El método matutino que practica Jeff Bezos y que te ayudará a tomar mejores decisiones

No es un capricho, insiste, sino una cuestión de salud. Y le da igual que otros millonarios se jacten de hacer lo contrario. Los neurocientíficos le aplauden. «Lo que hace Bezos tiene bastante sentido desde el punto de vista de la cronobiología y la neurociencia del rendimiento», señala María José Martínez Madrid, CEO de Kronohealth y coordinadora del grupo de Cronobiología de la Sociedad Española del Sueño.

Ya sabíamos que usar el móvil por la noche no era bueno para nuestro cerebro. Sobre todo por la luz azul que desprende su pantalla, «que «lo engaña y le hace creer que todavía es de día, lo que frena la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño», nos recuerda Carmen de Labra Pinedo, psicóloga y profesora en el área de Fisiología de la Universidade da Coruña. Pero es que a primera hora este dispositivo también tiene «efectos negativos» sobre él. Y no son cualquier cosa: mucho de lo que experimentamos en nuestro día a día tiene que ver con esta práctica… Hasta el tipo de decisiones que tomamos.

«Al despertar, estamos en una fase en la que nuestro cerebro todavía está activándose. Las neuronas van recuperando su ritmo poco a poco, las hormonas empiezan a subir de forma natural y nuestro sistema nervioso se ajusta para pasar del modo reposo al modo alerta», describe De Labra Pinedo. Así que cuando miramos el móvil después de ocho horas de silencio tecnológico, lo primero que recibe es «demasiada información» que no es capaz de procesar en ese momento. Tantos correos, notificaciones, mensajes… «generan un pico de dopamina, el neurotransmisor asociado al placer y la recompensa rápida». Y si es continuado, si es todos los días, «el cerebro se acostumbra, lo que provoca que las actividades normales, como estudiar, trabajar, hacer tareas rutinarias… nos resulten menos motivadoras». Vamos, que nos aburre el resto de nuestra vida diaria, con el riesgo que eso supone para nuestro bienestar.

Cuando abrimos los ojos, nuestro cerebro no se enciende a pleno rendimiento. «Durante los primeros 30-60 minutos estamos en un estado llamado inercia del sueño», describe Martínez Madrid. Eso quiere decir que «la atención es más baja, nuestra corteza prefrontal, donde se toman las decisiones complejas, aún no está en plena actividad y el sistema de alerta se está poniendo en marcha». El teléfono o la tableta a esas horas nos expone a una «sobrecarga cognitiva prematura: nuestro cerebro recibe información antes de estar preparado». Dicho de otro modo, es como si nos ponemos a correr sin haber calentado. Eso se traduce a veces en que tomamos decisiones de las que luego podemos arrepentirnos porque «no tenemos tanta capacidad de priorizar como más adelante».

El descanso nos sirve para cargar las pilas. Pero también es cierto que a veces salimos de casa no solo con las pilas a tope… también a punto de explotar. Es otra de las consecuencias de coger el móvil con el ojo a medio abrir. «La sobrecarga a la que sometemos nuestro cerebro hace que aumente la ansiedad», coinciden ambas expertas. «Activa demasiado rápido los circuitos del estrés y dificulta que podamos concentrarnos bien en las tareas del día», avisa De Labra. Y precisamente es aquí donde nos llega lo que Martínez Madrid denomina «un bloqueo de enfoque». ¿Qué quiere decir? Pues que empezamos el día «reaccionando» a lo que hemos visto en el móvil o la tableta y a lo que nos pasa, «no eligiendo», lo que aumenta esa sensación tan desagradable de ir a la deriva el resto de la jornada.