El Gobierno ve salvada la legislatura y se burla de las acusaciones de Aldama

Una de cal y una de arena. En una de las jornadas políticas más intensas de los últimos meses, el Gobierno logró una victoria parlamentaria muy relevante, en la votación más difícil de todas, porque tenía que poner de acuerdo a grupos ideológicamente muy alejados alrededor de la política fiscal, la más delicada, y a la vez vio cómo el empresario Víctor de Aldama se lanzaba en sede judicial directamente contra el presidente, el secretario de organización del PSOE, la ministra de Hacienda y el de Política Territorial. Un ataque directo con acusaciones de delitos graves que provocó un rápido desmentido indignado y el anuncio de medidas legales contra él, pero que Alberto Núñez Feijóo aprovechó inmediatamente no solo para pedir de nuevo la dimisión de Pedro Sánchez, sino para animar a PNV y Junts a apoyar una moción de censura para echarle.

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El diputado del PSOE Santos Cerdán, el jueves en la Cámara baja. El Ejecutivo cree que si ha logrado poner de acuerdo a los grupos enfrentados sobre política fiscal, los Presupuestos ya no son una opción imposible  

Una de cal y una de arena. En una de las jornadas políticas más intensas de los últimos meses, el Gobierno logró una victoria parlamentaria muy relevante, en la votación más difícil de todas, porque tenía que poner de acuerdo a grupos ideológicamente muy alejados alrededor de la política fiscal, la más delicada, y a la vez vio cómo el empresario Víctor de Aldama se lanzaba en sede judicial directamente contra el presidente, el secretario de organización del PSOE, la ministra de Hacienda y el de Política Territorial. Un ataque directo con acusaciones de delitos graves que provocó un rápido desmentido indignado y el anuncio de medidas legales contra él, pero que Alberto Núñez Feijóo aprovechó inmediatamente no solo para pedir de nuevo la dimisión de Pedro Sánchez, sino para animar a PNV y Junts a apoyar una moción de censura para echarle.

El PP cree haber encontrado el elemento de desgaste definitivo con la declaración de Aldama, a la que Feijóo da toda la credibilidad. Sin embargo, en el Gobierno no se respira el ambiente de inquietud que podría ser lógico ante una acusación de esta magnitud, sino de euforia por la votación exitosa y de desprecio absoluto, incluso burla por las acusaciones de Aldama. Sánchez compareció en tono burlón: “¡Vaya inventada!”, llegó a decir con una sonrisa. Poco antes, en la zona de Gobierno, varios ministros le vieron reírse de las cosas que había dicho Aldama en su declaración, que le parecen no solo falsas sino fantasiosas. El Gobierno asegura estar muy tranquilo porque cree que Aldama no tiene pruebas de lo que sostuvo ante el juez. Por la noche, el empresario contestó a Sánchez retador: “Que no se preocupe el señor Sánchez, que va a tener pruebas de todo lo que se ha dicho”.

El diputado del PSOE Santos Cerdán, el jueves en la Cámara baja.
El diputado del PSOE Santos Cerdán, el jueves en la Cámara baja.Alvaro Garcia

Aun así, distintos ministros aseguran que vieron al presidente muy tranquilo. Mientras Santos Cerdán, una de las personas citadas por Aldama, estaba completamente indignado y expresaba su rabia con sus compañeros por unas acusaciones que sostiene que son radicalmente falsas ―asegura que nunca se ha visto con el empresario, ni un minuto, con lo cual es ridículo pensar que le entregaron sobres de dinero en su presencia― Sánchez se burlaba todo el tiempo con sus compañeros del Gobierno de los extremos que se iban haciendo públicos de la declaración del empresario. “Poco menos que viene a decir que estábamos esperando a que llegara para empezar el mitin”, se burló Sánchez en público. En privado, el tono era ese, señalan varios ministros, que vieron al presidente eufórico por la votación y muy tranquilo con las acusaciones de Aldama. “Sánchez se reía en la zona de Gobierno, es una broma esa invención”, señalaba un ministro.

“¿Que van a quedar cinco ministros a cenar con Delcy, pero eso qué es?”, señalaba otro. “¿Que Marlaska mandó al CNI? ¡Pero si depende de Robles! ¿Pero cómo puede decir que colaboraba con el FBI o la CIA? ¿De verdad alguien se puede creer que Pedro Sánchez va a quedar con una persona en un mitin para darle las gracias por una gestión? ¿Pero no conocen al presidente?”, se sorprendía otro dirigente.

