Lamine y Mbappé. Todo se lo juegan uno contra otro

Es el clásico de si el Madrid ha aprendido a sortear la línea de Flick y es el clásico de si el Barça continúa siendo el equipo de la temporada pasada. Es el clásico del despliegue táctico de Xabi Alonso y de la capacidad de Flick para continuar comprometiendo a sus jugadores en el extremo de presión que necesitan para ser los mejores. Es el clásico del liderazgo de invierno. Pero sobre todo es el clásico de Lamine Yamal y Mbappé, el cruce directo e inevitable de caminos de dos estrellas en un momento muy distinto de su estado de forma y de sus vidas. Todo esto que por supuesto es fútbol, pero sobre todo política, se juega esta tarde en el Bernabéu.Mbappé viene de dejar atrás el tiempo de creer que en su vida ya todo era el dinero y su lucimiento individual, muy parecido al postureo; y se ha comprometido con el Madrid para crecer con su equipo y juntos alcanzar una renovada gloria y muchos más títulos. Lamine Yamal llega cansado del último exceso con su novia, de madrugada, en la suite de uno de los mejores hoteles de Barcelona. Lamine llega sabiendo que tiene el potencial para ser una gran estrella pero sin haber decidido si quiere realmente pagar el precio de esfuerzo y contención que va a necesitar para serlo. La actitud de Mbappé era una en el PSG y ahora es otra. La actitud de Lamine es un conjunto vacío, porque todavía no se ha dado. Ni una ni la contraria. Ambos llegan en un momento muy desigual al Bernabéu: Mbappé está en su mejor versión, pero tiene que demostrar que ha aprendido a jugar contra el Barça sin caer sistemáticamente en el fuera de juego. Lamine parece fuera de circulación, cansado, medio lesionado, pero sabe que cualquiera de sus genialidades le volvería a meter en el círculo virtuoso y que está a solo una jugada deslumbrante para que todo a su alrededor vuelva a enloquecer. Es el clásico en el que el Madrid tiene que demostrar si ha vuelto, y el Barça, si todavía está. Flick está enfadado con sus jugadores, y desde que dijo que los egos matan el éxito del equipo no ha parado de experimentarlo. El técnico alemán está especialmente irritado con Lamine Yamal, porque en cada rueda de prensa sale su nombre y parece que no haya otro tema que las andanzas de la joven estrella. Alonso está tratando de calmar a Vinícius y el jugador sólo a veces ayuda.Ni Mbappé ni Lamine Yamal tienen todavía el Balón de Oro ni la Champions, y este es su primer cara a cara en la temporada en la que ambos intentarán acreditar que merecen conseguir las dos distinciones, las más altas del fútbol, junto con ser campeón del mundo: Mbappé lo fue con Francia y Lamine todavía ha de lograrlo con España.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El frenazo a Miami: una cuestión de desconfianza noticia Si Deco pide a Flick que retrase su línea defensiva noticia Si Regreso al Camp Nou, el dinero por encima de los sentimientosTodo está en juego entre dos jugadores que aspiran a todo, y a todo el uno contra el otro. Aunque el partido no decidirá nada, servirá para saber dónde estamos. Es más de matiz lo que tiene que demostrar Mbappé, más técnico, más basado en su inteligencia y en la continuidad de su trabajo; y más espectacular lo que tiene que intentar hacer Lamine, que necesita recuperar la confianza de su público a través del golpe de efecto de la genialidad, porque lo que es evidente es que en las últimas semanas, por no decir meses, no ha trabajado mucho.El clásico es hoy uno de los grandes espectáculos del mundo. Con Pep y Mou, Cristiano y Messi, fue sin duda el mayor espectáculo planetario. Esto no es aquello pero es muy considerable. Barça, Madrid, Lamine, Mbappé. No es lo de antes, pero continúa siendo realmente algo, y desde luego algo que se va a ver en el mundo entero. Es el clásico de si el Madrid ha aprendido a sortear la línea de Flick y es el clásico de si el Barça continúa siendo el equipo de la temporada pasada. Es el clásico del despliegue táctico de Xabi Alonso y de la capacidad de Flick para continuar comprometiendo a sus jugadores en el extremo de presión que necesitan para ser los mejores. Es el clásico del liderazgo de invierno. Pero sobre todo es el clásico de Lamine Yamal y Mbappé, el cruce directo e inevitable de caminos de dos estrellas en un momento muy distinto de su estado de forma y de sus vidas. Todo esto que por supuesto es fútbol, pero sobre todo política, se juega esta tarde en el Bernabéu.Mbappé viene de dejar atrás el tiempo de creer que en su vida ya todo era el dinero y su lucimiento individual, muy parecido al postureo; y se ha comprometido con el Madrid para crecer con su equipo y juntos alcanzar una renovada gloria y muchos más títulos. Lamine Yamal llega cansado del último exceso con su novia, de madrugada, en la suite de uno de los mejores hoteles de Barcelona. Lamine llega sabiendo que tiene el potencial para ser una gran estrella pero sin haber decidido si quiere realmente pagar el precio de esfuerzo y contención que va a necesitar para serlo. La actitud de Mbappé era una en el PSG y ahora es otra. La actitud de Lamine es un conjunto vacío, porque todavía no se ha dado. Ni una ni la contraria. Ambos llegan en un momento muy desigual al Bernabéu: Mbappé está en su mejor versión, pero tiene que demostrar que ha aprendido a jugar contra el Barça sin caer sistemáticamente en el fuera de juego. Lamine parece fuera de circulación, cansado, medio lesionado, pero sabe que cualquiera de sus genialidades le volvería a meter en el círculo virtuoso y que está a solo una jugada deslumbrante para que todo a su alrededor vuelva a enloquecer. Es el clásico en el que el Madrid tiene que demostrar si ha vuelto, y el Barça, si todavía está. Flick está enfadado con sus jugadores, y desde que dijo que los egos matan el éxito del equipo no ha parado de experimentarlo. El técnico alemán está especialmente irritado con Lamine Yamal, porque en cada rueda de prensa sale su nombre y parece que no haya otro tema que las andanzas de la joven estrella. Alonso está tratando de calmar a Vinícius y el jugador sólo a veces ayuda.Ni Mbappé ni Lamine Yamal tienen todavía el Balón de Oro ni la Champions, y este es su primer cara a cara en la temporada en la que ambos intentarán acreditar que merecen conseguir las dos distinciones, las más altas del fútbol, junto con ser campeón del mundo: Mbappé lo fue con Francia y Lamine todavía ha de lograrlo con España.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El frenazo a Miami: una cuestión de desconfianza noticia Si Deco pide a Flick que retrase su línea defensiva noticia Si Regreso al Camp Nou, el dinero por encima de los sentimientosTodo está en juego entre dos jugadores que aspiran a todo, y a todo el uno contra el otro. Aunque el partido no decidirá nada, servirá para saber dónde estamos. Es más de matiz lo que tiene que demostrar Mbappé, más técnico, más basado en su inteligencia y en la continuidad de su trabajo; y más espectacular lo que tiene que intentar hacer Lamine, que necesita recuperar la confianza de su público a través del golpe de efecto de la genialidad, porque lo que es evidente es que en las últimas semanas, por no decir meses, no ha trabajado mucho.El clásico es hoy uno de los grandes espectáculos del mundo. Con Pep y Mou, Cristiano y Messi, fue sin duda el mayor espectáculo planetario. Esto no es aquello pero es muy considerable. Barça, Madrid, Lamine, Mbappé. No es lo de antes, pero continúa siendo realmente algo, y desde luego algo que se va a ver en el mundo entero.  

