La economía de la zona euro se frena en plena guerra comercial con un leve crecimiento del 0,1% entre abril y julio

La economía europea lleva medio año bailando al son que marca la guerra comercial iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En el segundo trimestre del año, el PIB de la zona euro apenas ha crecido un 0,1%, el dato más bajo en año y medio, según Eurostat. Esa evolución, junto con el 0,2% del conjunto de la Unión Europea, evidencian que el muy buen comportamiento económico de los tres primeros meses del año, con aumentos de actividad del 0,6% y del 0,5%, respectivamente, tuvieron bastante de espejismo temporal.

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 La actividad en Europa vuelve a estancarse tras un buen muy comienzo de año  

La economía europea lleva medio año bailando al son que marca la guerra comercial iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En el segundo trimestre del año, el PIB de la zona euro apenas ha crecido un 0,1%, el dato más bajo en año y medio, según Eurostat. Esa evolución, junto con el 0,2% del conjunto de la Unión Europea, evidencian que el muy buen comportamiento económico de los tres primeros meses del año, con aumentos de actividad del 0,6% y del 0,5%, respectivamente, tuvieron bastante de espejismo temporal.

Los datos económicos de esta primera mitad de 2025 están muy influidos por la batalla arancelaria. Lo sucedido entre enero y marzo estuvo causado por el adelanto de las compras de los importadores estadounidenses, que incrementaron su demanda ante el anuncio de la subida arancelaria para evitarlas antes de que se convirtieran en realidad. Ahora ha llegado la resaca. Las compras estadounidenses ya se hicieron y, además, los aranceles entraron en vigor en abril. Hay otro elemento que debilita la posición europea en el comercio transatlántico: la fortaleza del euro frente al dólar. Al haberse apreciado la divisa europea, en torno al 13% en lo que va de año, las exportaciones se encarecen.

Pocos países como Alemania, la principal economía de la zona euro y, por tanto, la que más pesa en los resultados finales, ejemplifica esto. Su modelo productivo está muy asentado en una industria exportadora potente: coches, productos químicos, maquinaria. A pesar de la crisis estructural que vive, el adelanto estadounidense de las compras del primer trimestre le sacó de la atonía e hizo crecer su producto interior bruto (PIB) un 0,3%. Fue su mejor dato desde que comenzó la invasión de Ucrania por Rusia, un hecho que ha golpeado de lleno a la actividad germana. Entre abril y junio, por el contrario, la economía alemana ha vuelto a contraerse: un 0,1%.

“Tras el repunte de la actividad económica como consecuencia de la anticipación de las exportaciones alemanas a Estados Unidos en el primer trimestre, la economía ha experimentado ahora una inversión del efecto de anticipación y el primer impacto real de los aranceles estadounidenses aplicados en el segundo trimestre”, certifica Carsten Brzeski, economista del servicio de estudios del banco ING.

Este analista, jefe del departamento de macroeconomía de la entidad holandesa, apunta además un futuro incierto: “La tendencia que difícilmente cambiará en el tercer trimestre. Aunque ahora hay cierta claridad sobre lo que muchos han denominado un acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE, todavía hay muchas cosas que podrían salir mal y provocar una nueva escalada arancelaria. En cualquier caso, con un 15 %, los aranceles estadounidenses deberían reducir entre 0,1 y 0,2 puntos porcentuales el crecimiento del PIB alemán”. La última afirmación apunta a que el estancamiento germano continuará, con su consiguiente impacto sobre el conjunto de la economía europea.

Italia es otro país de mucho peso en la UE que tiene un comportamiento mimético al alemán. Creció un 0,3% al comienzo del año, y se ha frenado tanto en primavera como para que su economía se contraiga un 0,1%. Y, como en el caso germano, exporta mucho a Estados Unidos.

En el lado opuesto de la zona euro está España. Las ventas al exterior españolas no tienen entre sus principales mercados el estadounidense, de hecho, es uno de los países menos expuestos al giro proteccionista de Trump. Su economía avanza a velocidad de crucero desde hace varios años y en el último trimestre ha crecido un 0,7%. El gran comportamiento el mercado laboral español, con más de 22 millones de puestos de trabajo, junto con la inversión (sostenida en gran medida por el plan de recuperación) han convertido a España en el alumno aventajado de la UE. También lo ha sido Portugal este pasado trimestre, al crecer un 0,6%.

Mención aparte merece Irlanda, un país en el que las grandes compañías estadounidenses y de otros países, como China, suelen instalar sus filiales por sus bajos impuestos. Siendo, además, un país pequeño, los grandes volúmenes de facturación que manejan este tipo de conglomerados convierte sus estadísticas —al menos el PIB— en algo muy poco indicativo de la marcha real de su economía. Por ejemplo, en el primer trimestre del año creció un 7,4% y en este segundo, se ha contraído en un 1%. Y, en cambio, si se toma la comparación anual, el crecimiento es del 16,2%.

No obstante, sí que hay que advertir que Irlanda es uno de los países europeos a los que más le afectan los aranceles estadounidenses. En esta isla británica, varias firmas farmacéuticas estadounidenses fabrican medicinas que después exportan a su país de origen.

 Economía en EL PAÍS

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