La noche de los martes, La 1 está dominada por las entrevistas y el humor. El martes pasado, desde que comenzó La revuelta a las 21.40, hasta la 1.25 que terminó Al cielo con ella, la cadena pública encadenó tres programas con un formato muy similar, basado en entrevistas a invitados diversos y buenas dosis de humor e ironía. Este martes los protagonistas son los programas de David Broncano y Marc Giró, este último con doble ración en la madrugada. Mientras, el espacio que conduce Henar Álvarez se ha resituado en la noche de los sábados de La 2 (22.00). Además, ocasionalmente, La revuelta ocupa también horarios más tardíos en La 1 si hay partido, como ocurrirá este jueves, cuando celebre sus primeras 100 emisiones tras el partido entre España y Países Bajos a las 22.35. A estos espacios se sumará el ya confirmado programa que conducirá, previsiblemente los viernes, Andreu Buenafuente. Los programas de entrevistas viven su momento dorado en La 1.
Este género televisivo es el protagonista de las noches de los martes de la cadena pública con ‘La revuelta’ y ‘Late Xou’, a los que se sumó el martes pasado ‘Al cielo con ella’
La noche de los martes, La 1 está dominada por las entrevistas y el humor. El martes pasado, desde que comenzó La revueltaa las 21.40, hasta la 1.25 que terminó Al cielo con ella, la cadena pública encadenó tres programas con un formato muy similar, basado en entrevistas a invitados diversos y buenas dosis de humor e ironía. Este martes los protagonistas son los programas de David Broncano y Marc Giró, este último con doble ración en la madrugada. Mientras, el espacio que conduce Henar Álvarez se ha resituado en la noche de los sábados de La 2 (22.00). Además, ocasionalmente, La revuelta ocupa también horarios más tardíos en La 1 si hay partido, como ocurrirá este jueves, cuando celebre sus primeras 100 emisiones tras el partido entre España y Países Bajos a las 22.35. A estos espacios se sumará el ya confirmado programa que conducirá, previsiblemente los viernes, Andreu Buenafuente. Los programas de entrevistas viven su momento dorado en La 1.
Esta explosión del talk show llega avivada por los buenos resultados de La revuelta. Aunque sus datos han empeorado en las últimas semanas, desde su estreno en septiembre de 2024 se ha asentado en el horario de máxima audiencia de La 1. El recorrido de Late Xou, con Marc Giró, comenzó en 2023 como un formato nocturno en catalán emitido en la desconexión territorial. En octubre de 2023 ya pasó a emitirse en La 2 y finalmente a principios de 2025 dio el salto a La 1 para beneficiarse del tirón de La revuelta. La cadena pública intentó un trío de talk shows en la noche de los martes con Al cielo con ella, con Henar Álvarez, cuya andadura comenzó en noviembre de 2024 en RTVE Play. Pero el martes pasado, este combo de programas de entrevistas se saldó con unas audiencias no demasiado brillantes al tener enfrente el estreno de Supervivientes: Tierra de nadie. La revuelta logró un 12,2% de cuota y 1.665.000 espectadores de media. Late Xou se quedó con un 8,7% de la cuota de pantalla y 791.000 espectadores. Y ya pasada la madrugada, Al cielo con ella solo obtuvo el 4,2% de cuota y 198.000 espectadores.
La esencia de los tres formatos es la misma, aunque cada uno tenga sus particularidades. Todos beben del late night show, los programas de variedades nocturnos con entrevistas, actuaciones y, habitualmente, humorista al frente del espectáculo. Sus tonos varían ligeramente, adaptándose a cada presentador. Las entrevistas de La revuelta son distendidas e incluso caóticas y el programa tiene gran participación y complicidad del público. Late Xou se permite desmelenarse más y recurrir a una afilada ironía. Y Al cielo con ella apuesta por llevar una mayoría abrumadora de mujeres invitadas a un formato con un marcado enfoque feminista.

El talk show es un género tan antiguo como la televisión. El semiólogo Umberto Eco lo definió como “una especie de concentrado televisivo que convierte la tradicional ventana al mundo de la neotelevisión en un espejo donde se refleja, cada vez más nítidamente, la imagen del espectador de la paleotelevisión”. Su poder está en su capacidad de adaptación (desde entrevistas hasta tertulias, coloquios, debates…, e incluso con elementos de otros formatos de entretenimiento), su poder para apelar al espectador, y, lo que le hace muy atractivo de cara a los responsables de los canales, su bajo coste de producción. De hecho, nació en Estados Unidos en los años cincuenta ante la necesidad de llenar horas con una fórmula poco costosa. “Se basa en el poder de la palabra para contar historias”, resume Enrique Guerrero, profesor de Programas de Entretenimiento en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.
Cuando el género se encuadra en el horario de máxima audiencia, lo habitual es que se combine con elementos de humor y entretenimiento, explica el experto. Eso era lo que hacía José María Íñigo en Estudio abierto en los años setenta. O lo que hacía La hora Philips en 1957 también en la cadena pública, un contenedor de variedades que cambiaba entrevistas, actuaciones musicales y series de ficción. Las entrevistas de Julia Otero en La luna (1989-1990) o Las cerezas (2004-2005), las de Mercedes Milá en El martes que viene (1990), las de Concha Velasco en Tiempo al tiempo (2001-2002), o incluso las charlas con estilo propio de Jesús Quintero en El loco de la colina y La noche de Quintero fueron también talk shows.

Un artículo coescrito por Patricia Diego y Enrique Guerrero en 2020 que analizaba la evolución del género en TVE concluía que, aunque no hubiera sido uno de los contenidos más vistos de la televisión pública, sí se había convertido en un ingrediente indispensable en buena parte de los títulos que componen su parrilla de programación y uno de los principales géneros que TVE encarga a los productores independientes.
“No es extraño que La 1 haya decidido que la parrilla nocturna pivote hacia el talk show porque permite mucha diversidad dentro del género”, reflexiona Guerrero. Para él, es fundamental que el formato cuente “con alguien interesante que habla con alguien interesado; necesitamos un buen entrevistador y un buen entrevistado”.
Frente a la posible saturación de presencia del género en la parrilla de La 1, el experto explica que la decisión de situar dos o más programas de características similares y dirigidos a un mismo tipo de público responde a una estrategia de programación llamada blocking y que consiste en crear un bloque homogéneo de contenidos y de audiencia. “Si tienes tres talk shows, puedes dirigir esos tres programas a un público ligeramente diferente, de forma que haya un escalonamiento de audiencia bien dirigido para ir transfiriendo la audiencia de uno a otro. Es una estrategia cuya finalidad es fidelizar a la audiencia durante el mayor tiempo posible en una parrilla de televisión”, explica el profesor de la Universidad de Navarra.
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