El Partido Laborista anuncia que los militantes han elegido a la diputada Lucy Powell como número dos de la formación Leer El Partido Laborista anuncia que los militantes han elegido a la diputada Lucy Powell como número dos de la formación Leer
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha vuelto a tener una semana típica de su mandato: éxito en política exterior, desastre electoral y rebelión dentro de su propio partido.
Desafortunadamente para Starmer, los jefes de Estado y de gobierno de la coalición de apoyo a Ucrania no votan en las elecciones británicas ni eligen al número dos del Partido Laborista. Esto hace que su liderazgo internacional no le sirva de nada en casa.
En términos prácticos, lo que ha sucedido en los últimos tres días parece reafirmar la tesis de que la jefatura del gobierno británico tiene fecha de caducidad en mayo de 2026, cuando se celebren las próximas elecciones locales y, previsiblemente, el Partido Laborista sea aplastado por los ultranacionalistas y eurófobos de Reform UK.
La última derrota de Starmer llegó hoy por la mañana, cuando el Partido Laborista anunció oficialmente que los militantes habían elegido a la diputada Lucy Powell como número dos de la formación, una miembro del sector crítico de Starmer, en detrimento de la candidata del primer ministro, la ministra de Educación, Bridget Phillipson.
No es solo que Powell no sea de la «cuerda» de Starmer. Es que, además, el primer ministro la destituyó en septiembre, durante la crisis de su gobierno, de su cargo como líder de los Comunes, una posición encargada de coordinar la acción del Ejecutivo con la de su grupo parlamentario. Esto significa que Starmer, al haber echado a Powell del Gobierno, ahora tendrá que lidiar con ella dentro del partido.
Por si fuera poco, la nueva «vicelíderesa» laborista no ha perdido el tiempo en criticar implícitamente el giro a la derecha de Starmer. «No podemos ser más reformistas que Reform UK», dijo Powell tras su victoria. Era una crítica a la política de Starmer de endurecer la lucha contra la inmigración ilegal, prácticamente el único punto con el que Reform UK hace campaña.
Precisamente, la estrategia del primer ministro parece haber quedado más en crisis después de los catastróficos resultados para su partido en unas elecciones a un escaño del Parlamento convocadas tras el fallecimiento del titular. En el distrito electoral de Caerphilly, situado en Gales, donde los laboristas llevaban 107 años ganando, el partido se hundió hasta la tercera posición.
El escaño fue para los nacionalistas galeses de Plaid Cymru, gracias a una masiva movilización del centro y de la izquierda, que utilizó el voto útil para frenar a Reform UK, que parecía destinado a obtener una victoria simbólica, pero de dimensiones históricas. Aun así, esa formación quedó en segundo lugar, a apenas cuatro puntos porcentuales de los vencedores.
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