Nadie duda del liderazgo de Luis Enrique en París. Algunos lo atribuyen a su adicción a la adrenalina y otros a su filosofía de vida. Un tipo que relativiza el fútbol como algo bastante superfluo desde que lleva a su hija Xana en el corazón.De la mano del resiliente y controversial asturiano, el PSG conquistó de forma arrolladora la tan ansiada Liga de Campeones en su primer curso sin Mbappé. Lo hizo con una exhibición de fútbol coral y lágrimas de quienes han sabido reponerse de una dura tragedia.Una Champions que además del nombre del técnico de Gijón también lleva el del mallorquín Rafel Pol, quien lleva al lado del asturiano desde 2011, pasando por la selección española, el Barça y, ahora, la entidad parisina. A él también le aplaudieron en Múnich desde el cielo. El segundo entrenador del cuadro francés perdió a su esposa hace seis meses por una enfermedad, y no pudo contener la emoción con lágrimas y mirada al cielo, minutos antes de que el colegiado pitara el final, tal y como se vio en las imágenes de la televisión que retrasmitía el partido.El asturiano celebró por Xana, su hija fallecida en 2019 a causa de un osteosarcoma, un agresivo y raro cáncer de huesos; y Rafel lo hizo por Raquel, que murió el pasado mes de noviembre. El balear tuvo que hacer un alto en su carrera durante el pasado año para acompañar en la enfermedad a su mujer, con quien se había casado en 2021. «A la vida, por injusta que parezca, le estoy infinitamente agradecido por el amor y el tiempo que me regaló con Raquel. Es inevitable el dolor, fruto del miedo a perder algo maravilloso, pero Raquel no se irá. Nuestra realidad se esculpe a partir de la memoria; por ende, el pasado nunca muere, ni siquiera es pasado. El ahora no es más que una colección de huellas, y las que deja Raquel son grandiosas, motivo de inspiración, no de sufrimiento. Por ello, como nos enseñó Raquel, no la pensaremos ausente, no la buscaremos en el olvido, la buscaremos dentro, porque ahí estará. Te quiero infinito«, indicó Rafel Pol en su cuenta de Instagram, junto a un foto con su compañera de vida. «Siempre estará conmigo»Ambos fueron protagonistas en una final emotiva a la que los aficionados parisinos se sumaron con una celebración para el recuerdo. Los hinchas del PSG situados en uno de los fondos del Allianz Arena comenzaron a desplegar un tifo en cuya imagen se observa como Luis Enrique clava una bandera con los colores del equipo galo, mientras una niña con el 8 a la espalda y el nombre de Xana estampado lo observa. Una imagen que recrea lo que hizo el asturiano en 2014 cuando conquistó la Champions con el Barça en Berlín junto a su hija.«Recuerdo una foto que tengo increíble con ella en la final de Berlín, después de ganar la Champions, clavando una bandera del Fútbol Club Barcelona en el campo. Tengo el deseo de poder hacer lo mismo con el Paris Saint-Germain. No estará mi hija físicamente, pero estará espiritualmente y eso para mí es muy importante». Luis Enrique lo avisó en la rueda de prensa previa a la final, y pudo complir su deseo dedicándole la victoria.Se trata del segundo triplete que ha conseguido Luis Enrique como técnico. El primero, en el banquillo del Barcelona en 2015 -año de aquel recuerdo con Xana- y ahora, ha conseguido repetir la historia con el PSG en Múnich ante el Inter de Milán. Nadie duda del liderazgo de Luis Enrique en París. Algunos lo atribuyen a su adicción a la adrenalina y otros a su filosofía de vida. Un tipo que relativiza el fútbol como algo bastante superfluo desde que lleva a su hija Xana en el corazón.De la mano del resiliente y controversial asturiano, el PSG conquistó de forma arrolladora la tan ansiada Liga de Campeones en su primer curso sin Mbappé. Lo hizo con una exhibición de fútbol coral y lágrimas de quienes han sabido reponerse de una dura tragedia.Una Champions que además del nombre del técnico de Gijón también lleva el del mallorquín Rafel Pol, quien lleva al lado del asturiano desde 2011, pasando por la selección española, el Barça y, ahora, la entidad parisina. A él también le aplaudieron en Múnich desde el cielo. El segundo entrenador del cuadro francés perdió a su esposa hace seis meses por una enfermedad, y no pudo contener la emoción con lágrimas y mirada al cielo, minutos antes de que el colegiado pitara el final, tal y como se vio en las imágenes de la televisión que retrasmitía el partido.El asturiano celebró por Xana, su hija fallecida en 2019 a causa de un osteosarcoma, un agresivo y raro cáncer de huesos; y Rafel lo hizo por Raquel, que murió el pasado mes de noviembre. El balear tuvo que hacer un alto en su carrera durante el pasado año para acompañar en la enfermedad a su mujer, con quien se había casado en 2021. «A la vida, por injusta que parezca, le estoy infinitamente agradecido por el amor y el tiempo que me regaló con Raquel. Es inevitable el dolor, fruto del miedo a perder algo maravilloso, pero Raquel no se irá. Nuestra realidad se esculpe a partir de la memoria; por ende, el pasado nunca muere, ni siquiera es pasado. El ahora no es más que una