Muere el polémico entrenador de Nadia Comaneci, acusado de dureza extrema y de silenciar abusos sexuales

«Fue un hombre cuya influencia en mi vida y en el deporte de la gimnasia de élite es innegablemente significativa. Era un individuo complejo, que encarnaba una combinación de fortalezas y defectos que dejaron un impacto duradero en quienes lo rodeaban». Dominique Moceanu , oro olímpico en los Juegos de Atlanta 1996 como integrante del equipo de Estados Unidos, describió con resumida precisión a Bela Karolyi , legendario entrenador fallecido el viernes a los 82 años de edad .Karolyi fue un famoso y controvertido técnico rumano (de origen húngaro) que revolucionó la gimnasia artística mundial. Su primer y gran hito fue guiar a Nadia Comaneci hacia la obtención del primer ‘10 perfecto’ de este deporte en los Juegos de Montreal 1976. En esa cita olímpica, las gimnastas rumanas cosecharon tres oros, dos platas y otros dos bronces.«Un gran impacto e influencia en mi vida. Descanse en paz Bela Karolyi», escribió Comaneci en sus cuentas de las redes sociales X (antes Twitter) e Instagram, donde adjuntó varias fotos antiguas de ambos. «Hace casi 50 años me dirigió hacia la histórica actuación en Montreal … y eso cambió mi vida para siempre», añadió la famosa exgimnasta rumana.En 1981, Bela y Marta, su mujer, también entrenadora, abandonaron Rumanía y desertaron a Estados Unidos. Abrieron un centro de entrenamiento en Texas y se hicieron cargo de la dirección técnica de la selección norteamericana. Karolyi fue pieza clave en la transformación de la gimnasia artística de élite del país. Convirtió a sus equipos en formaciones poderosas capaces de dominar en los grandes eventos de este deporte, pero su figura se tiñó de polémica a medida que se fueron conociendo los detalles de sus cuestionables y más que estrictos métodos.Con los Karolyi al mando, las horas de entrenamiento y el rigor físico de las sesiones se duplicaron. Las que no podían aguantar ese ritmo no eran dignas de pertenecer a la élite, les trasladaban a las deportistas. La escenificación del éxito y del espartano camino para llegar a él quedaron grabados en los Juegos de Atlanta 96, cuando Kerri Strug, lesionada, fue obligada a competir en la prueba por equipos. «Vamos, vamos, tú puedes hacerlo» , le insistió el que entonces era famoso y admirado entrenador de prominente bigote a aquella jovencita de 18 años. Estados Unidos ganó la medalla de oro, pero tras completar el ejercicio, Kerri se desplomó sobre el suelo rabiando de dolor. Tenía los ligamentos del tobillo rotos. Bela Karolyi, sonriente y satisfecho, se acercó a ella y se la llevó en brazos hacia el vestuario, en una foto que dio la vuelta al mundo.Nueve campeonas olímpicas, 15 campeonas mundiales, 16 medallistas europeas y seis campeonas nacionales de Estados Unidos pasaron por la manos del dúo Karolyi. Bela ingresó en el Salón de la Fama de la Gimnasia Internacional en 1997, y él y Marta hicieron lo propio en el Salón de la Fama de la Gimnasia de Estados Unidos en 2000.Sin embargo, con el fin de siglo, varias gimnastas perdieron el miedo a hablar y desvelaron detalles espeluznantes de lo que sucedía durante aquellas interminables jornadas de entrenamiento. No podían pedir permiso para ir al baño y si hablaban o sonreían durante los ejercicios recibían miradas de reprobación y broncas por parte de la pareja de técnicos rumanos. «Era casi como ir a la cárcel, así se sentía. Un día, en el gimnasio, ella me agarró los glúteos y me dijo que tenía que reducirlos», contó Jeanette Antolin , ex gimnasta del equipo americano.Esa denuncia de vejación física fue un indicio de la escandalosa ola de delitos cometidos por Larry Nassar , médico de la Federación de Gimnasia de Estados Unidos, que saldrían a la luz poco después. En enero de 2018, Nassar fue condenado a 175 años de cárcel por haber abusado sexualmente de menores y mujeres, muchas de ellas gimnastas del equipo olímpico.Nassar había participado en la preparación de cuatro ediciones de los Juegos Olímpicos, desde finales de la década de 1980 hasta julio de 2015, cuando fue despedido. Durante el juicio, las decenas de afectadas relataron que el doctor abusó de ellas bajo el engaño de que tenía que llevar a cabo tratamientos médicos necesarios para la práctica deportiva o para recuperarse de alguna lesión. Más de una docena de exgimnastas declararon que la cultura opresiva impuesta por los Karolyi