La líder de extrema derecha ha declarado durante tres días en el juicio por supuesto desvío de fondos del Parlamento Europeo Leer La líder de extrema derecha ha declarado durante tres días en el juicio por supuesto desvío de fondos del Parlamento Europeo Leer
Durante tres días se ha defendido, a su estilo, de las acusaciones que pueden arruinar su carrera política, justo ahora que está más cerca de conseguir lo que tanto tiempo lleva buscando: ser presidenta. La líder de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, ha declarado durante los tres últimos días en el juicio que la investiga a ella y a otra veintena de miembros del partido por desvío de fondos en el Parlamento Europeo. Se les acusa de haber utilizado, de manera consciente e incluso coordinada, el dinero destinado a pagar a asistentes parlamentarios en Bruselas para asuntos del partido en Francia.
El juicio empezó hace dos semanas y a Marine Le Pen le tocaba declarar a partir de este lunes. Su testimonio es el más esperado del proceso, que durará hasta noviembre y que, si se prueban los hechos y se la condena, puede acabar con su inhabilitación durante 10 años. Esto complicaría sus aspiraciones de cara a las elecciones presidenciales de 2027. Le Pen aspira a llegar por fin al Elíseo, dado que Emmanuel Macron, con el que ha perdido ya dos comicios, ya no se presentará.
Le Pen, que ha declarado durante tres días, niega haber hecho nada fuera de la ley y ha puesto en duda el proceso de instrucción que se llevó a cabo. «No siento en absoluto que haya cometido la más mínima irregularidad (…) No he burlado las reglas. Las puedo cuestionar, la manera en la que el Parlamento Europeo las analiza a posteriori, pero no me salto las reglas. Cuando tenemos conocimiento de ellas, las aplicamos«, dijo el martes.
El lunes dio explicaciones durante más de siete horas. Dijo que en el Parlamento «se traga a los diputados, allí se puede comer, dormir, todo está hecho para que los cargos vivan aislados (…) Nuestro trabajo es sacarlos de ese entorno de vida para que se involucren en la política«, dijo Le Pen, justificando así el hecho de que los asistentes, pagados para actividades europarlamentarias, se ocuparan de asuntos del partido.
Para ella, es imposible distinguir su cargo de presidente de la formación (que ella ocupó hasta 2021) del de diputado europeo. «Con los pocos que éramos, era imposible no compartir asistentes. Esa situación era del conocimiento de la Eurocámara, en esa época (entre 2020 y 2014) eran menos rígidos». En las Europeas de 2014 pasaron de tener tres eurodiputados a alcanzar 23. Las que se celebraron el pasado 9 de junio las ganó precisamente Jordan Bardella, actual presidente de Reagrupamiento Nacional y eurodiputado. Él no está implicado en este proceso judicial.
Patrick Maisonneuve, abogado del Parlamento, le ha recordado a Le Pen que en su día ella misma declaró que «cuando los asistentes parlamentarios no estaban ocupados con tareas parlamentarias, podían trabajar para el partido». Ella lo niega «no era para el partido, sino en beneficio del partido«, dijo, molesta.
Además de Le Pen, ha declarado esta semana Catherine Griset, su antigua colaboradora. «Nunca he trabajado para el partido, he trabajado para Marine Le Pen como personalidad política. Yo era la puerta de entrada, la gente se dirigía a mí antes que a ella», ha dicho. Si es declarada culpable, podría recurrir la sentencia, pero por los tiempos (quedan algo más de dos años para las presidenciales), peligraría su camino al Elíseo.
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