Las opciones de España en el Mundial: marcha, Attaoui y una gran incógnita

España firmó hace dos años en Budapest la mejor actuación de su historia en unos Mundiales de atletismo. Fueron cinco medallas -cuatro oros y una plata-, un botín deslumbrante que solo se explica por el extraordinario desempeño de María Pérez y Álvaro Martín, autores de sendos dobletes dorados en los 20 y los 35 kilómetros marcha. Ya no está Álvaro, pero sí María, que aspira a repetir aquella gesta y mantener a su disciplina como faro del atletismo nacional. La granadina, que también salió de los Juegos de París con dos preseas (oro en el relevo mixto y plata en los 20 kilómetros), no deja de reinventarse y de mejorar para sostenerse en la élite.En Tokio será la encargada de abrir fuego para la delegación española en los 35 kilómetros, prueba a la que se asoma con la mejor marca mundial del año. «Llego al Mundial incluso mejor que a los Juegos. Estoy muy contenta de cómo ha ido el verano», asegura la atleta dirigida por Jacinto Garzón, que conserva un recuerdo amargo de la capital nipona tras el cuarto puesto con el que regresó de los Juegos de 2021. «En este tiempo he conseguido corregir muchos defectos y carencias, como la técnica. He trabajado mucho, lo he demostrado siempre y creo que he aprendido. Ahora hay una María más madura, más responsable y consciente de lo que quiere en cada momento».A la misma hora comenzará la prueba masculina, donde destaca la presencia de Miguel Ángel López. El murciano, campeón del mundo en Pekín 2015, disputará con 37 años sus séptimos Mundiales, de nuevo entre los favoritos. Saldrá al circuito instalado junto al Estadio Nacional con la tercera mejor marca de todos los participantes. Más adelante, el sábado 20, Paul McGrath y la propia María Pérez partirán también como favoritos en los 20 kilómetros.De los medallistas de Budapest tampoco está Mohamed Katir, sancionado por dopaje pocos meses después de aquella plata en los 5.000 metros que logró tras una batalla épica con Jakob Ingebrigtsen. Pero a cambio se han sumado nuevas y poderosas opciones. La primera sería indiscutible en cualquier circunstancia… salvo en la actual. Jordan Díaz, flamante campeón olímpico de triple salto, es la gran incógnita de la expedición. Desde aquel oro en París ha tenido que lidiar con dolores persistentes en la rodilla derecha que le han impedido entrenar y competir con normalidad. Se saltó la temporada invernal y, en verano, apenas realizó un único intento oficial: los 17,16 metros con los que ganó el Campeonato de España en Tarragona. Fue su primer salto; después renunció a los cinco siguientes.Aquello sirvió como banco de pruebas, pero no despejó las dudas sobre si estará en condiciones de acercarse a los 18 metros y pelear por las medallas. Lo positivo es que, salvo el italiano Andy Díaz (17,80) y el chino Ruiting Wu (17,68), nadie ha superado con holgura los 17,50, una frontera asequible para Jordan.Al contrario que el triplista, Mohamed Attaoui aterriza en Tokio con las mejores sensaciones para intentar algo grande en un 800 de altísimo nivel, donde cada vez se corre más deprisa. El cántabro, quinto en París, quiere dar un salto más en su fulgurante carrera. Acaba de firmar la tercera mejor marca mundial de todos los tiempos en 1.000 metros y ha competido contra los mejores a un nivel sobresaliente en varias pruebas de la Diamond League.También Quique Llopis se permite soñar a lo grande tras bajar por primera vez de los 13 segundos en el Campeonato de España (con viento no legal, eso sí). El valenciano conserva como carta de presentación el cuarto puesto de los Juegos.Más allá de estos nombres, las opciones se diluyen, aunque habrá mil ojos puestos en los relevos. El 4×400 mixto asoma como una baza de medalla en el primer día. También cuentan el 4×100 y el 4×400 femenino, sobre todo después de su enorme éxito en los World Relays. Las balas naranjas tendrán ahora rivales de mayor entidad -con Sydney McLaughlin y Femke Bol al frente de Estados Unidos y Países Bajos, por ejemplo-, pero es probable que ningún otro país trabaje con tanta convicción esta