Puede resultar una perogrullada decir que estamos donde estamos gracias a nuestras madres. Como mínimo, fueron en primer término quienes nos dieron la vida. Pero en el caso de Samu (antes Omorodion porque no quiere que se le recuerde por el nombre del padre; ahora Aghehowa por el amor que profesa a su madre), la preponderancia de su progenitora para que haya llegado donde está hoy es enorme. Edith Aghehowa tuvo el valor de emprender un viaje desde Nigeria a Melilla, embarazada de ocho meses, para que su hijo naciera en España y tuviera un futuro mejor. Aún ni lo sospechaba, pero cumplía así el primer requisito para ser seleccionable con este país.La señora Aghehowa vivió años de sacrificio como madre soltera para sacar adelante a Samu y a su hermana menor , soportando muchas carencias económicas. Esta circunstancia hizo que Samu siempre tuviera esculpido en su cabeza que debía ganarse la vida en el fútbol para poder librar a su madre de tantas precariedades y devolverle los esfuerzos que había realizado por él.Noticias Relacionadas estandar Si Selección española David Raya: «No se lo decía a mis padres, pero en Inglaterra muchas veces lo pasé mal» José Carlos Carabias estandar Si FÚTBOL FEMENINO Alba Redondo: «Una cosa es un patrocinador y otra, los derechos de las mujeres árabes» Daniel Cebreiro Así lo atestigua para ABC su entrenador durante dos años en el juvenil A y en el filial del Granada, Juan Antonio Milla : «Siempre tenía a su madre presente. Lo vivíamos en el día a día. Cuando estaba en el juvenil, decía que quería llegar al filial para tener un mejor salario y poder ayudar a su madre. Y cuando llegó al filial, que a ver si podía tener una oportunidad en el primer equipo, ganar más, y así ayudar a su madre». Samu ficha por el Granada en 2021, con 17 años, y su posición económica todavía era complicada: «Sabíamos de su situación, que lo estaban pasando mal, con carencias económicas, por eso intentábamos estar encima de él, atentos. Pero poder brindar un futuro mejor a su madre ha sido la principal motivación de Samu para seguir mejorando».Esas apreturas las conoció mucho más de cerca Jesús Salmero, que entrenó a Samu en la Agrupación Deportiva Nervión en su etapa de cadete y en su primer año de Juvenil: «El chico siempre nos contaba que su madre se pegaba muchas horas cosiendo para que él pudiera jugar al fútbol. La presidenta en alguna ocasión no le cobraba la cuota del club, le daba primas de cinco euros por cada gol que marcaba… Un día quise dejarle unas botas, porque las suyas se le rompieron y no tenía para comprar otras. Pero ya calzaba un 47 y no le valían… Samu vivía en la Macarena, en la otra punta de Nervión, y muchas veces venía a los entrenamientos andando o en patinete porque no tenía para el bonobús ».Su madre no iba a verloY Salmero define hasta qué punto llegaban las restricciones de su familia con este detalle: «Su madre muy pocas veces venía a verle jugar, porque no era lo mismo pagar un billete de autobús que dos ».Pese a las dificultades, Samu no faltaba a un partido y sobresalía sobre el resto: «Se le caían los goles desde alevines. Era un niño mucho más grande que los demás y parecía descoordinado y torpe. Pero después hacía gol. Siempre jugó con niños por encima de su edad, una categoría más alta, y destacaba».La AD Nervión tiene un acuerdo con Sevilla y Betis , sin embargo nunca quisieron dar el paso de llevarse al melillense. «Siempre decían que como en Andalucía eran tan superiores y todos los equipos se les cerraban, Samu no tenía los suficientes recursos para abrir defensas. Esa siempre fue su excusa», recuerda Salmero. Al todavía imberbe Samu le achacaban que le costaba definir. Y eso fue lo que más trabajaron a su llegada al juvenil del Granada, donde consigue sumar cerca de 30 goles. Así lo explica Milla: «A nivel técnico tenía mucho margen de mejora, pero le hicimos consciente de sus fortalezas. Hacía muchos desmarques para venir en apoyo, pero le hicimos ver que su fortaleza era ir al espacio. Ensayábamos mucho los manos a mano, los remates al primer toque. Y él mismo lo demandaba y ponía mucho de su parte para mejorar».En esta línea, ya en Nervión intentaban pulir sus virtudes: «Buscábamos siempre que atacara el primer palo, porque tenía tanta zancada que siempre se anticipaba». Y con esa factura llegó su primer gol en Primera, precisamente contra el Atlético de Madrid. «Le he visto hacer en Primera lo mismo que con nosotros cuando era niño», asegura el preparador hispalense.Su técnico en el Recreativo Granada, con el que ascendió a Primera RFEF marcando 18 goles, habla de la ambición del jugador: «Cuando le subo al filial con sólo 18 años ya se ve que no le queda grande la camiseta. Se salió y le convocan para el Europeo sub 19 y ya teníamos claro que en el filial le íbamos a ver poco…».Y Salmero se muestra convencido de cuál será su techo: «Puede ser el ‘9’ de la selección muchos años y acabará en la Premier con un traspaso muy gordo. No es el típico futbolista que se obsesiona con querer más dinero o el coche más caro». Samu sólo tenía una obsesión: « Quitar de trabajar a su madre . Y ya lo ha conseguido. Pero no va a parar aquí». Puede resultar una perogrullada decir que estamos donde estamos gracias a nuestras madres. Como mínimo, fueron en primer término quienes nos dieron la vida. Pero en el caso de Samu (antes Omorodion porque no quiere que se le recuerde por el nombre del padre; ahora