En el Sevilla se viven dos realidades. O mejor dicho se compagina el presente -excesivamente impregnado por el pasado- con esa mirada al día de mañana algo borrosa, por el miedo a que el día de hoy te condicione en exceso los siguientes pasos que debes dar. Lo cierto es que hay una incertidumbre con el próximo mes liguero que está dejando prácticamente detenida la maquinaria de una empresa que mueve tantísimo volumen de dinero. Primero debe llegar un resultado positivo que ahuyente esa posibilidad real de descenso. Con ese objetivo de mínimos conseguido, después tocará hacer examen de conciencia y pensar hacia dónde debe caminar el proyecto. La teoría o el papel suelen soportarlo todo , pero no es menos cierto que con la actual línea de actuación que lleva siguiendo el club es evidente que un desastre deportivo llegará más pronto que tarde.Por todo ello, desde el consejo de administración, donde cada vez hay un mayor número de voces en contra de las decisiones que se están tomando en materia deportiva, tanto es así que esos mismos accionistas influyeron en la decisión de colocar a Joaquín Caparrós nuevamente en el banquillo, se está apretando para que la actual fórmula quede caducada, que el presidente tome decisiones de mayor calado y dé un giro al caminar de la entidad en materia deportiva. José María del Nido Carrasco siempre se ha mantenido muy leal a su director deportivo, el principal señalado de la catastrófica temporada del conjunto de Nervión, ya que las decisiones presidenciales o empresariales, al tratarse de los dueños del club, no son puestas tan en cuestión. Se sigue aludiendo nuevamente a momentos pasados donde se gastó sin regulación alguna y ahora se pagan esos platos rotos.La figura de Víctor Orta nunca ha estado en cuestión por el presidente, ni tampoco por el propio consejo, debido a que ellos mismos entendían que su trabajo no era sencillo por esa herencia a la que siempre hacen referencia. Si les sirve a uno como excusa o tapadera, lo mismo para esos empleados cualificados que deben intervenir a la hora de regularizar la situación financiera y deportiva de la entidad. Ninguna de las dos se ha solucionado. El empobrecimiento del club ha ido de la mano con el de la plantilla, que aún tiene gastos incontenibles e insoportables por la cifra de negocio actual del club blanquirrojo.Por todo ello, desde el Sevilla ya se anda buscando la explicación a una temporada demasiado dura y de incierto pronóstico final. Dependiendo justamente de ese desenlace, pueden variar en algo las presiones hacia un lugar u otro, pero lo que es evidente es que ha comenzado la búsqueda de culpables para poder dar una explicación medio convincente de lo sucedido y que el aficionado pueda comprar. Es decir, en el club se afanarán en próximas fechas en señalar un posible culpable de lo sucedido, una cabeza de turco que sirva de parapeto durante unos meses, como lo ha sido el colocar a Joaquín Caparrós en el banquillo , aunque el entrenador tenga una evidente fecha de caducidad.Y ese señalamiento poco disimulado a la figura del director deportivo se ve claramente desde el perfil de los entrenadores que ya están siendo ofrecidos o sondeados, algunos muy alejados de la cuerda o pensamiento futbolístico del ejecutivo madrileño. También alguna filtración interesada sobre posibles sondeos a otros directores deportivos, dejando una pista sobre el pensamiento del club. Víctor Orta se encuentra inmerso en el día a día del Sevilla , apoyando al actual cuerpo técnico, aunque no haya sido de su elección, además de seguir planificando la que será su tercera temporada con el Sevilla, la última que tiene firmada por contrato. Se insiste en que nada ha cambiado entre el presidente y el director deportivo. En que la confianza sigue siendo absoluta. Sin embargo, en el Sevilla hace tiempo que todo saltó por los aires y en medio del caos es difícil saber quién manda realmente y hacia dónde camina un proyecto .Hay otras figuras, no obstante, que causan recelo entre los aficionados y también pueden ayudar a calmar esa sed de