El Real Madrid quiso volver a ganar todo este año cambiando tan solo a Kroos por Mbappé , y esperando que de alguna manera milagrosa no se resintiera el juego de su equipo durante el proceso. Ríete de lo de convertir el agua en vino. Lo sorprendente es que sorprenda luego lo ocurrido. Para ganar al ajedrez no puedes pretender que el caballo haga de alfil y que éste, a su vez, sea la torre. Que un peón, de manera puntual, pueda acabar convertido en reina ( que es lo que el año pasado sucedió con Joselu) no implica que lo excepcional sea la norma. El talento no se ordena solo. Contra el Arsenal, y durante toda la temporada, el Madrid quiso jugar con el once tipo del año pasado, solo que en lugar de Kroos estaba Mbappé. Y esto, claro, supuso un cortocircuito total porque una cosa son las remontadas y otra bien distinta los milagros.Y es que el Real Madrid ahora mismo es un equipo con serios problemas de identidad. Casi nadie sabe de qué juega realmente. Camavinga, Valverde y Tchouaméni, jugadores llamados precisamente a intentar restablecer el orden y el equilibrio tras la marcha de Kroos, se ven obligados a ocupar cada jornada un puesto diferente, intentando taponar las continuas fugas de agua de una defensa de supervivencia. Brahim, Endrick y Güler, más allá de su condición de suplentes, no tienen claro lo que se espera de ellos cuando salen. Hay piezas complementarias elevadas a la categoría de esenciales (Lucas, Alaba o incluso Ceballos). Y, sobre todo, hay desorden y confusión.No son pocas las voces clamando este año que los jugadores del Madrid han sido conformistas. No comparto esta teoría de la «tripa llena». Sí creo que han querido, otra cosa es que hayan podido. Se les acusa de no correr lo suficiente cuando el problema principal es que nunca han sabido muy bien hacia dónde hacerlo, qué zonas del campo ocupar y cómo moverse sin balón puesto que hay unas posiciones duplicadas y otras descuidadas. Y nada cansa más que correr sin rumbo claro. A este Madrid le sobra coraje y le falta protocolo.Con el soberbio gol de Valverde en el descuento, el Madrid se aferra a la Liga con uñas, dientes y el pico del pajarito. Habría sido demasiado cruel y duro despedirse con un 0-0 en casa y ciento siete oportunidades desaprovechadas. Mantiene viva la esperanza el Real Madrid. Ante la falta de método siempre queda el drama. El Real Madrid quiso volver a ganar todo este año cambiando tan solo a Kroos por Mbappé , y esperando que de alguna manera milagrosa no se resintiera el juego de su equipo durante el proceso. Ríete de lo de convertir el agua en vino. Lo sorprendente es que sorprenda luego lo ocurrido. Para ganar al ajedrez no puedes pretender que el caballo haga de alfil y que éste, a su vez, sea la torre. Que un peón, de manera puntual, pueda acabar convertido en reina ( que es lo que el año pasado sucedió con Joselu) no implica que lo excepcional sea la norma. El talento no se ordena solo. Contra el Arsenal, y durante toda la temporada, el Madrid quiso jugar con el once tipo del año pasado, solo que en lugar de Kroos estaba Mbappé. Y esto, claro, supuso un cortocircuito total porque una cosa son las remontadas y otra bien distinta los milagros.Y es que el Real Madrid ahora mismo es un equipo con serios problemas de identidad. Casi nadie sabe de qué juega realmente. Camavinga, Valverde y Tchouaméni, jugadores llamados precisamente a intentar restablecer el orden y el equilibrio tras la marcha de Kroos, se ven obligados a ocupar cada jornada un puesto diferente, intentando taponar las continuas fugas de agua de una defensa de supervivencia. Brahim, Endrick y Güler, más allá de su condición de suplentes, no tienen claro lo que se espera de ellos cuando salen. Hay piezas complementarias elevadas a la categoría de esenciales (Lucas, Alaba o incluso Ceballos). Y, sobre todo, hay desorden y confusión.No son pocas las voces clamando este año que los jugadores del Madrid han sido conformistas. No comparto esta teoría de la «tripa llena». Sí creo que han querido, otra cosa es que hayan podido. Se les acusa de no correr lo suficiente cuando el problema principal es que nunca han sabido muy bien hacia dónde hacerlo, qué zonas del campo ocupar y cómo moverse sin balón puesto que hay unas posiciones duplicadas y otras descuidadas. Y nada cansa más que correr sin rumbo claro. A este Madrid le sobra coraje y le falta protocolo.Con el soberbio gol de Valverde en el descuento, el Madrid se aferra a la Liga con uñas, dientes y el pico del pajarito. Habría sido demasiado cruel y duro despedirse con un 0-0 en casa y ciento siete oportunidades desaprovechadas. Mantiene viva la esperanza el Real Madrid. Ante la falta de método siempre queda el drama.
Esbozos y Rasguños
El Real Madrid ahora mismo es un equipo con serios problemas de identidad. Casi nadie sabe de qué juega realmente
El Real Madrid quiso volver a ganar todo este año cambiando tan solo a Kroos por Mbappé, y esperando que de alguna manera milagrosa no se resintiera el juego de su equipo durante el proceso. Ríete de lo de convertir el agua en vino. … Lo sorprendente es que sorprenda luego lo ocurrido.
Para ganar al ajedrez no puedes pretender que el caballo haga de alfil y que éste, a su vez, sea la torre. Que un peón, de manera puntual, pueda acabar convertido en reina (que es lo que el año pasado sucedió con Joselu) no implica que lo excepcional sea la norma. El talento no se ordena solo. Contra el Arsenal, y durante toda la temporada, el Madrid quiso jugar con el once tipo del año pasado, solo que en lugar de Kroos estaba Mbappé. Y esto, claro, supuso un cortocircuito total porque una cosa son las remontadas y otra bien distinta los milagros.
Y es que el Real Madrid ahora mismo es un equipo con serios problemas de identidad. Casi nadie sabe de qué juega realmente. Camavinga, Valverde y Tchouaméni, jugadores llamados precisamente a intentar restablecer el orden y el equilibrio tras la marcha de Kroos, se ven obligados a ocupar cada jornada un puesto diferente, intentando taponar las continuas fugas de agua de una defensa de supervivencia. Brahim, Endrick y Güler, más allá de su condición de suplentes, no tienen claro lo que se espera de ellos cuando salen. Hay piezas complementarias elevadas a la categoría de esenciales (Lucas, Alaba o incluso Ceballos). Y, sobre todo, hay desorden y confusión.
No son pocas las voces clamando este año que los jugadores del Madrid han sido conformistas. No comparto esta teoría de la «tripa llena». Sí creo que han querido, otra cosa es que hayan podido. Se les acusa de no correr lo suficiente cuando el problema principal es que nunca han sabido muy bien hacia dónde hacerlo, qué zonas del campo ocupar y cómo moverse sin balón puesto que hay unas posiciones duplicadas y otras descuidadas. Y nada cansa más que correr sin rumbo claro. A este Madrid le sobra coraje y le falta protocolo.
Con el soberbio gol de Valverde en el descuento, el Madrid se aferra a la Liga con uñas, dientes y el pico del pajarito. Habría sido demasiado cruel y duro despedirse con un 0-0 en casa y ciento siete oportunidades desaprovechadas. Mantiene viva la esperanza el Real Madrid. Ante la falta de método siempre queda el drama.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de deportes