesan en el campeón de 24 Grand Slams, sin un trofeo ATP desde la Copa de Maestros en noviembre de 2023 y con intentos fallidos por recuperar aquella versión de sí mismo que doblegaba a los rivales casi antes de salir a la pista.
Encadena tres derrotas el serbio, algo que no pasaba desde 2018. Una lesión en el Abierto de Australia, donde ha ganado en diez ocasiones y que no levanta desde 2021; Matteo Berrettini en Doha; Van de Zandschulp en Indian Wells, donde ha levantado cinco trofeos y buscaba desempatar con Roger Federer. Los rivales no tienen demasiado pedigrí: Berrettini es un hueso duro pero mermado por las lesiones está en el puesto 29, y el neerlandés, a pesar de vencer a Carlos Alcaraz en el US Open y a Rafael Nadal en la Copa Davis, entró en el cuadro final repescado tras caer en la previa, y es 85 del mundo. Ninguno entró asustado ante este Djokovic.
No puso excusas el de Belgrado, un ‘mal día en la oficina’ y ni siquiera que lo incomodara la nueva superficie de Indian Wells, donde el bote de la pelota fuera más alto que en tierra batida, como confesó, consuela, porque además de los resultados en la pista es la sensación que desprende en ella: sin agresividad, más dudoso que nunca, sin la fluidez de movimientos e ideas de antaño. «Las cosas han sido distintas para mí en los últimos dos años. Ha sido un mal día para mí. Y lo lamento por el nivel de tenis considerando cómo he entrenado. Pero si pongo las cosas en perspectiva, he tenido una carrera increíble», parecía ir despidiéndose de todo, y no solo de Indian Wells tras el adiós demasiado precipitado.
Solo él sabe qué ocurre por dentro de su cuerpo y su cabeza, y se pueden establecer muchos motivos desde fuera de este apagón alargado en el tiempo. Uno que cualquiera firmaría, por otro lado, pero no estamos hablando de cualquiera. El psicólogo Juan Carlos Campillo intenta aportar un motivo, tan natural como la vida misma: «Un factor clave para competir bien es tener un rival de nivel, porque te hace superarte y tener un motivo para entrenar más duro. Ahora que Djokovic tiene todos los récords, dos Grand Slams más que Nadal y que este ya no puede superarlo, puede influir en que no tenga esa presión de seguir peleando tanto». Es decir, a Djokovic le falta Nadal, y Roger Federer. Una situación que se ha repetido en la historia del deporte, de todos los deportes: Sampras y Agassi, Borg y McEnroe, Leo Messi y Cristiano Ronaldo, Fernando Alonso y Lewis Hamilton, Chris Evert y Martina Navratilova…
«Djokovic tiene todos los récords y nadie puede superarlo. Puede influir en que no tenga esa presión de seguir peleando tanto»
Juan Carlos Campillo
Psicólogo
«Cuando tienes enfrente a un rival de tu altura, tienes una motivación mayor de la habitual, y no solo de ganar. Si eres superior, no tienes tanta motivación porque lo normal es que ganes; pero si compites con alguien que te iguala en muchas cosas, lo que quieres es superarlo en todo», prosigue Campillo, quien fuera entrenador mental de Carolina Marín. Y lo asemeja a un equipo de fútbol donde los suplentes se pelean más por el puesto que los que siempre aparecen en el once inicial. «Lo mental no es magia. Lo mental produce esos pensamientos, y esas conexiones neuronales aportan las sustancias químicas que dan ese extra de energía, de vitalidad, de fuerza», incide.
Objetivos y obligaciones
Djokovic había vivido el abismo de encontrarse sin retos en 2016. Tras toda una vida profesional, pudo por fin completar el círculo con su primer Roland Garros. Había sufrido mucho para alcanzar esa cota, como antes le había pasado a Federer, con un Nadal que le arrebataba toda esperanza. Tantas ganas de levantar la Copa de los Mosqueteros, que incluso cuando venció al balear, en 2015, pensó que lo había hecho todo, pero en el precipicio de la final, contra Wawrinka, le entró el vértigo y perdió. Una vez completado el puzle al curso siguiente, Djokovic se quedó vacío, decía. Le siguieron problemas en el codo y cierta apatía, primeras y segundas rondas, incapaz de entender que había dos colosos por encima hasta que se dio la vuelta y los vio. Ahí encontró la motivación, en ese Nadal, en ese Federer. La gasolina que lo convirtió en quien hoy es: el mejor de todos los tiempos.
