Los desafíos de la Iglesia serán los mismos que los de Francisco, pero acentuados Leer Los desafíos de la Iglesia serán los mismos que los de Francisco, pero acentuados Leer
Cuando la atención mundial disminuya y la Plaza de San Pedro recupere su pulso, el nuevo Papa, León XIV, se verá liderando una Iglesia en una era turbulenta. Los retos a los que se enfrentará durante su Pontificado seguirán siendo los mismos que los de Francisco, pero estarán más acentuados y vendrán sin duda otros nuevos.
El catolicismo ha ido perdiendo fuelle especialmente en Europa y Norteamérica, y entre los jóvenes que crecen en sociedades cada vez más seculares. Esta desafección se materializa con el descenso de sacramentos, de vocaciones sacerdotales o el cierre de parroquias. Uno de los retos del nuevo Papa será por tanto pescar en nuevas aguas, como en Asia o en África, donde el catolicismo está en auge.
También buscar formas de acercarse a las nuevas generaciones y mantener la buena aceptación de la que ha gozado el Pontificado de Francisco entre los adolescentes. La evangelización digital puede ser una gran herramienta para llegar a nuevas audiencias si se emplean con acierto las redes sociales, los podcast, plataformas de streaming e incluso la Inteligencia Artificial, de la que recelaba Francisco.
Se dice que la Iglesia carece de ideología y que no participa de la política. Sin embargo, el estado más pequeño del mundo ejerce una enorme influencia global ya que el Papa es jefe del Estado y a la vez líder religioso de 1.400 millones de fieles. No solo tiene autoridad moral, sino que posee una de las redes diplomáticas más amplias del mundo, con relaciones con 180 países, gracias a la cual ejerce en numerosas ocasiones de diplomacia silenciosa en conflictos internacionales. Ejemplo de ello son las relaciones entre Cuba y Estados Unidos o las FARC con Colombia. En la ONU tiene estatus de observador permanente y tiene influencia en la defensa de los derechos humanos relativos a la dignidad humana o la pobreza. El propio Francisco se ha enfrentado abiertamente a las políticas migratorias de algunos países, generando tensiones diplomáticas.
El nuevo Papa heredará los retos de Francisco: las guerras, el cambio climático y la migración no dejarán de estar en la agenda. Tampoco fortalecer el diálogo interreligioso como uno de sus intereses geoestratégicos. Pero estos puntos no harán más que acentuarse, porque cuando escogieron a Francisco Rusia, aún no había invadido Ucrania, ni había estallado el Conflicto en Oriente Próximo, en la Casa Blanca no estaba Donald Trump y los desafíos de la IA no eran los de ahora.
Quizá una de las tareas más cruciales para el sucesor de Francisco sea mantener o fortalecer la unidad de la Iglesia. En un mundo cada vez más polarizado, las corrientes dentro de la Curia también se acentúan y pueden llevar a una crisis interna. Francisco marcó una línea aperturista y se aseguró de darle continuidad eligiendo al 80% de los cardenales electores del cónclave, sin embargo no todos comparten su visión y apuestan por una visión más conservadora.
El nuevo Papa deberá atender a las diferentes sensibilidades para enviar un señal de unidad en la Iglesia. Una de las cuestiones más espinosas es la que divide a los obispos de Estados Unidos a costa de las políticas de Trump. Un viaje al país natal de León XIV podría calmar las aguas.
¿Hay riesgo de involución con la llegada del nuevo Papa? El Pontificado de Francisco pasará a la historia por poner en marcha reformas en cuestiones generan fuertes tensiones en el seno de la Iglesia. El celibato, la participación de la comunidad LGTB, los matrimonios divorciados o una mayor representación de las mujeres fueron temas de los que se habló en las congregaciones anteriores al cónclave que lo escogió en 2013, por lo que el nuevo Papa tendrá el reto de seguir promoviendo esas reformas, si opta por el continuismo.
Hace 12 años, Francisco heredó una Iglesia plagada de escándalos sexuales y de abusos a menores destapados en la era de Benedicto XVI. Si bien durante su Pontificado ha buscado cambiar el paradigma y poner a la víctima en el centro frente al proteccionismo imperante, no se espera que los escándalos vayan a menos. Todo lo contrario. Y al sucesor del argentino se le mirará con lupa si era conocedor de algún caso y prefirió ocultarlo.
Si el Papa decide seguir el camino abierto por Francisco, se espera que establezca mecanismos para la rendición de cuentas, ofrecer un apoyo real y reparación a las víctimas, revisar y erradicar la cultura de la impunidad y continuar investigando en regiones como África y América Latina.
La transparencia será otro de los nuevos / viejos desafíos. Francisco trató de reordenar las finanzas de la Santa Sede incrementando los controles, sometiéndolas a auditorias externas y apartando a cardenales por delitos financieros, como al cardenal Angelo Becciu, que se retiró del cónclave por haber sido condenado en 2022.
Pero el que venga tendrá que tener dotes de gestor. En 2022, las cuentas del presupuesto vaticano estaban en números rojos y el fondo de pensiones tenía un déficit de más de 700 millones de dólares. Urge una mayor alineación con estándares internacionales de gobernanza y transparencia. Y seguir impulsando la participación laica de profesionales en sectores clave de gobernanza.
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