En Sudamérica se recuerda al ex presidente por «mostrar firmeza frente a Jorge Rafael Videla» y «plantar cara» al régimen argentino Leer En Sudamérica se recuerda al ex presidente por «mostrar firmeza frente a Jorge Rafael Videla» y «plantar cara» al régimen argentino Leer
Fue hace casi medio siglo: Estados Unidos funcionaba como faro de libertad, como una luz para combatir la oscuridad en la que estaba sumida una Sudamérica bajo el yugo de dictaduras militares, casi sin excepción. Y esa luz era encendida por Jimmy Carter, un presidente al que, en la hora de su muerte, muchos argentinos recordaron con especial aprecio.
«Mostró firmeza frente a Jorge Rafael Videla y la dictadura argentina durante su presidencia de los Estados Unidos, entre 1977 y 1981″, señaló Clarín, el diario más leído de Argentina. «Carter fue un presidente que se le plantó a la dictadura argentina (y a otras), y uno de los que más firmemente enarboló la causa de los derechos humanos, en un marco tan duro como el de su época».
Juan Bautista Yofre, director de los servicios de inteligencia argentinos durante parte de la presidencia de Carlos Menem (1989-1999), reveló años atrás documentos clasificados en los que se detalla la tensa reunión que Carter y Videla mantuvieron en Washington DC en 1977.
Gracias a una mediación del entonces presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, Videla fue recibido el 9 de septiembre de 1977 en la Casa Blanca, un año y medio después del golpe militar que lo instaló en la Casa Rosada.
Carter «afirmó que esperaba ‘una discusión franca sobre dos temas principales con el objetivo de optimizar las relaciones entre las dos naciones’, y pasó a tratar dos cuestiones que le había aconsejado el Departamento de Estado: 1) la política nuclear de la Argentina, y 2) la cuestión de los derechos humanos», aseguró Yofre.
«Seguidamente, Carter sacó la cuestión de los derechos humanos […] y destacó la preocupación y el interés particularmente alto sobre la cuestión, en la prensa de los Estados Unidos. Dijo que un grupo de Washington había proporcionado una lista de 3.000 personas detenidas sin aviso previo de su arresto o cargos en su contra. Videla dijo que no podía aceptar la imagen de una Argentina brutal e incivilizada y el intento de aislar a su país de aquellas naciones que compartían sus valores básicos y [que] necesitaba la comprensión de países amigos como los Estados Unidos».
Carter enviaría tres veces a Buenos Aires a su subsecretaria de Derechos Humanos en el Departamento de Estado, Patricia Derian, una heroína para las organizaciones de Derechos Humanos argentinas, entre ellas las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo.
«Argentina fue uno de los grandes problemas de mi Gobierno. Yo estuve con Videla una sola vez, en la Casa Blanca en 1977. Le planteé mi inquietud por las violaciones a los derechos humanos. Nosotros ya conocíamos de las desapariciones por los informes de Inteligencia. Queríamos presionar económicamente a la Argentina, y también a Chile. Pero allí no tuvimos éxito», admitió Carter en 2000 durante una entrevista.
Derian se tomó muy en serio la misión que le encomendó el presidente demócrata. En su segunda visita, durante una reunión con Emilio Massera, el jefe de la Armada y siniestro integrante de la Junta Militar, la funcionaria norteamericana fue muy directa: «Me han dicho que éste es uno de los peores centros clandestinos de detención».
La conversación transcurrió en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), ubicada en el norte de Buenos Aires y escenario de secuestros, torturas y asesinatos durante la dictadura militar argentina (1976-1983).
Durante sus tres visitas a Argentina, Derian recibió más de 5.000 denuncias por el accionar de la dictadura, y luego dio a conocer sus conclusiones en un lapidario reporte conocido como el informe Derian. Ese informe impulsó la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA en 1979, un hito para los familiares de los detenidos y desaparecidos.
Internacional // elmundo