El congreso de la lengua española de Arequipa debate sobre un “monstruo” que se esparce desde los móviles: las noticias falsas

La periodista Pepa Bueno, exdirectora de EL PAÍS, en el conversatorio celebrado en la Biblioteca Mario Vargas Llosa, en Arequipa, Perú.

Sucede cada mañana. Revisamos el móvil y nos enfrentamos a una infinidad de mensajes, fotos y videos dudosos que cada vez parecen más creíbles. Alguno nos llama particularmente la atención y lo compartimos con los amigos y la familia. Puede ser un complot que derrocará un Gobierno, la muerte de una celebridad o la cura contra una enfermedad terminal. Nos dejamos llevar por la emoción. Pocos se permiten la duda. Y son menos los que buscan otras fuentes de información.

Seguir leyendo

Desde la izquierda, Luis García Montero, María Moya y Jordi Gracia, en el conversatorio 'Noticias falseadas, el poder de la mentira', en la Biblioteca Mario Vargas Llosa en Arequipa, Perú. Pepa Bueno, exdirectora de EL PAÍS: “La mentira ha existido siempre. La novedad es la extraordinaria capacidad para propagar mentiras”  

Sucede cada mañana. Revisamos el móvil y nos enfrentamos a una infinidad de mensajes, fotos y videos dudosos que cada vez parecen más creíbles. Alguno nos llama particularmente la atención y lo compartimos con los amigos y la familia. Puede ser un complot que derrocará un Gobierno, la muerte de una celebridad o la cura contra una enfermedad terminal. Nos dejamos llevar por la emoción. Pocos se permiten la duda. Y son menos los que buscan otras fuentes de información.

El X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) 2025, organizado en esta ocasión en Arequipa —esa ciudad al pie de un volcán, en la costa sur de Perú—, inició sus actividades, en la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa, con un tema de vigente actualidad que ha puesto a tambalear a las redacciones: las noticias falseadas o fake news. Los panelistas: Luis García Montero, director del Instituto Cervantes; Pepa Bueno, exdirectora de EL PAÍS; María Moya, CEO de Prodigioso Volcán; Juan Aurelio Arévalo Miró-Quesada, director del diario El Comercio; flanqueados por los moderadores: Raquel Caleya, directora de Cultura del Cervantes y Jordi Gracia, crítico literario y columnista de este diario.

“Las ideologías nos han convencido de que alguien puede andar por el mar sin hundirse. La diferencia es que ahora eso se convierte en noticia”, dijo García Montero, quien remarcó que la gran diferencia entre informar y comunicar es que en la primera existe el intento de testimoniar una verdad mientras el segundo está expuesto a los bulos. Señaló, además, la necesidad de defender la decencia de los periodistas, quienes se encuentran en medio de las redes sociales y los medios de comunicación que caen en manos de los millonarios quienes en algunos casos están dispuestos a falsear los hechos con base en sus intereses. “Miento con la complicidad de la prisa y me dedico a manipular. Los periodistas deben negarse a caer en esos escombros para seguirle diciendo a la gente lo está pasando en la calle. Tirar la toalla invita al cinismo y nos convierte en estercoleros”, dijo.

En tanto, Pepa Bueno estableció que el 2016 fue un punto de inflexión en el profundo cambio del ecosistema de la comunicación en el mundo. Lo resumió en tres acontecimientos: el triunfo del Brexit, el referéndum sobre el acuerdo de paz de Colombia y la victoria electoral de Donald Trump. En cada hecho, explicó, hubo mentiras de por medio para obtener un fin. Y condescendencia de la prensa. Lo que ha generado que existan “hechos alternativos”, como patentó tiempo después la consejera de la Casa Blanca, Kellyanne Conway. El consenso sobre lo que es cierto se ha roto.

“La mentira ha existido siempre. La novedad es la extraordinaria capacidad para propagar mentiras”, reflexionó. Pepa Bueno subrayó que es vital explicarle a la gente la cantidad de filtros que pasa una publicación en un medio de comunicación, en comparación al atajo de la mentira que salta de móvil en móvil. “Quienes tenemos el oficio de aproximarnos con honestidad a la realidad estamos muy solos”, cuestionó.

En ese sentido, Juan Aurelio Arévalo Miró-Quesada, director del diario El Comercio, lamentó que cada vez existan más personas que no desean estar informadas, sino afirmadas. Es decir, solo consumen aquellos medios que no les dicen verdades incómodas, ni les plantean escenarios que los obligan a repensar sus convicciones. Señaló que, según el Instituto Reuters, el Perú es el país que más comparte noticias por mensajería instantánea. “Probablemente somos los mayores divulgadores de fake news en el mundo”, ironizó. Para Arévalo Miró-Quesada es clave revalorar el rol del periodista como un profesional que produce conocimiento, con rigor y vocación de servicio. “Hemos sido muy permisivos con los usurpadores que se sienten periodistas por escribir un artículo o hablarle a una cámara. Un periodista es un profesional de la información”.

En el X CILE se ha instalado una exposición, en la Casa Gibson, sobre el poder de la mentira, su velocidad para esparcirse y cómo hasta el más entendido corre el riesgo de convertirse en un actor de desinformación. Presenta varios test interactivos que retarán a los visitantes. “Es una proyección en la que nos podemos ver identificados. Son los sesgos cognitivos los que marcan nuestro cerebro y nos hace confiar más en aquello que está cerca de nuestras creencias. Lo interesante es que no todo está perdido. Podemos corregir este problema y ser actores en pro de la verdad”, dijo con optimismo María Moya, una de las principales gestoras de la muestra que estará vigente hasta fines de noviembre.

En tanto, el ensayista Jordi Gracia calificó el fenómeno de las noticias falseadas como un “monstruo real que nos socava por debajo de lo visible”. Denunció que, a su modo de ver, las grandes tecnológicas, aliadas al principal poder político del globo —llámese Estados Unidos—, están involucradas en “una campaña militante y deliberada para minar las condiciones estructurales de la sobrevivencia de la democracia en cualquier país”. Finalmente, envueltos en un espacio tan significativo como la Biblioteca Mario Vargas Llosa, Luis García Montero recordó la integridad del Nobel para despedirse de su columna Piedra de Toque y luego de la literatura. “Cuando él se dio cuenta que empezaba a fallar y a no controlar su rigor se despidió de los lectores. Y se despidió muy bien. La decencia personal es fundamental para no dejarse amedrentar y para ser el primero que vigile la degradación de uno mismo”.

 Cultura en EL PAÍS

Noticias Similares