Libra así la moción de censura, que ya no contará con el apoyo de los socialistas. Su propuesta dejará en suspenso la subida gradual de la edad de jubilación de 62 a 64 años Leer Libra así la moción de censura, que ya no contará con el apoyo de los socialistas. Su propuesta dejará en suspenso la subida gradual de la edad de jubilación de 62 a 64 años Leer
El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, ha logrado el primer intento de derribo de su Gobierno tras anunciar a bombo y platillo la suspensión inmediata de la polémica reforma de las pensiones del 2023. La concesión al Partido Socialista, que puso esa condición para garantizar que no votará a favor de una moción de censura, puede ser el «salvavidas» del político «macronista», acuciado por las presiones de la extrema derecha y por la extrema izquierda en medio de una de las mayores crisis políticas de la V República.
«Esta suspensión debe generar la confianza para construir nuevas soluciones», advirtió Lecornu en su intervención en la Asamblea Nacional para explicar su programa de Gobierno. Su propuesta, celebrada como una «victoria» por los sindicatos, consiste en dejar en suspenso la subida gradual de la edad de jubilación de 62 a 64 años hasta enero del 2028, después de las elecciones presidenciales el 2027.
«Esta medida beneficiará eventualmente a 3,5 millones de franceses», admitió Lecornu. «Por lo tanto, tendrá que ser compensada financieramente, incluso con medidas de ahorro (…) Propongo organizar en las próximas semanas una conferencia sobre las prensiones y trabajar de acuerdo con los interlocutores sociales».
Su anuncio fue fuertemente aplaudido en los escaños del Partido Socialista, que con sus 66 diputados pueden desequilibrar cualquier intento de derribar un Gobierno hacia un lado o hacia otro. El presidente del grupo parlamentario socialista, Boris Vallaud, confirmó poco después en el debate parlamentario lo que ya era un secreto a voces: «Los franceses esperaban esa declaración y la suspensión de la reforma de pensiones está aquí finalmente».
«Estamos ante el reconocimiento de la lucha librada por las organizaciones sindicales que quiero agradecer», recalcó Vallaud, en el momento recordar las protestas callejeras contra la reforma impulsada en el 2023 sin un voto en el Parlamento. «Es también una fisura en el dogma del macronismo», matizó antes de lanzar una última advertencia al primer ministro: «Estaremos vigilantes».
El anuncio, con el que se llevaba especulando desde que Lecornu volvió a asumir su cargo el viernes pasado (cinco días después de dimitir), fue acogido con alivio en los partidos del bloque centrista y con preocupación por parte de la derecha, con el líder de Los Republicanos y ex ministro de Interior Bruno Retailleau a la cabeza: «Este Gobierno es un rehén de los socialistas».
«Acepté la misión que me ha confiado el presidente de la República porque Francia debe tener un presupuesto, porque hay medidas urgentes que deben tomarse sin demora», dijo Lecornu en el arranque de su intervención en la Asamblea Nacional. «Es un deber y lo cumpliré bajo ciertas condiciones que se derivan de la composición de esta Asamblea».
«A algunos les gustaría que esta crisis parlamentaria se dirija hacia a la crisis del régimen», advirtió el primer ministro. «Esto no sucederá gracias a las instituciones de la Quinta República (…) Vivimos y viviremos en momentos de crisis. O los sufrimos o los usamos para cambiar».
«Si no hay ruptura, habrá censura, esa censura se siente y se acerca«, advirtió poco después Sébastian Chenu, portavoz de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, que definió a su partido como «el grito del pueblo» y recordó cómo dos de cada tres franceses respaldan directamente la dimisión de Emmanuel Macron como presidente. «Que todos asuman su responsabilidad, sean los republicanos o los socialistas, o quienquiera que se vaya a la cama primero», advirtió Chenu. Pese al anuncio de los socialistas, Agrupación Nacional confía en poder votar esta misma semana una moción censura.
La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon anunció también su propia moción de censura, pese al anuncio de la suspensión de la reforma de las pensiones. «La lógica de los insumisos sigue siendo la misma», declaró Mathilde Panot, presidenta del grupo parlamentario de extrema izquierda. «No participaremos en vuestro sabotaje».
Lecornu podrá dormir más tranquilo, aún siendo consciente de la otra gran batalla que tendrá que librar en las próximas semanas: la aprobación del presupuesto del 2026 que le costó el puesto a su predecesor, François Bayrou, que dimitió el 9 de septiembre tras la fuerte reacción política y social a su presupuesto de austeridad (con recortes sociales de 43.800 millones de euros y la suspensión de dos días festivos).
El «renovado» primer ministro ya anunció la renuncia a la supresión de los dos días de fiesta en su primer y breve mandato de 27 días. En su intervención en la Asamblea Nacional de este martes anunció también las líneas maestras de su presupuesto para el 2026, con una reducción del déficit del 4,7%, ligeramente superior al 4,6% propuesto por Bayrou.
En otra supuesta concesión a los socialistas, que reclaman la implantación del así llamado «impuesto Zucman» a los patrimonios superiores a 100 millones de euros, Lecornu dejó la puerta abierta a «un contribución excepcional de las grandes fortunas para financiar las inversiones del futuro que afectan a nuestra soberanía, como la infraestructura, la transición ecológica o la defensa».
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