El salvaje oeste en Kenia: 121 atletas suspendidos por dopaje

La pobreza, la necesidad o el hambre mezcladas con los incentivos económicos que el atletismo procura a sus practicantes en Kenia han convertido este deporte y este país en el salvaje oeste. La amplia historia de dopaje en el atletismo viene ceñida a determinadas naciones: el sistema estructurado de los europeos del este en los años 70 y 80 (Alemania Democrática, en particular), los soldados soviéticos durante la Guerra Fría, los atletas chinos de larga distancia del ejército de Ma Junren o la trampa de estado sistemática amparada por la Rusia de Putin… La última ola de veneno y positivos por dopaje proviene de la carestía y la penuria de una república, Kenia, que fue aclamada durante años como combinación inigualable de naturaleza, talento y destreza en el deporte. Pero detrás del paraíso del Rift está el engaño: 121 atletas están suspendidos en la actualidad por usar sustancias dopantes, sobre todo en las pruebas de fondo.Se necesitan desplegar cinco pantallas en la web de ‘Athletics Integrity Unit’ (AIU, organismo independiente que gestiona los casos de dopaje ) para contar los positivos de los atletas kenianos vigentes hasta el pasado 30 de noviembre, actualizada la página mes a mes. 120 casos, a los que hay que añadir en diciembre a la maratoniana Beatrice Cherop, dos años de castigo por triamcinolona –un potente antiinflamatorio prohibido– y que ganó el maratón de Kuala Lumpur (Malasia).Noticias relacionadas estandar No Atletismo Nueva sanción a Mo Katir por manipular los documentos de uno de sus intentos de localización fallidos Javier Asprón estandar Si dopaje La doble vara del dopaje: tibieza del tenis, sanciones en otros deportes José Carlos CarabiasEn esa cosecha de trofeos económicos en los maratones, a alta o baja escala, se encuentra la raíz del dopaje que asola Kenia. El Fondo Monetario Internacional (FMI) clasifica al país en el puesto 147 mundial en producto interno bruto (PIB). Los alicientes financieros de las pruebas de fondo del atletismo permiten vivir fuera de esos umbrales de miseria. El maratón de Nueva York aplica la política de igualdad de género en los premios ( 95.000 euros a cada vencedor ). Desde 2011, ocho triunfadores masculinos son de Kenia. En las últimas once ediciones femeninas, diez victorias. Las carreras más célebres lucen su purpurina, pero suena el mismo o más dinero en otras menos conocidas: el maratón de Nagoya (245.000 euros), Seúl (95.000) o Dubái (75.000). Brett Clothier, director de la Unidad de Integridad del Atletismo, lo resumió con elocuencia después de una visita a Kenia. «El keniano que ocupa el puesto 100 en la clasificación de maratón puede dar la vuelta al mundo ganando mucho dinero como corredor profesional. El saltador de longitud que ocupa el puesto 100 tiene que trabajar en un supermercado ». Ganar un maratón importante arregla la vida de una familia o una tribu durante diez años. Retribuciones menores (5.000 en una carrera) equivale al salario de un año en Kenia. Un contrato de patrocinio con una multinacional del calzado amplía la órbita de ingresos.¿Es admisible el dopaje en una nación pobre? La comunidad internacional del deporte, su teórico garante de juego limpio, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) , cree que no. En 2018 publicó un informe, ‘Doping en Kenia’, según el cual hubo 138 positivos de atletas kenianos entre 2004 y 2018, y solo el 13 por ciento fueron obtenidos en controles fuera de competición. La nandrolona, la EPO y el clembuterol eran los productos estrella. El dossier concluyó que los ingresos de las carreras eran el factor más importante de muchas familias, pero que el sistema de dopaje era «poco sofisticado y descoordinado».Se arriesgan por dinero «Es una vergüenza para ellos admitir que han hecho trampas, pero se arriesgan para conseguir dinero. Tienen poca formación y no saben qué son las drogas ni las consecuencias para su cuerpo. Para ellos era más importante correr», detalla el informe.En 2016, cuando ya se había producido la caída de Lance Armstrong, sentenciado la operación Puerto o celebrado casi dos décadas atrás el desdichado Tour del Festina, se fundó la Agencia Antidoping de Kenia (ADAK). El país africano estuvo a punto de quedar fuera de los Juegos de Río de Janeiro por una secuencia de positivos de dopaje y