Programación de Nochebuena: siempre nos quedará Televisión (¡Española!) 

Una Nochebuena más, la programación televisiva me ha hecho sentir como la niña que fui, ¿por su capacidad para desafiar los límites de la realidad y devolverme la inocencia perdida? No, porque como hace 40 años, por una noche parece que la televisión solo tiene un canal y medio. Televisión (¡Española), —me perdonarán, pero yo ya no puedo decirlo sin el entusiasmo del público de La revuelta— ha vuelto a ser la única que se ha tomado la noche en serio y de nuevo ha echado el resto con Telepasión. Más de 30 años lleva regalándonos un espectáculo que solo se valora de verdad en retrospectiva, cuando la nostalgia le añade valor. Lo pensé viendo el que tal vez sea el último baile televisivo de la recién jubilada María Escario, una de esas periodistas de trayectoria impecable que, como los jugadores cuyas hazañas ha narrado, merecería que se retirase su camiseta. Este año que termina, el ente también dice adiós a Sandra Sutherland, la eterna adolescente de apellido imposible de Pista Libre y Agrosfera, demasiada sangría de talento, aunque el descanso sea merecido. Las ganas que tengo yo de jubilarme y lo triste que me pone que lo hagan los demás.

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Estopa, durante la gala que han grabado para Nochebuena en La 1. Las dos cadenas públicas han sido las únicas que han sudado la camiseta tras el mensaje del Rey. Telecinco y Antena 3 optaron por enlatados y Cuatro por ‘Love Actually’  

Una Nochebuena más, la programación televisiva me ha hecho sentir como la niña que fui, ¿por su capacidad para desafiar los límites de la realidad y devolverme la inocencia perdida? No, porque como hace 40 años, por una noche parece que la televisión solo tiene un canal y medio. Televisión (¡Española), —me perdonarán, pero yo ya no puedo decirlo sin el entusiasmo del público de La revuelta— ha vuelto a ser la única que se ha tomado la noche en serio y de nuevo ha echado el resto con Telepasión. Más de 30 años lleva regalándonos un espectáculo que solo se valora de verdad en retrospectiva, cuando la nostalgia le añade valor. Lo pensé viendo el que tal vez sea el último baile televisivo de la recién jubilada María Escario, una de esas periodistas de trayectoria impecable que, como los jugadores cuyas hazañas ha narrado, merecería que se retirase su camiseta. Este año que termina, el ente también dice adiós a Sandra Sutherland, la eterna adolescente de apellido imposible de Pista Libre y Agrosfera, demasiada sangría de talento, aunque el descanso sea merecido. Las ganas que tengo yo de jubilarme y lo triste que me pone que lo hagan los demás.

Tal vez haya pecado de inocencia la pública al lanzar su mejor baza en la primera actuación de la noche en lugar de esconderla para arañar share, aunque bien mirado, no competía con nadie. Muchos se habrán sumado hoy a la veterana Telepasión por la presencia de Broncano y su troupe. Aparecieron en el arranque del programa y a ritmo de LaLaLoveYou, una intervención brevísima, aunque suficiente para comprobar que no hay nadie en España que disfrute más la vida que Lalachus, la única del equipo que parecía genuinamente entusiasmada por participar en el formato más clásico de la noche.

Quiero creer, y las audiencias lo confirmarán, o no, que el público que hasta este año era reacio a abrazar el clasicismo de TVE y la pasada noche le dio una oportunidad por el debut cantarín de los de La revuelta se quedó disfrutando de Inés Ballester a ritmo del Bailando de Las hermanas Goggi y del reparto de Valle salvaje cantando, qué si no, Potra salvaje. Ese hit que llegamos a aborrecer en verano, y ahora escucharíamos hasta en versión dodecafónica con tal de que no volviese a sonar ni una vez más Burrito sabanero. Y como TVE lo mismo baja a las cabañas que sube a los palacios, así como le llena las arcas a Isabel Aaiún también se marca una versión orquestal despampanante de Somebody to love. Telepasión es tan terriblemente hortera y camp como imprescindible.

Habrá quien hoy, a falta de competencia de fuste, haya hecho parada en La 2 y se haya encontrado a Marc Giró con su burbujo y su cuñado cantando en pitufo con Ana Belén y luchando a golpe de espada láser con Karla Sofía Gascón, la entrevistada más impredecible de la temporada. No se han molestado demasiado en fingirse navideños ni diferidos, pero se agradece la intención porque al Late Xou se le perdona todo.

También le perdonamos a TVE que siga aferrada a la fórmula de las dos actuaciones musicales si eso implica escuchar el repertorio de Rosario Flores y ver a Estopa, probablemente las dos personas más majas de España, arrejuntándose con Grison y Paul Thin, porque los de Cornellá saben ampliar su base de fans sin defraudar a los que llevan a su lado desde antes de que tuvieran un siniestro con un Seat Panda.

Estopa, durante la gala que han grabado para Nochebuena en La 1.
Estopa, durante la gala que han grabado para Nochebuena en La 1.

Las dos cadenas públicas han sido las únicas que han sudado la camiseta tras el mensaje del Rey. Telecinco ha vuelto a repetir por enésima vez Nochebuena contigo, su enlatado de actuaciones musicales, esas que graba a granel entre las pausas dramáticas de Bárbara Rey, que de nuevo ha sido conducido por Verónica Dulanto y Christian Gálvez, esta vez con gafas para que notemos que ha pasado el tiempo y que no estamos viendo exactamente el mismo espacio de 2023. Nos creemos si Mediaset nos dice que este programa se ha grabado este año, pero lo mismo podría ser el del pasado o el del próximo y no le importaría a nadie, y menos a ellos mismos.

Idéntico desinterés muestra Antena 3 que volvió a apostar por un pupurri de Tu cara me suena y Lo mejor de cada casa, un espacio que ellos definen como “una selección con las imágenes más divertidas, impactantes y sorprendentes de las cadenas del grupo en 2024″, algo que es rigurosamente falso. Impactante y sorprendente habría sido, por ejemplo, escuchar a Juan del Val dando una opinión sensata o a Miguel Lago teniendo gracia y doy fe de que eso no ha pasado.

El espíritu navideño de Mediaset se ha limitado a Cuatro que ha reunido el combo romántico ideal programando la imprescindible Love Actually, que a esas horas nos pilló tan achispados como para que pudiésemos seguir pasando por alto la extrema toxicidad de sus relaciones, pero lo suficiente alerta para saltarnos el momento en el que Emma Thompson descubre la infidelidad de Alan Rickman — ya hay demasiada tristeza en la vida sin tener que volver a ver a Thompson llorar mientras suena Both Sides Now— y The Holiday (Vacaciones), otro clásico moderno en el que Hollywood emparejó a Kate Winslet con Jack Black sin que la protagonista de Titanic despidiese a su agente a latigazos.

La Sexta, como es de los que te felicitan el solsticio de invierno, se ha decantado por Mula de Clint Eastwood, y que nadie piense en el equino que desinteresadamente aportó calor en el portal de Belén, no, esta mula es un octogenario en quiebra que acepta transportar drogas para un cártel mexicano. Y por si a alguien le quedaba cierta alegría de vivir, completaron la noche con Más allá del deber, la historia de un policía que accidentalmente deja paralítico a su compañero. Hay noches en las que los programadores televisivos hacen añorar la carta de ajuste.

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