El entusiasmo popular por el estreno de Robert Francis Prevost en Castel Gandolfo trasciende incluso el hito de su primer verano como Pontífice Leer El entusiasmo popular por el estreno de Robert Francis Prevost en Castel Gandolfo trasciende incluso el hito de su primer verano como Pontífice Leer
A primera hora de la mañana parecía un domingo cualquiera. Los vecinos desayunaban en el Avenida de la República, los romanos se asomaban al lago de Albano y los turistas compraban recuerdos en la Plaza de la Libertad. Pero tanto fuera como dentro de la Iglesia de Santo Tomás, sin embargo, durante la misa se respiraba el ambiente de una jornada importante.
El pueblo de Castel Gandolfo, situado a unos 50 minutos de Roma, ha vivido este domingo la emoción de la llegada del Papa León XIV, quien pasará las próximas dos semanas por primera vez en la localidad como Pontífice. Desde hace cuatro siglos, para los romanos -y los católicos de todo el mundo- es la imagen del verano de los Papas.
Tras el Ángelus que rezó desde la Plaza de San Pedro en el Vaticano, León XIV se desplazó en coche a Castel Gandolfo en torno a las 17.00 horas, no para alcanzar el Palacio Apostólico como sus predecesores, sino para alojarse en la Villa Barberini, que hasta ahora hacía las funciones de parque.
El entusiasmo popular por el estreno de Robert Francis Prevost en Castel Gandolfo trasciende incluso el hito de su primer verano como Pontífice. Hacía más de una década que un Papa no se alojaba en la conocida residencia estival de los sucesores de Pedro. El Papa Francisco, a lo largo de sus 12 años de pontificado, nunca se tomó vacaciones y, aunque haya venido en contadas ocasiones, nunca veraneó en este pueblo cercano a la capital italiana.
En un estilo más clásico para su papado, León XIV rompe con la austeridad veraniega de Jorge Mario Bergoglio en Santa Marta y será el primer Papa, desde Benedicto XIV, en volver a Castel Gandolfo para dosificar el ritmo de su ministerio petrino acompañado por la brisa de los Castillos Romanos.
«Nosotros venimos habitualmente a Castel Gandolfo y se nota que hay más ilusión respecto a la última década», explica Mauro, músico residente en Roma mientras toma un aperitivo en la Avenida de la República. Su mujer, Antonella, explica que tiene dos primas que son dueñas de una de las tiendas de recuerdos en la conocida localidad pontificia: «En los últimos años mis primas han notado la bajada de la facturación y están ilusionadas con la idea de que un Papa vuelva a veranear en Castel Gandolfo». Antonella está convencida de que la llegada de Prevost «le dará más vida al pueblo».
En el imaginario colectivo, Castel Gandolfo ha sido escenario de momentos icónicos de la reciente historia contemporánea. A caballo entre los pontificados de Joseph Ratzinger y Jorge Mario Bergoglio, tuvieron uno de los instantes más simbólicos de la historia de la Iglesia católica. Tras sus últimas vacaciones de verano como obispo de Roma en 2012, la histórica renuncia de Benedicto XIV ofreció grandes momentos periodísticos vinculados a Castel Gandolfo.
El 28 de febrero de 2013, cuando Ratzinger cerró su pontificado dejando el Vaticano en el icónico vuelo en helicóptero que sobrevoló el centro de Roma y que trasladó al futuro Papa Emérito directamente a las Villas Pontificias situadas frente al lago de Albano. Menos de un mes después, el Papa Francisco también se desplazaría en helicóptero para el histórico encuentro -en vida y vestidos de blanco- de ambos Pontífices.
Cinzia, dueña de un local en el centro del conocido pueblo, tiene sentimientos encontrados: «Francisco fue un Papa muy cercano para mí, aunque no se haya quedado nunca en Castel Gandolfo». Hace menos de un año inauguró su actividad junto a su hijo y está ilusionada por el hecho de que, «a partir de ahora, con el estreno veraniego de León XIV, mucha más gente se acercará» a la localidad papal. Algo que piensa también Fabrizio, vecino del pueblo, que tiene claro que la decisión de Prevost «dará mucho movimiento a Castel Gandolfo».
El Papa León XIV veraneará en Castel Gandolfo hasta el próximo 20 de junio. Estará de «descanso», asegura la Santa Sede -ya que no se celebrarán audiencias, ni públicas ni privadas, hasta finales de este mes-, pero sí tendrá citas públicas en la localidad pontificia. Los próximos dos domingos rezará el Ángelus asomado desde el Palacio Apostólico mirando a la Plaza de la Libertad, en pleno centro de la ciudad. Un momento histórico y una oportunidad para darse a conocer y ganarse el cariño de la población local. Que lleva más de una década sin hospedar a un Papa.
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