La plaza que se llenó por Maradona no lo hizo por Francisco, despedido por los más humildes: «Se nos fue el Papa de los pobres, de los marginados»

Javier Milei decreta siete días de duelo nacional y menciona «diferencias que hoy resultan menores» Leer Javier Milei decreta siete días de duelo nacional y menciona «diferencias que hoy resultan menores» Leer  

Desesperado, el cámara de una cadena internacional de televisión lanzó el grito frente a la Catedral metropolitana de Buenos Aires: «¡Se acaba de morir el Papa argentino y no hay más que dos velas encendidas! Por favor…». Si de encontrar una imagen que reflejara el dolor de los argentinos por la muerte de Francisco se trataba, había que entrar al templo, porque en las calles todo discurría exactamente igual que cualquier otro día. La Plaza de Mayo que se abarrotó para despedir a Diego Maradona en noviembre de 2020 le era indiferente a Jorge Bergoglio en abril de 2025.

Ya en el interior de la catedral, el ambiente era otro: rostros demudados, lágrimas, pesar. Repleto el templo, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, ha pronunciado una emotiva homilía en la que ha dado en el clavo acerca de quién era Bergoglio, quién fue Francisco.

Iglesias de todo el mundo celebran misas en honor al fallecido Papa Francisco I

«Se murió el padre de todos, el padre de toda la humanidad, que insistió una y mil veces en que en la Iglesia debía haber lugar para todos», ha dicho García Cuerva en una ceremonia que contó con la presencia del alcalde de Buenos Aires, Jorge Macri. «Se nos murió, se nos fue el Papa de los pobres, de los marginados, de los que nadie quiere o, en todo caso, del que muchos excluyen», ha añadido.

En esas palabras de García Cuerva había una explicación para lo que estaba sucediendo: Bergoglio fue siempre el cura de los pobres, no cultivaba a las clases altas o poderosas. Y de a poco eso comenzó a notarse en las escalinatas de mármol de la catedral en el extremo opuesto al que ocupa la Casa Rosada en la Plaza de Mayo: los que llegaban a despedir a Bergoglio, a Francisco, eran en buena parte gente humilde, de escasos recursos. Sobre las gruesas columnas del templo, tres pegatinas de San Lorenzo de Almagro, el club de fútbol que amaba Francisco. Y junto a ellas, un mensaje firmado por una mujer, Patricia Sánchez: «Vuela alto, siempre vas a estar en nuestros corazones. Estamos todos triste (sic). Que dolor tan profundo que dejaste y una tristeza».

Una imagen del Papa Francisco  en la catedral de Buenos Aires.
Una imagen del Papa Francisco en la catedral de Buenos Aires.Natacha PisarenkoAP

Esa tristeza y dolor eran compartidos por muchos conforme iba avanzando la mañana.

«No lo supimos valorar los argentinos, siempre lo politizamos, nunca lo dejamos ser Francisco y pensamos en él como Bergoglio», dijo con lágrimas en los ojos una mujer joven al salir de la misa. «Él siempre tuvo las mejores intenciones y trató de llevar la palabra del Evangelio puro, la de Jesús, propuso juntarse con los enemigos, porque hacerlo con los amigos es fácil. Estoy muy conmovida, el Papa fue un incomprendido«.

La muerte de Francisco se conoció en la madrugada argentina, cuando la inmensa mayoría de la gente aún dormía. La primera reacción de la Casa Rosada fue un comunicado de extraña redacción y tono distante en el que se decía «lamentar» la muerte de Francisco. Poco después, el presidente Milei apeló a palabras más cercanas en su cuenta personal de X: «Con profundo dolor me entero esta triste mañana (de) que el Papa Francisco, Jorge Bergoglio, falleció hoy y ya se encuentra descansando en paz. A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí. Como Presidente, como argentino y, fundamentalmente, como un hombre de Fe, despido al Santo Padre y acompaño a todos los que hoy nos encontramos con esta triste noticia».

Las «diferencias que hoy resultan menores» se sintetizan en aquella frase de Milei dedicada al Papa (aquella de que «representante del maligno en la Tierra») y la posterior claudicación del líder libertario: cuando visitó a Francisco en el Vaticano y el Papa posó su mano sobre él, alcanzaron algunas palabras para desarmar emotiva y argumentativamente al presidente argentino, que con los ojos bañados en lágrimas enterró sus dichos anteriores.

Milei, que viajará a los funerales en el Vaticano, ha decretado siete días de duelo nacional. En esas mismas horas circulaba una noticia de la vida personal del presidente: su hasta entonces pareja, Amalia «Yuyito» González, anunciaba el final de la relación.

La delegación argentina al Vaticano se espera nutrida, aunque difícilmente el gobierno de Milei dé el paso para sumar a los cuatro ex presidentes vivos: los peronistas Eduardo Duhalde, Cristina Kirchner y Alberto Fernández y el centroderechista Mauricio Macri.

Otra vez: a Bergoglio, a Francisco, le gustaba sobre todo la gente sencilla. Estaría hoy mucho más cómodo en la Iglesia de San José de Flores que en la Catedral metropolitana. Allí, en Flores, el barrio en el que vivió buena parte de su vida, se preparaba para el final de la tarde una jornada de oración, con García Cuerva como oficiante.

El diario argentino Clarín conversó con Teresa, que por años vivió en Flores y en la mañana de este lunes visitó la iglesia que tanto amó Bergoglio: «Lo único que lamenté de su papado es que no haya podido venir de visita a la Argentina. Entiendo que fue por temas políticos, pero eso impactó en nosotros, sus feligreses. Hubiéramos querido tenerlo en nuestra tierra».

 Internacional // elmundo

Noticias Similares