Hizbulá e Israel entran en una nueva escalada de violencia: «Tel Aviv por Beirut»

Hizbulá responde al último asalto aéreo contra la capital libanesa y lanza más de cohetes contra el país vecino, incluido el centro del estado, dejando más de una decena de heridos Leer Hizbulá responde al último asalto aéreo contra la capital libanesa y lanza más de cohetes contra el país vecino, incluido el centro del estado, dejando más de una decena de heridos Leer  

Las imágenes de destrucción que se han multiplicado en Beirut en las últimas jornadas se ha extendido este domingo a la región de la principal villa israelí, Tel Aviv, en el centro del país, que ha sido alcanzada por repetidas salvas de misiles de largo alcance, que han dejado al menos 10 heridos israelíes y varios más en la ciudad palestina de Tulkarem.

Los vídeos grabados por los propios residentes israelíes permitían ver coches ardiendo, un edificio de cinco plantas con los muros demolidos en Haifa y calles alfombradas de despojos. Cuatro de los heridos fueron alcanzados por la metralla en Petah Tikva, situado a 10 kilómetros de Tel Aviv. Los cohetes también golpearon poblaciones del norte como la citada Haifa, Acre o Nahariya. «Israel bajo el fuego», titulaba el diario Maariv, eligiendo una frase que reflejaba la conmoción que ha generado la arremetida del grupo paramilitar, que superó los 300 cohetes, según ha indicado la radio de ese país.

El ejército israelí había proclamado en octubre que sus operaciones habían «eliminado» entre un «60 y 70%» de los misiles de la formación que otrora dirigió Hasan Nasrala.

Uno de los proyectiles terminó impactando contra la localidad palestina de Tulkarem, en la Cisjordania ocupada, hiriendo también a residentes locales.

El líder de Hizbulá, Naim Qassem, amenazó el miércoles con atacar Tel Aviv, tras las últimas acciones contra Beirut, pero se desconocía si disponían de tales capacidades.

«Israel ha atacado el centro de Beirut y, por tanto, la respuesta será el centro de Tel Aviv. No podemos mantener la capital [libanesa] bajo los bombardeos del enemigo. Tienen que pagar un precio«, señaló.

El Partido de Dios ha empezado a lanzar un nuevo eslogan en las últimas horas –«Tel Aviv por Beirut»-, mientras los medios afines advierten que la agrupación libanesa se dispone a intensificar su confrontación con las fuerzas israelíes.

Expertos citados por las televisiones israelíes indicaron que esa iba a ser también la reacción de su ejército, lo que hace suponer que la guerra se dirige hacia una nueva escalada de violencia, justo cuando las negociaciones para conseguir un alto el fuego parecían haber progresado.

Políticos como el ex ministro de Defensa, Benny Gantz, han sugerido que Tel Aviv responda a estos sucesos con bombardeos todavía más violentos, que se extiendan a todo el país y no sólo a las infraestructuras vinculadas con Hizbulá.

«El Gobierno libanés ha dado vía libre a Hizbulá. Ha llegado el momento de actuar con fuerza contra sus activos», ha pedido Gantz a través de las redes sociales.

Una fuente militar israelí citada por el canal Al Arabiya afirmó que, tras lo ocurrido, «Beirut va a quedar en estado de shock» a causa de la reacción de su fuerza aérea. Horas después del incidente en Israel, los aeroplanos bombardearon varios objetivos en la metrópoli libanesa.

El impacto de la arremetida de los irregulares libaneses representa una fracción mínima de la vasta destrucción que están generando los asaltos aéreos israelíes, que este viernes dejaron decenas de muertos cuando sus bombas aplastaron un edificio en pleno centro de Beirut. El Ministerio de Salud libanés informó que sólo en esa jornada habían fallecido 84 personas en todo el país a causa de las acciones militares israelíes.

Según Hizbulá, sus fuerzas «dispararon misiles y un enjambre de drones contra un objetivo militar y una base de inteligencia del ejército» en los suburbios de Tel Aviv.

La espiral de violencia ha coincidido con la visita a Beirut del representante de la Unión Europea, Josep Borrell, que ha vuelto a pedir un alto el fuego «inmediato» en el frente libanés y ha afirmado que el país árabe «se encuentra al borde del colapso».

El asalto de Hizbulá supone un desafío para el primer ministro Benjamin Netanyahu, que había prometido una «victoria total» tanto en el Líbano como en Gaza, algo que, lejos de materializarse, parece haber derivado en una guerra de desgaste que cada vez provoca más bajas mortales y daños materiales en Israel, y no sólo en los territorios palestinos y libaneses.

En medio de las alarmas que se sucedieron a lo largo de toda la jornada -cerca de 4 millones de israelíes tuvieron que esconderse en los refugios-, una de las organizaciones que representan a los residentes del norte de Israel lanzó un virulento ataque verbal contra el jefe del ejecutivo y dijo que «la ilusión de orden nos ha explotado en la cara».

El director del Centro Nacional de lucha contra el Terrorismo de EEUU, Brett Holmgren, alertó esta semana que, pese a las pérdidas que ha sufrido, el grupo libanés «está lejos de estar fuera de combate», y advirtió sobre la capacidad de los misiles estratégicos que todavía no ha usado.

Las acciones contra intereses o ciudadanos israelíes no se circunscriben a Israel, los territorios palestinos o el Líbano, sino que se han extendido a países como Emiratos Árabes Unidos y Jordania.

Tel Aviv confirmó el asesinato de un rabino y ex miembro del ejército israelí que había desaparecido el pasado jueves, una acción que atribuyó a Irán. En Amán, la capital jordana, un hombre armado fue abatido en las inmediaciones de la embajada israelí después de abrir fuego contra las fuerzas de seguridad desplegadas en ese lugar.

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