A los empresarios europeos les preocupan mucho los aranceles y la guerra comercial que ha empezado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Pero prefieren no extenderse mucho en algo que no depende solo de lo que pasa en Bruselas sino también en Washington. Así que Fredrik Persson (57 años, Gotemburgo), líder desde 2022 de Business Europe, la patronal de patronales europea en la que está la española CEOE, empieza la entrevista hablando de Trump porque se le pregunta, pero rápidamente trata de poner en el foco los asuntos que su organización subraya para “mejorar la competitividad”: “el precio de la energía, el exceso de carga regulatoria y la difícil situación de [encontrar mano de obra con las] capacidades/habilidades [requeridas]”. “Todas estas cosas pueden abordarse independientemente de lo que ocurra con la Administración estadounidense”, ahonda, poniendo mucho más énfasis que en la profundización del mercado único, otro de los mantras que se repiten mucho en las instituciones de la Unión.
El máximo dirigente de la gran patronal europea defiende que se reduzcan los impuestos sobre la energía para reducir los precios que paga la industria y ganar competitividad
El máximo dirigente de la gran patronal europea defiende que se reduzcan los impuestos sobre la energía para reducir los precios que paga la industria y ganar competitividad


A los empresarios europeos les preocupan mucho los aranceles y la guerra comercial que ha empezado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Pero prefieren no extenderse mucho en algo que no depende solo de lo que pasa en Bruselas sino también en Washington. Así que Fredrik Persson (57 años, Gotemburgo), líder desde 2022 de Business Europe, la patronal de patronales europea en la que está la española CEOE, empieza la entrevista hablando de Trump porque se le pregunta, pero rápidamente trata de poner en el foco los asuntos que su organización subraya para “mejorar la competitividad”: “el precio de la energía, el exceso de carga regulatoria y la difícil situación de [encontrar mano de obra con las] capacidades/habilidades [requeridas]”. “Todas estas cosas pueden abordarse independientemente de lo que ocurra con la Administración estadounidense”, ahonda, poniendo mucho más énfasis que en la profundización del mercado único, otro de los mantras que se repiten mucho en las instituciones de la Unión.
Pero estos días es inevitable hablar de guerra comercial y, en definitiva, de Trump. “Los aranceles no son buenos para nadie. Nosotros buscamos y recomendamos una solución negociada, cuanto antes mejor”, apunta este empresario sueco con unas palabras muy similares a las que utiliza la Comisión Europea. También defiende que hay que diversificar socios comerciales. Pero lanza una advertencia: “La relación transatlántica y la comercial entre la UE y Estados Unidos no puede sustituirse a corto y medio plazo, creo que ni a largo, somos empresas muy grandes comerciando entre nosotras. Dicho esto, abrir nuevas oportunidades en esta situación es, por supuesto, extremadamente importante. Mercosur, que es un mercado enorme, el acuerdo con México. Sin duda, estos acuerdos ayudarán”.
Y a partir de aquí, Persson mira a esas tres claves que apunta para que Europa deje de perder competitividad, precisamente, frente a Estados Unidos y China. Ahí la nueva Comisión Europea se ha puesto a trabajar en estos primeros meses de mandato. Por ejemplo, Bruselas ha aprobado el primer paquete de simplificación administrativa y el Pacto por una industria limpia, que busca relanzar al sector manufacturero a base de impulsar la energía limpia y barata. “Ambos van en la buena dirección”, valora el jefe de Business Europe. “Pero necesitamos más, Europa está en una situación tan difícil que esto solo puede ser el primer paso. Nuestra mayor preocupación, en lo que respecta al Pacto por una industria limpia, es que no va a tener un impacto en los precios de la energía en el corto plazo. Necesitamos más medidas para conseguirlo”.
¿Qué hace falta en un primer momento? “Hay que examinar el nivel estatal, los impuestos y las tasas sobre la energía tienen que ser más bajos. También hay que analizar el coste de las tarifas [por el uso] de la red para la industria. Estos dos puntos son realmente importantes a corto plazo”. “La realidad es que la electricidad en Europa es entre dos y tres veces más cara que en Estados Unidos. Y cuando se toman los precios del gas natural, la diferencia es de cuatro o cinco veces más altos en Europa. Por supuesto, esto tiene un impacto negativo en la competitividad de las empresas europeas frente a las norteamericanas y también frente a las asiáticas”.

Tampoco sería suficiente, a ojos de la gran patronal europea, el primer anuncio de reducción de carga burocrática. “Vemos buenas medidas. Pero lo que necesitamos ahí es, por supuesto, [aumentar] el ritmo de adaptación. Que pongamos en práctica esas sugerencias para que las empresas puedan sentir el cambio en su actividad diaria”. Dicho esto, admite que en el sector privado se mira con cierto descreimiento a los anuncios de la Comisión: “Hay parte de escepticismo entre las empresas cuando viajo por toda Europa”. Pero rápidamente matiza, considera que esta vez, a diferencia de lo sucedido en otras ocasiones anteriores, sí que se atienden sus demandas. “Cuando nos fijamos realmente en la propuesta general, hay acciones concretas para disminuir esa carga”. En el ómnibus [como se conoce a estos paquetes de simplificación administrativa], nos complace ver muchas de las propuestas concretas que sugerimos. Pusimos 68 propuestas concretas sobre la mesa, diciendo que si se cambian estas cosas, sin duda se aliviará la carga reglamentaria. Creo que la propia comisión habló de una cifra de entre 6.000 y 7.000 millones de euros en costes. Y, por supuesto, es difícil de calcular, pero seguro que hay sugerencias concretas que pueden aplicarse”.
Para Business Europe, es importante que se avance en esta agenda rápido: “Tiene que haber sentido de urgencia porque es realmente urgente que esto se haga. Y son cosas que podemos hacer sin que estén vinculadas a la relación con Estados Unidos. Pero cuando preguntamos a nuestros miembros si es probable que inviertan en Estados Unidos, una gran mayoría dice que sí, el 86%. Y dicen que la desregulación que se está viendo en EE UU va a expulsar industria y empresas fuera de Europa. Así que hay una urgencia, y el Consejo y la Comisión tienen que actuar ya, y tienen que implementar lo que se está viendo en el [paquete] ómnibus e ir más allá en los siguientes”.
Esta reducción de las cargas administrativas han levantado críticas de partidos políticos y organizaciones ecologistas que, para Persson, están “equivocadas”. “La UE tiene la agenda de regulación de sostenibilidad más ambiciosa del mundo. Estamos hablando de hacer ajustes en [algunas] regulaciones. La gran mayoría de regulaciones no se han debatido todavía”, responde. “No estamos pidiendo cambiar los objetivos. Lo que pedimos esta legislatura es que hagan que sean posible para nosotros conseguirlo”.
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Sobre la firma

Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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