Alexander Gabyshev inició hace cinco años una caminata de 8.000 kilómetros desde su natal Sajá hasta Moscú para encontrarse con el presidente ruso, a quien describió como la «encarnación del mal». Leer Alexander Gabyshev inició hace cinco años una caminata de 8.000 kilómetros desde su natal Sajá hasta Moscú para encontrarse con el presidente ruso, a quien describió como la «encarnación del mal». Leer
Un tribunal ruso ha decidido trasladar al destacado chamán yakutio Alexander Gabyshev de un centro psiquiátrico de alta seguridad a un hospital. La libertad está algo más cerca para Gabyshev, que hace cinco años inició una caminata de 8.000 kilómetros desde su natal Sajá hasta Moscú con el objetivo de «exorcizar» al presidente Vladimir Putin, a quien describió como la «encarnación del mal».
En septiembre de 2019, después de haber recorrido parte de su camino, fue detenido por la policía y posteriormente internado en un hospital psiquiátrico. Desde entonces ha sido objeto de múltiples internamientos forzados, acusaciones de extremismo y diagnósticos de «locura» que sus defensores consideran una forma de represión política encubierta.
El chamán de Yakutia ha pasado la mayor parte de los últimos cinco años en cochambrosos hospitales psiquiátricos, donde fue sometido a tratamientos que amenazaron su vida a pesar de que expertos médicos independientes certificaron su cordura.
Desde su arresto, Gabyshev (de 55 años) no solo ha ganado miles de seguidores en las redes sociales, sino que también se ha convertido en el protagonista de cuadros, canciones y un documental.
Pertenece al grupo étnico de los tuvanos, un pueblo túrquico de Asia del Norte, indígena de la actual república de Tuva. Los tuvanos se encuentran entre las minorías étnicas de Rusia afectadas desproporcionadamente por la movilización militar para ir a luchar a Ucrania.
Según explica el abogado de Gabyshev, Alexey Pryanishnikov, el chamán (que ha sido reconocido como preso político por el grupo de derechos humanos Memorial) había aceptado ser incluido en el intercambio de prisioneros del 1 de agosto entre Rusia y Occidente.
Pero por alguna razón su nombre fue olvidado durante la compilación inicial de la lista de prisioneros políticos rusos y sólo fue agregado al listado cuando ya era demasiado tarde.
«El único aspecto positivo de haber sido trasladado a Yakutsk es que ahora está más cerca de casa y de sus seres queridos», afirma su abogado, que esperaba su regreso en la capital regional.
Aunque «no hay que hacerse ilusiones sobre el hospital de Yakutsk, pues fueron los médicos de la clínica psiquiátrica de Yakutsk los que declararon loco a Alexander para contentar a las fuerzas del orden», este traslado «es un paso hacia la libertad, [y] el tratamiento psiquiátrico se ha relajado un poco», afirmó Alexei Pryanishnikov.
La caminata del chamán en 2019 fue seguida por muchos rusos, algunos de los cuales escribieron en redes sociales tras el inicio de la invasión de Ucrania que «Gabyshev al final tenía razón». Durante ese frustrado camino hacia Moscú, Gabyshev hizo sus primeras prácticas como nuevo líder de masas. Varios políticos locales del Partido Comunista hasta le tramitaron los permisos para que pudiera ofrecer uno de sus discursos.
En la ciudad de Chita se dirigió a un auditorio de más de 300 personas. «Putin es una bestia, no hay que negociar con las bestias», proclamó entonces a los que le quisieron escuchar. Ahí se topó con la antipatía de curas ortodoxos que lo consideraron un loco y se inició todo su periplo. Si hay pronto un nuevo intercambio de presos, el chamán que vio en Putin la encarnización del mal tendrá la oportunidad de salir en libertad.
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