Sevilla y Betis. Betis y Sevilla . Las dos entidades deportivas, que trascienden al ámbito social en la capital de Andalucía, han decidido reinterpretar épocas pasadas de oscurantismo en su vecindad ciudadana y mostrar esa distancia en el próximo compromiso que les enfrenta, siendo la cita el domingo 30 de marzo en el Benito Villamarín . La ruptura de relaciones iniciada por el Sevilla el pasado mes de diciembre, donde dejaba patente su malestar por la sanción de algunos jugadores debido a una bandera mostrada por esos mismos profesionales (encima de su cantera) durante la celebración de la victoria en el derbi anterior y que mostraba un escudo del Betis tachado como señal de prohibido, fue considerado como un agravio sin precedentes, al acudir el Betis a los organismos competentes para que se iniciase un proceso sancionador. Porque el club verdiblanco sí que se vio agraviado y ofendido por esa exposición de su principal símbolo identitario , en territorio de su eterno rival pero también vecino, sin que mediase disculpa pública posterior. Esas líneas rojas, según la esquina que se pregunte, por Nervión o Heliópolis, las traspasó el contrario y han provocado que se viva la previa de un nuevo duelo de la rivalidad futbolística sevillana de un modo turbio, frío, feo . Todo lo más alejado que se pueda entender de la sevillanía que debe reinar estos enfrentamientos.Nadie se ha movido de su postura desde diciembre. Desde el Betis, se deja claro que su departamento de protocolo, como está estipulado en las normas del campeonato, se pondrán en contacto con su homólogo en el Sevilla para ofrecer las mismas posiciones en el palco que a cualquier otro club, pese a que ya conocen la respuesta que les espera. Porque en las oficinas del Sánchez-Pizjuán se sigue apostillando que h asta que su presidente, José María del Nido Carrasco, no reciba una disculpa por el comportamiento de su homólogo yendo por detrás a buscar un perjuicio deportivo del Sevilla no hay relación que reconstruir. Desde la acera verdiblanca, en cambio, se interpreta que quien ha cambiado las reglas del juego y las relaciones es el propio Del Nido Carrasco, por lo que Ángel Haro y su consejo de administración, sino media cambio en los sevillistas, seguirán en su postura de dejar que todo continúe como hasta la fecha. No es su responsabilidad cambiar el estado de las relaciones.Quien ha querido tomar, y sigue queriendo hacerlo, cartas en el asunto es el alcalde de Sevilla. José Luis Sanz ya ha hablado con el presidente sevillista tras el duelo ante el Athletic y quiere ponerse en contacto también con quien abre su estadio para el encuentro del 30 de marzo para intentar que todo se suavice, en pos de vivir un derbi donde nadie pueda tomar el camino incorrecto siguiendo el ejemplo de las personas que gobiernan las entidades sevillanas. La solución no es sencilla. Nadie quiere dar un paso al frente cuando se han sentido ofendidos o agraviados. Del Nido Carrasco mantiene esa posición de dureza ante lo que entiende que han sido ataques hacia su club . No es el Betis la única entidad con la que ha mantenido o mantiene un conflicto abierto. Real Madrid o Barcelona se han visto salpicados igualmente. Como si tratase de medir su poder presidencial o mantener la llama de la opinión pública favorable a través de este tipo de gestos o actuaciones.La posible soluciónTodo se solucionaría regresando a la casilla de salida. Porque los jugadores del Sevilla no debían haber mostrado ese símbolo contra el Betis . Y como niñería que fue, haber expresado el Sevilla su disculpa pública , con la ola positiva incluso de un triunfo ante el Betis. No se quiso hacer por no dar la sensación de ir contra los suyos, dependiendo siempre de forma excesiva de las opiniones de una masa social que no lo quiere de presidente por los resultados en la hierba, obviando mayoritariamente este tipo de gestos, por apoyo que haya podido recibir en su momento en esta ruptura de relaciones, la cual pierde el sentido con el paso de los meses y la sensación de que se ha ido muy lejos por un hecho puntual .Porque si al Betis le dieron la razón los comités en cuanto a su reclamación, no estaría lejos de ella. Otro asunto es si hubiese sido más leal o sincero el haber