«De vez en cuando tengo un par de buenos torneos, pero el resto, desde hace un par de años, es una lucha»
Novak Djokovic
Tenista
Pero los tiempos también ha pasado para él y, con casi 38 años (en mayo) se encuentra sin los dos que lo habían impulsado hasta aquí. Retirados Federer y Nadal, se ha quedado solo en un tenis que tiene en Alcaraz, Sinner y otros veinteañeros a sus líderes. Otra rivalidad de la que ya no es parte principal. «Los jóvenes tiene un extra de motivación, porque para ellos ganar a la leyenda, al número 1, a los mejores, los empuja. Pero para Djokovic es casi una penuria, tener unas rondas anteriores con estos jóvenes que están como locos, que no duermen, que no tienen familia, que hacen lo que sea, que es lo que hacía él antes, pero ya no está en ese lugar», continúa Campillo.
Así expresaba John McEnroe la falta de su archienemigo sueco: «La retirada de Bjorn Borg me afectó mucho durante casi dos años. No rendí al nivel que habría esperado. La ambición siempre es sentir que puedes mejorar tu juego al máximo, pero no puedes hace nada en un momento dado. Mentalmente, solo esperaba que él volviera y me empujara a ser mejor».
Aun así, el serbio ha introducido cambios en este otoño de su carrera para añadir mecha, nueva energía, otro punto de vista. Ahí está Andy Murray, quien fuera uno de sus enemigos, convertido en técnico y ‘coach’ para aportar experiencia y ánimos al de Belgrado, a quien nunca hay que dar por acabado, como dice su excelso palmarés, como dice todas las veces que se ha revuelto cuando parecía herido.
Porque Djokovic todavía se enciende, qué duda cabe, pero selecciona más que nunca sus batallas, pendiente de un cuerpo que le ha dado más quebraderos de cabeza en estos últimos tiempos. Al otro lado de la red tiene a Sinner y a Alcaraz como sus principales contrincantes. Al español lo superó en la pelea por el oro olímpico con una lección soberbia de tenis y mentalidad: al italiano, unos meses antes con otra exhibición de poderío en la Copa de Maestros. Ha entendido que en esos duelos él empieza a tener las de perder: unos van creciendo y él ha hecho más que todos ellos juntos; obligado además a exprimir aún más su cuerpo, ya desgastado, con este tenis de pura potencia.
Buen ejemplo fue 2024: perdió en semifinales de Australia contra Sinner; abandonó Roland Garros en cuartos para operarse con urgencia un problema en la rodilla, y sacó su gen competitivo, porque compareció en Wimbledon solo un mes después y llegó a la final, donde Alcaraz fue más fuerte. Se desquitó en París 2024, enorme oro conquistado ante el español; y se quedó sin fuerzas en tercera ronda del US Open. Aun así, peleó por el título de Shanghái. «Con la edad dosificas el esfuerzo y los partidos. Pero es un arma de doble filo: si no corres a por esa pelota, a lo mejor es clave para esta ronda; si no vas a ese torneo, a lo mejor no estás preparado para el que tú quieres conseguir, que para Djokovic está claro que son los Grand Slams», indica el psicólogo.
Pero hay que pasar otros peajes antes, otros Masters 1.000, como el de Miami donde Djokovic quiere resarcirse, y está el serbio en la tesitura de los grandes campeones: preguntarse si hay retos posibles que todavía lo esperan a él; buscarlos, identificarlos y aceptar de nuevo el sacrificio de ir a por ellos tras todo lo conseguido. «De vez en cuando tengo un par de buenos torneos, pero sobre todo es una lucha. Nadie te prepara para este momento, tienes que experimentarlo y afrontarlo de la mejor manera posible», corroboró Djokovic. El mejor de todos los tiempos busca encender de nuevo la chispa para alargar los minutos. Los puede encontrar en Miami, donde ha sido campeón en seis ocasiones y a donde regresa por primera vez desde 2019. Debuta contra Hijikata o Medjedovic, y podría cruzarse con Alcaraz en semifinales. El mayor estímulo para el mayor de los retos.
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