El pelotón español sigue en busca de un jefe

Empieza la temporada de ciclismo en el maravilloso verano de Australia, sol y olas, atmósfera cálida y población sonriente, y en España continúa la búsqueda de un jefe. El cartel lleva colgado tiempo a la espera de que algún inquilino del pelotón se apropie del estatus que en su momento ejercieron Alejandro Valverde, ‘Purito’ Rodríguez o gigantes como Óscar Freire, Alberto Contador, Miguel Induráin o más atrás Pedro Delgado . No hay un aspirante para el Tour de Francia, tampoco un favorito para el Giro, muchos candidatos a hacer algo en la Vuelta que no gana un local desde hace once años… Falta un banderín de enganche para volver a conectar al público ante la televisión o en las cunetas.Pero no hay desesperanza en el ambiente, el ciclismo transmite un mensaje sostenible, montañas y épica, que no ha desaparecido y que convoca a la ilusión de ver crecer a la pareja que enamora, Juan Ayuso (22 años) y Carlos Rodríguez (23). Los dos miran a muchas leguas a la clase dominante que imponen Pogacar, Vingegaard, Evenepoel, Van der Poel y el resto de estrellas.Ayuso va a correr el Giro que empieza en Albania, cita crucial para él después de su ruidoso concurso en el pasado Tour, donde sus intereses confluyeron con los de Pogacar y se planteó su salida del equipo UAE. Su ambición y proyectado cálculo hacia la élite necesita el refrendo de un liderazgo y una clasificación potente en el Giro, al que acudirá Roglic y no ha confirmado Vingegaard.«Ayuso ya ganó la Vuelta al País Vasco, bien es cierto que después de la caída masiva de los favoritos –analiza el exlíder del Tour Igor González de Galdeano, ahora coach y conferenciante–. Eso quiere decir que tiene un nivel alto. Carlos Rodríguez ganó etapas y estuvo cerca del podio del Tour. Están ahí, detrás de los cracks. Pero igual tienen más presión por ser lo que no son. Todos lo recordamos, le pasó a Olano con Induráin. Hizo un gran palmarés, pero no era un dios como Miguel».Abraham Olano encontró esa dificultad añadida en su extraordinaria carrera: asomó en la cima justo detrás de la retirada de Induráin. Lo mismo que sucede en otros deportes, Carlos Sainz con Fernando Alonso. Siempre hubo una comparación inevitable y perdían claramente los herederos. Olano nunca ganó el Tour ni el Giro, pero sí la Vuelta, una conquista que falta en la hoja de servicios de Induráin.«Ayuso, Carlos Rodríguez o en un futuro cercano Pablo Torre van a estar eclipsados por Pogacar y Vingegaard y, en menor medida, Roglic –pronostica José Luis de Santos, excorredor del Banesto, exseleccionador nacional, hoy presidente de la asociación de ciclistas–. Son líderes jóvenes y duraderos. Les pasó lo mismo a Bugno y a Chiappucci con Miguel. Tenemos buenos talentos en España, pero hay otros mejores».Diego Rubio tuvo que retirarse del ciclismo hace dos años a consecuencia de una chapuza médica en Estonia y varias operaciones después de una caída. Antes de forzar su vida como deportista, eligió su futuro como persona. Mejor abandonar que destrozarse el cuerpo. Conoce al pelotón actual. «Esto es un proceso cíclico –explica–. El ciclismo de alto nivel está controlado en estos momentos por dos países que pertenecen a dos corredores, Pogacar Vingegaard, y lo que sobra se lo llevan Evenepoel o Roglic. No es que dominen solo las grandes vueltas, sino que ganan de enero a octubre. Son súper clases y es muy complicado competir contra ellos».En ese punto cabe preguntarse si la afición al ciclismo ha descendido en España y por esa vía se ha reducido el volumen de corredores cadetes y juveniles en las escuelas de ciclismo, esas que llenaban los pueblos de la geografía ibérica y son el germen de la cantera. «Esto ha cambiado mucho –cuenta José Luis de Santos–. Antes los chavales iban a las escuelas de ciclismo, ahora tenemos que ir a buscarlos a los colegios. Antes querían ser como sus ídolos, Perico, Induráin o Contador, pero ahora hay otros ídolos y tenemos que reclutar a los niños. Hay ciudades de España en las que han desaparecido las escuelas, ya no queda ninguna».