Empoderamiento del sur global

La reunión de esta semana en Tianjin de los líderes de China, la India, Rusia y Corea del Norte, entre otros 20 países, con la ocasión de una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, marca el punto de inflexión ante la emergencia de un nuevo orden mundial multipolar. Tanto en el ámbito geopolítico como económico, el Sur Global (los antes llamados países en desarrollo) se empodera. Mientras la Unión Europea pierde fuelle en el tablero geopolítico, quienes mueven las piezas de este ajedrez son líderes en su mayoría autoritarios que buscan ampliar su territorio de acción. Actores de lo que se ha dado en denominar el Sur Global a los que se ha sumado Trump, si consideramos su modus operandi.

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 La debilidad europea se puso de manifiesto con la aceptación de las condiciones propuestas recientemente por EE UU  

La reunión de esta semana en Tianjin de los líderes de China, la India, Rusia y Corea del Norte, entre otros 20 países, con la ocasión de una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái, marca el punto de inflexión ante la emergencia de un nuevo orden mundial multipolar. Tanto en el ámbito geopolítico como económico, el Sur Global (los antes llamados países en desarrollo) se empodera. Mientras la Unión Europea pierde fuelle en el tablero geopolítico, quienes mueven las piezas de este ajedrez son líderes en su mayoría autoritarios que buscan ampliar su territorio de acción. Actores de lo que se ha dado en denominar el Sur Global a los que se ha sumado Trump, si consideramos su modus operandi.

Cabe reflexionar cuáles son los factores que han favorecido la unión de fuerzas de países como China y la India, impensable hace dos décadas, y las consecuencias que esto tendrá para el Sur Global y para la UE.

En primer lugar, entre dichos factores se encuentra la creciente incertidumbre generada por la política comercial errática de Estados Unidos, con los aranceles subiendo y bajando como en una montaña rusa. Esto está llevando a una restructuración de los flujos de comercio internacional y afectando a las inversiones. Por ejemplo, el comercio entre Rusia y Asia Central ha crecido exponencialmente en los últimos meses. Y los aranceles del 50% impuestos por EE UU a la India que entraron en vigor a finales de agosto, si se mantienen, van a suponer una importante diversión de comercio favorable a los países euroasiáticos.

En segundo lugar, la emergencia de China como potencia innovadora en tecnologías verdes, léase placas solares, vehículos eléctricos y en inteligencia artificial (DeepSeek) lleva camino de consolidarse y puede servir de catalizador en Asia y en los países del Sur Global que se alineen con China. Sobre todo, si la India estrecha su cooperación con China en este ámbito. Siendo la India y China las dos economías más pobladas del planeta, una intensificación de sus relaciones geoeconómicas –salvando sus problemas fronterizos– beneficiará su crecimiento económico, el de la región y sus socios comerciales y geoestratégicos.

En tercer lugar, al preguntarnos cuál es el papel de la UE en este nuevo escenario, tristemente da la impresión de que ha perdido peso como potencia geoeconómica y peor aún como defensora de la democracia y la solidaridad. No está siendo capaz de reaccionar con la suficiente contundencia ante conflictos geopolíticos que amenazan la estabilidad de las instituciones internacionales creadas tras la Segunda Guerra Mundial. Su política migratoria deja mucho que desear en cuanto a solidaridad. Y tampoco está siendo lo suficientemente ágil en consolidar sus acuerdos con importantes actores económicos en Asia, como es el caso de la India. Finalmente, su posición de debilidad se puso de manifiesto con la aceptación de las condiciones del acuerdo comercial propuesto recientemente por EE UU, que implica la imposición de aranceles de un 15% para los productos exportados por la UE y eliminar la mayoría de los aranceles a productos industriales importados bilateralmente.

En cuanto a las consecuencias para el Sur Global, las teorías de comercio internacional indican que los acuerdos de libre comercio –que eliminan la mayoría de los aranceles entre los países firmantes– incrementan los flujos comerciales internos y externos y fomentan además el desarrollo económico. La actual tendencia proteccionista –la vuelta a los aranceles– llevará a lo contrario. La evidencia empírica refuerza la teoría, con los numerosos trabajos académicos que apuntan a la creación de comercio causada por los acuerdos comerciales. En un trabajo con Shanping Yang, publicado hace una década analizamos los efectos de creación y desviación de comercio derivados del acuerdo de libre comercio ASEAN–China. Los resultados mostraban una creación de comercio sustancial con un gran aumento en sus exportaciones hacia los países del acuerdo, confirmando el impulsó del comercio intraregional.

Los acuerdos sirven de vía para que el Sur Global defienda sus intereses y extienda su área de influencia, mientras que la UE debería equilibrar su relación comercial con la necesidad de defender sus valores en derechos humanos, sostenibilidad y competencia justa. Esto obliga a reforzar su autonomía estratégica, diversificar socios y avanzar en una política comercial y de inversión que combine pragmatismo económico con coherencia política. En este sentido, será crucial concluir las negociaciones del acuerdo de libre comercio con India, cuya decimotercera ronda está prevista para la próxima semana.

La incertidumbre geopolítica y la reorganización de los flujos de comercio apuntan hacia nuevas dinámicas, en las que el repliegue en bloques territorialespodría ganar peso, abriendo un nuevo capítulo en la historia económica mundial donde el binomio China- India podría tomar el liderazgo del Sur Global.

 Economía en EL PAÍS

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