La conclusión política del día en el Gobierno era completamente diferente a la que estableció el PP, que dio por hecho que Sánchez ha empezado su caída con esta declaración explosiva de Aldama. Para el Ejecutivo, todo esto quedará en nada porque el empresario no aportó una sola prueba de lo que estaba diciendo, y por tanto se deshará con el tiempo. Aún así, el asunto es muy delicado, porque afecta a la cúpula de poder del partido y del Gobierno, y todos los aludidos salieron a desmentirlo en una operación coordinada ordenada por el propio Sánchez, que también decidió comparecer ante la gravedad de las acusaciones. El Ejecutivo es consciente de que este asunto no ha acabado aquí, y generará mucho debate y mucha presión del PP y Vox, pero cree que judicialmente no tiene ningún recorrido porque no hay pruebas de las acusaciones.

Desde el punto de vista político, además, para el Gobierno es muy relevante comprobar que también sus principales socios, sobre todo los que quiere seducir el PP para que le apoyen en una moción de censura, esto es, PNV y Junts, hicieron la misma interpretación que el Ejecutivo de las acusaciones de Aldama, que no les han hecho cambiar de posición y de hecho se votó el paquete fiscal después de conocerlas y no hubo ni una fuga, toda la mayoría lo apoyó en bloque.

Fuentes oficiales del PNV consultadas por EL PAÍS señalan que no van a dedicar “un segundo a este asunto” de la propuesta de Feijóo para sumarse a una moción de censura. El PNV le ha dicho muchas veces que no al PP, de manera oficial desde la dirección en la misma semana posterior a las elecciones del 23-J de 2023, y nada ha cambiado por las acusaciones de Aldama. “Es un mero recurso discursivo [de Feijóo], el enésimo”, insisten estas fuentes del PNV. La relación entre ambos partidos está en uno de sus peores momentos.

El empresario Víctor de Aldama (en el centro), tras salir en libertad de la cárcel de Soto del Real, el jueves.
El empresario Víctor de Aldama (en el centro), tras salir en libertad de la cárcel de Soto del Real, el jueves.Sergio Pérez (EFE)

Desde Junts, también en fuentes oficiales señalan algo parecido: “Jordi Turull [secretario general del partido de Carles Puigdemont] ya dijo que lo de la moción de censura con el PP era una fantasía, y no hemos cambiado de posición”, insisten en este grupo, tan decisivo como todos los demás para la mayoría de Sánchez, a la que no le sobra ni un solo voto. Si no hay posibilidades de moción de censura, los socios no alteran su posición por las acusaciones de Aldama y precisamente la mayoría se rearma después de votaciones decisivas como la de ayer, aunque sea siempre al límite y con un riesgo evidente de que en algún momento el Gobierno fracase. Los ministros consultados, que no niegan el efecto que pueda tener para la opinión pública una acusación de corrupción tan grave contra el corazón del PSOE, insisten en que lejos de estar en riesgo la caída del Gobierno, ahora en lo que está pensando Sánchez es en lograr los Presupuestos.

Si se ha podido poner de acuerdo sobre política fiscal a grupos ideológicamente tan alejados como Junts y Podemos, señalan distintas fuentes del Gobierno consultadas, los Presupuestos ya no son una opción imposible, sino factible. Desde el punto de vista político, las Cuentas son el salto mayor para cualquier partido, porque implica un claro compromiso de apoyo al Gobierno. Pero desde el punto de vista técnico, explican varios dirigentes consultados, es mucho más difícil encontrar un equilibrio entre dos partidos que quieren quitar el impuesto extraordinario a las grandes energéticas, como Junts y el PNV, y varios que lo quieren prorrogar y hacer permanente, como Sumar, ERC, Bildu o Podemos, que buscar una mayoría para acordar partidas de gastos como los Presupuestos en los que hay mucho más margen de negociación política, porque se puede buscar concesiones para cada uno de los socios. El lunes la votación estuvo muy cerca de descarrilar precisamente por la guerra ideológica y política entre Junts y ERC, con posiciones antagónicas. Ahora en los Presupuestos se repetirá esa dificultad, pero ya no se trata de un sí o un no al impuesto a las energéticas, sino de la negociación de partidas y decisiones con más variables.

Aun así, y más después de este nuevo frente de coste impredecible que se le ha abierto al Gobierno con la estrategia de defensa de Aldama, el Ejecutivo vive al día y nadie puede hacer ningún tipo de previsión porque todas fallan. De momento, en el horizonte inmediato hay un cambio de Gobierno, al menos para relevar a Teresa Ribera, un congreso del PSOE con posibles cambios importantes, un congreso de ERC donde la mayoría se juega mucho, y después se podrá empezar a pensar en Presupuestos.

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