advertido al Sevilla de esta actuación si no mediaba la citada disculpa pública hacia los béticos que hubiesen podido sentirse ofendidos por ver su gran símbolo menospreciado. Si entre vecinos y clubes que comparten algo tan importante como una ciudad y sus hinchas están mezclados entre familiares y amigos, lo más lógico sería el buscar el bien común fuera de los despachos, con la rivalidad sólo para la hierba .Está el Betis ante una situación inmejorable , también por ese viento a favor que producen los buenos resultados y la sensación de encontrarse ante una temporada histórica, de abanderar la reconstrucción de las relaciones. No ha sido quien las ha partido, pero puede ser quien dé ese primer paso tan complejo siempre en las reconciliaciones . Que se ponga encima de la mesa ese bien común necesario dentro de la convivencia, de la hermandad entre dos clubes que se odian dos veces al año y se necesitan el resto de los días del mismo. Porque la grandeza de la ciudad también está en juego . El buen nombre de Sevilla se pone siempre en solfa cuando los clubes de fútbol abandonan el camino de la cordura o de las buenas maneras. No depende del Betis. Tampoco del Sevilla de forma individual. Depende de los dos. A la vez. La ciudad de Sevilla se merece el derbi más sano que sus clubes le puedan brindar. Sevilla y Betis. Betis y Sevilla . Las dos entidades deportivas, que trascienden al ámbito social en la capital de Andalucía, han decidido reinterpretar épocas pasadas de oscurantismo en su vecindad ciudadana y mostrar esa distancia en el próximo compromiso que les enfrenta, siendo la cita el domingo 30 de marzo en el Benito Villamarín . La ruptura de relaciones iniciada por el Sevilla el pasado mes de diciembre, donde dejaba patente su malestar por la sanción de algunos jugadores debido a una bandera mostrada por esos mismos profesionales (encima de su cantera) durante la celebración de la victoria en el derbi anterior y que mostraba un escudo del Betis tachado como señal de prohibido, fue considerado como un agravio sin precedentes, al acudir el Betis a los organismos competentes para que se iniciase un proceso sancionador. Porque el club verdiblanco sí que se vio agraviado y ofendido por esa exposición de su principal símbolo identitario , en territorio de su eterno rival pero también vecino, sin que mediase disculpa pública posterior. Esas líneas rojas, según la esquina que se pregunte, por Nervión o Heliópolis, las traspasó el contrario y han provocado que se viva la previa de un nuevo duelo de la rivalidad futbolística sevillana de un modo turbio, frío, feo . Todo lo más alejado que se pueda entender de la sevillanía que debe reinar estos enfrentamientos.Nadie se ha movido de su postura desde diciembre. Desde el Betis, se deja claro que su departamento de protocolo, como está estipulado en las normas del campeonato, se pondrán en contacto con su homólogo en el Sevilla para ofrecer las mismas posiciones en el palco que a cualquier otro club, pese a que ya conocen la respuesta que les espera. Porque en las oficinas del Sánchez-Pizjuán se sigue apostillando que h asta que su presidente, José María del Nido Carrasco, no reciba una disculpa por el comportamiento de su homólogo yendo por detrás a buscar un perjuicio deportivo del Sevilla no hay relación que reconstruir. Desde la acera verdiblanca, en cambio, se interpreta que quien ha cambiado las reglas del juego y las relaciones es el propio Del Nido Carrasco, por lo que Ángel Haro y su consejo de administración, sino media cambio en los sevillistas, seguirán en su postura de dejar que todo continúe como hasta la fecha. No es su responsabilidad cambiar el estado de las relaciones.Quien ha querido tomar, y sigue queriendo hacerlo, cartas en el asunto es el alcalde de Sevilla. José Luis Sanz ya ha hablado con el presidente sevillista tras el duelo ante el Athletic y quiere ponerse en contacto también con quien abre su estadio para el encuentro del 30 de marzo para intentar que todo se suavice, en pos de vivir un derbi donde nadie pueda tomar el camino incorrecto siguiendo el ejemplo de las personas que gobiernan las entidades sevillanas. La solución no es sencilla. Nadie quiere dar un paso al frente cuando se han sentido