España es el país europeo que pagará la factura más alta por el clima extremo de este verano

Un trabajador transporta unos barriles durante la ola de calor de agosto de 2025 en San Sebastián.

España y el resto de países mediterráneos de la UE deberían estar a la cabeza de la lucha contra el cambio climático en Europa aunque solo sea por una cuestión de pura autoprotección. Porque es la región del continente más expuesta al calentamiento, como refleja un nuevo análisis que se centra en los impactos económicos de los fenómenos meteorológicos extremos de este verano. Este informe, liderado por la Universidad de Mannheim, en Alemania, sitúa a España como el país de la UE que pagará la factura más alta este 2025 debido fundamentalmente a las olas de calor y las sequías de un estío de temperaturas récord en el país.

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 Un estudio estima que la economía española sufrirá el 30% de las pérdidas en la UE ligadas a los eventos meteorológicos extremos del estío  

España y el resto de países mediterráneos de la UE deberían estar a la cabeza de la lucha contra el cambio climático en Europa aunque solo sea por una cuestión de pura autoprotección. Porque es la región del continente más expuesta al calentamiento, como refleja un nuevo análisis que se centra en los impactos económicos de los fenómenos meteorológicos extremos de este verano. Este informe, liderado por la Universidad de Mannheim, en Alemania, sitúa a España como el país de la UE que pagará la factura más alta este 2025 debido fundamentalmente a las olas de calor y las sequías de un estío de temperaturas récord en el país.

Para el conjunto de la UE, los autores de esta investigación calculan que en los 16 países en los que se han registrado este verano los eventos extremos analizados las pérdidas ascenderán a 43.000 millones de euros. España tendrá que hacer frente a casi el 30% —12.200 millones— de la factura. Pero los investigadores explican que las pérdidas tras estos episodios se prolongan en el tiempo y no se pueden imputar solo a un ejercicio. Por eso también hacen un cálculo a medio plazo y sostienen que para 2029 las pérdidas acumuladas en la UE ligadas a los eventos de este estío serán de 126.000 millones, de las que 34.800 le corresponden a España, el país que, de nuevo, más daño económico tendrá que afrontar en términos absolutos.

Lo que han hecho los investigadores responsables de este análisis es localizar primero las regiones europeas en las que se han vivido fenómenos extremos en junio, julio y agosto. En concreto, se han centrado en tres tipos: las olas de calor, la sequía y los episodios de inundaciones; todos ellos, según la literatura científica, son ya más intensos y frecuentes debido al cambio climático.

Luego, empleando estudios ya publicados sobre el impacto macroeconómico que tuvieron este tipo de episodios en el pasado, los autores estiman a cuánto ascenderá la factura de este verano. Para sus cálculos tienen en cuenta impactos directos, que en cada evento difieren. Por ejemplo, el calor reduce la productividad —por ejemplo, en la construcción y la hostelería—; la sequía golpea principalmente a la agricultura; y las inundaciones impactan en las infraestructuras. Además, también incluyen pérdidas indirectas, como las que conllevan que se interrumpan las cadenas de suministro.

El estudio recalca cómo los países europeos se enfrentan a diferentes riesgos en función de su ubicación. En el sur, España, Italia, Portugal o Grecia están más expuestos a las olas de calor y sequías. En el norte y centro, en naciones como Dinamarca, Suecia y Alemania, son las inundaciones los fenómenos más destructivos, y aunque en el periodo analizado no se han vivido muchos episodios significativos de este tipo, estos eventos están aumentando en “frecuencia y magnitud”, advierten los autores. España —con esos 12.200 millones de euros de pérdidas este 2025— ocupa el primer puesto de este verano en términos absolutos, seguida de Italia (11.858) y Francia (10.108).

Pero si se tiene en cuenta el tamaño de cada economía, Chipre, Malta y Grecia son los más afectados, ya que sufren las mayores pérdidas respecto a su Valor Agregado Bruto (VAB), una unidad macroeconómica que mide el valor de la producción de una zona. En estos tres países mediterráneos, los eventos extremos de este año en estos países supondrán una reducción del 1,1% del VAB de 2025. En el conjunto de la UE, esa caída será del 0,26%, y en España, del 0,84%.

Estimación a la baja

En cualquier caso, los autores admiten que su cálculo se queda seguramente corto, porque los daños reales serán mayores. Esto se debe, entre otras cosas, a que el informe no ha incluido el impacto macroeconómico que tendrán los incendios forestales. Aquí, de nuevo, España y Portugal también saldrán peor paradas que el resto de la UE. Porque la península Ibérica ha vivido un agosto terrible en cuanto a incendios forestales, que han sido cebados por una ola de calor también récord.

Pero Sehrish Usman, investigadora de la Universidad de Mannheim y autora principal de este análisis, explica que no cuentan aún con datos sobre incendios e impactos que les permitan incluir también la estimación del daño de este verano ligado al fuego en las economías europeas.

Usman defiende este tipo de estudios rápidos, que intentan cerrar la brecha de tiempo existente entre los episodios extremos y las estimaciones oficiales sobre los daños producidos. Además, los investigadores intentan ir más allá de los cálculos de impactos que suelen ofrecerse, que se basan principalmente en el coste de las infraestructuras y bienes físicos dañados. Pero dejan fuera, por ejemplo, la bajada en la producción en algunos sectores debido a las altas temperaturas, o los costos humanos, fiscales y la inflación ligados a estos eventos extremos. “Se necesitan más investigaciones para refinar estos resultados y proporcionar a los responsables políticos la información necesaria para reaccionar ante estos eventos extremos de manera eficaz y oportuna”, concluyen Usman y sus colegas.

Los autores resaltan que el clima extremo es algo que ya está impactando en la economía europea. Además de por la reducción urgente de las emisiones, abogan por una mayor inversión en la adaptación para, por ejemplo, proteger mejor a las ciudades frente a las olas de calor. Aunque estas medidas, como las de reducción de las emisiones, pueden ser costosas, los investigadores advierten de que no llevarlas a cabo será más caro aún debido al incremento previsto de los eventos extremos como los padecidos este verano a medida que el calentamiento siga avanzando.

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