Es el clásico de si el Madrid ha aprendido a sortear la línea de Flick y es el clásico de si el Barça continúa siendo el equipo de la temporada pasada. Es el clásico del despliegue táctico de Xabi Alonso y de la capacidad de … Flick para continuar comprometiendo a sus jugadores en el extremo de presión que necesitan para ser los mejores. Es el clásico del liderazgo de invierno. Pero sobre todo es el clásico de Lamine Yamal y Mbappé, el cruce directo e inevitable de caminos de dos estrellas en un momento muy distinto de su estado de forma y de sus vidas. Todo esto que por supuesto es fútbol, pero sobre todo política, se juega esta tarde en el Bernabéu.

Mbappé viene de dejar atrás el tiempo de creer que en su vida ya todo era el dinero y su lucimiento individual, muy parecido al postureo; y se ha comprometido con el Madrid para crecer con su equipo y juntos alcanzar una renovada gloria y muchos más títulos. Lamine Yamal llega cansado del último exceso con su novia, de madrugada, en la suite de uno de los mejores hoteles de Barcelona. Lamine llega sabiendo que tiene el potencial para ser una gran estrella pero sin haber decidido si quiere realmente pagar el precio de esfuerzo y contención que va a necesitar para serlo.

La actitud de Mbappé era una en el PSG y ahora es otra. La actitud de Lamine es un conjunto vacío, porque todavía no se ha dado. Ni una ni la contraria. Ambos llegan en un momento muy desigual al Bernabéu: Mbappé está en su mejor versión, pero tiene que demostrar que ha aprendido a jugar contra el Barça sin caer sistemáticamente en el fuera de juego. Lamine parece fuera de circulación, cansado, medio lesionado, pero sabe que cualquiera de sus genialidades le volvería a meter en el círculo virtuoso y que está a solo una jugada deslumbrante para que todo a su alrededor vuelva a enloquecer.

Es el clásico en el que el Madrid tiene que demostrar si ha vuelto, y el Barça, si todavía está. Flick está enfadado con sus jugadores, y desde que dijo que los egos matan el éxito del equipo no ha parado de experimentarlo. El técnico alemán está especialmente irritado con Lamine Yamal, porque en cada rueda de prensa sale su nombre y parece que no haya otro tema que las andanzas de la joven estrella. Alonso está tratando de calmar a Vinícius y el jugador sólo a veces ayuda.

Ni Mbappé ni Lamine Yamal tienen todavía el Balón de Oro ni la Champions, y este es su primer cara a cara en la temporada en la que ambos intentarán acreditar que merecen conseguir las dos distinciones, las más altas del fútbol, junto con ser campeón del mundo: Mbappé lo fue con Francia y Lamine todavía ha de lograrlo con España.

Todo está en juego entre dos jugadores que aspiran a todo, y a todo el uno contra el otro. Aunque el partido no decidirá nada, servirá para saber dónde estamos. Es más de matiz lo que tiene que demostrar Mbappé, más técnico, más basado en su inteligencia y en la continuidad de su trabajo; y más espectacular lo que tiene que intentar hacer Lamine, que necesita recuperar la confianza de su público a través del golpe de efecto de la genialidad, porque lo que es evidente es que en las últimas semanas, por no decir meses, no ha trabajado mucho.

El clásico es hoy uno de los grandes espectáculos del mundo. Con Pep y Mou, Cristiano y Messi, fue sin duda el mayor espectáculo planetario. Esto no es aquello pero es muy considerable. Barça, Madrid, Lamine, Mbappé. No es lo de antes, pero continúa siendo realmente algo, y desde luego algo que se va a ver en el mundo entero.

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