Ritos de paso

Endrick ya sabe lo que es el Coliseum. Su primera noche como titular en Liga fue para recordar. Sobre todo por los moratones con los que probablemente amanezca hoy. Los aborígenes australianos tienen rituales de paso como el walkabout, por el que los adolescentes de la tribu pasan semanas solos por el desierto como prueba de madurez física y espiritual. Ayer algo parecido le tocó vivir al joven Endrick. Y es que un partido ante el Getafe de Bordalás te convalida por un año de fogueo cedido en la liga búlgara. Esto es fútbol, Papá. Se va a ir a la cama esta noche Endrick en su casa y todavía Domingos Duarte, que bien podría ser primo de Pascual por aquello del tremendismo, le va a soltar una colleja cuando se agache a enjuagarse la boca mientras se lava los dientes.El Madrid, para variar, sufrió para poder sacar los tres puntos. No jugó del todo mal, pero cuando no es una cosa al final es la otra. Estuvo en el descuento a punto perder el título de haber llegado a entrar un taconazo a bocajarro de Peter Federico, canterano madridista. Habría sido ya de 13, Rúe del Percebe. El partido se resolvió con un bonito gol de Arda Güler. El turco sigue ofreciendo de vez en cuando esos chispazos de calidad que es de lo poco que realmente ilusiona al madridismo de un tiempo a esta parte. Es entendible la creciente frustración por el juego del Madrid este año. Los partidos se hacen difíciles de ver. Me cuestan a veces hasta a mí, que siempre me he caracterizado por ver la belleza allá donde nadie la encuentra, como en el arcoíris que se forma en un charco de gasolina o en un doble pivote compuesto por Emerson y Diarra.Ancelotti reservó a varias piezas importantes de cara a la final de Copa. Poco se sabe del estado de Mbappé. Dicen que llegará sin problemas, pero es difícil pensar que lo hará en plenitud de condiciones tras dos partidos parado y un esguince mediante. La pregunta incómoda que nadie se atreve a plantear es si merece ser titular el sábado. Cierto es que ha marcado una veintena de goles en Liga, pero su rendimiento ha sido muy irregular. Nunca es buena idea forzar a un jugador, por muy bueno que sea. No tendría que ser ninguna locura que pudiesen jugar Brahim o Arda de titulares tan solo por el hecho de que llegan con algo más de ritmo, que es lo que siempre ha faltado este año contra el Barça. Pero tal vez este haya sido el principal problema durante todo este año: jugadores que tienen que estar en el once por decreto, independientemente de su rendimiento, estado de ánimo o punto físico. Pero quién sabe. A Modric hace dos años por lo visto lo trataron con placenta de una yegua (o una pseudoterapia similar de una misteriosa curandera de dudosa procedencia) para poder llegar a la final de la Copa del Rey, y terminó siendo el croata clave para levantar la Copa del Rey ante Osasuna. No sé si quedará un táper para Mbappé por Valdebebas. Endrick ya sabe lo que es el Coliseum. Su primera noche como titular en Liga fue para recordar. Sobre todo por los moratones con los que probablemente amanezca hoy. Los aborígenes australianos tienen rituales de paso como el walkabout, por el que los adolescentes de la tribu pasan semanas solos por el desierto como prueba de madurez física y espiritual. Ayer algo parecido le tocó vivir al joven Endrick. Y es que un partido ante el Getafe de Bordalás te convalida por un año de fogueo cedido en la liga búlgara. Esto es fútbol, Papá. Se va a ir a la cama esta noche Endrick en su casa y todavía Domingos Duarte, que bien podría ser primo de Pascual por aquello del tremendismo, le va a soltar una colleja cuando se agache a enjuagarse la boca mientras se lava los dientes.El Madrid, para variar, sufrió para poder sacar los tres puntos. No jugó del todo mal, pero cuando no es una cosa al final es la otra. Estuvo en el descuento a punto perder el título de haber llegado a entrar un taconazo a bocajarro de Peter Federico, canterano madridista. Habría sido ya de 13, Rúe del Percebe. El partido se resolvió con un bonito gol de Arda Güler. El turco sigue ofreciendo de vez en cuando esos chispazos de calidad que es de lo poco que realmente ilusiona al madridismo de un tiempo a esta parte. Es entendible la creciente frustración por el juego del Madrid este año. Los partidos se hacen difíciles de ver. Me cuestan a veces hasta a mí, que siempre me he caracterizado por ver la belleza allá donde nadie la encuentra, como en el arcoíris que se forma en un charco de gasolina o en un doble pivote compuesto por Emerson y Diarra.Ancelotti reservó a varias piezas importantes de cara a la final de Copa. Poco se sabe del estado de Mbappé. Dicen que llegará sin problemas, pero es difícil pensar que lo hará en plenitud de condiciones tras dos partidos parado y un esguince mediante. La pregunta incómoda que nadie se atreve a plantear es si merece ser titular el sábado. Cierto es que ha marcado una veintena de goles en Liga, pero su rendimiento ha sido muy irregular. Nunca es buena idea forzar a un jugador, por muy bueno que sea. No tendría que ser ninguna locura que pudiesen jugar Brahim o Arda de titulares tan solo por el hecho de que llegan con algo más de ritmo, que es lo que siempre ha faltado este año contra el Barça. Pero tal vez este haya sido el principal problema durante todo este año: jugadores que tienen que estar en el once por decreto, independientemente de su rendimiento, estado de ánimo o punto físico. Pero quién sabe. A Modric hace dos años por lo visto lo trataron con placenta de una yegua (o una pseudoterapia similar de una misteriosa curandera de dudosa procedencia) para poder llegar a la final de la Copa del Rey, y terminó siendo el croata clave para levantar la Copa del Rey ante Osasuna. No sé si quedará un táper para Mbappé por Valdebebas.  

