El pato más amenazado de Europa remonta el vuelo al ralentí

De las siete especies en estado crítico de extinción en España, la cerceta pardilla es el animal que más posibilidades tiene de abandonar este código rojo al multiplicarse poco a poco su población en los últimos años. Entre el visón europeo, dos aves y dos moluscos, este vistoso y pequeño pato con antifaz negro se abre camino en los humedales de Andalucía, Comunidad Valenciana y Murcia para recuperar su espacio perdido, a pesar de los cazadores furtivos y predadores como los zorros. Su esperanzadora expansión es similar a la de una planta, la jara cartagenera.

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 La cerceta pardilla, en estado crítico de extinción, ha pasado de 20 parejas en 2009 a 75 el año pasado gracias a un programa Life para recuperar la especie  

De las siete especies en estado crítico de extinción en España, la cerceta pardilla es el animal que más posibilidades tiene de abandonar este código rojo al multiplicarse poco a poco su población en los últimos años. Entre el visón europeo, dos aves y dos moluscos, este vistoso y pequeño pato con antifaz negro se abre camino en los humedales de Andalucía, Comunidad Valenciana y Murcia para recuperar su espacio perdido, a pesar de los cazadores furtivos y predadores como los zorros. Su esperanzadora expansión es similar a la de una planta, la jara cartagenera.

De estar al borde de la desaparición con 22 parejas con pollos hace 15 años, este pato ha saltado a 75 parejas censadas el año pasado y ve algo más despejado su futuro. Gracias a un proyecto Life con fondos europeos que ha liberado en cuatro años 3.000 ejemplares en lagunas repartidas también por otras regiones como Cataluña o la Comunidad de Madrid, este miércoles se soltaron a la naturaleza 30 crías. Fue en unos humedales artificiales de 12 hectáreas en el extremo sur del Brazo del Este, frente a Doñana, en la margen izquierda del río Guadalquivir, cerca de Utrera (Sevilla).

“Esta ave está en la UCI, pero la tendencia es buena. El cambio climático va en su contra claramente porque se reproduce muy tarde, en junio, y los humedales está cada vez más secos a esas alturas de año. Por eso liberamos ejemplares en cada vez más sitios”, explicaba Ignacio Torres, subdirector de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) y responsable del proyecto. La coordinadora del plan de recuperación, Yolanda Cortés, añadía: “Se trata de poner los huevos en muchas cestas, pero también de contar con una gran colaboración entre los biólogos, los ganaderos y los arroceros que nos dan el agua”. Estos humedales artificiales al sur de la provincia de Sevilla se inundan con el agua que antes permite que crezca la cosecha del arroz, estos días a la espera de su recogida.

Responsables del proyecto de recuperación de la cerceta pardilla y periodistas, este miércoles en el Brazo del Este (Utrera, Sevilla). PACO PUENTES

Con un fuerte viento y lluvia racheada, los pequeños patos salieron esta semana de su jaula instalada en la laguna, instantes después de que sobrevolaran junto a los enormes eucaliptos dos aves pescadoras y los biólogos vieran inquietos el riesgo de muerte inmediata. Las crías obtuvieron libertad tras su nacimiento en cautiverio y a punto estuvieron de no contarlo. De los 3.000 ejemplares liberados, sin problemas genéticos según los expertos, solo en torno a un 5% sobrevive al acoso del hombre y la fauna. Para desarrollarse, la cerceta pardilla necesita unos 20 centímetros de lámina de agua y refugios en las lagunas donde vive, al ser una especie presa de pequeños mamíferos.

El seguimiento mediante transmisores satelitales a estas aves migratorias ha permitido ver sus periplos hasta países como Marruecos, Argelia o Túnez, donde buscan lagunas con temperaturas más cálidas. “La cría en cautividad es muy exitosa y hemos hecho estudios muy detallados de todas las poblaciones. Es una especie muy amenazada por la caza ilegal y ahora es un delito”, ilustraba Borja Heredia, jefe de área de Fauna Terrestre de Transición Ecológica.

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Entre las 2.300 hectáreas donde dos ONG y las Administraciones -Ministerio, Junta andaluza, Generalitat Valenciana, Gobierno murciano- han soltado crías, destacan las 90 hectáreas del Parque Natural de El Hondo en Elche (Alicante). La previsión es alcanzar las 125 parejas estables en unas 3.000 hectáreas de 13 enclaves críticos cuando a finales de 2025 el proyecto concluya, tras la compra de fincas y una inversión total de seis millones de euros. “Tenemos la extraordinaria responsabilidad de conservar esta especie de la que en todo el planeta solo quedan 30.000 ejemplares. Este proyecto Life representa trabajar sobre los humedales para salvarlos, que están en rápido proceso de regresión”, añadía Torres. El número de parejas reproductoras alcanzó su pico en 2021 con 99 hembras y en 2022 con 95.

Un caballo, junto a los humedales al sur del Brazo del Este (Utrera, Sevilla). PACO PUENTES

España es el tercer país del mundo en número de humedales incluidos en la famosa lista Ramsar, sólo por detrás de Reino Unido y México, pero más de la mitad de estos hábitats sufren un estado “pobre” o “muy pobre” por la sequía, la contaminación y la actividad humana, según admite el Gobierno. Durante la visita, Torres admitía el reto que representa el calentamiento global para la pérdida de biodiversidad: “Ya no vale con quitar el impacto del hombre, hay que restaurar especies, lo que va en línea de la legislación europea para restaurar el 30% de los ecosistemas europeos. Tenemos que darle la vuelta”.

En Sevilla las actuaciones para impulsar el pato más amenazado se han centrado en el Brazo del Este, Doñana y la Dehesa de Abajo. Juan Ramón Pérez, director general de Política Forestal de la Junta andaluza, ponía el acento en la decena de acuerdos firmados con ganaderos y agricultores para la custodia del territorio por todo el país. “Con un manejo racional del ganado, eliminamos la vegetación. Los animales no deben estar en los terrenos encharcados”, explicaba el ganadero Pedro Marente, con unas 120 cabezas de vacas y caballos que este miércoles pastaban ajenos a los periodistas y biólogos, prismáticos y paraguas en mano.

En el siglo XX, la cerceta pardilla, especie muy mansa y que pesa apenas 400 gramos, era de los patos más abundantes en la Península Ibérica, pero con el tiempo los cazadores furtivos -que los siguen cazando al confundirlos con otras especies por la baja luminosidad- y predadores como los gatos o los zorros han minado su población. A pocos kilómetros de los nuevos humedales creados por el hombre al sur del Brazo del Este, en la extensa zona llamada Capitán, cercana al río Guadalquivir e inundada desde tiempo atrás, este miércoles convivían todo tipo de aves: flamencos, patos cuchara, fochas común, moritos, cormoranes, cigüeñelas y en una esquina junto a la orilla, un pequeño grupo de cercetas pardilla.

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