disciplina. Y eso siempre es un plus. España firmó hace dos años en Budapest la mejor actuación de su historia en unos Mundiales de atletismo. Fueron cinco medallas -cuatro oros y una plata-, un botín deslumbrante que solo se explica por el extraordinario desempeño de María Pérez y Álvaro Martín, autores de sendos dobletes dorados en los 20 y los 35 kilómetros marcha. Ya no está Álvaro, pero sí María, que aspira a repetir aquella gesta y mantener a su disciplina como faro del atletismo nacional. La granadina, que también salió de los Juegos de París con dos preseas (oro en el relevo mixto y plata en los 20 kilómetros), no deja de reinventarse y de mejorar para sostenerse en la élite.En Tokio será la encargada de abrir fuego para la delegación española en los 35 kilómetros, prueba a la que se asoma con la mejor marca mundial del año. «Llego al Mundial incluso mejor que a los Juegos. Estoy muy contenta de cómo ha ido el verano», asegura la atleta dirigida por Jacinto Garzón, que conserva un recuerdo amargo de la capital nipona tras el cuarto puesto con el que regresó de los Juegos de 2021. «En este tiempo he conseguido corregir muchos defectos y carencias, como la técnica. He trabajado mucho, lo he demostrado siempre y creo que he aprendido. Ahora hay una María más madura, más responsable y consciente de lo que quiere en cada momento».A la misma hora comenzará la prueba masculina, donde destaca la presencia de Miguel Ángel López. El murciano, campeón del mundo en Pekín 2015, disputará con 37 años sus séptimos Mundiales, de nuevo entre los favoritos. Saldrá al circuito instalado junto al Estadio Nacional con la tercera mejor marca de todos los participantes. Más adelante, el sábado 20, Paul McGrath y la propia María Pérez partirán también como favoritos en los 20 kilómetros.De los medallistas de Budapest tampoco está Mohamed Katir, sancionado por dopaje pocos meses después de aquella plata en los 5.000 metros que logró tras una batalla épica con Jakob Ingebrigtsen. Pero a cambio se han sumado nuevas y poderosas opciones. La primera sería indiscutible en cualquier circunstancia… salvo en la actual. Jordan Díaz, flamante campeón olímpico de triple salto, es la gran incógnita de la expedición. Desde aquel oro en París ha tenido que lidiar con dolores persistentes en la rodilla derecha que le han impedido entrenar y competir con normalidad. Se saltó la temporada invernal y, en verano, apenas realizó un único intento oficial: los 17,16 metros con los que ganó el Campeonato de España en Tarragona. Fue su primer salto; después renunció a los cinco siguientes.Aquello sirvió como banco de pruebas, pero no despejó las dudas sobre si estará en condiciones de acercarse a los 18 metros y pelear por las medallas. Lo positivo es que, salvo el italiano Andy Díaz (17,80) y el chino Ruiting Wu (17,68), nadie ha superado con holgura los 17,50, una frontera asequible para Jordan.Al contrario que el triplista, Mohamed Attaoui aterriza en Tokio con las mejores sensaciones para intentar algo grande en un 800 de altísimo nivel, donde cada vez se corre más deprisa. El cántabro, quinto en París, quiere dar un salto más en su fulgurante carrera. Acaba de firmar la tercera mejor marca mundial de todos los tiempos en 1.000 metros y ha competido contra los mejores a un nivel sobresaliente en varias pruebas de la Diamond League.También Quique Llopis se permite soñar a lo grande tras bajar por primera vez de los 13 segundos en el Campeonato de España (con viento no legal, eso sí). El valenciano conserva como carta de presentación el cuarto puesto de los Juegos.Más allá de estos nombres, las opciones se diluyen, aunque habrá mil ojos puestos en los relevos. El 4×400 mixto asoma como una baza de medalla en el primer día. También cuentan el 4×100 y el 4×400 femenino, sobre todo después de su enorme éxito en los World Relays. Las balas naranjas tendrán ahora rivales de mayor entidad -con Sydney McLaughlin y Femke Bol al frente de Estados Unidos y Países Bajos, por ejemplo-, pero es probable que ningún otro país trabaje con tanta convicción esta disciplina. Y eso siempre es un plus.  