ofendidos o agraviados. Del Nido Carrasco mantiene esa posición de dureza ante lo que entiende que han sido ataques hacia su club . No es el Betis la única entidad con la que ha mantenido o mantiene un conflicto abierto. Real Madrid o Barcelona se han visto salpicados igualmente. Como si tratase de medir su poder presidencial o mantener la llama de la opinión pública favorable a través de este tipo de gestos o actuaciones.La posible soluciónTodo se solucionaría regresando a la casilla de salida. Porque los jugadores del Sevilla no debían haber mostrado ese símbolo contra el Betis . Y como niñería que fue, haber expresado el Sevilla su disculpa pública , con la ola positiva incluso de un triunfo ante el Betis. No se quiso hacer por no dar la sensación de ir contra los suyos, dependiendo siempre de forma excesiva de las opiniones de una masa social que no lo quiere de presidente por los resultados en la hierba, obviando mayoritariamente este tipo de gestos, por apoyo que haya podido recibir en su momento en esta ruptura de relaciones, la cual pierde el sentido con el paso de los meses y la sensación de que se ha ido muy lejos por un hecho puntual .Porque si al Betis le dieron la razón los comités en cuanto a su reclamación, no estaría lejos de ella. Otro asunto es si hubiese sido más leal o sincero el haber advertido al Sevilla de esta actuación si no mediaba la citada disculpa pública hacia los béticos que hubiesen podido sentirse ofendidos por ver su gran símbolo menospreciado. Si entre vecinos y clubes que comparten algo tan importante como una ciudad y sus hinchas están mezclados entre familiares y amigos, lo más lógico sería el buscar el bien común fuera de los despachos, con la rivalidad sólo para la hierba .Está el Betis ante una situación inmejorable , también por ese viento a favor que producen los buenos resultados y la sensación de encontrarse ante una temporada histórica, de abanderar la reconstrucción de las relaciones. No ha sido quien las ha partido, pero puede ser quien dé ese primer paso tan complejo siempre en las reconciliaciones . Que se ponga encima de la mesa ese bien común necesario dentro de la convivencia, de la hermandad entre dos clubes que se odian dos veces al año y se necesitan el resto de los días del mismo. Porque la grandeza de la ciudad también está en juego . El buen nombre de Sevilla se pone siempre en solfa cuando los clubes de fútbol abandonan el camino de la cordura o de las buenas maneras. No depende del Betis. Tampoco del Sevilla de forma individual. Depende de los dos. A la vez. La ciudad de Sevilla se merece el derbi más sano que sus clubes le puedan brindar.
el derbi sevillano
El Sevilla mantiene su ruptura de relaciones y no acudirá al Villamarín si no media una disculpa; el Betis se limpia las manos; y el ambiente no es el más propicio para un partido que mueve tantas pasiones
Sevilla y Betis. Betis y Sevilla. Las dos entidades deportivas, que trascienden al ámbito social en la capital de Andalucía, han decidido reinterpretar épocas pasadas de oscurantismo en su vecindad ciudadana y mostrar esa distancia en el próximo compromiso que les enfrenta, siendo la … cita el domingo 30 de marzo en el Benito Villamarín. La ruptura de relaciones iniciada por el Sevilla el pasado mes de diciembre, donde dejaba patente su malestar por la sanción de algunos jugadores debido a una bandera mostrada por esos mismos profesionales (encima de su cantera) durante la celebración de la victoria en el derbi anterior y que mostraba un escudo del Betis tachado como señal de prohibido, fue considerado como un agravio sin precedentes, al acudir el Betis a los organismos competentes para que se iniciase un proceso sancionador. Porque el club verdiblanco sí que se vio agraviado y ofendido por esa exposición de su principal símbolo identitario, en territorio de su eterno rival pero también vecino, sin que mediase disculpa pública posterior. Esas líneas rojas, según la esquina que se pregunte, por Nervión o Heliópolis, las traspasó el contrario y han provocado que se viva la previa de un nuevo duelo de la rivalidad futbolística sevillana de un modo turbio, frío, feo. Todo lo más alejado que se pueda entender de la sevillanía que debe reinar estos enfrentamientos.