ESBOZOS Y RASGUÑOS

El Madrid, para variar, sufrió para poder sacar los tres puntos

Endrick ya sabe lo que es el Coliseum. Su primera noche como titular en Liga fue para recordar. Sobre todo por los moratones con los que probablemente amanezca hoy. Los aborígenes australianos tienen rituales de paso como el walkabout, por el que los adolescentes de … la tribu pasan semanas solos por el desierto como prueba de madurez física y espiritual. Ayer algo parecido le tocó vivir al joven Endrick. Y es que un partido ante el Getafe de Bordalás te convalida por un año de fogueo cedido en la liga búlgara. Esto es fútbol, Papá. Se va a ir a la cama esta noche Endrick en su casa y todavía Domingos Duarte, que bien podría ser primo de Pascual por aquello del tremendismo, le va a soltar una colleja cuando se agache a enjuagarse la boca mientras se lava los dientes.

El Madrid, para variar, sufrió para poder sacar los tres puntos. No jugó del todo mal, pero cuando no es una cosa al final es la otra. Estuvo en el descuento a punto perder el título de haber llegado a entrar un taconazo a bocajarro de Peter Federico, canterano madridista. Habría sido ya de 13, Rúe del Percebe.

El partido se resolvió con un bonito gol de Arda Güler. El turco sigue ofreciendo de vez en cuando esos chispazos de calidad que es de lo poco que realmente ilusiona al madridismo de un tiempo a esta parte. Es entendible la creciente frustración por el juego del Madrid este año. Los partidos se hacen difíciles de ver. Me cuestan a veces hasta a mí, que siempre me he caracterizado por ver la belleza allá donde nadie la encuentra, como en el arcoíris que se forma en un charco de gasolina o en un doble pivote compuesto por Emerson y Diarra.

Ancelotti reservó a varias piezas importantes de cara a la final de Copa. Poco se sabe del estado de Mbappé. Dicen que llegará sin problemas, pero es difícil pensar que lo hará en plenitud de condiciones tras dos partidos parado y un esguince mediante. La pregunta incómoda que nadie se atreve a plantear es si merece ser titular el sábado. Cierto es que ha marcado una veintena de goles en Liga, pero su rendimiento ha sido muy irregular. Nunca es buena idea forzar a un jugador, por muy bueno que sea. No tendría que ser ninguna locura que pudiesen jugar Brahim o Arda de titulares tan solo por el hecho de que llegan con algo más de ritmo, que es lo que siempre ha faltado este año contra el Barça. Pero tal vez este haya sido el principal problema durante todo este año: jugadores que tienen que estar en el once por decreto, independientemente de su rendimiento, estado de ánimo o punto físico.

Pero quién sabe. A Modric hace dos años por lo visto lo trataron con placenta de una yegua (o una pseudoterapia similar de una misteriosa curandera de dudosa procedencia) para poder llegar a la final de la Copa del Rey, y terminó siendo el croata clave para levantar la Copa del Rey ante Osasuna. No sé si quedará un táper para Mbappé por Valdebebas.

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