Aghehowa por el amor que profesa a su madre), la preponderancia de su progenitora para que haya llegado donde está hoy es enorme. Edith Aghehowa tuvo el valor de emprender un viaje desde Nigeria a Melilla, embarazada de ocho meses, para que su hijo naciera en España y tuviera un futuro mejor. Aún ni lo sospechaba, pero cumplía así el primer requisito para ser seleccionable con este país.La señora Aghehowa vivió años de sacrificio como madre soltera para sacar adelante a Samu y a su hermana menor , soportando muchas carencias económicas. Esta circunstancia hizo que Samu siempre tuviera esculpido en su cabeza que debía ganarse la vida en el fútbol para poder librar a su madre de tantas precariedades y devolverle los esfuerzos que había realizado por él.Noticias Relacionadas estandar Si Selección española David Raya: «No se lo decía a mis padres, pero en Inglaterra muchas veces lo pasé mal» José Carlos Carabias estandar Si FÚTBOL FEMENINO Alba Redondo: «Una cosa es un patrocinador y otra, los derechos de las mujeres árabes» Daniel Cebreiro Así lo atestigua para ABC su entrenador durante dos años en el juvenil A y en el filial del Granada, Juan Antonio Milla : «Siempre tenía a su madre presente. Lo vivíamos en el día a día. Cuando estaba en el juvenil, decía que quería llegar al filial para tener un mejor salario y poder ayudar a su madre. Y cuando llegó al filial, que a ver si podía tener una oportunidad en el primer equipo, ganar más, y así ayudar a su madre». Samu ficha por el Granada en 2021, con 17 años, y su posición económica todavía era complicada: «Sabíamos de su situación, que lo estaban pasando mal, con carencias económicas, por eso intentábamos estar encima de él, atentos. Pero poder brindar un futuro mejor a su madre ha sido la principal motivación de Samu para seguir mejorando».Esas apreturas las conoció mucho más de cerca Jesús Salmero, que entrenó a Samu en la Agrupación Deportiva Nervión en su etapa de cadete y en su primer año de Juvenil: «El chico siempre nos contaba que su madre se pegaba muchas horas cosiendo para que él pudiera jugar al fútbol. La presidenta en alguna ocasión no le cobraba la cuota del club, le daba primas de cinco euros por cada gol que marcaba… Un día quise dejarle unas botas, porque las suyas se le rompieron y no tenía para comprar otras. Pero ya calzaba un 47 y no le valían… Samu vivía en la Macarena, en la otra punta de Nervión, y muchas veces venía a los entrenamientos andando o en patinete porque no tenía para el bonobús ».Su madre no iba a verloY Salmero define hasta qué punto llegaban las restricciones de su familia con este detalle: «Su madre muy pocas veces venía a verle jugar, porque no era lo mismo pagar un billete de autobús que dos ».Pese a las dificultades, Samu no faltaba a un partido y sobresalía sobre el resto: «Se le caían los goles desde alevines. Era un niño mucho más grande que los demás y parecía descoordinado y torpe. Pero después hacía gol. Siempre jugó con niños por encima de su edad, una categoría más alta, y destacaba».La AD Nervión tiene un acuerdo con Sevilla y Betis , sin embargo nunca quisieron dar el paso de llevarse al melillense. «Siempre decían que como en Andalucía eran tan superiores y todos los equipos se les cerraban, Samu no tenía los suficientes recursos para abrir defensas. Esa siempre fue su excusa», recuerda Salmero. Al todavía imberbe Samu le achacaban que le costaba definir. Y eso fue lo que más trabajaron a su llegada al juvenil del Granada, donde consigue sumar cerca de 30 goles. Así lo explica Milla: «A nivel técnico tenía mucho margen de mejora, pero le hicimos consciente de sus fortalezas. Hacía muchos desmarques para venir en apoyo, pero le hicimos ver que su fortaleza era ir al espacio. Ensayábamos mucho los manos a mano, los remates al primer toque. Y él mismo lo demandaba y ponía mucho de su parte para mejorar».En esta línea, ya en Nervión intentaban pulir sus virtudes: «Buscábamos siempre que atacara el primer palo, porque tenía tanta zancada que siempre se anticipaba». Y con esa factura llegó su primer gol en Primera, precisamente contra el Atlético de Madrid. «Le he visto hacer en Primera lo mismo que con nosotros cuando era niño», asegura el preparador hispalense.Su técnico en el Recreativo Granada, con el que ascendió a Primera RFEF marcando 18 goles, habla de la ambición del jugador: «Cuando le subo al filial con sólo 18 años ya se ve que no le queda grande la camiseta. Se salió y le convocan para el Europeo sub 19 y ya teníamos claro que en el filial le íbamos a ver poco…».Y Salmero se muestra convencido de cuál será su techo: «Puede ser el ‘9’ de la selección muchos años y acabará en la Premier con un traspaso muy gordo. No es el típico futbolista que se obsesiona con querer más dinero o el coche más caro». Samu sólo tenía una obsesión: « Quitar de trabajar a su madre . Y ya lo ha conseguido. Pero no va a parar aquí».
fútbol | selección
Los técnicos que formaron a Samu en el Nervión y el Granada repasan cómo pulieron a un jugador de «apariencia torpe» que quería compensar de las privaciones que sufrió a su progenitora
Puede resultar una perogrullada decir que estamos donde estamos gracias a nuestras madres. Como mínimo, fueron en primer término quienes nos dieron la vida. Pero en el caso de Samu (antes Omorodion porque no quiere que se le recuerde por el nombre del padre; …
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