sangre que se solicita desde el entorno nervionense. Tanto Ignacio Navarro , el denominado psicólogo y uno de los ejecutivos más importantes en el organigrama del club, como uno de los colaboradores cercanos a Víctor Orta como Alberto Cordero (no saldrá el uno sin el otro), están también en esa rampa de salida de un Sevilla que busca soluciones populistas a todos sus problemas económicos y deportivos. Una forma de ganar un tiempo que se le escurre entre las manos.Los movimientos de OrtaPese a todo, la Dirección Deportiva del Sevilla no está parada . O no del todo. De hecho, el club ya tiene cerrado un refuerzo para el año próximo con la llegada del jugador del Celta Alfon . Cierto que la reestructuración deportiva dependerá en exceso de dos factores, ambos económicos: salidas necesarias -jugadores que no cuentan con altos salarios- y plusvalías importantes. La reducción salarial sevillista pegará otro salto al vacío, con casi 40 nuevos millones de ahorro en el límite, lo que provocará muchos movimientos y la necesidad de que todo jugador que se quede en la primera plantilla esté aportando. Hay numerosos casos de profesionales en el vestuario, o que regresarán de cesión, cuyos contratos son inasumibles y el club deberá, nuevamente, tratar de convencerles de que su periplo ha terminado.Esas son algunas de las tareas de la Dirección Deportiva. La nueva plantilla depende de su criterio. O al menos, aparentemente. Pero el principal caballo de batalla o discusión dentro del Sevilla estará en quién y por qué ocupa el cargo de entrenador de la primera plantilla. Ahí se comprobará si la figura de Orta sigue estando vigente o desde el club se le ha dejado en segundo plano. Y también la fuerza que van teniendo cada una de las facciones que opositan a tener una mayor cuota de poder, mientras el presidente sigue dirigiendo desde su parcela el caminar de un club que este verano, toda vez que pase la actual situación crítica, hará un profundo examen de conciencia de lo sucedido.Tampoco hay que olvidar que dentro del consejo de administración existe una profunda preocupación por el nivel de crispación alcanzado por la afición del Sevilla, disimulado en el estadio por ese efecto Caparrós , que ha conseguido en esa parcela lo que se pretendía, pero que de puertas hacia fuera del Sánchez-Pizjuán se hace cada vez más evidente, con los quebraderos de cabeza que esto supone para personas que tienen una vida profesional o privada fuera del propio Sevilla. Se ha alcanzado una situación en la que muchos desean plantearse cuál es el futuro real de la entidad y cómo salir de este agujero negro. La solución más sencilla siempre ha sido señalar a un culpable (o varios) y salir sin más daño que el reputacional. Sin embargo, las cortinas de humo o parapetos hace tiempo que fueron desactivadas por Nervión. L a masa social sabe dónde apuntar y a quién pedir responsabilidades. En el Sevilla se viven dos realidades. O mejor dicho se compagina el presente -excesivamente impregnado por el pasado- con esa mirada al día de mañana algo borrosa, por el miedo a que el día de hoy te condicione en exceso los siguientes pasos que debes dar. Lo cierto es que hay una incertidumbre con el próximo mes liguero que está dejando prácticamente detenida la maquinaria de una empresa que mueve tantísimo volumen de dinero. Primero debe llegar un resultado positivo que ahuyente esa posibilidad real de descenso. Con ese objetivo de mínimos conseguido, después tocará hacer examen de conciencia y pensar hacia dónde debe caminar el proyecto. La teoría o el papel suelen soportarlo todo , pero no es menos cierto que con la actual línea de actuación que lleva siguiendo el club es evidente que un desastre deportivo llegará más pronto que tarde.Por todo ello, desde el consejo de administración, donde cada vez hay un mayor número de voces en contra de las decisiones que se están tomando en materia deportiva, tanto es así que esos mismos accionistas influyeron en la decisión de colocar a Joaquín Caparrós nuevamente en el banquillo, se está apretando para que