permitió aquel comportamiento impune de Nassar. «Fue un hombre cuya influencia en mi vida y en el deporte de la gimnasia de élite es innegablemente significativa. Era un individuo complejo, que encarnaba una combinación de fortalezas y defectos que dejaron un impacto duradero en quienes lo rodeaban». Dominique Moceanu , oro olímpico en los Juegos de Atlanta 1996 como integrante del equipo de Estados Unidos, describió con resumida precisión a Bela Karolyi , legendario entrenador fallecido el viernes a los 82 años de edad .Karolyi fue un famoso y controvertido técnico rumano (de origen húngaro) que revolucionó la gimnasia artística mundial. Su primer y gran hito fue guiar a Nadia Comaneci hacia la obtención del primer ‘10 perfecto’ de este deporte en los Juegos de Montreal 1976. En esa cita olímpica, las gimnastas rumanas cosecharon tres oros, dos platas y otros dos bronces.«Un gran impacto e influencia en mi vida. Descanse en paz Bela Karolyi», escribió Comaneci en sus cuentas de las redes sociales X (antes Twitter) e Instagram, donde adjuntó varias fotos antiguas de ambos. «Hace casi 50 años me dirigió hacia la histórica actuación en Montreal … y eso cambió mi vida para siempre», añadió la famosa exgimnasta rumana.En 1981, Bela y Marta, su mujer, también entrenadora, abandonaron Rumanía y desertaron a Estados Unidos. Abrieron un centro de entrenamiento en Texas y se hicieron cargo de la dirección técnica de la selección norteamericana. Karolyi fue pieza clave en la transformación de la gimnasia artística de élite del país. Convirtió a sus equipos en formaciones poderosas capaces de dominar en los grandes eventos de este deporte, pero su figura se tiñó de polémica a medida que se fueron conociendo los detalles de sus cuestionables y más que estrictos métodos.Con los Karolyi al mando, las horas de entrenamiento y el rigor físico de las sesiones se duplicaron. Las que no podían aguantar ese ritmo no eran dignas de pertenecer a la élite, les trasladaban a las deportistas. La escenificación del éxito y del espartano camino para llegar a él quedaron grabados en los Juegos de Atlanta 96, cuando Kerri Strug, lesionada, fue obligada a competir en la prueba por equipos. «Vamos, vamos, tú puedes hacerlo» , le insistió el que entonces era famoso y admirado entrenador de prominente bigote a aquella jovencita de 18 años. Estados Unidos ganó la medalla de oro, pero tras completar el ejercicio, Kerri se desplomó sobre el suelo rabiando de dolor. Tenía los ligamentos del tobillo rotos. Bela Karolyi, sonriente y satisfecho, se acercó a ella y se la llevó en brazos hacia el vestuario, en una foto que dio la vuelta al mundo.Nueve campeonas olímpicas, 15 campeonas mundiales, 16 medallistas europeas y seis campeonas nacionales de Estados Unidos pasaron por la manos del dúo Karolyi. Bela ingresó en el Salón de la Fama de la Gimnasia Internacional en 1997, y él y Marta hicieron lo propio en el Salón de la Fama de la Gimnasia de Estados Unidos en 2000.Sin embargo, con el fin de siglo, varias gimnastas perdieron el miedo a hablar y desvelaron detalles espeluznantes de lo que sucedía durante aquellas interminables jornadas de entrenamiento. No podían pedir permiso para ir al baño y si hablaban o sonreían durante los ejercicios recibían miradas de reprobación y broncas por parte de la pareja de técnicos rumanos. «Era casi como ir a la cárcel, así se sentía. Un día, en el gimnasio, ella me agarró los glúteos y me dijo que tenía que reducirlos», contó Jeanette Antolin , ex gimnasta del equipo americano.Esa denuncia de vejación física fue un indicio de la escandalosa ola de delitos cometidos por Larry Nassar , médico de la Federación de Gimnasia de Estados Unidos, que saldrían a la luz poco después. En enero de 2018, Nassar fue condenado a 175 años de cárcel por haber abusado sexualmente de menores y mujeres, muchas de ellas gimnastas del equipo olímpico.Nassar había participado en la preparación de cuatro ediciones de los Juegos Olímpicos, desde finales de la década de 1980 hasta julio de 2015, cuando fue despedido. Durante el juicio, las decenas de afectadas relataron que el doctor abusó de ellas bajo el engaño de que tenía que llevar a cabo tratamientos médicos necesarios para la práctica deportiva o para recuperarse de alguna lesión. Más de una docena de exgimnastas declararon que la cultura opresiva impuesta por los Karolyi permitió aquel comportamiento impune de Nassar.  