«Ya no hay tantas escuelas como antes –recuerda Diego Rubio–. En la que yo me formé, la de Víctor Sastre, había ciento y pico niños todos los años. Ahora las canteras van desapareciendo y eso se refleja en el pelotón profesional».Pogacar y VingegaardIgor González de Galdeano no es derrotista, sino práctico. «No nos podemos llevar las manos a la cabeza, porque en todos los deportes hay olas y contraolas. Hemos tenido años muy buenos con magníficos corredores que ganaban y ahora no lo tenemos. La globalización del ciclismo se refleja en dos países de enorme cultura ciclista como Italia y España. En Italia no hay ningún equipo en el World Tour (primera división) y en España solo uno (Movistar)».Ha cambiado la filosofía de vida, una sociedad más acomodada, tan diferente de los antiguos gladiadores del ciclismo que corrían por rabia o necesidad. «Los ciclistas jóvenes no ven una salida clara, es mucho esfuerzo y tal vez poca recompensa –dice Galdeano–. En España está el Kern Pharma, que proyecta ciclistas jóvenes a otros equipos, como Pablo Castrillo, pero incluso para ese plan se necesitan presupuestos altos y disputar las carreras más importantes».«Hay mucha oferta deportiva en los colegios –razona De Santos–, y en las ciudades cuesta mucho más sacar escuelas de ciclismo. Están los eSports que cautivan a muchos jóvenes. La Vuelta Junior Cofidis fue una gran iniciativa de la que salieron profesionales».«No es sencillo, el ciclismo profesional se ha vuelto muy exclusivo –argumenta Igor González de Galdeano–. Todas las carreras son importantes. Y los grandes las han convertido en un gueto. Pogacar está ganando casi todo, va a la Clásica de Jaén a principio de año y gana. No deja nada al resto. El nivel de los corredores en general es mucho mayor ahora que antes. En mi época se seleccionaba el grupo en un puerto y había 20 o 25 ciclistas en cabeza. Ahora hay 50 o 60». Empieza la temporada de ciclismo en el maravilloso verano de Australia, sol y olas, atmósfera cálida y población sonriente, y en España continúa la búsqueda de un jefe. El cartel lleva colgado tiempo a la espera de que algún inquilino del pelotón se apropie del estatus que en su momento ejercieron Alejandro Valverde, ‘Purito’ Rodríguez o gigantes como Óscar Freire, Alberto Contador, Miguel Induráin o más atrás Pedro Delgado . No hay un aspirante para el Tour de Francia, tampoco un favorito para el Giro, muchos candidatos a hacer algo en la Vuelta que no gana un local desde hace once años… Falta un banderín de enganche para volver a conectar al público ante la televisión o en las cunetas.Pero no hay desesperanza en el ambiente, el ciclismo transmite un mensaje sostenible, montañas y épica, que no ha desaparecido y que convoca a la ilusión de ver crecer a la pareja que enamora, Juan Ayuso (22 años) y Carlos Rodríguez (23). Los dos miran a muchas leguas a la clase dominante que imponen Pogacar, Vingegaard, Evenepoel, Van der Poel y el resto de estrellas.Ayuso va a correr el Giro que empieza en Albania, cita crucial para él después de su ruidoso concurso en el pasado Tour, donde sus intereses confluyeron con los de Pogacar y se planteó su salida del equipo UAE. Su ambición y proyectado cálculo hacia la élite necesita el refrendo de un liderazgo y una clasificación potente en el Giro, al que acudirá Roglic y no ha confirmado Vingegaard.«Ayuso ya ganó la Vuelta al País Vasco, bien es cierto que después de la caída masiva de los favoritos –analiza el exlíder del Tour Igor González de Galdeano, ahora coach y conferenciante–. Eso quiere decir que tiene un nivel alto. Carlos Rodríguez ganó etapas y estuvo cerca del podio del Tour. Están ahí, detrás de los cracks. Pero igual tienen más presión por ser lo que no son. Todos lo recordamos, le pasó a Olano con Induráin. Hizo un gran palmarés, pero no era un dios como Miguel».Abraham Olano encontró esa dificultad añadida en su extraordinaria carrera: asomó en la cima justo detrás de la retirada de Induráin. Lo mismo que sucede en otros deportes, Carlos Sainz con Fernando Alonso. Siempre hubo una comparación inevitable y perdían claramente los herederos. Olano nunca ganó el Tour ni el Giro, pero sí la Vuelta, una conquista que falta en la hoja de servicios de Induráin.