la actual fórmula quede caducada, que el presidente tome decisiones de mayor calado y dé un giro al caminar de la entidad en materia deportiva. José María del Nido Carrasco siempre se ha mantenido muy leal a su director deportivo, el principal señalado de la catastrófica temporada del conjunto de Nervión, ya que las decisiones presidenciales o empresariales, al tratarse de los dueños del club, no son puestas tan en cuestión. Se sigue aludiendo nuevamente a momentos pasados donde se gastó sin regulación alguna y ahora se pagan esos platos rotos.La figura de Víctor Orta nunca ha estado en cuestión por el presidente, ni tampoco por el propio consejo, debido a que ellos mismos entendían que su trabajo no era sencillo por esa herencia a la que siempre hacen referencia. Si les sirve a uno como excusa o tapadera, lo mismo para esos empleados cualificados que deben intervenir a la hora de regularizar la situación financiera y deportiva de la entidad. Ninguna de las dos se ha solucionado. El empobrecimiento del club ha ido de la mano con el de la plantilla, que aún tiene gastos incontenibles e insoportables por la cifra de negocio actual del club blanquirrojo.Por todo ello, desde el Sevilla ya se anda buscando la explicación a una temporada demasiado dura y de incierto pronóstico final. Dependiendo justamente de ese desenlace, pueden variar en algo las presiones hacia un lugar u otro, pero lo que es evidente es que ha comenzado la búsqueda de culpables para poder dar una explicación medio convincente de lo sucedido y que el aficionado pueda comprar. Es decir, en el club se afanarán en próximas fechas en señalar un posible culpable de lo sucedido, una cabeza de turco que sirva de parapeto durante unos meses, como lo ha sido el colocar a Joaquín Caparrós en el banquillo , aunque el entrenador tenga una evidente fecha de caducidad.Y ese señalamiento poco disimulado a la figura del director deportivo se ve claramente desde el perfil de los entrenadores que ya están siendo ofrecidos o sondeados, algunos muy alejados de la cuerda o pensamiento futbolístico del ejecutivo madrileño. También alguna filtración interesada sobre posibles sondeos a otros directores deportivos, dejando una pista sobre el pensamiento del club. Víctor Orta se encuentra inmerso en el día a día del Sevilla , apoyando al actual cuerpo técnico, aunque no haya sido de su elección, además de seguir planificando la que será su tercera temporada con el Sevilla, la última que tiene firmada por contrato. Se insiste en que nada ha cambiado entre el presidente y el director deportivo. En que la confianza sigue siendo absoluta. Sin embargo, en el Sevilla hace tiempo que todo saltó por los aires y en medio del caos es difícil saber quién manda realmente y hacia dónde camina un proyecto .Hay otras figuras, no obstante, que causan recelo entre los aficionados y también pueden ayudar a calmar esa sed de sangre que se solicita desde el entorno nervionense. Tanto Ignacio Navarro , el denominado psicólogo y uno de los ejecutivos más importantes en el organigrama del club, como uno de los colaboradores cercanos a Víctor Orta como Alberto Cordero (no saldrá el uno sin el otro), están también en esa rampa de salida de un Sevilla que busca soluciones populistas a todos sus problemas económicos y deportivos. Una forma de ganar un tiempo que se le escurre entre las manos.Los movimientos de OrtaPese a todo, la Dirección Deportiva del Sevilla no está parada . O no del todo. De hecho, el club ya tiene cerrado un refuerzo para el año próximo con la llegada del jugador del Celta Alfon . Cierto que la reestructuración deportiva dependerá en exceso de dos factores, ambos económicos: salidas necesarias -jugadores que no cuentan con altos salarios- y plusvalías importantes. La reducción salarial sevillista pegará otro salto al vacío, con casi 40 nuevos millones de ahorro en el límite, lo que provocará muchos movimientos y la necesidad de que todo jugador que se quede en la primera plantilla esté aportando. Hay numerosos casos de profesionales en el vestuario, o que