colección de huellas, y las que deja Raquel son grandiosas, motivo de inspiración, no de sufrimiento. Por ello, como nos enseñó Raquel, no la pensaremos ausente, no la buscaremos en el olvido, la buscaremos dentro, porque ahí estará. Te quiero infinito«, indicó Rafel Pol en su cuenta de Instagram, junto a un foto con su compañera de vida. «Siempre estará conmigo»Ambos fueron protagonistas en una final emotiva a la que los aficionados parisinos se sumaron con una celebración para el recuerdo. Los hinchas del PSG situados en uno de los fondos del Allianz Arena comenzaron a desplegar un tifo en cuya imagen se observa como Luis Enrique clava una bandera con los colores del equipo galo, mientras una niña con el 8 a la espalda y el nombre de Xana estampado lo observa. Una imagen que recrea lo que hizo el asturiano en 2014 cuando conquistó la Champions con el Barça en Berlín junto a su hija.«Recuerdo una foto que tengo increíble con ella en la final de Berlín, después de ganar la Champions, clavando una bandera del Fútbol Club Barcelona en el campo. Tengo el deseo de poder hacer lo mismo con el Paris Saint-Germain. No estará mi hija físicamente, pero estará espiritualmente y eso para mí es muy importante». Luis Enrique lo avisó en la rueda de prensa previa a la final, y pudo complir su deseo dedicándole la victoria.Se trata del segundo triplete que ha conseguido Luis Enrique como técnico. El primero, en el banquillo del Barcelona en 2015 -año de aquel recuerdo con Xana- y ahora, ha conseguido repetir la historia con el PSG en Múnich ante el Inter de Milán.
El balear lleva al lado del técnico asturiano desde 2011, pasando por la selección española, el Barça y, ahora, el PSG
Nadie duda del liderazgo de Luis Enrique en París. Algunos lo atribuyen a su adicción a la adrenalina y otros a su filosofía de vida. Un tipo que relativiza el fútbol como algo bastante superfluo desde que lleva a su hija Xana en el corazón.
De la mano del resiliente y controversial asturiano, el PSG conquistó de forma arrolladora la tan ansiada Liga de Campeones en su primer curso sin Mbappé. Lo hizo con una exhibición de fútbol coral y lágrimas de quienes han sabido reponerse de una dura tragedia.
Una Champions que además del nombre del técnico de Gijón también lleva el del mallorquín Rafel Pol, quien lleva al lado del asturiano desde 2011, pasando por la selección española, el Barça y, ahora, la entidad parisina. A él también le aplaudieron en Múnich desde el cielo. El segundo entrenador del cuadro francés perdió a su esposa hace seis meses por una enfermedad, y no pudo contener la emoción con lágrimas y mirada al cielo, minutos antes de que el colegiado pitara el final, tal y como se vio en las imágenes de la televisión que retrasmitía el partido.
El asturiano celebró por Xana, su hija fallecida en 2019 a causa de un osteosarcoma, un agresivo y raro cáncer de huesos; y Rafel lo hizo por Raquel, que murió el pasado mes de noviembre. El balear tuvo que hacer un alto en su carrera durante el pasado año para acompañar en la enfermedad a su mujer, con quien se había casado en 2021.
«A la vida, por injusta que parezca, le estoy infinitamente agradecido por el amor y el tiempo que me regaló con Raquel. Es inevitable el dolor, fruto del miedo a perder algo maravilloso, pero Raquel no se irá. Nuestra realidad se esculpe a partir de la memoria; por ende, el pasado nunca muere, ni siquiera es pasado. El ahora no es más que una colección de huellas, y las que deja Raquel son grandiosas, motivo de inspiración, no de sufrimiento. Por ello, como nos enseñó Raquel, no la pensaremos ausente, no la buscaremos en el olvido, la buscaremos dentro, porque ahí estará. Te quiero infinito«, indicó Rafel Pol en su cuenta de Instagram, junto a un foto con su compañera de vida.
«Siempre estará conmigo»
Ambos fueron protagonistas en una final emotiva a la que los aficionados parisinos se sumaron con una celebración para el recuerdo. Los hinchas del PSG situados en uno de los fondos del Allianz Arena comenzaron a desplegar un tifo en cuya imagen se observa como Luis Enrique clava una bandera con los colores del equipo galo, mientras una niña con el 8 a la espalda y el nombre de Xana estampado lo observa. Una imagen que recrea lo que hizo el asturiano en 2014 cuando conquistó la Champions con el Barça en Berlín junto a su hija.
«Recuerdo una foto que tengo increíble con ella en la final de Berlín, después de ganar la Champions, clavando una bandera del Fútbol Club Barcelona en el campo. Tengo el deseo de poder hacer lo mismo con el Paris Saint-Germain. No estará mi hija físicamente, pero estará espiritualmente y eso para mí es muy importante». Luis Enrique lo avisó en la rueda de prensa previa a la final, y pudo complir su deseo dedicándole la victoria.
Se trata del segundo triplete que ha conseguido Luis Enrique como técnico. El primero, en el banquillo del Barcelona en 2015 -año de aquel recuerdo con Xana- y ahora, ha conseguido repetir la historia con el PSG en Múnich ante el Inter de Milán.
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