Quedaban cinco segundos y Kevin Punter cogió la pelota porque suyos habían sido los últimos cuatro puntos, porque si alguien tiene cabeza y muñeca para estas situaciones es él. Pero defendió el Mónaco con fiereza, como lo ha hecho durante toda la serie, consentido en demasía por los colegiados, y el brinco de Punter fue forzado, también un lanzamiento desde muy lejos que ni siquiera tocó el aro. Sonó la bocina y también la balada triste de la parca, el adiós azulgrana.
Un último tiro fallido de Punter valida el triunfo del Mónaco (85-84) en el partido y la eliminatoria
Quedaban cinco segundos y Kevin Punter cogió la pelota porque suyos habían sido los últimos cuatro puntos, porque si alguien tiene cabeza y muñeca para estas situaciones es él. Pero defendió el Mónaco con fiereza, como lo ha hecho durante toda la serie, consentido en demasía por los colegiados, y el brinco de Punter fue forzado, también un lanzamiento desde muy lejos que ni siquiera tocó el aro. Sonó la bocina y también la balada triste de la parca, el adiós azulgrana.
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