Cada vez más jóvenes huyen de la sustancia estimulante del café, pero no dejan de reunirse en los centenares de sitios cuquis que se han abierto en los últimos tiempos: así han modificado sus cartas Cada vez más jóvenes huyen de la sustancia estimulante del café, pero no dejan de reunirse en los centenares de sitios cuquis que se han abierto en los últimos tiempos: así han modificado sus cartas
El café no pasa de moda. Desde que en el siglo XVIII surcó el Mediterráneo para llegar de África a nuestro país, la infusión destilada … de estos aromáticos granos no ha parado de popularizarse hasta convertirse en la bebida caliente por excelencia. Ahora, de hecho, vuelve a ser de lo más ‘cool’ gracias a los centenares de cafeterías de especialidad que se han abierto en todo el mundo. Sin embargo, la cafeína, ese componente excitante intrínseco al brebaje, ha perdido adeptos. ¿Qué beben entonces quienes llenan esos locales tan cuquis?
La cifra
100
mg
de cafeína tiene una taza de café normal. El té tiene entre 30 y 70 en función de su variedad.
La pérdida de popularidad de esta sustancia no conoce edades. Muchos jóvenes amantes del café prefieren dejar de lado sus propiedades estimulantes por los riesgos y afecciones que conlleva: acelera el ritmo cardíaco y puede causar insomnio, ansiedad y malestares digestivos. Aunque no todo es tan malo en ella. Cuando se ingiere «no sólo tomas cafeína, también antioxidantes, compuestos fenólicos y minerales», explica el cardiólogo José Abellán. De hecho, la bebida es una gran fuente de antioxidantes que reduce el daño celular, el envejecimiento prematuro y se asocia a menor riesgo de enfermedades crónicas y problemas cardiovasculares. La cafeína también ayuda a mantenerse despierto, mejora la concentración y favorece un estado de ánimo positivo.
Como en otros casos, lo dañino tiene que ver con la dosis. Una taza de café puede contener cerca de 100 miligramos de cafeína. Hasta dos raciones son beneficiosas para la salud, sobre todo cuando se consumen en las primeras horas del día, pero si este ritual reconfortante se realiza tras el almuerzo nos puede pasar factura. «Las personas que toman café después de comer tienen mayor probabilidad de desarrollar un problema de corazón», señala el especialista.
Pese a esto, ¿están acaso las cafeterías vacías por las tardes? La respuesta es que no. Estos locales tienen un significado social importante. La gente los visita para relajarse y es un plan muy habitual en las tardes frías y oscuras de invierno. Lo que han hecho aquellos que huyen de la cafeína es buscarse opciones que no les quiten ni el sueño ni la tranquilidad, algo que a su vez ha transformado las cartas de estos negocios, cada vez más largas.
Dos tazas al día y antes del almuerzo es la dósis máxima recomendada
El té siempre ha sido el principal competidor del café. No obstante, estas hierbas también pueden tener un efecto excitante si no se saben elegir. La variedad negra, por ejemplo, tiene entre 30 y 70 mg de cafeína por taza, y la verde, entre 15 y 50. Más sorprendente es el caso del chocolate negro, que puede tener hasta 30 mg por cada onza. Las infusiones son una alternativa mejor que el té o el cacao para aquellos que desean disfrutar de una gustosa taza caliente. El rooibos es la opción que más se asemeja al té negro sin quitar el sueño. De sabor dulce y afrutado, se extrae de las hojas de un arbusto sudafricano, y su versión ‘latte’ –mezclado con leche– ya conquista a las generaciones más jóvenes.
En la carta de muchas cafeterías y teterías, junto al ‘rooibos latte’ se encuentra el té matcha, que se ha vuelto muy popular entre aquellos fanáticos de lo saludable, aunque algo de cafeína tiene: 68 mg por taza. A diferencia de otras bebidas calientes, no es una infusión, sino que se machacan las hojas más tiernas y de mejor calidad del té verde hasta crear un fino polvo que se mezcla con agua o con leche, por lo tanto, se consume la propia hoja y no solamente su extracto. Una taza aporta potentes beneficios antioxidantes.
Matcha y hojicha
La bebida concentrada se puede tomar sola –en la cultura japonesa es muy valorada y la rodea un majestuoso ritual (la ceremonia del té)– pero la principal diferencia es que libera una energía sostenida. Es decir, mientras que los efectos del café pueden sentirse a los pocos minutos de tomarlo y desaparecer repentinamente tras un par de horas, el matcha despierta poco a poco los sentidos y el estado de alerta aparece y se diluye de forma más gradual. Este preciado polvo oliváceo ha cogido fuerza en distintas partes del mundo y se puede encontrar tanto en bebidas como en recetas de postres y dulces.
Otra buena opción baja en cafeína es el hojicha. Se trata de la versión humilde del matcha pero que por su sabor más dulce puede conquistar a más paladares. Las hojas más maduras del té verde se tuestan a temperaturas entre 160 y 220°C y este proceso aporta notas cálidas a nuez, cacao y madera, al mismo tiempo que reduce la cafeína (40 mg por taza). Esta bebida tostada también se disfruta ya en su versión más coctelera con el Hojicha Espresso Martini, una alternativa descafeinada al ya popular Espresso Martini.
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