Bela Karolyi, rumano de origen húngaro, falleció a los 82 años

Bela Karolyi leva en brazos a la estadounidense Mary Lou Retton en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84 AFP

«Fue un hombre cuya influencia en mi vida y en el deporte de la gimnasia de élite es innegablemente significativa. Era un individuo complejo, que encarnaba una combinación de fortalezas y defectos que dejaron un impacto duradero en quienes lo rodeaban». Dominique Moceanu, oro olímpico en los Juegos de Atlanta 1996 como integrante del equipo de Estados Unidos, describió con resumida precisión a Bela Karolyi, legendario entrenador fallecido el viernes a los 82 años de edad.

Karolyi fue un famoso y controvertido técnico rumano (de origen húngaro) que revolucionó la gimnasia artística mundial. Su primer y gran hito fue guiar a Nadia Comaneci hacia la obtención del primer ‘10 perfecto’ de este deporte en los Juegos de Montreal 1976. En esa cita olímpica, las gimnastas rumanas cosecharon tres oros, dos platas y otros dos bronces.

«Un gran impacto e influencia en mi vida. Descanse en paz Bela Karolyi», escribió Comaneci en sus cuentas de las redes sociales X (antes Twitter) e Instagram, donde adjuntó varias fotos antiguas de ambos. «Hace casi 50 años me dirigió hacia la histórica actuación en Montreal… y eso cambió mi vida para siempre», añadió la famosa exgimnasta rumana.

En 1981, Bela y Marta, su mujer, también entrenadora, abandonaron Rumanía y desertaron a Estados Unidos. Abrieron un centro de entrenamiento en Texas y se hicieron cargo de la dirección técnica de la selección norteamericana. Karolyi fue pieza clave en la transformación de la gimnasia artística de élite del país. Convirtió a sus equipos en formaciones poderosas capaces de dominar en los grandes eventos de este deporte, pero su figura se tiñó de polémica a medida que se fueron conociendo los detalles de sus cuestionables y más que estrictos métodos.

Con los Karolyi al mando, las horas de entrenamiento y el rigor físico de las sesiones se duplicaron. Las que no podían aguantar ese ritmo no eran dignas de pertenecer a la élite, les trasladaban a las deportistas.

La escenificación del éxito y del espartano camino para llegar a él quedaron grabados en los Juegos de Atlanta 96, cuando Kerri Strug, lesionada, fue obligada a competir en la prueba por equipos. «Vamos, vamos, tú puedes hacerlo», le insistió el que entonces era famoso y admirado entrenador de prominente bigote a aquella jovencita de 18 años. Estados Unidos ganó la medalla de oro, pero tras completar el ejercicio, Kerri se desplomó sobre el suelo rabiando de dolor. Tenía los ligamentos del tobillo rotos. Bela Karolyi, sonriente y satisfecho, se acercó a ella y se la llevó en brazos hacia el vestuario, en una foto que dio la vuelta al mundo.

Nueve campeonas olímpicas, 15 campeonas mundiales, 16 medallistas europeas y seis campeonas nacionales de Estados Unidos pasaron por la manos del dúo Karolyi. Bela ingresó en el Salón de la Fama de la Gimnasia Internacional en 1997, y él y Marta hicieron lo propio en el Salón de la Fama de la Gimnasia de Estados Unidos en 2000.

Sin embargo, con el fin de siglo, varias gimnastas perdieron el miedo a hablar y desvelaron detalles espeluznantes de lo que sucedía durante aquellas interminables jornadas de entrenamiento. No podían pedir permiso para ir al baño y si hablaban o sonreían durante los ejercicios recibían miradas de reprobación y broncas por parte de la pareja de técnicos rumanos. «Era casi como ir a la cárcel, así se sentía. Un día, en el gimnasio, ella me agarró los glúteos y me dijo que tenía que reducirlos», contó Jeanette Antolin, ex gimnasta del equipo americano.

Esa denuncia de vejación física fue un indicio de la escandalosa ola de delitos cometidos por Larry Nassar, médico de la Federación de Gimnasia de Estados Unidos, que saldrían a la luz poco después. En enero de 2018, Nassar fue condenado a 175 años de cárcel por haber abusado sexualmente de menores y mujeres, muchas de ellas gimnastas del equipo olímpico.

Nassar había participado en la preparación de cuatro ediciones de los Juegos Olímpicos, desde finales de la década de 1980 hasta julio de 2015, cuando fue despedido. Durante el juicio, las decenas de afectadas relataron que el doctor abusó de ellas bajo el engaño de que tenía que llevar a cabo tratamientos médicos necesarios para la práctica deportiva o para recuperarse de alguna lesión. Más de una docena de exgimnastas declararon que la cultura opresiva impuesta por los Karolyi permitió aquel comportamiento impune de Nassar.

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