El grupo proiraní yemení vuelve a disparar de madrugada un misil balístico contra el centro de Israel Leer El grupo proiraní yemení vuelve a disparar de madrugada un misil balístico contra el centro de Israel Leer
El despertador más eficaz y odiado en Israel procede de uno de los países más pobres de la región. En los últimos días, más de dos millones de israelíes se han despertado varias veces en plena madrugada ante las sirenas que alertan de un misil balístico desde Yemen.
Los ataques de los hutíes suelen ser interceptados -como el de anoche-, aunque a veces los restos de su misil o del interceptor israelí impactan en algún edificio, provocando heridos. La nueva e inesperada pesadilla de los israelíes es un grupo proiraní que no conocían hace 15 meses, a 2.000 kilómetros de distancia.
«Las Fuerzas Armada de Yemen [hutíes] llevaron a cabo una operación militar específica contra el aeropuerto Ben Gurión en la zona ocupada de Yaffa [Tel Aviv] con un misil balístico hipersónico del tipo Palestina II», anunció el portavoz militar hutí, Yahya Sarea. El despertador yemení empezó su cuenta atrás el jueves por la tarde, cuando Israel lanzó su cuarta y más intensa represalia aérea en zonas bajo control de los rebeldes en Yemen (el aeropuerto de Saná, el puerto de Hodeidah, centrales eléctricas, etc.), con un balance de seis muertos.
Tras la tregua que entró en vigor hace exactamente un mes con el debilitado Hizbulá, los golpes que destrozaron la capacidad de Hamas y Yihad Islámica, el cese del lanzamiento de proyectiles y drones de las milicias proiraníes en Irak, y la caída del régimen de Bashar Asad en Siria como pieza clave en el eje iraní, los hutíes se han convertido en el principal grupo que ataca de forma frecuente a Israel como apoyo a Gaza tras el ataque de Hamas del 7-O.
«Seguiremos hasta que los sionistas paren sus crímenes contra los palestinos en Gaza», prometen los dirigentes hutíes, justificando sus misiles balísticos y drones contra el poderoso enemigo, con los que además buscan ganar puntos ante los suyos en Yemen y ante su patrocinador en Teherán, después que éste haya «perdido» a corto plazo a Hizbulá.
Sarea agregó que también atacaron con drones el barco Santa Úrsula en el mar Arábigo, al denunciar que la tripulación ignoró la prohibición de los hutíes de navegar hacia puertos israelíes. Los sabotajes iniciados hace un año contra embarcaciones en el estrecho de Bab el Mandeb no provocaron la creación de una coalición internacional contra los hutíes, algo que Israel pedía bajo el argumento de que no es un problema sólo suyo, sino mundial. Hasta la fecha, la factura a Israel no es tanto a nivel de víctimas (un muerto en Tel Aviv por un dron en julio) como de seguridad y económico. La acción de los hutíes daña la actividad de los puertos israelíes, mientras que cada anuncio sobre un misil contra el aeropuerto de Ben Gurión, sea cierto o no, es suficiente para que muchas aerolíneas mantengan la suspensión de sus vuelos, pese a la tregua con Hizbulá.
En contraste con sus masivas acciones contra Hizbulá en el Líbano y Hamas en Gaza, Israel tiene dos limitaciones ante los hutíes: están mucho más lejos (lo que complica la misión de la Fuerza Aérea) y no son tan conocidos para su servicio de Inteligencia. Por eso, el Mosad y la Inteligencia militar han creado sistemas dedicados sólo a los hutíes para su seguimiento y crear un «banco de objetivos». «Varios aliados nos dijeron que los hutíes son imprevisibles y difíciles de disuadir», dicen fuentes israelíes.
De momento, los ataques más simples son los más peligrosos en Israel. Horas después de la neutralización del misil balístico, un palestino sacó un cuchillo y apuñaló sucesivamente -como muestra un dramático video- a la israelí Ludmila Lipovsky (83) cerca de su asilo en Herzliyah (norte de Tel Aviv), y la asesinó. Tras recibir disparos de guardias privados que se encontraban en el lugar, fue detenido.
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