regresarán de cesión, cuyos contratos son inasumibles y el club deberá, nuevamente, tratar de convencerles de que su periplo ha terminado.Esas son algunas de las tareas de la Dirección Deportiva. La nueva plantilla depende de su criterio. O al menos, aparentemente. Pero el principal caballo de batalla o discusión dentro del Sevilla estará en quién y por qué ocupa el cargo de entrenador de la primera plantilla. Ahí se comprobará si la figura de Orta sigue estando vigente o desde el club se le ha dejado en segundo plano. Y también la fuerza que van teniendo cada una de las facciones que opositan a tener una mayor cuota de poder, mientras el presidente sigue dirigiendo desde su parcela el caminar de un club que este verano, toda vez que pase la actual situación crítica, hará un profundo examen de conciencia de lo sucedido.Tampoco hay que olvidar que dentro del consejo de administración existe una profunda preocupación por el nivel de crispación alcanzado por la afición del Sevilla, disimulado en el estadio por ese efecto Caparrós , que ha conseguido en esa parcela lo que se pretendía, pero que de puertas hacia fuera del Sánchez-Pizjuán se hace cada vez más evidente, con los quebraderos de cabeza que esto supone para personas que tienen una vida profesional o privada fuera del propio Sevilla. Se ha alcanzado una situación en la que muchos desean plantearse cuál es el futuro real de la entidad y cómo salir de este agujero negro. La solución más sencilla siempre ha sido señalar a un culpable (o varios) y salir sin más daño que el reputacional. Sin embargo, las cortinas de humo o parapetos hace tiempo que fueron desactivadas por Nervión. L a masa social sabe dónde apuntar y a quién pedir responsabilidades.
En el Sevilla se viven dos realidades. O mejor dicho se compagina el presente -excesivamente impregnado por el pasado- con esa mirada al día de mañana algo borrosa, por el miedo a que el día de hoy te condicione en exceso los siguientes pasos … que debes dar. Lo cierto es que hay una incertidumbre con el próximo mes liguero que está dejando prácticamente detenida la maquinaria de una empresa que mueve tantísimo volumen de dinero. Primero debe llegar un resultado positivo que ahuyente esa posibilidad real de descenso. Con ese objetivo de mínimos conseguido, después tocará hacer examen de conciencia y pensar hacia dónde debe caminar el proyecto. La teoría o el papel suelen soportarlo todo, pero no es menos cierto que con la actual línea de actuación que lleva siguiendo el club es evidente que un desastre deportivo llegará más pronto que tarde.
Por todo ello, desde el consejo de administración, donde cada vez hay un mayor número de voces en contra de las decisiones que se están tomando en materia deportiva, tanto es así que esos mismos accionistas influyeron en la decisión de colocar a Joaquín Caparrós nuevamente en el banquillo, se está apretando para que la actual fórmula quede caducada, que el presidente tome decisiones de mayor calado y dé un giro al caminar de la entidad en materia deportiva. José María del Nido Carrasco siempre se ha mantenido muy leal a su director deportivo, el principal señalado de la catastrófica temporada del conjunto de Nervión, ya que las decisiones presidenciales o empresariales, al tratarse de los dueños del club, no son puestas tan en cuestión. Se sigue aludiendo nuevamente a momentos pasados donde se gastó sin regulación alguna y ahora se pagan esos platos rotos.
La figura de Víctor Orta nunca ha estado en cuestión por el presidente, ni tampoco por el propio consejo, debido a que ellos mismos entendían que su trabajo no era sencillo por esa herencia a la que siempre hacen referencia. Si les sirve a uno como excusa o tapadera, lo mismo para esos empleados cualificados que deben intervenir a la hora de regularizar la situación financiera y deportiva de la entidad. Ninguna de las dos se ha solucionado. El empobrecimiento del club ha ido de la mano con el de la plantilla, que aún tiene gastos incontenibles e insoportables por la cifra de negocio actual del club blanquirrojo.
