El Dalai Lama cumple 90 años y se prepara para la última batalla contra China por su reencarnación

Una organización sin fines de lucro será quien reconozca al bebé que lo suceda. Fuera de China, según ha insistido el líder espiritual Leer Una organización sin fines de lucro será quien reconozca al bebé que lo suceda. Fuera de China, según ha insistido el líder espiritual Leer  

Hace 90 años, en una familia de agricultores de trigo sarraceno y cebada en la actual provincia china de Qinghai, nació un niño llamado Lhamo Dhondup. Cuando tenía dos años, un grupo de monjes budistas tibetanos se presentaron en su casa. Explicaron a los padres que, durante la momificación del decimotercer Dalai Lama en Lhasa, capital del Tíbet, la cabeza del difunto giró de repente mirando hacia el noreste, apuntando en la dirección donde se encontraría su reencarnación.

Entonces, los monjes consumieron unos hongos con forma de estrellas que los iluminó hacia el camino que debían seguir, proyectando en sus sueños visiones del lugar donde se encontraría el nuevo líder espiritual. Así llegaron a la casa del niño, cargando además con varios objetos –un rosario budista, un bastón y un tambor– que pertenecían al difunto Dalai Lama. «¡Son míos! ¡Son míos!», exclamó el crío, identificando los objetos como si en otra vida le hubieran pertenecido. En ese momento, los monjes reconocieron en él a la decimocuarta reencarnación.

El Dalai Lama Tenzin Gyatso.
El Dalai Lama Tenzin Gyatso.Getty Images

A los cuatro años, aquel niño se convirtió en Jetsun Jamphel Ngawang Lobsang Tenzin Gyatso (señor sagrado, gloria gentil, elocuencia, reencarnación de la compasión, ilustrado defensor de la fe, océano de sabiduría), el Dalai Lama, el máximo líder espiritual y político de seis millones de tibetanos. Un hombre de paz de una cultura feudal que terminó en el exilio, idolatrado por sus seguidores y repudiado por el Partido Comunista Chino (PCCh), del que formó parte cuando era joven, pero donde ahora lo consideran un peligroso separatista.

¿Quién es en realidad Tenzin Gyatso? «Es el líder global de la no violencia, un referente para la paz en este mundo tan agitado y convulso. Los tibetanos lo consideran una reencarnación de una serie de líderes espirituales que se remontan a más de 600 años. Sus seguidores lo llaman Kundun, que significa presencia, y eso es precisamente lo que percibí cuando lo conocí en 1998. De alguna manera, tiene una presencia que impone mucho. Por un lado, mantiene un espíritu jovial y le gusta hacer muchos chistes. Pero cuando estás a su lado, también sientes una enorme solemnidad«, describe el fotoperiodista argentino Ángel López Soto, quien ha compartido muchas audiencias privadas con el Dalai Lama desde finales del siglo pasado, cuando comenzó a retratar el exilio tibetano por todo el mundo.

Gyatso cumple este domingo 90 años después de haber prometido esta semana que no será el último líder del budismo tibetano. «Él mismo había abierto la posibilidad de que igual no era necesario un nuevo Dalai Lama tras su muerte. Al final, ha confirmado que sí que habrá reencarnación«, explica Soto. El Dalai Lama desveló que será una organización sin fines de lucro que él mismo fundó, la Gaden Phodrang Trust, quien tendrá la única autoridad para reconocer a su futura reencarnación, rechazando cualquier rol en la elección de China, donde manifiestan que Gyatso no tiene ningún derecho a representar al pueblo tibetano.

Cuando Gyatso muera, serán los miembros de esta organización quienes, asesorados por las diversas figuras de alto rango en el budismo tibetano, los lamas superiores, deben iniciar la búsqueda de un bebé sucesor (fuera de China en esta ocasión, ha insistido el líder espiritual) y reconocerlo acorde con la tradición, mediante rituales y señales.

Con la Madre Teresa de Calcuta cuando se conocieron en 1988.
Con la Madre Teresa de Calcuta cuando se conocieron en 1988.AP

Pero en China, en los últimos días, muchas voces autorizadas ya comienzan a dejar caer que será el gobernante PCCh quien supervise la elección de su propio Dalai Lama bajo el sistema de sorteo de la «urna dorada», introducido durante la dinastía Qing, en el siglo XVIII, para seleccionar las reencarnaciones extrayendo nombres de un receptáculo de oro que se encuentra en Pekín. «¿Puede alguien explicarme cómo el Dalai Lama pretende garantizar su reencarnación fuera de las fronteras modernas de China? ¿Su alma tiene GPS o algo así? El Dalai Lama no es más que una institución teocrática politizada», señalaba una comentarista habitual de los medios estatales chinos.

«El budismo tibetano tiene que adaptarse al socialismo y a las condiciones chinas», ha manifestado en más de una ocasión el presidente Xi Jinping. Desde la diáspora tibetana acusan a China de una forzosa sinización (asimilación cultural o lingüística de elementos chinos por parte de otros grupos o sociedades) de la antigua monarquía budista del Tíbet, al que los funcionarios chinos se refieren ahora como Xizang, la romanización del nombre en mandarín. Denuncian, por ejemplo, que las autoridades chinas envían a los niños a internados estatales para borrar su identidad tibetana y mitigar cualquier futura generación de oposición al gobierno PCCh.

Desde Pekín defienden una realidad visible que es la considerable mejora del nivel de vida en la región y el éxito de las políticas para acabar con la pobreza extrema. «El PIB de Xizang mantiene una tasa de crecimiento anual promedio del 8,6%, una de las más altas de China y las redes 5G ahora cubren todos los condados y municipios principales de la región. Además de la mejora de la vida y la infraestructura, a la población local se le garantiza plenamente la libertad de creencia religiosa», señala una nota reciente publicada en el Diario del Pueblo, el periódico oficial del PCCh.

El Dalai Lama y el Papa Pablo VI en 1973.
El Dalai Lama y el Papa Pablo VI en 1973.Ap

En 1950, un año después de que la victoria comunista en la guerra civil condujera a la fundación de la República Popular China, el ejército chino entró en el Tíbet tras vencer a las fuerzas tibetanas. Al año siguiente, el Gobierno de Mao Zedong firmó un acuerdo de 17 puntos con las élites políticas locales que prometía autonomía para la región y el compromiso de conservar su sistema político y sus prácticas culturales y religiosas, incluyendo mantener al Dalai Lama como líder espiritual y político.

Gyatso, con 19 años, pasó cinco meses en Pekín estudiando el marxismo. Allí, cuentan los historiadores, conoció a Mao y forjó una estrecha relación con otro entonces alto funcionario del PCCh, Xi Zhongxun, padre del actual presidente chino Xi Jinping. Se codeó durante un tiempo con la élite política china, incluso participó en sus reuniones más importantes.

Pero las relaciones se rompieron en 1959, cuando el ejército chino sofocó un levantamiento armado en el Tíbet y decidió tomar el control total sobre el territorio. Fue entonces cuando el Dalai Lama y miles de tibetanos huyeron a India, donde les cedieron un terreno en Dharamshala, al norte del país, para poder instalar allí su administración en el exilio. Se estima que más de 150.000 refugiados forman la diáspora tibetana. La gran mayoría se instalaron en India, al cobijo de su nonagenario líder espiritual.

 Internacional // elmundo

Noticias Similares