Las 12 figuras de la disidencia cubana que siguen combatiendo a la dictadura

La nueva embestida contra la disidencia democrática cubana se divide hoy en tres frentes distintos: en la cárcel, en la isla y en el exilio Leer La nueva embestida contra la disidencia democrática cubana se divide hoy en tres frentes distintos: en la cárcel, en la isla y en el exilio Leer  

«Marchemos contra el bloqueo y el fascismo que regresa. Marchemos por ese mundo mejor posible que Cuba quiere y merece», sermoneó el martes el presidente Miguel Díaz-Canel para atraer al pueblo que ya no tiene a la celebración del Primero de Mayo. Un «mundo mejor» que para el régimen revolucionario pasa por encarcelar en la víspera a los dos grandes líderes de la oposición en la isla.

La dictadura decidió encadenar de nuevo a José Daniel Ferrer, presidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC) y líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), y al dirigente histórico Félix Navarro, presidente del Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel, sólo tres días después del entierro del Papa Francisco, quien tanto luchó por la libertad.

El disidente cubano José Daniel Ferrer.
El disidente cubano José Daniel Ferrer.E.M.

Una nueva embestida contra la disidencia democrática cubana, que se divide hoy en tres frentes distintos: en la cárcel, en la isla y en el exilio. EL MUNDO ha elegido a las 12 figuras más emblemáticas por su influencia política o reconocimiento, a sabiendas de que siempre es una elección polémica, por las batallas habituales que se libran en su interior, algunas fomentadas por el propio régimen.

Distintas figuras intelectuales consultadas por este periódico coinciden, no obstante, en que la verdadera clave del cambio cubano viene de la mano de los millones de disidentes anónimos, sin organizaciones ni estructura, que salieron a las calles el histórico 11 de julio de 2021 y que no han dejado de protestar durante los constantes apagones que sacuden a la isla o en las eternas colas callejeras.

El Tribunal Supremo Popular ha disparado contra Ferrer (54 años) y Navarro (71), a quienes ha revocado ilegalmente la libertad condicional impuesta tras el minideshielo promovido en enero por la administración de Joe Biden y el Vaticano. Perseguidos ambos desde la Primavera Negra de Fidel Castro, se han erigido en los líderes más destacados de la oposición interna, pese a que ambos han pasado muchos años en la cárcel. Para dejar claro que al castrismo le incomoda su libertad, sus fuerzas saquearon la sede de la Unpacu en Santiago, donde dan de comer y asisten sanitariamente a cientos de personas todos los días. Contra Navarro el castigo es doble: su hija, la activista Sayli Navarro, está condenada a ocho años de cárcel por participar en el 11J. El gobierno se negó a incluirla en la lista de 200 excarcelados de enero.

El artista Luis Manuel Otero Alcántara (37), líder del Movimiento San Isidro, y el rapero Maykel Osorbo (42), premio Grammy por el himno libertario Patria y Vida, también están encarcelados por el temor gubernamental a su tirón social, sobre todo entre las clases populares. A Otero le detuvieron cuando ni siquiera había llegado al Malecón habanero en la tarde de las protestas del 11J y contra Osorbo la persecución venía de antes. El hiphopero famoso permanece desde la semana pasada en una celda de castigo por indisciplinado: cometió el pecado de exigir su derecho a visitas.

Cuatro figuras emergen entre una lista más larga de opositores, disidentes y activistas, eso sí, siempre bajo el factor cubano: una reducida llegada a la sociedad. La académica Alina Bárbara López (59), antigua militante revolucionaria y hoy una de las voces más preclaras de la isla; Manuel Cuesta Morúa (62), vicepresidente del CTDC y figura progresista; Berta Soler (61), presidenta de las Damas de Blanco y Guillermo Fariñas (63), premio Sajarov, cuyas huelgas de hambre han dado la vuelta al mundo atraen hoy la mayoría de las miradas tanto del régimen como del exterior. Su acción siempre es limitada a la pequeña ventana que el gobierno permite a su conveniencia, de hecho las detenciones de Soler son constantes para impedir sus acciones de calle. Un cerco que también sufren los demás, como la filósofa López Hernández, perseguida por los jueces en los últimos meses. «El régimen tiene esa capacidad de inventiva jurídica cada vez que quiere deshacerse de algún activista», protestó Cuesta Morúa nada más conocer las detenciones de Ferrer y Navarro. Tampoco hay que olvidar a las personalidades del mundo católico, como Dagoberto Valdés y el padre Alberto Reyes, de la diócesis de Camagüey, cuya voz se levanta sin cortapisas contra la dictadura.

La muerte de Jorge Mas Canosa, fundador de la Fundación Nacional Cubano-Americana, dejó huérfano a un exilio que se debate en continuas disputas. De hecho, buena parte de la diáspora distingue como sus líderes a los famosos Locos Cubanos, como bautizaron a los tres congresistas cubanoamericanos que se atrevieron a presionar a Donald Trump para que combata a las dictaduras latinoamericanas. Marío Díaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos Giménez se mantienen en primera línea contra las revoluciones, a la espera de que el secretario de Estado, Marco Rubio, se erija como el principal defensor de la causa democrática. Todos ellos nacieron en Florida menos el habanero Giménez.

Rosa María Payá, candidata del Gobierno Trump a la CIDH.
Rosa María Payá, candidata del Gobierno Trump a la CIDH.Efe

Exceptuando a los cuatro, la figura más reconocida de la actualidad es Rosa María Payá (36), hija del líder católico Osvaldo Payá (fallecido en un accidente de tráfico provocado por fuerzas policiales), al frente de Cuba Decide. El polémico influencer Alexander Otaola (46); Orlando Gutiérrez Boronat, líder del Directorio Democrático Cubano y Elena Larrinaga (69), presidenta de la Red Femenina de Cuba, son otras de las personalidades de un exilio siempre revuelto.

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