acusaciones de trampa.Se levantó un agente para luchar contra la corrupción en el atletismo en un país que recibe al visitante en el aeropuerto de Nairobi con la imagen de Faith Kipyegon (campeona olímpica de 1.500 en Río, Tokio y París) y Eliud Kipchoge, doble campeón olímpico de maratón y exrécordman mundial que bajó de las dos horas en aquella prueba con puntero láser a ritmo y un ejército de liebres en formación por la que recibió un millón de euros.Los mejores atletas kenianos proceden de tres condados de los valles del norte, lejos de la capital Nairobi. En esas regiones, Iten, Eldoret o Kaptagat, correr es una de las pocas formas probadas de escapar de la pobreza extrema. Es el edén del valle del Rift, donde los fondistas se entrenan a más de 2.000 metros de altitud, la sangre se enriquece por el déficit de oxígeno, aumenta la producción de glóbulos rojos y el deportista adquiere más resistencia frente al esfuerzo.Entre los más de 370 atletas que han sido excluidos de las competiciones deportivas se encuentran algunos de los más condecorados del país: Jemima Sumgong, campeona olímpica de maratón femenino de 2016; Wilson Kipsang, campeón de la maratón de Nueva York de 2014 y ex poseedor del récord mundial de maratón; Rita Jeptoo, tres veces ganadora del maratón de Boston; Asbel Kiprop, ex campeón mundial y olímpico de 1.500 metros; Rhonex Kipruto, seis años de suspensión, bronce en los 10.000 metros del Mundial de Doha 2019; Emmaculate Achol, la segunda fondista más rápida de la historia en 10.000, con EPO y testosterona; o Lawrence Cherono, ganador de los maratones de Boston y Chicago, siete años de castigo por intentar usar documentos falsos para explicar su positivo…Una interminable lista que no se detiene, que llena de sospechas a Kenia y tiene su base en un viejo refrán del país: un sufrimiento a corto plazo para un beneficio durante toda la vida. La pobreza, la necesidad o el hambre mezcladas con los incentivos económicos que el atletismo procura a sus practicantes en Kenia han convertido este deporte y este país en el salvaje oeste. La amplia historia de dopaje en el atletismo viene ceñida a determinadas naciones: el sistema estructurado de los europeos del este en los años 70 y 80 (Alemania Democrática, en particular), los soldados soviéticos durante la Guerra Fría, los atletas chinos de larga distancia del ejército de Ma Junren o la trampa de estado sistemática amparada por la Rusia de Putin… La última ola de veneno y positivos por dopaje proviene de la carestía y la penuria de una república, Kenia, que fue aclamada durante años como combinación inigualable de naturaleza, talento y destreza en el deporte. Pero detrás del paraíso del Rift está el engaño: 121 atletas están suspendidos en la actualidad por usar sustancias dopantes, sobre todo en las pruebas de fondo.Se necesitan desplegar cinco pantallas en la web de ‘Athletics Integrity Unit’ (AIU, organismo independiente que gestiona los casos de dopaje ) para contar los positivos de los atletas kenianos vigentes hasta el pasado 30 de noviembre, actualizada la página mes a mes. 120 casos, a los que hay que añadir en diciembre a la maratoniana Beatrice Cherop, dos años de castigo por triamcinolona –un potente antiinflamatorio prohibido– y que ganó el maratón de Kuala Lumpur (Malasia).Noticias relacionadas estandar No Atletismo Nueva sanción a Mo Katir por manipular los documentos de uno de sus intentos de localización fallidos Javier Asprón estandar Si dopaje La doble vara del dopaje: tibieza del tenis, sanciones en otros deportes José Carlos CarabiasEn esa cosecha de trofeos económicos en los maratones, a alta o baja escala, se encuentra la raíz del dopaje que asola Kenia. El Fondo Monetario Internacional (FMI) clasifica al país en el puesto 147 mundial en producto interno bruto (PIB). Los alicientes financieros de las pruebas de fondo del atletismo permiten vivir fuera de esos umbrales de miseria. El maratón de Nueva York aplica la política de igualdad de género en los premios ( 95.000 euros a cada vencedor ). Desde 2011, ocho triunfadores masculinos son de Kenia. En las últimas once ediciones femeninas, diez victorias. Las carreras más célebres lucen su purpurina, pero suena el mismo o más dinero en otras menos conocidas: el maratón de Nagoya (245.000 euros), Seúl (95.000) o Dubái (75.000). Brett Clothier, director de la Unidad de Integridad del Atletismo, lo resumió con elocuencia después de una visita a Kenia. «El keniano que ocupa el puesto 100 en la clasificación de maratón puede dar la vuelta al mundo ganando mucho dinero como corredor profesional. El saltador de longitud que ocupa el puesto 100 tiene que trabajar en un supermercado ». Ganar un maratón importante arregla la vida de una familia o una tribu durante diez años. Retribuciones menores (5.000 en una carrera) equivale al salario de un año en Kenia. Un contrato de patrocinio con una multinacional del calzado amplía la órbita de ingresos.