España firmó hace dos años en Budapest la mejor actuación de su historia en unos Mundiales de atletismo. Fueron cinco medallas -cuatro oros y una plata-, un botín deslumbrante que solo se explica por el extraordinario desempeño de María Pérez y Álvaro Martín, autores de … sendos dobletes dorados en los 20 y los 35 kilómetros marcha. Ya no está Álvaro, pero sí María, que aspira a repetir aquella gesta y mantener a su disciplina como faro del atletismo nacional. La granadina, que también salió de los Juegos de París con dos preseas (oro en el relevo mixto y plata en los 20 kilómetros), no deja de reinventarse y de mejorar para sostenerse en la élite.

En Tokio será la encargada de abrir fuego para la delegación española en los 35 kilómetros, prueba a la que se asoma con la mejor marca mundial del año. «Llego al Mundial incluso mejor que a los Juegos. Estoy muy contenta de cómo ha ido el verano», asegura la atleta dirigida por Jacinto Garzón, que conserva un recuerdo amargo de la capital nipona tras el cuarto puesto con el que regresó de los Juegos de 2021. «En este tiempo he conseguido corregir muchos defectos y carencias, como la técnica. He trabajado mucho, lo he demostrado siempre y creo que he aprendido. Ahora hay una María más madura, más responsable y consciente de lo que quiere en cada momento».

A la misma hora comenzará la prueba masculina, donde destaca la presencia de Miguel Ángel López. El murciano, campeón del mundo en Pekín 2015, disputará con 37 años sus séptimos Mundiales, de nuevo entre los favoritos. Saldrá al circuito instalado junto al Estadio Nacional con la tercera mejor marca de todos los participantes. Más adelante, el sábado 20, Paul McGrath y la propia María Pérez partirán también como favoritos en los 20 kilómetros.

De los medallistas de Budapest tampoco está Mohamed Katir, sancionado por dopaje pocos meses después de aquella plata en los 5.000 metros que logró tras una batalla épica con Jakob Ingebrigtsen. Pero a cambio se han sumado nuevas y poderosas opciones. La primera sería indiscutible en cualquier circunstancia… salvo en la actual. Jordan Díaz, flamante campeón olímpico de triple salto, es la gran incógnita de la expedición. Desde aquel oro en París ha tenido que lidiar con dolores persistentes en la rodilla derecha que le han impedido entrenar y competir con normalidad. Se saltó la temporada invernal y, en verano, apenas realizó un único intento oficial: los 17,16 metros con los que ganó el Campeonato de España en Tarragona. Fue su primer salto; después renunció a los cinco siguientes.

Aquello sirvió como banco de pruebas, pero no despejó las dudas sobre si estará en condiciones de acercarse a los 18 metros y pelear por las medallas. Lo positivo es que, salvo el italiano Andy Díaz (17,80) y el chino Ruiting Wu (17,68), nadie ha superado con holgura los 17,50, una frontera asequible para Jordan.

Al contrario que el triplista, Mohamed Attaoui aterriza en Tokio con las mejores sensaciones para intentar algo grande en un 800 de altísimo nivel, donde cada vez se corre más deprisa. El cántabro, quinto en París, quiere dar un salto más en su fulgurante carrera. Acaba de firmar la tercera mejor marca mundial de todos los tiempos en 1.000 metros y ha competido contra los mejores a un nivel sobresaliente en varias pruebas de la Diamond League.

También Quique Llopis se permite soñar a lo grande tras bajar por primera vez de los 13 segundos en el Campeonato de España (con viento no legal, eso sí). El valenciano conserva como carta de presentación el cuarto puesto de los Juegos.

Más allá de estos nombres, las opciones se diluyen, aunque habrá mil ojos puestos en los relevos. El 4×400 mixto asoma como una baza de medalla en el primer día. También cuentan el 4×100 y el 4×400 femenino, sobre todo después de su enorme éxito en los World Relays. Las balas naranjas tendrán ahora rivales de mayor entidad -con Sydney McLaughlin y Femke Bol al frente de Estados Unidos y Países Bajos, por ejemplo-, pero es probable que ningún otro país trabaje con tanta convicción esta disciplina. Y eso siempre es un plus.

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