España cerrará este año con un récord anual de turistas, que oscilará entre 90 y 95 millones, y un máximo histórico de gasto, que rondará los 125.000 millones de euros. Un balance que ha traído efectos positivos para las empresas (el saneamiento de las cuentas de resultados de hoteles, aerolíneas, turoperadores o agencias de viajes) y consecuencias negativas para los ciudadanos (masificación de destinos, subida de precios y escasez de vivienda).
Baleares y Cataluña amenazan con incrementar los recargos que cobran por estancia y turista. Santiago de Compostela y Toledo serán las dos primeras ciudades, al margen de Barcelona, que recaudarán una tasa en 2025
España cerrará este año con un récord anual de turistas, que oscilará entre 90 y 95 millones, y un máximo histórico de gasto, que rondará los 125.000 millones de euros. Un balance que ha traído efectos positivos para las empresas (el saneamiento de las cuentas de resultados de hoteles, aerolíneas, turoperadores o agencias de viajes) y consecuencias negativas para los ciudadanos (masificación de destinos, subida de precios y escasez de vivienda).
Para corregir estos últimos, Cataluña y Baleares, las dos únicas autonomías que gravan las pernoctaciones de los turistas, han anunciado que incrementarán esas tasas en 2025 como la fórmula mágica para tratar de frenar el descontento ciudadano. La Generalitat de Cataluña ha deslizado su predisposición a elevar esos recargos, en vigor desde 2012, que gravan con tarifas que van desde el euro a los tres euros por estancia y turista fuera de Barcelona, mientras que en la capital catalana se disparan desde los cinco hasta los siete euros y medio por pernoctación y viajero al sumar el recargo municipal. Por su parte, la presidenta balear Marga Prohens anunció hace cuatro semanas una subida de la ecotasa (con tarifas desde 1,10 euros por día y pernoctación hasta 4,40 euros en los hoteles de gran lujo), que se limitará a los tres meses de temporada alta (junio, julio y agosto) y que se concretará el próximo mes de febrero, “para contener la llegada de flujos turísticos y afrontar el problema de la escasez de vivienda”.
Pero la principal novedad para este ejercicio será la aplicación de nuevas tasas municipales que se unirán a la que cobra en exclusiva Barcelona. Santiago de Compostela y Toledo se van a convertir en las dos primeras ciudades, tras la capital catalana, que van a cobrar en 2025 una tasa que grava al turista, para lo que han tenido que lograr previamente la autorización del Gobierno regional. Ambas gravan hechos imponibles diferentes. El Concello de Santiago ya ha aprobado las ordenanzas fiscales para aplicar el año que viene, aún sin fecha fijada ya que depende de que la Xunta de Galicia apruebe el marco normativo, una tasa por pernoctación, con tarifas que oscilarían entre 1 y 2,5 euros por persona y noche en función del establecimiento. El Concello lo justifica porque el número de turistas se ha duplicado en los últimos 20 años, lo que ha disparado los costes en limpieza, seguridad ciudadana o conservación del patrimonio, a los que se dedicarían los ingresos generados por esa tasa (en torno a tres millones de euros anuales), que solo se cobrarían durante las seis primeras noches de estancia. El encargado de recaudar será la Agencia Tributaria de Galicia, que posteriormente cederá el 95% de lo recaudado al consistorio de Santiago de Compostela, mientras que el 5% restante engrosará el fondo autonómico de promoción turística.
Ante un turismo en máximos históricos, el Ayuntamiento de Toledo aplicará una tasa que oscilaría entre 1 y 1,5 euros por cada turista que venga en un viaje en autobús operado por un touroperador (que será el que asuma el pago, que se podrá realizar el mismo día hasta las 12.00 horas) y que no pernocte en la ciudad. José Manuel Velasco, concejal de Turismo y Vivienda del Ayuntamiento de Toledo, precisa que no es una tasa turística al uso: “La Junta de Castilla-La Mancha nos ha cedido esa competencia para poder incluir en la ordenanza de movilidad una tasa para el control del flujo de turistas por la ciudad”. Velasco recalca que entre marzo y noviembre se juntan la afluencia de viajeros internacionales con la de los nacionales, que son mayoritarios entre diciembre y febrero, y eso puede llevar a que se concentre la llegada de 100 autobuses en un solo día. “En Toledo hay tres sitios donde estacionan esos autobuses: La Ronda del Valle, el Hostal del Cardenal y el Puente de San Martín. Lo recaudado servirá tanto para invertir en la calidad turística como para garantizar el buen funcionamiento del remonte mecánico que conecta la ciudad, la construcción de baños y dársena para los turistas, la construcción de un aparcamiento para todos esos autobuses y también para impulsar la promoción turística o de los viajes de negocio o el turismo de negocios”.
En cualquier caso, Velasco rechaza que esa tasa de nueva creación tenga carácter recaudatorio o disuasorio. “No creo que un euro o 1,5 euros por viajero haga tomar decisiones diferentes a la de visitar la ciudad”. Para un autocar de entre nueve y 20 plazas, el coste sería de 25 euros al día, mientras que para un autobús con una capacidad entre 21 y 64 asientos la tarifa subiría a 75 euros. Superando las 65 plazas, el importe llegaría a los 125 euros. El concejal de Turismo reconoce que quieren disponer de un plazo de dos meses (enero y febrero) para comunicar de forma masiva la nueva medida y para certificar que todo el sistema de control de cámaras y el dispositivo tecnológico funcione de forma adecuada, con lo que la fecha inicial de la entrada en vigor de esa tasa (1 de marzo de 2025) podría sufrir retrasos.
Enfado de los hosteleros
Las futuras subidas de impuestos al turismo en Cataluña y Baleares han puesto en pie de guerra a los hoteleros, los principales afectados por esas medidas tributarias para frenar la llegada masiva de viajeros. “Las subidas de impuestos amenazan con destruir la competitividad de un tejido empresarial clave para el desarrollo económico y social del territorio”, apuntó la patronal hotelera de Barcelona en un reciente informe, donde alertó de que a la subida de la tasa autonómica se le podría sumar la de la municipal, toda vez que el grupo municipal de Esquerra Republicana había propuesto duplicarla. En el citado estudio denuncia que la tasa que ya cobra Barcelona a cada turista, con una media de 6,27 euros, es la quinta más cara de toda Europa, solo por detrás de París (8,13 euros), Roma (7,50 euros), Florencia (7 euros) o Ámsterdam (12,5% del precio por pernoctación).
María Frontera, presidenta de la Federación Hotelera de Mallorca, considera que la propuesta fiscal del gobierno balear es una nueva penalización para los visitantes que se alojan en la oferta reglada frente a otra desregulada que ya suma 98.000 plazas en alquiler vacacional. “La ecotasa ni regula flujos turísticos, ni reduce los impactos del turismo, pero sí afecta a la capacidad de gasto en el destino”, precisa Frontera, que mantuvo en Londres reuniones con los máximos directivos de Jet2 y TUI, dos de los principales proveedores de turistas a Baleares, en la última edición de la World Travel Market, la feria más importante en Europa junto a la ITB alemana, en la que le transmitieron su preocupación por ese nuevo impuesto. “Nos trasladaron que era inadmisible el ataque a la oferta reglada”. En el encuentro, ambos turoperadores insistieron en lo desacertado de la medida, tal y como precisa Frontera, “toda vez que su aportación en los meses de mayor afluencia aumenta las estancias medias y reduce el tráfico, ya que utilizan el transporte colectivo”.
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