¿Es admisible el dopaje en una nación pobre? La comunidad internacional del deporte, su teórico garante de juego limpio, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) , cree que no. En 2018 publicó un informe, ‘Doping en Kenia’, según el cual hubo 138 positivos de atletas kenianos entre 2004 y 2018, y solo el 13 por ciento fueron obtenidos en controles fuera de competición. La nandrolona, la EPO y el clembuterol eran los productos estrella. El dossier concluyó que los ingresos de las carreras eran el factor más importante de muchas familias, pero que el sistema de dopaje era «poco sofisticado y descoordinado».Se arriesgan por dinero «Es una vergüenza para ellos admitir que han hecho trampas, pero se arriesgan para conseguir dinero. Tienen poca formación y no saben qué son las drogas ni las consecuencias para su cuerpo. Para ellos era más importante correr», detalla el informe.En 2016, cuando ya se había producido la caída de Lance Armstrong, sentenciado la operación Puerto o celebrado casi dos décadas atrás el desdichado Tour del Festina, se fundó la Agencia Antidoping de Kenia (ADAK). El país africano estuvo a punto de quedar fuera de los Juegos de Río de Janeiro por una secuencia de positivos de dopaje y acusaciones de trampa.Se levantó un agente para luchar contra la corrupción en el atletismo en un país que recibe al visitante en el aeropuerto de Nairobi con la imagen de Faith Kipyegon (campeona olímpica de 1.500 en Río, Tokio y París) y Eliud Kipchoge, doble campeón olímpico de maratón y exrécordman mundial que bajó de las dos horas en aquella prueba con puntero láser a ritmo y un ejército de liebres en formación por la que recibió un millón de euros.Los mejores atletas kenianos proceden de tres condados de los valles del norte, lejos de la capital Nairobi. En esas regiones, Iten, Eldoret o Kaptagat, correr es una de las pocas formas probadas de escapar de la pobreza extrema. Es el edén del valle del Rift, donde los fondistas se entrenan a más de 2.000 metros de altitud, la sangre se enriquece por el déficit de oxígeno, aumenta la producción de glóbulos rojos y el deportista adquiere más resistencia frente al esfuerzo.Entre los más de 370 atletas que han sido excluidos de las competiciones deportivas se encuentran algunos de los más condecorados del país: Jemima Sumgong, campeona olímpica de maratón femenino de 2016; Wilson Kipsang, campeón de la maratón de Nueva York de 2014 y ex poseedor del récord mundial de maratón; Rita Jeptoo, tres veces ganadora del maratón de Boston; Asbel Kiprop, ex campeón mundial y olímpico de 1.500 metros; Rhonex Kipruto, seis años de suspensión, bronce en los 10.000 metros del Mundial de Doha 2019; Emmaculate Achol, la segunda fondista más rápida de la historia en 10.000, con EPO y testosterona; o Lawrence Cherono, ganador de los maratones de Boston y Chicago, siete años de castigo por intentar usar documentos falsos para explicar su positivo…Una interminable lista que no se detiene, que llena de sospechas a Kenia y tiene su base en un viejo refrán del país: un sufrimiento a corto plazo para un beneficio durante toda la vida.  

dopaje

La acción de la Agencia Mundial Antidopaje no frena el goteo y siguen los positivos por sustancias dopantes en el atletismo de fondo

Ganar un maratón grande (100.000 euros) o pequeño (10.000) resuelve la vida de una familia o una tribu keniana por diez años

Rhonex Kipruto, seis años de suspensión por dopaje afp

La pobreza, la necesidad o el hambre mezcladas con los incentivos económicos que el atletismo procura a sus practicantes en Kenia han convertido este deporte y este país en el salvaje oeste. La amplia historia de dopaje en el atletismo viene ceñida a determinadas …

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