Decía con mucho gracejo Lord Byron, un gran madridista, que él sólo salía para renovar la necesidad que tenía de estar solo. Supongo que el merengue de a pie podría achacarle a Florentino Pérez, cuya gestión merece el 10 perfecto de Nadia Comaneci, la aparente soledad que provoca el liderazgo que debe ejercer el mejor club deportivo de la historia. Debe del verbo deber, o sea la obligación de hacer algo, la necesidad de llevarlo a cabo. Quiero decir que para el Real Madrid, tal y como entiende el club Florentino, hacer las cosas que hay que hacer en cada momento independientemente de su dificultad no es una opción sino una obligación, más allá de que eso pueda provocar un aparente aislamiento. No pasa nada, se sale un rato y se renueva la necesidad de mandar a todos al carajo, desde Tebas hasta Louzán pasando por Ceferin, Laporta o Miguel Ángel Gil. A mí el Real Madrid me recuerda un poco al teniente coronel Frank Slade de ‘Esencia de mujer’. En el fondo todos sabemos cual es el camino correcto, en nuestro interior lo sabemos, no nos podemos engañar a nosotros mismos. También lo sabe Laporta, que ahora coquetea con Al-Khelaifi por un plato de lentejas transmitiendo además en directo su traición por el mismo precio. Y lo sabía por supuesto Gil Marín, que en cuanto silbó la primera bala salió huyendo con el rabo entre las piernas del proyecto de Superliga, y ello a pesar de que Florentino había metido con calzador al Atlético de Madrid porque no lo quería nadie. Todos sabemos cual es el camino correcto pero sucede que es jodidamente difícil tomarlo. A eso se le llama carácter. Y liderazgo. No es una opción para el Real Madrid , es su naturaleza.Noticia Relacionada todo irá bien opinion Si Deco ya los llama vagos Salvador Sostres El Barça tiene el reto de conducir a sus jóvenes estrellas a una luz que ilumine una era, pero la atracción de lo fácil es más sugerente que la exigencia de lo que es correctoSé que puede resultar descorazonador ver cómo se premia al chisgarabís, lo sé, pero hay que seguir. Y el único que tiene la fuerza suficiente para hacerlo es el Madrid. A la vista está que a Florentino le han vuelto a traicionar pero no pasa nada, hay que continuar, no hay vuelta atrás. Con Laporta no iría ni a heredar, del mismo modo que tampoco habría llegado jamás a un pacto de caballeros con Gil, pero yo sería un directivo malísimo, desastroso, otro Gaspart de la vida. Se me antoja inevitable que en la visión que Florentino tiene del futuro del fútbol, que parece la correcta, surjan pegotes de vulgaridad pero para eso se inventó precisamente el limpiaparabrisas. Chorrito de agua y a limpiar los mosquitos. Decía con mucho gracejo Lord Byron, un gran madridista, que él sólo salía para renovar la necesidad que tenía de estar solo. Supongo que el merengue de a pie podría achacarle a Florentino Pérez, cuya gestión merece el 10 perfecto de Nadia Comaneci, la aparente soledad que provoca el liderazgo que debe ejercer el mejor club deportivo de la historia. Debe del verbo deber, o sea la obligación de hacer algo, la necesidad de llevarlo a cabo. Quiero decir que para el Real Madrid, tal y como entiende el club Florentino, hacer las cosas que hay que hacer en cada momento independientemente de su dificultad no es una opción sino una obligación, más allá de que eso pueda provocar un aparente aislamiento. No pasa nada, se sale un rato y se renueva la necesidad de mandar a todos al carajo, desde Tebas hasta Louzán pasando por Ceferin, Laporta o Miguel Ángel Gil. A mí el Real Madrid me recuerda un poco al teniente coronel Frank Slade de ‘Esencia de mujer’. En el fondo todos sabemos cual es el camino correcto, en nuestro interior lo sabemos, no nos podemos engañar a nosotros mismos. También lo sabe Laporta, que ahora coquetea con Al-Khelaifi por un plato de lentejas transmitiendo además en directo su traición por el mismo precio. Y lo sabía por supuesto Gil Marín, que en cuanto silbó la primera bala salió huyendo con el rabo entre las piernas del proyecto de Superliga, y ello a pesar de que Florentino había metido con calzador al Atlético de Madrid porque no lo quería nadie. Todos sabemos cual es el camino correcto pero sucede que es jodidamente difícil tomarlo. A eso se le llama carácter. Y liderazgo. No es una opción para el Real Madrid , es su naturaleza.Noticia Relacionada todo irá bien opinion Si Deco ya los llama vagos Salvador Sostres El Barça tiene el reto de conducir a sus jóvenes estrellas a una luz que ilumine una era, pero la atracción de lo fácil es más sugerente que la exigencia de lo que es correctoSé que puede resultar descorazonador ver cómo se premia al chisgarabís, lo sé, pero hay que seguir. Y el único que tiene la fuerza suficiente para hacerlo es el Madrid. A la vista está que a Florentino le han vuelto a traicionar pero no pasa nada, hay que continuar, no hay vuelta atrás. Con Laporta no iría ni a heredar, del mismo modo que tampoco habría llegado jamás a un pacto de caballeros con Gil, pero yo sería un directivo malísimo, desastroso, otro Gaspart de la vida. Se me antoja inevitable que en la visión que Florentino tiene del futuro del fútbol, que parece la correcta, surjan pegotes de vulgaridad pero para eso se inventó precisamente el limpiaparabrisas. Chorrito de agua y a limpiar los mosquitos.
El segundo palo
«Todos sabemos cual es el camino correcto pero sucede que es jodidamente difícil tomarlo. A eso se le llama carácter. Y liderazgo. No es una opción para el Real Madrid, es su naturaleza»
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