Nadie se ha movido de su postura desde diciembre. Desde el Betis, se deja claro que su departamento de protocolo, como está estipulado en las normas del campeonato, se pondrán en contacto con su homólogo en el Sevilla para ofrecer las mismas posiciones en el palco que a cualquier otro club, pese a que ya conocen la respuesta que les espera. Porque en las oficinas del Sánchez-Pizjuán se sigue apostillando que hasta que su presidente, José María del Nido Carrasco, no reciba una disculpa por el comportamiento de su homólogo yendo por detrás a buscar un perjuicio deportivo del Sevilla no hay relación que reconstruir. Desde la acera verdiblanca, en cambio, se interpreta que quien ha cambiado las reglas del juego y las relaciones es el propio Del Nido Carrasco, por lo que Ángel Haro y su consejo de administración, sino media cambio en los sevillistas, seguirán en su postura de dejar que todo continúe como hasta la fecha. No es su responsabilidad cambiar el estado de las relaciones.
Quien ha querido tomar, y sigue queriendo hacerlo, cartas en el asunto es el alcalde de Sevilla. José Luis Sanz ya ha hablado con el presidente sevillista tras el duelo ante el Athletic y quiere ponerse en contacto también con quien abre su estadio para el encuentro del 30 de marzo para intentar que todo se suavice, en pos de vivir un derbi donde nadie pueda tomar el camino incorrecto siguiendo el ejemplo de las personas que gobiernan las entidades sevillanas. La solución no es sencilla. Nadie quiere dar un paso al frente cuando se han sentido ofendidos o agraviados. Del Nido Carrasco mantiene esa posición de dureza ante lo que entiende que han sido ataques hacia su club. No es el Betis la única entidad con la que ha mantenido o mantiene un conflicto abierto. Real Madrid o Barcelona se han visto salpicados igualmente. Como si tratase de medir su poder presidencial o mantener la llama de la opinión pública favorable a través de este tipo de gestos o actuaciones.
La posible solución
Todo se solucionaría regresando a la casilla de salida. Porque los jugadores del Sevilla no debían haber mostrado ese símbolo contra el Betis. Y como niñería que fue, haber expresado el Sevilla su disculpa pública, con la ola positiva incluso de un triunfo ante el Betis. No se quiso hacer por no dar la sensación de ir contra los suyos, dependiendo siempre de forma excesiva de las opiniones de una masa social que no lo quiere de presidente por los resultados en la hierba, obviando mayoritariamente este tipo de gestos, por apoyo que haya podido recibir en su momento en esta ruptura de relaciones, la cual pierde el sentido con el paso de los meses y la sensación de que se ha ido muy lejos por un hecho puntual.
Porque si al Betis le dieron la razón los comités en cuanto a su reclamación, no estaría lejos de ella. Otro asunto es si hubiese sido más leal o sincero el haber advertido al Sevilla de esta actuación si no mediaba la citada disculpa pública hacia los béticos que hubiesen podido sentirse ofendidos por ver su gran símbolo menospreciado. Si entre vecinos y clubes que comparten algo tan importante como una ciudad y sus hinchas están mezclados entre familiares y amigos, lo más lógico sería el buscar el bien común fuera de los despachos, con la rivalidad sólo para la hierba.
Está el Betis ante una situación inmejorable, también por ese viento a favor que producen los buenos resultados y la sensación de encontrarse ante una temporada histórica, de abanderar la reconstrucción de las relaciones. No ha sido quien las ha partido, pero puede ser quien dé ese primer paso tan complejo siempre en las reconciliaciones. Que se ponga encima de la mesa ese bien común necesario dentro de la convivencia, de la hermandad entre dos clubes que se odian dos veces al año y se necesitan el resto de los días del mismo. Porque la grandeza de la ciudad también está en juego. El buen nombre de Sevilla se pone siempre en solfa cuando los clubes de fútbol abandonan el camino de la cordura o de las buenas maneras. No depende del Betis. Tampoco del Sevilla de forma individual. Depende de los dos. A la vez. La ciudad de Sevilla se merece el derbi más sano que sus clubes le puedan brindar.
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