Dominique Pelicot, el hombre que durante una década invitó a su casa a decenas de personas para que violasen a su esposa mientras se encontraba drogada, ha pedido este miércoles disculpas a su familia. “Me arrepiento de lo que hice”, ha dicho en su última declaración ante el Tribunal de Aviñón. “No tenía ni idea de que les hacía tanto daño”, ha asegurado en la jornada 49 del juicio. Las audiencias, que empezaron en septiembre, se celebran de manera pública por petición de la víctima, Gisèle, que ha convertido el juicio en un momento histórico de la lucha contra las agresiones sexuales y la sumisión química.
El abogado de la víctima y sus tres hijos pide aprovechar el juicio para realizar una “toma de conciencia, un cambio de las mentalidades” en la sociedad
Dominique Pelicot, el hombre que durante una década invitó a su casa a decenas de personas para que violasen a su esposa mientras se encontraba drogada, ha pedido este miércoles disculpas a su familia. “Me arrepiento de lo que hice”, ha dicho en su última declaración ante el Tribunal de Aviñón. “No tenía ni idea de que les hacía tanto daño”, ha asegurado en la jornada 49 del juicio. Las audiencias, que empezaron en septiembre, se celebran de manera pública por petición de la víctima, Gisèle, que ha convertido el juicio en un momento histórico de la lucha contra las agresiones sexuales y la sumisión química.
El Tribunal de Aviñón, situado en el sur de Francia, juzga desde el 2 de septiembre a Dominique Pelicot y otros 50 acusados de entre 26 a 74 años por violar a Gisèle Pelicot en su domicilio mientras esta se encontraba sedada. El juicio encara ahora su recta final y se espera una sentencia para el próximo 20 de diciembre. Durante la vista de este miércoles, la abogada de Dominique Pelicot, Béatrice Zavarro, le preguntó a su cliente si tenía una “última palabra para su esposa”, que ha asistido a todas las vistas del proceso. “Ella forma parte de aquello que guardo en el fondo de mí”, respondió el principal acusado.
En su última comparecencia, el hombre, de 71 años, se ha dirigido tanto a su exmujer como a su hija, Caroline Darian, de la que se encontraron unas fotos desnuda entre los miles de archivos de los que se incautó la policía. “Me gustaría mirar a mi hija a los ojos y decirle que no he hecho nada”, ha reiterado. Los hijos del septuagenario sospechan que también pudo abusar de sus nietos y de Caroline, que fundó una asociación para advertir de las consecuencias de la sumisión química. “Lo vas a decir aquí en esta sala, nunca iré a verte. Has tenido muchas oportunidades. Acabarás solo como un perro”, le ha espetado a su padre, quien le contestó: “siempre acabamos solos”.
Durante su declaración, Dominique Pelicot recordó los hechos y aseguró que se había visto envuelto en una “espiral”. A la pregunta de lo que pensaba sobre la sumisión química, respondió que era “una mierda” que “lo mata todo”. A lo largo de los diez años en que duraron las violaciones, Pelicot colocaba un potente ansiolítico en la comida de su exesposa, con la que compartió 50 años de vida común. “Eran dosis preparadas con antelación, en función de la cita”, había detallado en otra audiencia a mediados de octubre, según el testimonio recogido por Franceinfo.
Tras su última declaración tomó la palabra Antoine Camus, el abogado de Gisèle Pelicot y de sus tres hijos. “¿Cómo puede ser que en 2024 encontramos al menos 50 hombres, pero en realidad 70 individuos, en un radio de 50 kilómetros, que vengan a aprovecharse de este cuerpo inerte, inconsciente, que daríamos por muerto?”, preguntó. El letrado pidió aprovechar la visibilización de los debates para realizar una “toma de conciencia” que “rompería por fin con la violencia de otro tiempo”. “Gisèle Pelicot no sólo quiso mostrar la crudeza de una violación, quiso mostrar cómo se defiende la violación en 2024″, declaró.
Antes de que comenzara el proceso, Gisèle Pelicot decidió que todas las audiencias fueran públicas, autorizando el acceso a la prensa para que pudiese narrar lo que ocurriese en la sala. Su abogado, en ese entonces, afirmó que ella había decidido abrir el juicio al público para que “la vergüenza cambiase de bando”. En las últimas semanas, la frase ha aparecido en las manifestaciones convocadas en su apoyo y en carteles que grupos feministas han pegado en muros de las ciudades. La sentencia del juicio está prevista para el próximo 20 de diciembre.
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