No iba armado con ninguna cabeza nuclear, pero el Kremlin manda así una respuesta a Ucrania y sus aliados occidentales Leer No iba armado con ninguna cabeza nuclear, pero el Kremlin manda así una respuesta a Ucrania y sus aliados occidentales Leer
Rusia ha usado un «nuevo misil balístico» por primera vez en la historia, según Kiev. Aunque no iba armado con ninguna cabeza nuclear, que es exactamente el cometido para el que fue diseñado, el Kremlin ha querido así mandar una respuesta política a Ucrania y sus aliados occidentales y al uso contra suelo ruso de misiles producidos por EEUU, Francia y Reino Unido.
El Kremlin eligió para ello el RS-26 Rubezh, uno de los más experimentales artefactos de la triada nuclear rusa, pero Putin se refirió a él como «Oreshnik». En teoría, tras probarlo en 2011 con un accidente, sí consiguió un vuelo exitoso en una prueba en 2012 al dar en el blanco tras recorrer 6.000 kilómetros. En teoría su desarrollo aún no estaba completado, por lo que el lanzamiento contra la ciudad ucraniana de Dnipro confirma que ya se encuentra integrado y disponible para las fuerzas rusas. El poder simbólico del objetivo no es casual, ya que Dnipro, una ciudad de casi un millón de personas, fue en tiempos soviéticos la capital de la industria de los misiles y, por tanto, una población vetada a los extranjeros.
El lanzamiento supone un aviso para Kiev y Washington, pero al ser el primero de esta categoría contra un objetivo en guerra, ofrecerá a Occidente la posibilidad de acceder a sus secretos a partir de los restos que han quedado en el edificio destruido en Dnipro. Este tipo de misiles , que pesan 50 toneladas, suelen enseñarse, como demostración de fuerza, en los clásicos desfiles de la Plaza Roja durante el llamado ‘Día de la victoria’.
Aún no está claro si el misil, del tamaño de un camión cisterna, llevaba una cabeza explosiva convencional con seis ojivas independientes o lo que se llama dummyhead, o sea, que iba con una cabeza de prueba y, por tanto, inerte, aunque debido a su tamaño y a su caída sobre una población civil supone riesgo enorme.
El misil salió de la región de Astrakán, en el Cáucaso, y más allá del aviso nuclear que significa su lanzamiento, no tiene sentido militar lanzar un misil intercontinental tan cerca. El Rubezh está diseñado para alcanzar el oeste de Europa con un rango de unos 6.000 kilómetros, es decir, tiene un rango intermedio. Durante esta invasión, Rusia ha usado otras armas también capaces de llevar cabezas nucleares, como los misiles Iskander y Kinzhal, habituales en ciudades como Kiev, Járkiv o Dnipro.
¿Puede esto cambiar el desarrollo de la invasión? Difícilmente. Putin de momento no ha iniciado ninguna escalada atómica, tan sólo doctrinal y declarativa, y tampoco el lanzamiento de este misil supone comenzarla. Primero debe poner en alerta todo el personal de su triada nuclear, mover sus armas de los arsenales, hacer una prueba en algún lugar despoblado…
¿Contestará Ucrania al lanzamiento? Tampoco parece probable que Kiev tenga un naipe bajo la manga, al margen de seguir usando sus misiles occidentales de manera limitada, que es para lo que tiene permiso, haga lo que haga Rusia. Después del lanzamiento, la portavoz de Exteriores, María Zajarova, pareció teatralizar un momento de tensión al recibir una llamada en plena rueda de prensa en la que se escucha a su interlocutor decir que no diga nada del misil: «Masha, acerca del ataque con misil balístico del que los medios occidentales hablan, nosotros no comentamos».
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