«Ayuso, Carlos Rodríguez o en un futuro cercano Pablo Torre van a estar eclipsados por Pogacar y Vingegaard y, en menor medida, Roglic –pronostica José Luis de Santos, excorredor del Banesto, exseleccionador nacional, hoy presidente de la asociación de ciclistas–. Son líderes jóvenes y duraderos. Les pasó lo mismo a Bugno y a Chiappucci con Miguel. Tenemos buenos talentos en España, pero hay otros mejores».Diego Rubio tuvo que retirarse del ciclismo hace dos años a consecuencia de una chapuza médica en Estonia y varias operaciones después de una caída. Antes de forzar su vida como deportista, eligió su futuro como persona. Mejor abandonar que destrozarse el cuerpo. Conoce al pelotón actual. «Esto es un proceso cíclico –explica–. El ciclismo de alto nivel está controlado en estos momentos por dos países que pertenecen a dos corredores, Pogacar Vingegaard, y lo que sobra se lo llevan Evenepoel o Roglic. No es que dominen solo las grandes vueltas, sino que ganan de enero a octubre. Son súper clases y es muy complicado competir contra ellos».En ese punto cabe preguntarse si la afición al ciclismo ha descendido en España y por esa vía se ha reducido el volumen de corredores cadetes y juveniles en las escuelas de ciclismo, esas que llenaban los pueblos de la geografía ibérica y son el germen de la cantera. «Esto ha cambiado mucho –cuenta José Luis de Santos–. Antes los chavales iban a las escuelas de ciclismo, ahora tenemos que ir a buscarlos a los colegios. Antes querían ser como sus ídolos, Perico, Induráin o Contador, pero ahora hay otros ídolos y tenemos que reclutar a los niños. Hay ciudades de España en las que han desaparecido las escuelas, ya no queda ninguna».«Ya no hay tantas escuelas como antes –recuerda Diego Rubio–. En la que yo me formé, la de Víctor Sastre, había ciento y pico niños todos los años. Ahora las canteras van desapareciendo y eso se refleja en el pelotón profesional».Pogacar y VingegaardIgor González de Galdeano no es derrotista, sino práctico. «No nos podemos llevar las manos a la cabeza, porque en todos los deportes hay olas y contraolas. Hemos tenido años muy buenos con magníficos corredores que ganaban y ahora no lo tenemos. La globalización del ciclismo se refleja en dos países de enorme cultura ciclista como Italia y España. En Italia no hay ningún equipo en el World Tour (primera división) y en España solo uno (Movistar)».Ha cambiado la filosofía de vida, una sociedad más acomodada, tan diferente de los antiguos gladiadores del ciclismo que corrían por rabia o necesidad. «Los ciclistas jóvenes no ven una salida clara, es mucho esfuerzo y tal vez poca recompensa –dice Galdeano–. En España está el Kern Pharma, que proyecta ciclistas jóvenes a otros equipos, como Pablo Castrillo, pero incluso para ese plan se necesitan presupuestos altos y disputar las carreras más importantes».«Hay mucha oferta deportiva en los colegios –razona De Santos–, y en las ciudades cuesta mucho más sacar escuelas de ciclismo. Están los eSports que cautivan a muchos jóvenes. La Vuelta Junior Cofidis fue una gran iniciativa de la que salieron profesionales».«No es sencillo, el ciclismo profesional se ha vuelto muy exclusivo –argumenta Igor González de Galdeano–. Todas las carreras son importantes. Y los grandes las han convertido en un gueto. Pogacar está ganando casi todo, va a la Clásica de Jaén a principio de año y gana. No deja nada al resto. El nivel de los corredores en general es mucho mayor ahora que antes. En mi época se seleccionaba el grupo en un puerto y había 20 o 25 ciclistas en cabeza. Ahora hay 50 o 60».  

Ciclismo

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