Por todo ello, desde el Sevilla ya se anda buscando la explicación a una temporada demasiado dura y de incierto pronóstico final. Dependiendo justamente de ese desenlace, pueden variar en algo las presiones hacia un lugar u otro, pero lo que es evidente es que ha comenzado la búsqueda de culpables para poder dar una explicación medio convincente de lo sucedido y que el aficionado pueda comprar. Es decir, en el club se afanarán en próximas fechas en señalar un posible culpable de lo sucedido, una cabeza de turco que sirva de parapeto durante unos meses, como lo ha sido el colocar a Joaquín Caparrós en el banquillo, aunque el entrenador tenga una evidente fecha de caducidad.
Y ese señalamiento poco disimulado a la figura del director deportivo se ve claramente desde el perfil de los entrenadores que ya están siendo ofrecidos o sondeados, algunos muy alejados de la cuerda o pensamiento futbolístico del ejecutivo madrileño. También alguna filtración interesada sobre posibles sondeos a otros directores deportivos, dejando una pista sobre el pensamiento del club. Víctor Orta se encuentra inmerso en el día a día del Sevilla, apoyando al actual cuerpo técnico, aunque no haya sido de su elección, además de seguir planificando la que será su tercera temporada con el Sevilla, la última que tiene firmada por contrato. Se insiste en que nada ha cambiado entre el presidente y el director deportivo. En que la confianza sigue siendo absoluta. Sin embargo, en el Sevilla hace tiempo que todo saltó por los aires y en medio del caos es difícil saber quién manda realmente y hacia dónde camina un proyecto.
Los movimientos de Orta
Pese a todo, la Dirección Deportiva del Sevilla no está parada. O no del todo. De hecho, el club ya tiene cerrado un refuerzo para el año próximo con la llegada del jugador del Celta Alfon. Cierto que la reestructuración deportiva dependerá en exceso de dos factores, ambos económicos: salidas necesarias -jugadores que no cuentan con altos salarios- y plusvalías importantes. La reducción salarial sevillista pegará otro salto al vacío, con casi 40 nuevos millones de ahorro en el límite, lo que provocará muchos movimientos y la necesidad de que todo jugador que se quede en la primera plantilla esté aportando. Hay numerosos casos de profesionales en el vestuario, o que regresarán de cesión, cuyos contratos son inasumibles y el club deberá, nuevamente, tratar de convencerles de que su periplo ha terminado.
Esas son algunas de las tareas de la Dirección Deportiva. La nueva plantilla depende de su criterio. O al menos, aparentemente. Pero el principal caballo de batalla o discusión dentro del Sevilla estará en quién y por qué ocupa el cargo de entrenador de la primera plantilla. Ahí se comprobará si la figura de Orta sigue estando vigente o desde el club se le ha dejado en segundo plano. Y también la fuerza que van teniendo cada una de las facciones que opositan a tener una mayor cuota de poder, mientras el presidente sigue dirigiendo desde su parcela el caminar de un club que este verano, toda vez que pase la actual situación crítica, hará un profundo examen de conciencia de lo sucedido.
Tampoco hay que olvidar que dentro del consejo de administración existe una profunda preocupación por el nivel de crispación alcanzado por la afición del Sevilla, disimulado en el estadio por ese efecto Caparrós, que ha conseguido en esa parcela lo que se pretendía, pero que de puertas hacia fuera del Sánchez-Pizjuán se hace cada vez más evidente, con los quebraderos de cabeza que esto supone para personas que tienen una vida profesional o privada fuera del propio Sevilla. Se ha alcanzado una situación en la que muchos desean plantearse cuál es el futuro real de la entidad y cómo salir de este agujero negro. La solución más sencilla siempre ha sido señalar a un culpable (o varios) y salir sin más daño que el reputacional. Sin embargo, las cortinas de humo o parapetos hace tiempo que fueron desactivadas por Nervión. La masa social sabe dónde apuntar y a quién pedir responsabilidades.
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